jueves, 31 de marzo de 2016

KO a las Drogas: Legado de Gilberto Mendoza

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CARLOS TABLANTE

Ante la pregunta: ¿Es posible o no recuperar los bienes robados por la corrupción?, la respuesta es: sí, es posible.
La motivación y la esperanza necesarias, con un adecuado manejo de las expectativas, fueron transmitidas la semana pasada por el abogado peruano-suizo, Oscar Solórzano, quien trabaja en el Centro Internacional para la Recuperación de Activos del Instituto de Gobernanza de Basilea. Vino para participar en el foro “Perspectivas para la recuperación de activos de Venezuela”, organizado por la Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional y al conversatorio convocado por el medio digital CuentasClarasDigital.org, especializado en el tema de los delitos financieros y la prevención de la legitimación de capitales.
Se trata de un reconocido especialista, quien ha asesorado exitosos procesos de recuperación de bienes, no solo en Perú, sino también en muchos otros Estados.
Con un marcado énfasis didáctico nos llevó a conocer cada paso para alcanzar el propósito de devolverle a los venezolanos, lo que les quitó el gran saqueo de las arcas públicas durante los últimos 17 años.
Aunque se trata de un proceso complejo, donde es necesaria una amplia participación de los órganos de administración de justicia y de gobierno, así como la cooperación internacional, no es una tarea imposible.
Sin embargo, en la actual y difícil circunstancia que vive nuestro país, no podemos contar para esta tarea con un poder judicial avasallado por los designios de Nicolás Maduro. Otro importante obstáculo es la presencia de muchos de los grandes saqueadores del patrimonio de los venezolanos en el gobierno. Se trata de una barrera que es necesario derribar con los procesos democráticos que han sido planteados por fracción de la Unidad en la Asamblea Nacional.
Con toda seguridad llegaremos a ejecutar los procedimientos necesarios para la recuperación de los bienes de la corrupción. Será un proceso imparable. Se cumplirá hasta que el dinero robado a los venezolanos regrese a nuestro país, para invertirlo en obras y servicios dirigidos a mejorar las condiciones de vida de todos, actualmente atropelladas a consecuencia del gran saqueo.
Lo más importante es que en Venezuela está en curso una etapa de preparación y formación para iniciar los procesos legales necesarios que permitan devolverle a los venezolanos los derechos humanos arrebatados por la corrupción, con una determinante incidencia en la crisis de servicios básicos, de salud y alimentación, entre otros.
Para Oscar Solórzano, en Venezuela se adelanta una fase inédita, porque en otros países este proceso se ha iniciado una vez alcanzado los cambios determinantes en los poderes públicos del Estado, y como todos sabemos, en Venezuela eso no ha ocurrido hasta ahora, salvo en el Poder Legislativo, donde la Comisión Permanente de Contraloría está dedicada a la investigación y el análisis jurídico que permita elaborar los proyectos de leyes necesarias para actuar en la recuperación de los recursos robados.
Este proceso también requerirá de muchas iniciativas y de un manejo adecuado de las expectativas, dado que, a partir de la aprobación de Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, el marco jurídico internacional es referencial. Uno de los aspectos destacados durante la disertación del experto internacional es la inexistencia de un procedimiento estándar. Existe un mandato del derecho internacional, con ciertas condiciones que deben ser cumplidas por los Estados Víctimas y que obligan de manera vinculante a los Estados requeridos.
El Estado víctima, ergo, Venezuela, donde se ha cometido el gran saqueo de fondos públicos, y el Estado requerido, donde altos funcionarios del gobierno venezolano y sus cómplices necesarios en el sector privado, han abierto cuentas con dineros de la corrupción, depositados en instituciones financieras de otros países y por lo tanto, ubicados. Algunos ejemplos: BPA del Principado de Andorra, y sus filiales en Panamá y España, el HSBC y otros bancos en Suiza, bancos de Panamá, incluso de Estados Unidos, donde fueron colocados millones de dólares facturados con importaciones ficticias, como el caso del SUCRE (Sistema Unitario de Compensación Regional). Además, el producto de los sobornos en Pdvsa relacionado con los empresarios Roberto Rincón, Abraham Shiera y los cuatro funcionarios de Pdvsa, ya confesos y obligados por las autoridades judiciales de EEUU a devolver lo robado.
Para que regresen a Venezuela los bienes saqueados, necesitamos dos condiciones básicas: la cooperación jurídica internacional y otra, que no la mencionó el experto, pero sí nosotros: un cambio de gobierno, porque definitivamente es posible recuperar los bienes de la corrupción, cuando existe un Estado de Derecho y una verdadera voluntad política. Juntos, lo lograremos.






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El chavismo sin Chávez. La deriva de un populismo sin carisma

NELLY ARENAS

 NUEVA SOCIEDAD


Antes de su fallecimiento, en marzo de 2013, Hugo Chávez nombró a Nicolás Maduro como su sucesor y heredero de su legado. De origen popular, este ex-sindicalista y canciller no logró, sin embargo, reproducir el liderazgo carismático del Comandante, y el proceso bolivariano, en el contexto de la caída de los precios del petróleo, se deterioró de manera significativa. El último escalón de ese deterioro se produjo el 6 de diciembre de 2015, cuando el oficialismo fue derrotado ampliamente por la opositora Mesa de Unidad Democrática, que pasó a controlar la Asamblea Nacional.
No todo liderazgo carismático es necesariamente populista, pero los liderazgos populistas son casi siempre carismáticos. Por su forma de apelar al pueblo, prometiendo la salvación, el populismo requiere de una jefatura extraordinaria capaz de encarnar esa promesa. Aunque la relación entre populismo y carisma no ha sido trabajada suficientemente, por lo general las aproximaciones al populismo incorporan el carisma como característica regular. Esa asociación entre ambos fenómenos se entiende mejor cuando constatamos que, para el populismo, el orden político no es asumido como producto de un vínculo racional-legal, sino como derivado de un «orden revelado», según ha puesto de manifiesto Loris Zanatta, quien ha intentado establecer la conexión entre el populismo y el ethos religioso1. El carisma, esa cualidad extraterrenal que, según Max Weber, permite al líder que lo posea ser percibido como enviado de Dios, viabiliza la ruptura populista. En el caso venezolano, el liderazgo de Hugo Chávez, provisto de un extraordinario carisma, impulsó tal ruptura2. El inicio y el curso de la Revolución Bolivariana son tributarios de ese liderazgo. Una vez desaparecido su portador, el proyecto se ha enfrentado a la necesidad de mantenerse de la mano de un sucesor, designado por el mismo Chávez antes de su fallecimiento. El escogido, Nicolás Maduro, está lejos de portar esa gracia que los prosélitos reconocen y corroboran, lo que otorga legitimidad a la autoridad carismática. Teniendo como respaldo las contribuciones weberianas en la materia, este artículo se propone indagar sobre el tipo de populismo que encarna el presidente venezolano, así como sobre los costos que parecería tener para la Revolución Bolivariana una dirección política con poco ascendiente sobre las masas. El interrogante clave es si un populismo desprovisto de carisma, como el que personifica Maduro, es capaz de mantener en pie el tinglado, material e ideológico, sobre el que descansa el proyecto socialista erigido por Chávez.
Chávez: populismo y carisma
Si algún líder latinoamericano de última generación encajó cómodamente en los moldes de un populismo anclado en el carisma, ese fue Chávez, quien logró revitalizar la práctica política populista a través de un discurso fuertemente emocional.
Siguiendo a Carlos de la Torre, convenimos en que el populismo es «una estrategia para llegar al poder y gobernar basada en un discurso maniqueo que polariza la sociedad en dos campos antagónicos: el pueblo contra la oligarquía»3. Como escribió Ernesto Laclau, para que se produzca una «ruptura populista», es necesario que un conjunto de demandas sociales diferenciadas e insatisfechas alcancen un «momento equivalencial» a partir de un «significante» que logra representar la cadena de demandas como totalidad4. El fenómeno Chávez materializó claramente esta fórmula conceptual. Su nombre condensó un conjunto de aspiraciones presentes en la sociedad venezolana, potenciado por su formidable carisma. Como nos recuerda Weber, la legitimidad de este tipo de autoridad reposa en el reconocimiento y la corroboración de tales cualidades por parte de sus seguidores. De allí que si el portador de la gracia llegare a faltar, su sucesión se convertiría en un problema si este modo de dominación aspirara a institucionalizarse con horizonte de permanencia. El riesgo de que Chávez desapareciera enfrentaba al cuadro gobernante a la necesidad de asegurar la perdurabilidad de la revolución. El problema fue resuelto por el propio presidente. A mediados de 2011, el mandatario comunicó al país su problema de salud; un año y medio más tarde, transmitió su decisión sucesoral. El 8 de diciembre de 2012, en su última aparición pública, un Chávez suplicante diría: «Si algo ocurriera (…) que obligara a convocar (…) de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente (…) Yo se los pido desde mi corazón».
El anuncio sorprendió a todos. Sin haber adelantado debate alguno en el seno de su partido, el presidente celebraba una transferencia «hierúrgica» de su autoridad al escogido. Según Weber, empero, cuando se trata de una dominación carismática, no puede hablarse de una «libre elección» de quien sucede, sino «de un reconocimiento de que existe el carisma en el pretendiente a la sucesión»5. La selección del sucesor, en este caso, no estuvo mediada por esta exigencia. Maduro carece de esa gracia divina que rubrica a toda personalidad carismática. Su designación pasó por alto tal carencia.
El delfín insospechado
«Cuando Chávez decidió que fuera Maduro, yo lloré muchísimo. Qué prueba tan difícil nos pusiste (…) Si el comandante dice que es él, es él y lo sigo como un soldado»6. Una mezcla de insatisfacción resignada con lealtad incondicional hacia el líder desaparecido se aprecia en este testimonio de una militante del partido oficialista. Es que, antes de su nombramiento, Maduro era, para el común de los ciudadanos, uno más de los hombres de confianza de Chávez. Tenía una desventaja de entrada: no formó parte del núcleo de oficiales que había protagonizado la asonada militar de febrero de 1992. A pesar de este hándicap, el ex-chofer del Metrobús logró escalar importantes posiciones dentro del gobierno. Según Roger Santodomingo, él era una especie de recipiente pasivo del verbo presidencial: «Maduro no hablaba, escuchaba. [Chávez] era su mundo, sin él no había otra Venezuela que recordar ni que imaginar»7. Ser escucha rendido del presidente sería, sin embargo, solo uno de los ingredientes que compactarían, con el tiempo, la predilección del mandatario por su acólito. Maduro contaba también con otras cualidades que inclinaron la balanza a su favor. Así, en funciones de canciller, impulsaría lo que para el líder era uno de sus mayores sueños bolivarianos: la integración de los pueblos latinoamericanos. Este factor se sumaba al más importante acaso: Maduro era un socialista de los «duros». Fue militante de un pequeño partido radical, la Liga Socialista; había recibido entrenamiento del Partido Comunista cubano y, sobre todo, gozaba de la confianza y el aprecio de los hermanos Castro, particularmente de Fidel, una verdadera deidad para Chávez8.
  • 1.
    L. Zanatta: «El populismo entre religión y política. Sobre las raíces históricas del antiliberalismo en América Latina» en Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe vol. 19 No 2, 2008, pp. 29-44.
  • 2.
    M. Weber: Economía y sociedad, FCE, México, DF, 1992.
  • 3.
    C. de la Torre: «El populismo latinoamericano: entre la democratización y el autoritarismo» en Nueva Sociedad No 247, 9-10/2013,
    disponible en www.nuso.org.

  • 4.
    E. Laclau: «Populismo: ¿qué nos dice el nombre?» en Francisco Panizza (comp.): El populismo como espejo de la democracia, FCE, Buenos Aires, 2009.
  • 5.
    M. Weber: ob. cit., p. 858.
  • 6.
    Héctor Briceño, José Luis Hernández et al.: Informe de grupos focales. Expectativas de los ciudadanos, Caracas, 2015, mimeo.
  • 7.
    R. Santodomingo: De Verde a Maduro, Debate, Caracas, 2013, p. 22.
  • 8.
    José Emilio Castellanos: «¿Por qué Nicolás Maduro es el hombre de los hermanos Castro?» en Análisis Libre, 4/1/2013.
    9.

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LEY DE AMNISTÍA

Trino Marquez


Nicolás Maduro, siempre extraviado y desacertado, escogió un mal momento y una pésima estrategia para oponerse a la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional. Continúa arrastrando al país por el camino de la colisión y la crisis sin salida. No comprende el mensaje del papa Francisco cuando en el pasado Urbi et Orbi, el discurso más trascendente y profundo que pronuncia cada año, le dedica unos párrafos a la situación del país, llama al dialogo y a la reconciliación entre los venezolanos, y sugiere que la iniciativa debe tomarla el Gobierno, conductor de la Nación.

No entiende que los tiempos cambiaron. Que la Guerra Fría quedó sepultada, no porque los misiles capitalistas destruyeran a la URSS, sino porque la ineptitud de los comunistas hizo implotar un sistema que fue capaz de arrebatarles la libertad a los ciudadanos, pero fue incapaz de darles suficiente comida, electricidad, agua, medios de transporte, hospitales y  autopistas.

La visita de Barak Obama a Cuba, aliado histórico del chavismo, es un claro reflejo de los vientos que soplan en este lado del planeta, muy distintos a las persecuciones y atrocidades que asolan a buena parte de África y el cercano Oriente, trasladadas por el integrismo islámico a la civilizada Europa.

El acercamiento entre los dos archirrivales, en especial el magistral discurso central del Presidente norteamericano, puso de relieve el despropósito de un régimen que basa su poder y su continuidad, no en la eficiencia del Estado para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, sino en la eficacia del aparato represivo diseñado para perseguir, amenazar y eliminar sus oponentes. Raúl Castro tuvo que aceptar que Obama  se reuniera con los opositores seleccionados por el gobernante estadounidense, a pesar de que en la isla está prohibida toda actividad divergente con el dogma establcido por las directrices del Partido Comunista. Ese encuentro podría alcanzar la fuerza de un maremoto, si los grupos democráticos persisten. Obama apuesta a que el Estado ideocrático cubano vaya perdiendo su perfil confesional y termine aceptando la existencia de formas laicas de pensar, actuar y organizarse diferentes a las proclamadas por los comunistas. En otras palabras: admita el diálogo y la reconciliación en una sociedad que se fracturó sin posibilidades de reconstitución hace casi sesenta años. Esta jugada no es caprichosa. La calidez con la que el pueblo cubano recibió al mandatario norteamericano mostró que seis décadas de discurso incendiario no mellaron la visión de ese pueblo, que prefiere ver hacia el Norte próspero que hacia los empobrecidos países del Sur donde el fidelismo  ejerce o ejerció una poderosa influencia. La faena fue rematada con la apoteósica presencia de The Rolling Stones, íconos de la rebeldía democrática, librepensadora, antidogmática.

Maduro argumenta que la Ley de Amnistía es impopular. Pero, ¿cómo?, ¿acaso el pueblo no les dio una amplia ventaja a los candidatos que prometieron presentar ese ley ante la Asamblea Nacional en las elecciones de diciembre? Las encuestas, además, muestran un amplio apoyo a la iniciativa. Entonces: la gente quiere la liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados, pasos primarios para que se restablezcan los equilibrios democráticos. Para colmo, coloca como ariete de su ataque a Pedro Carreño y a Diosdado Cabello, dos de las figuras más desprestigiadas del chavismo.

Al lado de estos desatinos, presta la Cancillería para mediar entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el legítimo gobierno de Colombia. Antes propició el diálogo entre las FARC y la Casa de Nariño. El ELN y las FARC son grupos terroristas, ligados al narcotráfico, rechazados por los colombianos y responsables de algunos de los crímenes y atentados más  crueles cometidos en la historia colombiana. No puede entenderse cómo Maduro internamente enfrenta la Ley de Amnistía, y en cambio hacia afuera fomenta los nexos entre un gobierno democrático y unas  pandillas de criminales barnizados con una ideología arcaísta que postula la “justicia social”, con el único fin de darle cierta dignidad a los desafueros que cometen.

La mayoría de la Asamblea Nacional tiene que sancionar la Ley, publicarla y tratar de que se cumpla. Cada  Poder y cada institución que asuma su responsabilidad constitucional. Esto incluye a los militares.

@trinomarquezc

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La Comisión de Relaciones Exteriores del senado va  a pedir explicaciones al canciller Mauro Vieira sobre plan de fuga del ex presidente Lula, revelado por Veja.

Laryssa Borges, de Brasília

VEJA




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GOBIERNO DE SALVACIÓN NACIONAL


                 Luis Ugalde sj

Después de la muerte de Jesús, ejecutado como un malhechor, la crisis de sus seguidores fue espantosa. Perdieron toda esperanza y se escondieron por miedo. La resurrección de Jesucristo fue para ellos un nuevo volver a la vida y a la esperanza. Todo cambió y fueron capaces de perdonar a los asesinos y salir a las plazas públicas a decir: a ese Jesús, que pasó haciendo el bien y ustedes lo mataron como malhechor, Dios lo ha resucitado y lo ha puesto como Salvador. A pesar de las prohibiciones, cárceles y martirios, prevaleció esa esperanza indetenible que ilumina la vida y da fuerzas para vencer todos los obstáculos con la convicción de que, en Jesús y en cada ser humano, “el Amor es más fuerte que la muerte”. Luz y ánimo necesarios en este momento de muerte nacional, cuando de la ilusión revolucionaria de ayer no quedan sino las cenizas y privaciones; ineptitud, ideologías políticas desacertadas y corrupción, echaron a la hoguera las extraordinarias oportunidades de cambio.
¿Cómo salir de esto? ¿Cómo recuperar las posibilidades de una Venezuela de esperanza, vida y confianza social?
La inmensa mayoría está sufriendo los disparates del régimen y lógicamente quiere salir de él. Por ahora parece prevalecer la desesperación y el deseo de salir (por renuncia o revocación) de este presidente, que con huecas palabras revolucionarias y con hechos lamentables se aferra al desastre. Pero más difícil y necesario que la salida de Maduro es crear –entre venezolanos de diverso signo– los consensos y las condiciones básicas indispensables para reconstruir el país. Personas y familias necesitan y quieren liberarse de las colas y de la escasez torturantes, de la falta de medicinas vitales, de la terrible inseguridad que cerca sus vidas y del ladrón de la inflación omnipresente que les roba la mitad del salario y de la persecución política. Desastre sembrado por el gobierno.
Mandela salió de la larga y dura cárcel del régimen surafricano que excluía a la población negra mayoritaria. Estaba convencido de la imposibilidad de un próximo gobierno de negros exitoso sin la colaboración de sus enemigos blancos. Así lo entendió también el presidente blanco, Frederik de Klerk, y llegaron a acuerdos de colaboración (serían presidente y vicepresidente del  nuevo gobierno) que permitieron cambiar el país.
En Venezuela, tras el triunfo electoral del 6-D, luego de los primeros desahogos alegres, hay el peligro del bloqueo de los cambios: el gobierno, como no puede ni con todos sus motores verbales, se encierra en el castillo del poder y llama en su defensa a su servil Poder Judicial y a la inestable lealtad de las armas. Mientras que los opositores demócratas concentran su esperanza en el Legislativo. Aunque el TSJ hable de leyes no ejerce de juez sino de parte, ni el debate es jurídico sino de poder político para someter al otro. El juego está trancado, entre el Legislativo, haciendo nuevas leyes, y el Judicial bloqueándolas de antemano. Pero la miseria y desesperación de la gente avanzan y exigen cambios de fondo.
Para desbloquear y reconstruir el país es imprescindible llegar a un acuerdo sobre un gobierno de salvación nacional con compromisos básicos respaldados por parte del chavismo y de la oposición democrática, con medidas de cirugía mayor para recuperar la democracia, con una economía que atraiga inversión, crecimiento y abastecimiento para una sociedad que recobre la vida y la esperanza.
A Mandela sus más radicales seguidores lo consideraron traidor y a De Klerk los suyos, pero ambos tuvieron el valor y la visión de remar a contracorriente. ¿En Venezuela, después de los éxitos de diciembre, se cansaron los líderes de partidos de seguir alimentando la unidad, la vitalidad  y la mutua confianza dentro de la MUD? ¿No creen unos y otros que –anteponiendo el deseo y la necesidad general de la nación– deben llegar a acuerdos programáticos y rutas, con un gobierno de transición que tome cuanto antes graves medidas salvadoras con los necesarios apoyos nacionales e internacionales? Este gobierno-cirujano deberá ser provisional –pero no impotente– para preparar el terreno a una elección democrática libre con varios candidatos.
Sorprende ver a muchos soñando en sentarse cuanto antes en la silla presidencial, sin condiciones para un gobierno eficaz y exitoso y carente de los apoyos internos y externos imprescindibles. ¿Durarían  seis meses en su ilusión?
Venezuela tiene salida, si prevalece una nueva esperanza y deseo de restablecer la confianza nacional y de hablar (no para aparecer en la TV) con los rivales y actores de poder sobre lo que cada uno debe aportar para destrabar los cercos y contribuir a la transición. Pero si se atrincheran en mutuo rechazo puro y duro, el creciente deterioro y desesperación forzarán un cambio imprevisible y mucho más costoso.

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miércoles, 30 de marzo de 2016

LULA CAIDO

                           


JOSE IGNACIO TORREBLANCA

Hasta hace unas semanas, Lula era un icono global. Su trayectoria personal y la del Brasil que presidió entre 2003 y 2010 corrían tan en paralelo que era difícil no confundir una con otra. Porque la historia de lo logrado por aquel niño que no conoció el pan hasta los siete años y la de un país como Brasil, que de líder en pobreza y desigualdad consiguió convertirse en referente del Sur, encajan como un guante en una mano.
Gestionar esa fusión de biografía e historiografía no debe haber sido fácil, máxime cuando su salida del poder no coincidió con una gran crisis económica o institucional, sino con el punto más alto de su éxito. Lula no sólo dejó la presidencia después de haber logrado sacar de la pobreza a más de 30 millones de personas sino capitaneando una economía que crecía al 7,5% y liderando el Sur emergente contra el viejo y anquilosado Occidente. Su final de mandato no pudo ser más apoteósico: Brasil ganaba la sede de los Juegos Olímpicos y Lula entraba en el Olimpo de la izquierda.
Hoy, el Brasil de su sucesora, Dilma Rousseff, decrece al 3,8% en medio de un brutal escándalo de corrupción, un conflicto entre el poder ejecutivo y la judicatura y una amenaza de choque con el poder legislativo a costa del proceso de destitución de la presidenta que hacen preguntarse a muchos brasileños si aquel milagro económico y social no se asentaba en unos pies de barro institucionales. Entristece la reacción de Lula al cuestionamiento de su figura, confundiendo su persona y las instituciones de su país y empeñándose en situarse por encima de ellas. El Lula cuyo origen humilde siempre le permitió ver más lejos que nadie parece hoy desorientado, sin nadie que le cuente la verdad sobre su caída.
Con todo, la caída del ángel Lula significa que hay un nuevo Brasil abriéndose camino: un país donde la legitimación carismática del liderazgo no se antepone a la separación de poderes, esencial para la estabilidad de las instituciones, y donde el desarrollo económico, por mucho que acabe con la pobreza, no justifica la corrupción. Una historia tan brasileña como global que seguro les suena muy familiar. @jitorreblanca

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El Parlamento aprueba una amnistía para los presos políticos en Venezuela


El presidente Nicolás Maduro advirtió que no será promulgada la legislación que beneficia al líder opositor Leopoldo López y a otros 77 prisioneros




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VENGANZA, SEDUCTORA Y VENENOSA

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CARLOS BLANCO

La transición hacia la democracia está más cerca que nunca por la reunión de fuerzas que buscan la salida de Maduro y su régimen. Chavistas y antichavistas, ricos y pobres, cívicos y militares, nacionales y extranjeros, convergen como pequeñas olas para confluir en el tsunami que acerca la salida. Por esta razón hay que ponerse pronto a la cabeza de los hechos y escudriñar hasta donde lo permitan la calima y la miopía.
Temo por el espíritu de venganza que carbura; que no es el de justicia. Nadie duda de los atropellos, represión, muertes, narcotráfico y corrupción de este régimen durante 17 años de devastación. La demanda de justicia es generalizada no solo por parte de sus adversarios, sino también por muchos de sus partidarios, que ven en el crimen y el robo la fuente de la muerte del sueño que tuvieron y de la pérdida del poder.
Sin embargo, corresponde a quienes se aprestan a dirigir la transición levantar los valores que han animado la lucha por la libertad y la democracia. El de la justicia en forma cimera.
La República civil se perdió en los noventa entre otras razones porque hubo una fuerza intelectual, encabezada por un hombre eminente como Arturo Uslar Pietri, que trató a todos los políticos como ladrones; que convirtió a un hombre que luego murió sin recursos –Carlos Andrés Pérez– en el símbolo de todo lo corrupto que parecía haber. Allí se encumbró la casta de los denunciantes; los que por definición –porque denunciaban– eran probos y se permitían lanzar a la hoguera, mezclados, a ladrones y honrados. Allí emergió Chávez y, luego, esta demasía que es Maduro.
Esa idea de que donde haya un chavista hay que caerle en manada para sacarlo del lugar donde se encuentra; la noción de que todo el que recurrió a Cadivi es sospechoso de corrupción y que todo funcionario de cierto nivel es un criminal escondido; que el que mantiene su negocio es cómplice de los latrocinios; o que el que abrió los ojos tarde, como los españoles y canarios del Decreto de Guerra a Muerte, deben contar con la muerte aun siendo indiferentes, ilustran actitudes peligrosas.
Es sano descreer de “los puros”, de los que se suponen con el derecho de condenar sin juicio (exactamente como han hecho los chavistas). Pero, además, esta actitud arriesga la transición pacífica que Venezuela necesita y merece, de la cual serán autores los demócratas y también muchos ex chavistas.
La justicia honrada vendrá. No es bueno amamantar variedades tropicales de los Robespierre que siempre invocan la fiesta de la guillotina en la cual ellos también pierden la cabeza.

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Obama en Cuba: Impresiones de una reportera en La Habana





Por primera vez, el Nuevo Herald recibió autorización del gobierno cubano para reportar desde la isla, esta vez como parte de la prensa estadounidense que acompañó al presidente Barack Obama en su visita. Estas son algunas de las impresiones de lo que sucedió esa semana, más allá de los eventos que acapararon las portadas.
Obama se robó el show. Desde su sonrisa hasta su modo de hablar, los cubanos repetían cuánto les gustaba Obama a los periodistas a los que se les permitió entrar al país a cubrir la visita del Presidente. Las personas se concentraban espontáneamente para tirar alguna foto de la “La Bestia”, como se le conoce a la limusina blindada que transporta al mandatario, o verlo personalmente pese a los fuertes dispositivos de seguridad que prácticamente paralizaron la ciudad por tres días.
Para los cubanos no pasó inadvertida la fría bienvenida que se le dio a Obama en Cuba el domingo. Un joven camarero en una paladar comentó que estaba muy contento con que “el Presidente les hubiera dado a los cubanos la posibilidad de recibirlo” pero que la bienvenida oficial “no estuvo bien y los cubanos no estamos de acuerdo con lo que pasó”.
Fue evidente que el gobierno intentó por todos los medios “bajar el perfil” de la visita. La conferencia de prensa y el discurso fueron transmitidos en vivo pero muchos nunca se enteraron de la hora en la que comenzaría la transmisión y otros tantos estaban trabajando. En la noche, se retransmitió la conferencia de prensa conjunta pero sin incluir la sección de preguntas y respuestas en las que Raúl Castro lidió con dificultad con las preguntas de la prensa estadounidense. Y tanto en el Gran Teatro de La Habana como en el Estadio Latinoamericano, los funcionarios a cargo se aseguraron de llenar los asientos con un público “revolucionario” que aplaudiera y coreara a Castro, quién saludó en ambas ocasiones, visiblemente complacido.
Tras un discurso que agradó a muchos cubanos por su extraña combinación de mesura y valentía (en contraste con el discurso oficial todavía basado en la intransigencia), varios medios oficiales cubanos se volcaron a criticar el discurso, para el placer de los usuarios de internet, en la que se volvieron virales algunos de los personajes y argumentos (talking points) utilizados. En la calle, sin embargo, el mensaje fue bien recibido. Una estudiante de 17 años que esperaba para ver pasar la caravana del Presidente, comentó tímidamente que lo que más le había gustado del discurso “fue la forma en la que se expresó”. Luis Lao, de 59 años, destacó que las palabras de Obama “habían sido muy inteligentes, todo no puede ser crítica dura; la crítica tiene que ser como un látigo con cascabel en la punta”, dijo citando a José Martí.
No se comprende cuán desconectada está aún Cuba del resto del mundo, hasta que se intenta acceder a internet. La Casa Blanca fue previsora y llevó wi-fi a los lugares en los que tuvieron lugar algunos eventos oficiales. Eso creó situaciones impensables anteriormente, como el hecho de tener a periodistas de medios de Estados Unidos “tuiteando” desde el Palacio de la Revolución, sede del Consejo de Estado.
Poco usual fue también esa conferencia de prensa en la que Castro no oyó bien (o aparentó no hacerlo) y se mostró incómodo ante una pregunta sobre la existencia de presos políticos en Cuba. También confundió a una periodista que hizo una pregunta con otra y se frotó las manos antes de hablar de derechos humanos. Su nieto y guardaespaldas lo interrumpió al igual que otro funcionario. Incrédulo, Obama se viró y exclamó “¿Disculpe?”. Luego sonrió y guiñó un ojo a su equipo y a los periodistas estadounidenses, quienes rieron en más de una ocasión durante la extraña conferencia-evento. Un asesor de la Casa Blanca dijo después que el solo hecho de que hubiera ocurrido era una señal de “progreso”. La visualidad contrastante de un presidente calmado, elocuente y acostumbrado a responder preguntas, frente a un general octogenario que concluyó varias oraciones con un tajante “Y ya”, tampoco pasó inadvertida entre los cubanos.
Aunque la internet es inexistente más allá de los puntos de conexión wi-fi en parques y en algunos hoteles, la información circula en Cuba casi tan rápido a través de redes informales y el llamado “paquete semanal”. Varios cubanos me preguntaban si ya había visto “el video de Obama con Pánfilo, jugando al dominó apenas un día después que fue publicado. La aparición del Presidente con actores del programa humorístico más visto en Cuba fue otro tanto que se anotó para ganar en popularidad en la isla.
Al mismo tiempo, el control sobre la información en la televisión y la prensa todavía es tan estricto que los cubanos operan con “códigos” y encuentran graciosos chistes en los que “trancar el dominó” alude a la lentitud de los cambios y a la respuesta del gobierno cubano a la “rosa blanca” extendida por Obama. En otro chiste que circuló esa semana, los cubanos llamaron a Obama, “el delegado”, porque gracias a él se arreglaron viviendas y asfaltaron calles, lo que debería ser el trabajo del delegado del Poder Popular del municipio.
La visita de Obama y su delegación, así como de los más de 1,000 periodistas acreditados y los turistas atraídos por el concierto de los Rolling Stones fueron buenas noticias para taxistas, dueños de paladares y el propio Estado cubano, que duplicó los precios de las habitaciones en los hoteles durante esa semana. A la vez, demostró que la infraestructura cubana cruje con esa avalancha de visitantes. La terminal II del aeropuerto internacional José Martí, con su única cinta para despachar maletas, sus baños malolientes y su “Cyber café” sin internet no puede hacer frente a los miles de visitantes provenientes de Estados Unidos, ni a los tantos otros que se esperan en el futuro.
Aunque un grupo movilizado para un acto de repudio a las Damas de Blanco el mismo domingo coreó con entusiasmo “Esta calle es de Fidel”, el gran ausente de la semana fue Fidel Castro, quien se ha convertido ya en tema de souvenirs para turistas en La Habana Vieja. Su nombre no estuvo en la boca de los cubanos ni de los periodistas hasta este lunes en que publicó una “reflexión”, en la que afirma que Cuba no necesita que “el imperio” le regale nada. La Casa Blanca se mostró complacida por la atención: “El hecho de que (Fidel Castro) se sintiera obligado a responder de forma tan contundente es una indicación del significativo impacto de la visita del presidente Obama a Cuba”, afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en su conferencia de prensa diaria.
Nora Gámez Torres: @ngameztorres

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La oposición brasileña: “El Gobierno Rousseff se acabó”


La oposición al Gobierno brasileño quiere contarle al mundo su versión de la crisis política que atraviesa el país. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el expresidente Lula da Silva, convocaron los últimos días sendos encuentros con corresponsales extranjeros para alertar del “golpe [de Estado]” que es, según ellos, el proceso de destitución de Rousseff. Este martes, seis partidos opositores que reúnen más de una tercera parte de los diputados convocaron una rueda de prensa en Brasilia en la que criticaron la “narrativa golpista” del Gobierno y se felicitaron por la posibilidad de que Rousseff deje el poder en el plazo de un mes. “El Gobierno Dilma se acabó”, aseguró el líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, su rival en las elecciones presidenciales de 2014.
Durante la rueda de prensa, a la que los periodistas brasileños no pudieron entrar, Neves mantuvo en todo momento un ejemplar de la Constitución brasileña al alcance de la mano. Lo enarboló al afirmar que la destitución sigue “estrictamente” las leyes.
El proceso contra Rousseff, que arrancó en diciembre, se basa en unas supuestas maniobras fiscales irregulares del Ejecutivo. El Gobierno sostiene que estas no suponen un “crimen de responsabilidad” de la presidenta, y que por lo tanto no justifican su juicio político. Por eso, el Partido de los Trabajadores (PT) y los movimientos de izquierda han llamado repetidamente “golpe contra la democracia” a una eventual destitución. “Brasil está viviendo su plenitud democrática y camina para destituir a la presidenta porque incumplió la Constitución”, insistió Aécio Neves el martes. “Sería el primer golpe [de Estado] corroborado por el Supremo Tribunal Federal, y con apoyo de la mayoría parlamentaria”, ironizó el político.
Al proceso para destituir a Rousseff, que avanza en la Cámara de Diputados, se une otra mala noticia para este Gobierno en agonía. Este martes, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), hasta ahora principal aliado del PT,anunció su salida del Ejecutivo Sus 68 diputados, cruciales para inclinar la balanza del Congreso, apuntan ya a favor de apoyar la destitución parlamentaria de Rousseff. Y el PMDB presiona para que sus siete ministros abandonen sus carteras. El lunes lo hizo el responsable de Turismo. Según Temer, es una señal de que el Gobierno está “moribundo”.

“Inestabilidad”

“El Gobierno haría mejor en defenderse que en crear inestabilidad, utilizando al Itamaraty (Ministerio de Exteriores) y creando en el mundo una versión diferente de la real”, subrayó Neves el martes. Se refería a las ruedas de prensa de Rousseff y Lula para dar su versión de la crisis a los corresponsales, y a la actuación de Exteriores, que envió hace dos semanas un telegrama a sus delegaciones en el extranjero denunciando “el proceso reaccionario que está en marcha contra el Estado Democrático de Derecho”. La carta fue desautorizada el mismo día por el secretario general del ministerio, Sérgio Danese, y atribuida a un cargo cercano al Gobierno.
El 68% de los brasileños apoya la destitución de la presidenta, según la última encuesta Datafolha, del diario Folha de S. Paulo. Dilma Rousseff tiene muchos elementos en contra: un Parlamento hostil, índices de popularidad por los suelos, protestas contra el PT, una economía en horas bajas y, por si fuera poco, el vendaval del caso Petrobras. La investigación de corrupción en la petrolera estatal salpica a su predecesor Lula da Silva, que ella misma ha nombrado ministro, pero también a políticos de los demás partidos.
Curiosamente, si Rousseff cae en este proceso de destitución, la presidencia le correspondería al actual vicepresidente, Michel Temer, del PMDB, una de las formaciones más sospechosas de haberse beneficiado de sobornos, según los investigadores. El excandidato presidencial Aécio Neves no quiso decir si formaría parte del hipotético Gobierno de Temer, pero aseguró que colaborará para crear un programa “mínimo” para que gobierne, con reformas estructurales. Reconoció que la mejor solución para Brasil serían nuevas elecciones, pero insistió en que el país está ante una “emergencia”: sacar a Rousseff del poder.

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La oposición brasileña: “El Gobierno Rousseff se acabó”




La oposición al Gobierno brasileño quiere contarle al mundo su versión de la crisis política que atraviesa el país. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el expresidente Lula da Silva, convocaron los últimos días sendos encuentros con corresponsales extranjeros para alertar del “golpe [de Estado]” que es, según ellos, el proceso de destitución de Rousseff. Este martes, seis partidos opositores que reúnen más de una tercera parte de los diputados convocaron una rueda de prensa en Brasilia en la que criticaron la “narrativa golpista” del Gobierno y se felicitaron por la posibilidad de que Rousseff deje el poder en el plazo de un mes. “El Gobierno Dilma se acabó”, aseguró el líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, su rival en las elecciones presidenciales de 2014.
Durante la rueda de prensa, a la que los periodistas brasileños no pudieron entrar, Neves mantuvo en todo momento un ejemplar de la Constitución brasileña al alcance de la mano. Lo enarboló al afirmar que la destitución sigue “estrictamente” las leyes.
El proceso contra Rousseff, que arrancó en diciembre, se basa en unas supuestas maniobras fiscales irregulares del Ejecutivo. El Gobierno sostiene que estas no suponen un “crimen de responsabilidad” de la presidenta, y que por lo tanto no justifican su juicio político. Por eso, el Partido de los Trabajadores (PT) y los movimientos de izquierda han llamado repetidamente “golpe contra la democracia” a una eventual destitución. “Brasil está viviendo su plenitud democrática y camina para destituir a la presidenta porque incumplió la Constitución”, insistió Aécio Neves el martes. “Sería el primer golpe [de Estado] corroborado por el Supremo Tribunal Federal, y con apoyo de la mayoría parlamentaria”, ironizó el político.
Al proceso para destituir a Rousseff, que avanza en la Cámara de Diputados, se une otra mala noticia para este Gobierno en agonía. Este martes, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), hasta ahora principal aliado del PT,anunció su salida del Ejecutivo Sus 68 diputados, cruciales para inclinar la balanza del Congreso, apuntan ya a favor de apoyar la destitución parlamentaria de Rousseff. Y el PMDB presiona para que sus siete ministros abandonen sus carteras. El lunes lo hizo el responsable de Turismo. Según Temer, es una señal de que el Gobierno está “moribundo”.

“Inestabilidad”

“El Gobierno haría mejor en defenderse que en crear inestabilidad, utilizando al Itamaraty (Ministerio de Exteriores) y creando en el mundo una versión diferente de la real”, subrayó Neves el martes. Se refería a las ruedas de prensa de Rousseff y Lula para dar su versión de la crisis a los corresponsales, y a la actuación de Exteriores, que envió hace dos semanas un telegrama a sus delegaciones en el extranjero denunciando “el proceso reaccionario que está en marcha contra el Estado Democrático de Derecho”. La carta fue desautorizada el mismo día por el secretario general del ministerio, Sérgio Danese, y atribuida a un cargo cercano al Gobierno.
El 68% de los brasileños apoya la destitución de la presidenta, según la última encuesta Datafolha, del diario Folha de S. Paulo. Dilma Rousseff tiene muchos elementos en contra: un Parlamento hostil, índices de popularidad por los suelos, protestas contra el PT, una economía en horas bajas y, por si fuera poco, el vendaval del caso Petrobras. La investigación de corrupción en la petrolera estatal salpica a su predecesor Lula da Silva, que ella misma ha nombrado ministro, pero también a políticos de los demás partidos.
Curiosamente, si Rousseff cae en este proceso de destitución, la presidencia le correspondería al actual vicepresidente, Michel Temer, del PMDB, una de las formaciones más sospechosas de haberse beneficiado de sobornos, según los investigadores. El excandidato presidencial Aécio Neves no quiso decir si formaría parte del hipotético Gobierno de Temer, pero aseguró que colaborará para crear un programa “mínimo” para que gobierne, con reformas estructurales. Reconoció que la mejor solución para Brasil serían nuevas elecciones, pero insistió en que el país está ante una “emergencia”: sacar a Rousseff del poder.

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Rajoy: No podrán con la determinación de los venezolanos, debemos apoyarles una y otra vez

                              EFE/JuanJo Martín

EFE

El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, afirmó hoy que “el cambio no será completo en América Latina sin libertad en Venezuela” y aseguró que España “está y estará siempre a su lado para acompañar” lo que este pueblo “decida soberana y democráticamente”.

“Debemos apoyarles una y otra vez para que no decaiga su esperanza”, afirmó Rajoy durante el acto de inauguración del seminario internacional “Mario Vargas Llosa: cultura, ideas y libertad” organizado en Casa América con motivo del 80 cumpleaños del escritor peruano.
Rajoy expresó su compromiso con la libertad, “el gran credo de Vargas Llosa”, y señaló que fue el primer presidente de gobierno en ejercicio que recibió a las esposas de “los presos políticos” venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma, a los que hoy recordó “con afecto y solidaridad”.
El jefe del Gobierno destacó además que España ha otorgado permisos de residencia a aquellos que han sido “acosados injustamente por ejercer periodismo independiente”, así como la nacionalidad a los padres de López para que éste “deje de preocuparse por ellos desde la cárcel”.
“El cambio no será completo en América Latina sin libertad en Venezuela”, aseguró Mariano Rajoy, antes de afirmar que “ha triunfado el voto de la libertad” en ese país con una nueva Asamblea Nacional, en referencia al triunfo de la oposición en las elecciones legislativas venezolanas del pasado 6 de diciembre.
El político español afirmó en su intervención que “hay quienes intentan detener la marcha de la libertad en ese país, pero no podrán con la determinación de los venezolanos”, “un gran pueblo dispuesto a emprender un nuevo rumbo”, dijo.
“Debemos apoyarles una y otra vez para que no decaiga su esperanza. España está y estará siempre a su lado”, concluyó Rajoy.

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Diputada de la Unidad exige a Vielma Mora fijar posición frente a hechos
de violencia de Táchira
El gobernador tachirense anunció la semana pasada que se desataría una agenda violenta en el estado. Si estaba al tanto de ello ¿Por qué no lo impidió?, planteó la parlamentaria Leidy Gómez
Prensa Unidad Venezuela (Caracas, 29 de marzo de 2016).- La diputada de la Unidad por Táchira, Leidy Gómez, condenó los hechos de violencia registrados la mañana de este martes en San Cristóbal, en el cual fallecieron dos funcionarios policiales, al tiempo que retó al gobernador, José Gregorio Vielma Mora, a que explique públicamente su posición frente a los mismos “ya que fue él quien anunció la semana pasada que se iba a desarrollar una agenda violenta” en el estado.
“Repudiamos la violencia venga de donde venga”, dijo la diputada al lamentar el deceso de la oficial de Politáchira, Nicolle Melisa Pérez Soler, de 21 años; y del oficial de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) Otto Márquez Molina, de 25. “Venezuela tiene 17 años viviendo bajo un esquema gubernamental de ataque hacia la sociedad (…) Los hechos de hoy son parte de la violencia que este gobierno muestra en su discurso”, aseguró.
Además de los dos efectivos policiales muertos, otros cuatro se debaten entre la vida y la muerte como consecuencia de las protestas - presuntamente en rechazo al alza de las tarifas del transporte público - protagonizadas por estudiantes del Instituto Universitario de Tecnología Agro-Industrial (Iutai), también conocido como el IUT.
“Yo quiero saber cuál es la postura del gobernador frente a esta situación. La semana pasada lo escuchamos, al referirse al caso del diputado (del Consejo Legislativo, César Vera) asesinado en Ureña el día jueves, en un esquema totalmente irresponsable, hacer mención a unos hechos de violencia que se iban a desatar en el estado, de los cuales inculpaba a representantes y dirigentes de la oposición. Hoy vemos cómo de una forma anunciada, se desatan hechos de violencia. Si estaba al tanto de lo que iba a ocurrir ¿por qué no lo impidió?”, planteó la parlamentaria.
“Otra cosa que llama poderosamente la atención es que el IUT es un recinto que en los últimos años ha tenido una dirigencia estudiantil que se identifica con las doctrinas del gobierno revolucionario. Esto resulta contradictorio con el planteamiento del gobernador, que manifestó que esos hechos de violencia estaban siendo orquestados por los sectores opositores”, prosiguió.
“Hoy vemos esta protesta, que debió ser pacífica, si es que verdaderamente se estaba ejerciendo el derecho constitucional a la protesta, cuyo resultado es una acción de violencia generada por movimientos estudiantiles que, sabemos, porque es público, notorio y comunicacional, siguen las doctrinas revolucionarias que el gobierno viene promoviendo”, insistió.
“Yo no puedo pensar ni adjudicar que una persona tiene la intención y el dolo de ir a asesinar a dos funcionarios policiales en medio de una protesta. Pero lo que sí es un hecho cierto fue lo que dijo el gobernador del Táchira el pasado jueves”, enfatizó.
Lo que dicen los transportistas
Por su parte, Víctor Velazco, encargado de la presidencia del Sindicato de Transporte de Táchira, informó que convocaron a un paro de los transportistas para presionar a las autoridades a que se establezcan las responsabilidades de lo ocurrido con la muerte de los dos funcionarios policiales.
“Nosotros no sabíamos que había protesta. Los choferes comenzaron a trabajar normalmente y los estudiantes que estaban manifestando salieron a la vía y empezaron a subirse a las camionetas y a meterlas para el estacionamiento del IUT. Secuestraron 14 unidades”, aseguró el dirigente sindical.
“Uno de los estudiantes agarró una de las busetas secuestradas y arrancó y se llevó por delante a los dos funcionarios policiales que fallecieron (…) Queremos saber quién se va a hacer responsable de todo esto, quién fue el responsable que llamó a esta manifestación, quién fue el responsable de la muerte de esos dos funcionarios que cayeron ante la vista de muchas personas que estaban en el lugar”, añadió.
Velazco ofreció sus declaraciones mientras un grupo de conductores esperaba ser recibido por la secretaria de gobierno de Táchira, lo cual no había ocurrido pasado el mediodía de este martes.
Fuentes periodísticas informaron que el presunto conductor de la unidad que atropelló a los efectivos policiales fue identificado como William Parada, estudiante del IUT, quien fue detenido y puesto a la orden del Ministerio Público.
 

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martes, 29 de marzo de 2016

El nuevo líder político latinoamericano: ¿mesías o gerente?

Grupo Maritain *

“El poder sin autoridad es tiranía”
Jacques Maritain

Ni uno ni otro.
Analizando los resultados de la última encuesta “Latinobarómetro”, uno de los puntos que nos llamó la atención fue el mal concepto que tiene el ciudadano latinoamericano –sin excepción de países- sobre los liderazgos políticos actuales. En ese sentido, aquí ofrecemos nuestra  contribución sobre cuál pudiera ser el perfil del líder, ese campeón defensor de la república democrática y todo lo que ello implica, partiendo del obvio reconocimiento de que no es probable que todas las características a mencionar se encarnen en un solo ser humano. Superman no existe, al menos no en la política. Como bien nos recuerda Isaiah Berlin, ninguna persona puede poseer simultáneamente todas las virtudes. 
Nos imaginamos la sonrisa en la cara de algún lector de estas líneas, pensando algo así como “pero bueno, ¿no se dan cuenta de que una parte importante del material del que ha sido hecho, por más de doscientos años, el liderazgo civil y militar, privado y público, de estas repúblicas incompletas,  está forjado en fraguas especializadas en producir salvadores de la patria, mesías, demagogos y oportunistas? 
Lo anterior da que pensar especialmente cuando vemos la indetenible ola de escándalos de corrupción que está protagonizando la llamada izquierda latinoamericana, la mayor parte “socialista del siglo XXI”. Allí están a la vista de todos los casos de Lula y Rousseff en Brasil, Los Kirchner en Argentina; Morales en Bolivia; la pareja Ortega en Nicaragua; o Correa en Ecuador. Lugar predominante posee la pareja Hugo Chávez y Nicolás Maduro, con el ejemplo de destrucción más completa, en lo material y ético, de una sociedad latinoamericana contemporánea. Pero los decanos en esa materia, por antigüedad, son los hermanos Castro en Cuba.
Compartimos el hecho de que pedir la perfección en política, y en sus hacedores, no es realista (como en casi todos los oficios humanos, estemos claros). Sus acciones se ven afectadas íntimamente por la condición humana, con sus altas y bajas, sus egoísmos y ambiciones, sus logros, sus heroicidades, sus altruismos, sus traiciones -que en política, es decir, el espacio del debate sobre lo público, se muestran y demuestran en toda su obviedad-. Y porque sus decisiones frecuentemente nos afectan  a todos. Que su odontólogo le haga o no un buen tratamiento de conductos queda entre usted y él. Pero si un presidente decide establecer un control de cambio, o romper relaciones con un país, nos afecta a todos. 
Hacemos referencia en estas líneas a un deber ser. Y en nuestra accidentada historia latinoamericana y venezolana sí ha habido seres humanos  que han tomado decisiones que merecen el mayor de los respetos y el más agradecido de los recuerdos. Hacia su ejemplo debemos apuntar, evitando las arenas movedizas del cinismo y el pesimismo crónicos. 
Entremos entonces en materia.
En asuntos electorales está de moda afirmar la necesidad de construir una “narrativa convincente”, que logre un lazo emocional con las masas de votantes, y les motive a votar por él y a creer en sus ofertas. En general la parte fácil es criticar al gobierno; la difícil es qué ofrecer a cambio que no se parezca ni a las mediocridades del presente ni a los fantasmas del pasado. Con contenido sustantivo y valorativo, no simplemente una lista de promesas materiales.
Un logro –y no pequeño, por cierto- es que nuestro líder sea un portaestandarte de la unidad nacional, de un país en el cual el gobierno esté al servicio de todos y no sólo de parcelas amigas. Unidad en la diversidad y en el pluralismo, al contrario de la pregonada por los sátrapas del socialismo del siglo XXI, la de los cementerios totalitarios. Unidad y pluralismo que son siempre parte fundamental del mensaje humanista cristiano.
UNA LISTA DE CUALIDADES DESEABLES:
A continuación, una lista de algunas características que en nuestra opinión podrían considerarse a la hora de dibujar el perfil de un líder democrático y civilista, tomando en cuenta que, a pesar de los pesares, el vigor juvenil, por sí solo, no garantiza nada:
Jacques-Maritain
Portar, compartir y difundir un Ideal Histórico según la concepción que Jacques Maritain nos ha dejado de esta idea. Es decir, en esencia, un nuevo liderazgo para los países de América Latina debe hacer suyo un proyecto integral de transformación democrática del orden social. Así, ese Ideal no es otra cosa que una imagen futura que designa el tipo particular, el tipo específico de civilización a que tiende una determinada edad histórica (Maritain: Humanismo Integral). Es decir, el Ideal Histórico provee al líder en ascenso de una razón sustantiva por la cual luchar, por la cual entregar lo mejor de sí mismo, su propia vida si cabe la expresión, en la consecución de esa noble causa.

Ser un demócrata en su formación, en la palabra y en la acción: Partiendo de dicho Ideal Histórico, ofrecer una visión de país y una filosofía de la gestión gubernamental que sean fácil y pedagógicamente explicables a todos los ciudadanos. Ser un respetuoso de las leyes, y un gran reconciliador de medios y fines. Un político promotor de la meritocracia y negador por ello del nepotismo. Capaz de engranar y asociar en su mensaje los grandes temas de la ciudadanía política –la libertad, el pluralismo, la división de poderes, el respeto a la opinión contraria- con las demandas de la urgente cotidianidad. Se busca un líder que desee construir una nueva legitimidad que vaya más allá de los votos y que sepa alcanzar el terreno medio entre lo que los votantes quieren oír y lo que necesitan oír.
¡Que sepa de economía! (y que le dé la importancia que se merece).
– El liderazgo efectivo siempre residirá en el “misterio del carácter”. Poseer la voluntad y el arrojo que la situación amerite. Ser un político de doctrina y un político de intuición. Frente a la tantas veces mencionada frase de que “la política es el arte de lo posible”, tememos que eso no será suficiente para salir adelante. Hay que lograr, como decía Arístides Calvani, “hacer posible lo deseable.”
Poseer, por tanto, una sana y realista voluntad de compromiso y de negociación; nada de arrebatos caudillistas. El líder democrático dirige, de entrada, mediante la persuasión y el diálogo, no la amenaza y la imposición, “aceptando sin rencores una decisión distinta.” (Eisenhower).
Como afirma David Brooks en su columna del New York Times: “La política es el proceso de tomar decisiones en medio de opiniones diversas. Implica conversación, prudente deliberación, autodisciplina, la capacidad de escuchar otros puntos de vista y balancear ideas e intereses válidos pero opuestos. (…)  En su obra maestra “Política como vocación”, Max Weber afirma que las cualidades preeminentes de un político son la pasión, la responsabilidad y un sentido de la proporción. Un político necesita un cálido fervor para impulsar la acción, pero asimismo un tranquilo sentido de responsabilidad y de ponderación para tomar decisiones cuidadosas en un paisaje complejo.
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-Ser empático, no solamente simpático. ¿Cuál es la diferencia? Un ejemplo brillante de lo que significa la personalidad empática lo dio una dama inglesa, de la época victoriana, quien tuvo la posibilidad de conversar con los dos estadistas más prominentes de entonces: William Gladstone (liberal) y Benjamin Disraeli (conservador). Cuando se le preguntó la impresión que le habían causado ambos, ella respondió: “Cuando salí del comedor tras sentarme al lado del señor Gladstone, pensé que era el hombre más inteligente de Inglaterra. Pero después de sentarme junto al señor Disraeli, pensé que yo era la mujer más inteligente de Inglaterra.”
Que conozca y reconozca al adversario no demócrata, que no lo subestime. Y que se atreva a confrontarlo, que no le rinda cotidiana pleitesía (como sucede con buena parte del liderazgo ¿democrático? latinoamericano actual, cada vez que se encuentra con Fidel Castro.)
Que sea un campeón en la defensa de la responsabilidad social de la propiedad, patrocinando con claridad la legítima propiedad privada que incorpora este planteamiento como su eje central. En consecuencia, la propiedad privada ha de extenderse a la mayor cantidad posible de ciudadanos, y debe impulsarse sabiamente para que su justa y equitativa distribución potencie las relaciones humanas, económicas, sociales y políticas.
-Un tema vinculado a lo anterior: un líder democrático en América Latina debe tener como objetivo prioritario la derrota de la pobreza, por vía del triunfo de la solidaridad entre personas unidas en torno a la búsqueda del bien común así como de la generación de riqueza, y enfrentando las visiones populistas y el paternalismo estatal.
-Ante los abusos del socialismo del siglo XXI contra la privacidad y la vida cotidiana ciudadana necesitamos un líder que no intente prescribir cómo deben vivir los ciudadanos, que tenga una clara y muy subsidiaria conciencia de los límites de la acción estatal.
-De acuerdo con lo anterior, que asuma que el Estado, agente activo de la prosperidad común y el orden público (“parte del cuerpo político especializada en los intereses del todo”, en palabras de Maritain), debe estar dotado del poder suficiente para suscitar con éxito una política adecuada de desarrollo económico, de desarrollo social, de modernización, de equidad en la distribución del ingreso y de la riqueza, de seguridad social, de educación, de salud, de vivienda, de mercado regulado y eficiente, de servicios públicos, de transformación tecnológica y de condiciones de trabajo. No se trata de construir un estado burocratizado, amorfo y sobre-extendido, sino una estructura estratégicamente especializada y activa, que preserve la gobernabilidad democrática y se integre armónicamente en el estado de derecho, teniendo como su contrapeso el principio de subsidiariedad, lo que equivale a decir que el Estado deberá hacer fundamentalmente aquello que no pueda ejecutar la sociedad civil.
Que posea una audaz, pero realista, visión del futuro“La misión de un verdadero líder es llevar a su sociedad desde donde está hacia donde nunca ha estado” (Henry Kissinger).
En estos tiempos escasean los líderes sinceros. La sinceridad es lo opuesto a la hipocresía, al automatismo y a la rutina. La sinceridad genera una resistencia contra la rutinización de la conducta y la apoteosis de esa infinita estupidez llamada “lo políticamente correcto.”
Se requiere un dirigente profundamente insatisfecho consigo mismo, con lo que ha aportado y lo que podría aportar. Que no le baste su única mirada. Que sepa poner límites a su vanidad, y a las incesantes adulaciones de los que lo acompañarán en las tareas de gobierno. Consciente del necesario aprendizaje que aportan la historia y la experiencia. No necesitamos un ser humano cómodamente instalado en su “zona de confort,” creyendo que se las sabe todas. Nuestros países han sido cementerios de liderazgos fallidos –no sólo en política, por cierto- de liderazgos que no se han atrevido lo suficiente, que fallaron intelectual o empíricamente.
Se desea un “outlier”, un fuera de serie que razone de manera muy heterodoxa, innovadora, creativa e imaginativa. Alguien a quien le atraiga no el país que siempre ha sido, sino el que podría ser.
 Necesitamos un líder que no piense con bastón o con muletas. Nos interesa alguien que, de entrada, evite las excusas, las afirmaciones sobre lo que no se puede hacer; un líder que muestra un rostro pesimista desde el comienzo es incapaz de generar la necesaria movilización emocional y empática de las mayorías ciudadanas.
Un conductor en verdad democrático al momento de entrar al palacio de gobierno debe dejar su enemistad y sus rencores en la puerta. Se buscan presidentes que estén alertas para conducir los conflictos entre las ambiciones y las obligaciones de los actores institucionales.
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-No deseamos un “líder-fotocopia”. Los líderes exitosos del pasado, pertenecen al pasado, y debemos aprender de sus logros y considerar sus carencias. Pero su tiempo fue su tiempo, con sus retos específicos. Sólo ha habido y habrá un Winston Churchill, un Abraham Lincoln, un Konrad Adenauer, un Alcide de Gasperi, un Robert Schuman.
Buscamos un conductor elocuente y valeroso, “un orador de discursos y un hacedor de hazañas (Fénix a Aquiles, “La Ilíada”). Un dirigente con oratoria persuasiva y convincente. No un mero lector desangelado de recetas administrativas, gerenciales y burocráticas. Un líder que nos convenza, que nos emocione, que explique el porqué debemos dejarlo entrar en nuestras vidas y en nuestros corazones. Y eso no se logra ofreciendo simplemente más casas o mejorar la balanza de pagos. Como ha sido afirmado: “El político debe tener dentro de sí no sólo la inteligencia que gobierna, sino también la palabra que ordena mediante el convencimiento.”
Se necesita un jefe de gobierno que entienda que las dificultades no son meramente administrativas, tecnocráticas o burocráticas; que debe trabajar para desmontar la cultura de la violencia, la pasión por la división y el odio, el egoísmo y el excesivo individualismo, con sus terribles expresiones cotidianas. Un líder realmente defensor de los derechos humanos, y de las violaciones a los mismos, dentro y fuera de su país.
-Es fundamental que nuestro conductor afirme sin dudas su oposición, desde el mismo momento que se lanza en campaña, a toda reelecciónempezando por la suya.
Exigimos un líder 2.0, de este siglo y milenio, que no se rebaje a sí mismo ni irrespete a los ciudadanos llegando tarde a todas partes. La impuntualidad es signo evidente de subdesarrollo.
-Una vez más: ¡Que sepa de economía! ¡Y que no se reelija!
La gente en América Latina espera un nuevo liderazgo, un liderazgo que emocione, que conmueva y mueva. Como dijera alguna vez un exitoso gobernador de Nueva York, famoso por su carisma y su oratoria, Mario Cuomo: “se gobierna con prosa, pero se hace campaña con poesía.”
Al final, de lo que se trata es: ni un nuevo mesías, ni un simple gerente: necesitamos una persona con dotes de Estadista. Así, con mayúscula.

*El Grupo Maritain está formado por un grupo de ciudadanos venezolanos, comprometidos con el pensamiento demócrata-cristiano y con las causas de la libertad y la democracia plenas. Sus miembros son: Haroldo Romero, Sadio Garavini di Turno, Oswaldo Álvarez Paz, Julio César Moreno León, Marcos Villasmil y Abdón Vivas Terán.

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