sábado, 28 de febrero de 2015

ENTRE LOS COMISARIOS Y EL MERCADO

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Carlos Alberto Montaner

Parece que una parte sustancial de los artistas e intelectuales españoles, incluidos los medios académicos, va a votar por Podemos, la formación política neocomunista que ha irrumpido con fuerza en la escena política.
No me extraña. La intelligentsia latinoamericana y española, como regla general, suele ser estatista. A eso le llaman ser de izquierda. Los escritores, artistas plásticos, músicos, cineastas, actores, autores dramáticos, y, especialmente, los catedráticos y estudiantes de Ciencias Sociales y de Humanidades (antropólogos, sociólogos, arqueólogos, filósofos, teólogos, pedagogos, periodistas, etc.), se sitúan a la izquierda del espectro político. Se colocan, con variable intensidad, en el campo del estatismo.
Pero no todos. Por la otra punta de este fenómeno, en general, una buena parte de las facultades de ingeniería, arquitectura, medicina, odontología, informática, ciencias empresariales, y tal vez la mitad de los economistas y abogados, tanto profesores como alumnos, mantienen una actitud diferente.
Entre estos profesionales y aspirantes a serlo abunda un mayor porcentaje de personas que pudiéramos llamar liberales, en el sentido que se le da a ese término en América Latina y Europa. Confían mucho más en el esfuerzo individual, se inscriben en el espacio político del centroderecha, y desconfían de la gestión del Estado porque la experiencia les ha demostrado que suele ser desastrosa.
La izquierda está convencida de que le corresponde al Estado, administrado por gobiernos populistas, producir ciertos bienes o gestionar directamente una gran cantidad de servicios para el pretendido beneficio del "pueblo", lo que inevitablemente significa la adjudicación y el manejo de un alto porcentaje de la riqueza que la sociedad produce.
La derecha, persuadida de que ese es el camino más corto al aumento de la corrupción, al clientelismo, al descalabro económico y al surgimiento de atropellos contra los individuos, defiende que los bienes se produzcan o los servicios se brinden dentro del ámbito privado. Serán mejores, alega, y resultarán más económicos.
¿Por qué esa marcada inclinación populista de la intelligentsia? Sospecho que se trata de una fatal consecuencia del mercado. El vasto campo de los intelectuales y artistas ofrece una mercancía que, independientemente de su calidad, salvo algunas excepciones, difícilmente puede sostenerse motu proprio entre los consumidores. La inmensa mayoría depende fatalmente de cátedras universitarias, subsidios, becas o premios que suelen ser abonados por medio de los presupuestos oficiales. Son "cazadores de rentas".
En cambio, los profesionales que suministran algún servicio demandado por la sociedad, pese al riesgo que ello entraña, confían mucho más en el mercado  que en la seguridad de colocarse bajo el ala protectora del Estado y recibir un salario mensual o alguna suerte de prebenda.
A esa intelligentsia estatista que rechaza el mercado con un despreciativo aire de superioridad, le gusta autopercibirse como solidaria y generosa, pero, aunque algunos o muchos de sus miembros tengan esos rasgos, en realidad se trata de un grupo que, como es frecuente, defiende sus intereses individuales y busca la protección de un patrón que le garantice la seguridad económica, divulgación y cierta fama profesional.
Claro, eso tiene un costo. En general, las dictaduras ilustradas, es decir, las que poseen un corpus ideológico que define sus presupuestos y objetivos —comunistas y fascistas en primer lugar—, son las que con más habilidad crean instituciones y mecanismos dedicados a controlar a la intelligentsia.
Lo hacen mediante un sistema claramente conductista de refuerzos positivos y negativos, administrado por inflexibles comisarios culturales que manejan  (en Cuba utilizan el verbo "atender") los gremios en los que colocan a los periodistas, escritores, artistas plásticos y otros intelectuales para servirse de ellos.
Esos gremios son jaulas sin barrotes en las que estabulan a la intelligentsia para vigilarla y organizarla de manera que, dócilmente, los intelectuales firmen documentos, y aprendan y repitan consignas que le sean útiles al régimen para construir y sostener su relato. Si asumen los dogmas de la secta y colaboran en estas tareas, se les remunera generosamente y se les llena de premios y lisonjas. Si se oponen, se les castiga y desacredita.
En cambio, en los regímenes democráticos realmente libres, regidos por la economía abierta, la intelligentsia no está sujeta al látigo de los comisarios, sino a las preferencias del mercado, lo que, con frecuencia, resulta económicamente perjudicial y riesgoso para estos intelectuales y artistas.
¿Es preferible el comisario o el mercado? Los comisarios son despreciables policías del pensamiento que exigen un insoportable sometimiento. El mercado —la libre preferencia de la sociedad— no tiene corazón y los artistas e intelectuales pueden naufragar, pero hay libertad. El mercado es mil veces mejor.
MUD PIDE ACLARATORIA A PRESIDENTE JOSE MUJICA SOBRE POSIBLE GOLPE DE ESTADO EN VENEZUELA

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pidió hoy al presidente de Uruguay, José Mujica, que sea más explícito sobre sus afirmaciones del jueves en las que hablaba sobre el “problema” que podría tener Venezuela de enfrentar un posible golpe de Estado de “militares de izquierda”.
“Nosotros quisiéramos que el señor Mujica, en su condición de demócrata latinoamericano (…) sea más explícito porque lo que está en juego es la calidad de la democracia en la región, y lo que está en curso es la crisis venezolana”, dijo en una rueda de prensa el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba.
“Si sabe algo que nosotros no sabemos que por favor lo diga”, añadió.
El mandatario uruguayo, quien concluirá su mandato el domingo 1 de marzo, afirmó este jueves en una entrevista que el “problema que puede tener Venezuela” es que “un día” se pueda ver frente a un “golpe de Estado de militares de izquierda”, tras lo que, a su juicio, “la defensa democrática” se iría “al carajo”.
Torrealba consideró “interesante” el que Mujica, considerado un aliado ideológico del Gobierno presidido por Nicolás Maduro, se refiera a la posibilidad de un golpe de militares de “izquierda”, días después de que el mandatario venezolano denunciara un golpe de Estado “trazado” por Washington y la “derecha” venezolana.
“Ahora que Maduro ha venido diciendo que hay un golpe de derecha en Venezuela planeado por el imperialismo norteamericano, y resulta que Pepe Mujica (…) dice que su principal preocupación sobre Venezuela es la inminencia de un golpe perpetrado por militares izquierdistas”, dijo Torrealba.
Maduro informó hace dos semanas de que su Gobierno había desmontado un plan de golpe de Estado en que estarían participando militares de la aviación venezolana y dirigentes opositores, entre ellos, el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, detenido el día 19 pasado.
La detención del alcalde opositor aumentó la tensión de las últimas semanas, días en los que también se cumplió un año de la detención del opositor Leopoldo López así como del inicio de las protestas antigubernamentales. EFE
ENTREVISTA A LUIS MIQUILENA




ESPERANZA MARQUEZ

TAL CUAL
 
Luis Miquilena, nació un 29 de julio de 1919, ingeniero agrónomo, editor, empresario, Presidente de la Asamblea Constituyente de 1999, diputado, senador, dos veces ministro.

­Don Luis ¿Cómo está? ­Me siento bien de salud, pero afectado espiritualmente como lo está todo el país en este momento trágico para nuestra patria, las circunstancias que en este momento me rodean personalmente tienen que tener una influencia bastante fuerte respecto a mi salud y mi espíritu sabiendo, como sé, que después de tantos años de haber traficado por una lucha terrible durante toda mi vida me encuentro hoy ante una situación dramática que difícilmente tiene parangones en el resto de la historia de nuestra patria incluyendo los peores gobiernos que hemos tenido.
­¿Qué lo hace peor que otros? ­Este es un gobierno que vino a importar a Venezuela un modelo económico completamente desfasado que ya no tiene vida en ninguna otra parte, un Socialismo del Siglo XXI que no es otra cosa que un socialismo de alpargatas, brutal y lleno de toda clase de ignorancia, de denuedo y que ha tenido la virtud de destruir las bases fundamentales de nuestra economía y de nuestro país. Yo no diría que es una frase hecha cuando digo que el drama que está viviendo Venezuela es un drama insoluble mientras este gobierno perdure.
­¿Chávez los engañó? ­Venezuela vivía una etapa bastante crítica de desgaste de los partidos políticos que habían estado en el poder y muchas de las lacras que habíamos estado combatiendo nosotros: la corrupción, la negación de la independencia de los poderes, el ejercicio de la democracia en toda su plenitud, Venezuela estaba en un momento de crisis y en ese momento surge Chávez, claro, nada tiene que compararse con la que estamos padeciendo en este momento, pero eso dio origen a que muchos de nosotros, sectores democráticos que estábamos en el país enfrentamos esos vicios que en aquel momento se estaban dando y los enfrentamos porque es contra los cuales hemos venido luchando desde que yo tengo uso de razón, pero si cotejamos todo aquello con lo que está ocurriendo hoy nos encontramos con que no tienen punto de comparación.
­¿Usted trabajó en el programa de gobierno de Chávez? ­Sí, pero me empeñé en que ese programa que él le vendió al país cuando iba para el proceso electoral recogiera realmente los vicios que tenía el gobierno democrático para combatirlos, vicios que estaban presididos por la corrupción, por la negación de la libertad de los poderes particularmente del Poder Judicial que es la garantía para cualquier nación. Un país que no tenga libertad de los jueces, que los procesos tengan un mínimo de confianza es un país desquiciado, que no existe, un país de forajidos que es lo que está ocurriendo en este momento cuando los jueces sentencian desde Miraflores. Esto es lo peor que ha podido ocurrir en el país.
­¿Se arrepiente? ­No me arrepiento porque lo hice en procura de mis ideales y lo probé cuando en las primeras de cambio, porque yo no salí del gobierno después que había realizado todas las tropelías que hoy padecemos, lo hice en el momento en que me di cuenta que ya se vislumbraba un camino de autoritarismo negativo y contrario a lo que han sido mis ideales y en ese momento rompí con él y rompí desde el gobierno, no porque me acusara de algo, por el contrario, luchó mucho para que me quedara en el poder y no acepté absolutamente ninguna de las proposiciones que me hizo, porque le dije que ya había llegado definitivamente a la destrucción y al despeñadero y, en consecuencia, yo le ponía punto final a mi relación con él y con su gobierno.
­¿El Acuerdo Nacional para la Transición encierra un golpe? ­Nuestra respuesta a ese documento la hicimos con un comunicado que firmamos Enrique Tejera París, Pompeyo Márquez, Enrique Aristeguieta y yo. El documento de transición no tiene absolutamente nada que ver con golpe de Estado, lo que pasa es que la supersensibilidad de esta gente cuando coge el camino de la represión, de la agresividad y de la negación de todo cualquier cosa tiene que ver con eso. Están tan enredados por la situación económica que estamos padeciendo, por el caos que vivimos y en lugar de reconocer esa realidad evidente, se lo atribuyen a una conspiración de acaparamiento y de todas las miserias que están tratando de propalar para vendérselo a la gente que piensa menos, que no tiene suficiente raciocinio para darse cuenta de lo que está pasando de verdad en Venezuela.
­¿Cuál es su llamado a los venezolanos? ­Está en la carta que firmamos y es a que nos pongamos de pie, porque llegó el momento de que los venezolanos sigan el ejemplo de nuestros próceres, de nuestros antecesores, porque ya no se trata de hablar de una Venezuela como la que ellos viven gritando, como gritan de la Constitución y sacan un librito azul que nadie sabe lo que dice, porque si dice lo que ellos están haciendo ¡la clase de porquería que debe ser!, porque esa no debe ser la que yo firmé como Presidente de la Asamblea Constituyente, pero ellos la exhiben para burlarse del pueblo, han hecho de ella una verdadera piltrafa que no sirve para nada.
Tenemos que ponernos en pie de lucha y es el momento de decir presente con coraje, con valentía, es el momento que los hombres y mujeres importantes se pongan de pie en la calle para pedir un cambio de gobierno, porque si este gobierno tuviera un mínimo de sensatez y creyeran en la patria no seguirían adelante llevándola por el despeñadero que la llevan, ellos mismos reflexionarían sensatamente y buscarían el camino de una transición pacífica para que el país no tuviera que afrontar en el futuro crisis graves, difíciles y violentas. 



 CREACIÓN Y SOMBRAS EN VENEZUELA

ANTONIO LOPEZ ORTEGA


Un poeta venezolano esencial del siglo XX, Eugenio Montejo, murió en junio de 2008. Muy pocos amigos lo velaron en una alicaída funeraria del centro de Valencia, una ciudad en la que creció, estudió y cofundó la legendaria revista Poesía, por muchos años referencia continental de creación y difusión poética. Montejo había sido también, en su última etapa de vida, funcionario de la Cancillería venezolana, donde no sólo dirigió junto a la novelista Elisa Lerner la revista Venezuela, especie de vitrina cultural del país, sino que también asumió bajo acreditación la consejería cultural en Lisboa. Desde allí se dedicó a difundir la literatura venezolana en Portugal y la portuguesa en Venezuela. La emigración lusitana de la primera mitad de centuria, que muchos estiman en medio millón de habitantes, hablaba de lazos infranqueables y presuponía mucha programación de intercambio. No bastaron, sin embargo, los desvelos de un funcionario inteligente y fiel, como tampoco el Premio Nacional de Literatura conferido en 1998 o el Premio Internacional de Poesía Octavio Paz otorgado en 2005, para que la Cancillería o el régimen que se autoproclama bolivariano enviaran una corona floral o publicaran un mínimo obituario en la prensa nacional. Esas glorias, se entiende, no eran las de ellos, y por lo tanto en la funeraria de Valencia no veían más que un cuerpo insepulto.
La conducta se repite casi al calco con otros grandes escritores. Ni el novelista Salvador Garmendia, quizás el más importante de las últimas cinco décadas, fallecido en 2001; ni el narrador Adriano González León, Premio de Novela Biblioteca Breve en 1968 con País portátil, fallecido en 2008; ni el poeta Juan Sánchez Peláez, voz vanguardista por antonomasia, fallecido en 2003; merecieron ningún homenaje, mención o gesto. Para ellos la ignorancia, el borrón, la inexistencia. Así actúan quienes en los manuales educativos hacen una selección caprichosa de episodios históricos o quienes en los recuentos de historia política suprimen todo lo que tenga que ver con el período democrático 1958-1998. En Cultura, por lo demás, las omisiones son bochornosas. Ningún intelectual que haya tenido un pronunciamiento crítico, que haya firmado algún manifiesto de denuncia o que en una entrevista haya expresado algún descontento, tiene derecho a nada: ni invitaciones, ni becas, ni reconocimientos. Esas prebendas se reservan sólo para los fieles, esto es, para los que han terminado callando, traicionando sus viejos fueros y, en algunos casos, escribiendo loas al “comandante galáctico”.
Los creadores venezolanos de estos tiempos han terminado por entender en qué tablero se deben o pueden mover. Y en ese juego saben que el Estado no existe, que nada se puede esperar de ninguna política cultural. Sólo una ventaja han extraído de esa injusticia, por no hablar de desgracia: se han vuelto más persistentes, más obsesivos y hasta más profesionales. Cuando se roza la supervivencia, las energías salen no se sabe de dónde, pero salen. No importa si ya no hay dónde editar, si los museos nacionales ya no exponen o si las carteleras teatrales se han banalizado. Se crea finalmente para otro presente, forzosamente alterno, o quién sabe si para el futuro, cuando el país o las audiencias sean otras. Más allá de los creadores que el país ha expulsado, que también los hay, en una especie de diáspora secreta, los que permanecen se protegen contra todas las plagas: ostracismo, aislamiento, escepticismo o autocensura. La hora invita al agrupamiento, al encuentro, a la suma de voluntades, y toda iniciativa es bienvenida, por más insignificante que pueda parecer. El único consuelo, o la única verdad, que flota sobre estas iniciativas a veces invisibles es que, cuando desde un futuro próximo se mire hacia estas horas aciagas, se descubrirá que sólo los creadores de este encierro habrán escrito las mejores crónicas, los mejores poemarios; habrán concebido las mejores obras plásticas, las mejores instalaciones; habrán compuesto las mejores obras teatrales, las mejores coreografías. La verdad creadora está en la sombra y no en los fastos burocráticos y hasta militaroides que nos quieren vender como bienes culturales.
Toda política cultural que se quiera moderna debe siempre garantizar los espacios de la creación, que a veces son misteriosos y hasta frágiles. Las nacientes vocaciones artísticas siempre son dubitativas y pueden hacer que un poeta en ciernes desperdicie su talento en otros afanes. ¿Quién penetra en ese mundo de fragilidades y se asegura de que la condición artística no pierda un gran vocero? ¿Quién incide en ese momento de decisiones y evita frustraciones mayores? Lejos hemos estado en Venezuela de estas cavilaciones si se quiere exquisitas, pero otras realidades y propósitos han entendido a cabalidad que no hay como la creación pura y libre para las transformaciones sociales. Esto lo han entendido, hasta inconscientemente, los creadores, trabajando con sus pocos rudimentos y olvidados de cualquier asomo de política cultural.
Quizás las ofrendas florales que merecía Eugenio Montejo llegarán a destiempo. Están más bien en la voces y corazones de sus herederos, los jóvenes que lo leen con fruición y que no cesan de admirar sus versos. No toda época sabe reconocer a sus hijos y ésta que nos gobierna los ignora a todos.
SANTOS SE INVITÓ LA BAILE


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Beatriz de Majo

Juan Manuel Santos no lanzó al aire el espontáneo balón de ensayo de una posible mediación suya en la crisis venezolana, si no es porque está esperando que alguien, de este lado del Arauca, recoja el guante y le pida formalmente que intente servir de puente entre dos interlocutores irremisiblemente enfrentados.
Cuesta imaginarse a Nicolás Maduro pidiendo a un presidente neoliberal irredento que, por demás, comparte una estrechísima comandita con el imperio norteamericano propiciante de un golpe en contra de su gobierno, que actúe como mediador en nuestro conflicto doméstico. Equivaldría ello a solicitarle a otro miembro de la “oligarquía parasitaria mundial”, con sólidas amistades en Washington, que actúe como fiel de la balanza venezolana.
Más bien, Santos pudiera estar aspirando a que sea la Mesa de la Unidad quien lo invite al baile. Que sea la oposición la que pase por alto todas las inexplicables complacencias que a lo largo de sus dos gobiernos ha tenido con la revolución bolivariana y que ignore olímpicamente su deliberada permisividad con una administración que ha pisoteado hacia dentro todos los derechos de los individuos y de las instituciones, además de mancillar las libertades de los ciudadanos, que ha criminalizado la disidencia política y que emplea la represión para lidiar con sus opositores.
Santos pensará que un mediador siempre es bueno –en lo que no le falta razón– y que para ello él se encuentra engalanado por los laureles del proceso de paz que su gobierno promueve en La Habana a través del dialogo con los insurgentes.
La iniciativa de la mediación es válida, sin duda, si ella está animada del deseo de aportar soluciones a los dos lados del desencuentro venezolano, lo que además sería bueno para Colombia. Lo que no tiene claro el mandatario vecino es que el fin primerísimo de una mediación, en el dramático caso venezolano, pasa por exigir de una de las dos partes –en este caso el gobierno revolucionario– el restablecimiento de la democracia en Venezuela, lo que no es poca cosa. Por supuesto que en esta hora y punto también Santos tendría que exigir, antes de dar un paso para mediar, la liberación de todos los presos de conciencia que el régimen mantiene detenidos y no simplemente afirmar que “espera que el debido proceso sea cumplido”, como ya hizo en el caso de la ilegal captura de Antonio Ledezma.
¿Siente Santos íntimamente estar dotado del capital de influencia suficiente para emprender tal tarea, o es que está necesitando desesperadamente un nuevo proyecto con el cual oxigenar su lesionada imagen por los magros avances de su proceso de negociación de la paz con la insurgencia guerrillera?
Aquí y allá, todavía no entendemos para dónde va el presidente Santos con un sugerencia tan extravagante. Admitimos su buena fe, que quede claro, mientras le hacemos saber que en su aspiración de que Venezuela recupere la senda perdida hace 16 años lo acompañamos cada vez más venezolanos afectos al gobierno, miembros de la oposición y ciudadanos neutrales.
¿QUIERE EVITAR LAS ELECCIONES EL GOBIERNO?


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    Fausto Masó



Pues sí, claro que sí, está más claro que el agua: se acerca a las elecciones como quien sube a un cadalso, como las perderá estrepitosamente quiere, por lo menos, posponerlas indefinidamente. Dentro del chavismo se comenta que celebrarlas es suicidarse, sería el fin del breve reinado de Nicolás Maduro. Están preparando el terreno para evitarlas. Ya Nicolás Maduro aseguró que no permitirá que la oposición se presente en elecciones si va a estar involucrada en promover la violencia en el país
“Que no se equivoquen. No van a salir con su cara muy lavada a presentarse en unas elecciones”, declaró durante el acto de los trabajadores de las empresas básicas, sector construcción y petróleo en Puerto Ordaz, estado Bolívar, que se transmitió por cadena nacional de radio y televisión.
Hasta el elector que no siente entusiasmo por la oposición le pasará factura en las elecciones al gobierno, que perderá el control de la Asamblea. No hay forma de no contar los votos depositados en las máquinas, a pesar de que algunos sigan creyendo tonterías como que el CNE, apretando un botón, puede alterar los resultados. Nuevamente habrá otra muestra de ventajismo escandaloso a favor del PSUV, solo que esta vez de nada le servirá frente a las colas y una inflación de 100%. Tampoco servirá mucho que el CNE cambie los circuitos para favorecer al gobierno.
Hasta hace unas semanas parte de la oposición le restaba valor a esas elecciones, defendían una imposible constituyente. Todavía no se han escogido los candidatos aunque los mismos que rechazan las elecciones legislativas quieran ser diputados, su radicalismo no llega tan lejos.
La reacción por el caso de Antonio Ledezma ha debilitado a Nicolás Maduro que no podrá justificar el ventajismo electoral, el uso de los recursos oficiales, la postura del CNE, con tal de que la oposición se dedique desde ya a denunciar internacionalmente cómo se celebran elecciones en Venezuela. Sueñan con buscar algunos títeres para que hagan el papel de la oposición. Andan en eso.
Algunos repiten que por votos no se saca del poder a un gobierno como el actual, pero con votos, con unas elecciones, se le pone en evidencia. Si se votara manualmente habría todas las oportunidades de falsificar los resultados, pero solo destrozando las máquinas se impediría que los votos depositados en ellas contasen. Hay demasiadas leyendas circulando por el país que alientan el abstencionismo.
Hay otro factor, la torpeza de Maduro. En el caso del estudiante asesinado, después de echarle la culpa a un policía, comenzó a acusar a los mismos estudiantes, responsabilizarlos del asesinato de su compañero, un  niño, asumiendo en realidad así la responsabilidad de la muerte.
Fuera de Venezuela a Maduro no lo respetan, apenas algún incondicional como Evo Morales declara a su favor. Hasta Podemos en España condena la prisión de Antonio Ledezma y el gobierno brasileño mantiene distancia hacia Venezuela.
Evitar celebrar las elecciones les será imposible si la oposición llama la atención a la opinión pública, si exige que las celebren, pide fijar una fecha, denuncia el ventajismo, invita a la prensa internacional a observarlas. Todo está a favor de la oposición, con tal de que se muevan.
Digan lo que digan, especulen lo que especulen, a corto plazo las elecciones legislativas representan la mejor oportunidad para obligar al gobierno a cambiar el modelo económico.
Todavía algunos afirman que la oposición en vez de dedicarse a las elecciones debe movilizarse en la calle para provocar la caída del gobierno. Votando es la forma de aplastar a Nicolás Maduro. No hay forma de repetir un 11 de abril en el país; en cambio acudiendo a votar en masa se colocará al gobierno contra la pared.

viernes, 27 de febrero de 2015

TORREALBA:  "VAMOS A TOMAR EL PODER POR LA VÍA DEMOCRÁTICA, DE MANERA LIMPIA, PERO LO VAMOS A TOMAR"
 
El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús Torrealba, consideró "bienvenida" cualquier iniciativa que surgiera de parte de otros países para mediar y colaborar en la situación de Venezuela.
Prensa Unidad Venezuela (27.02.15) .- El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús "Chuo" Torrealba, ofreció declaraciones hoy en las instalaciones de la Sede Nacional de Copei para dar respuesta, en nombre de toda la alianza unitaria, al presidente de Colombia Juan Manuel Santos  sobre su petición realizada el día de ayer, de mediar de manera directa en la situación que enfrenta Venezuela.
"Frente a este gesto del presidente Santos de mediar en la situación de Venezuela, respondemos que todo acto que pretenda ayudar a mejorar la situación actual que vivimos, es bienvenido. Hay hasta ahora 75 comunicados de manera global que expresan solidaridad con los venezolanos. Nosotros le decimos cordialmente también al nuevo presidente de Uruguay que está invitado igualmente a promover la libertad y la restitución de los derechos de nuestro pueblo", señaló Torrealba.
En la misma línea continuó dirigiéndose al presidente uruguayo  Tabaré Vásquez y expresó su intención de tomar el poder de parte de toda la alianza unitaria por la vía democrática.  
"Nuestro llamado al presidente Tabaré Vásquez a que si quiere hacer un requerimiento similar al del presidente Santos, será cordialmente aceptado, no actuaremos como el presidente Maduro que le dice a los demás países que no metan sus narices en Venezuela. Nosotros vamos a tomar el poder por la vía democrática, ese es nuestro objetivo. Tenemos un Gobierno que sólo trata de llevar al país por el camino de la ilegalidad y la violencia",sentenció.
Asimismo dijo al ex presidente de Uruguay José Pepe Mujica que si está enterado de "algo que los venezolanos no sepan", por favor lo diga.
"Frente al señalamiento del señor Pepe Mújica al decir que lo que más le preocupa es la inminencia probable de un golpe perpetrado por los militares izquierdistas en Venezuela, le pedimos que si él sabe algo que nosotros no sepamos por favor lo diga",indicó el Secretario de la MUD.
Concluyó refiriéndose a las palabras del canciller Patiño de Ecuador como un "desliz".
"Nosotros nunca hemos estado de acuerdo con la mediación de Unasur ni con su coordinación en nuestros problemas. El canciller Patiño ayer incurrió en lo que podría ser un "desliz" expresando ayer su solidaridad con el Gobierno de Maduro, por lo que esto puede poner en duda su credibilidad", finalizó Torrealba

RELATOR DE LA ONU: TORTURA ES GENERALIZADA EN MEXICO

JAN MARTINEZ

Veinte palabras bastan para el escalofrío. “La tortura y los malos tratos en la detención son generalizados en México y ocurren en un contexto de impunidad”. Así arranca el relator especial de la ONU sobre la Tortura, Juan Méndez, las conclusiones del informe sobre la visita que hizo a México del 21 de abril al 2 de mayo pasado. El escrito, que será presentado en marzo y al que ha tenido acceso este periódico, revisa los fallos del sistema de seguridad mexicano y traza un aguafuerte en el que pocos escapan a su crítica: “Hay evidencias de la participación activa de las fuerzas policiales y ministeriales de casi todas las jurisdicciones y de las fuerzas armadas, pero también de la tolerancia, indiferencia o complicidad por parte de algunos médicos, defensores públicos, fiscales y jueces”.
En sus recomendaciones, el relator pide que se ponga fin a una herencia de la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012): el uso de la fuerza militar en tareas de seguridad pública. También exige la eliminación del arraigo, la polémica figura que permite, en el curso de una investigación por crimen organizado y con orden judicial, mantener encerrada 40 días (prorrogables) a una persona mientras se decide si se presentan cargos penales. Esta práctica, muy empleada en la guerra contra el narco, viola, según Méndez, la presunción de inocencia y expone al detenido a torturas. Su eficacia también la cuestiona: “De más de 8.000 personas arraigadas desde 2008, sólo el 3,2% habría recibido condena”.
El punto de partida del informe, que aún es susceptible de modificaciones, es la guerra contra el narco iniciada en 2006. Esta ofensiva, que llegó a movilizar en su apogeo a 50.000 soldados, disparó las quejas por torturas y malos tratos: si en los seis años anteriores a 2007 la Comisión Nacional de Derechos Humanos había registrado un promedio de 320 denuncias; en 2012 superaron las 2.100. Con la llegada de Peña Nieto, estas reclamaciones se redujeron un 30%, pero muchos de los factores que las propiciaron, según el relator, sobreviven.
El enviado de la ONU establece que la tortura en México se utiliza predominantemente durante la detención y con objeto de obtener confesiones sobre el crimen organizado. Las víctimas suelen proceder de sectores pobres o marginales. El modo de operar, según las denuncias recogidas en el escrito, muestra un inquietante patrón. Los captores, vestidos de civil y encapuchados, no suelen llevar orden judicial ni informan de los motivos de la captura. Luego, llega la pesadilla: “Las personas son conducidas con los ojos vendados a sitios que desconocen, incluyendo bases militares, donde continúan las torturas: golpes con puños, pies y palos; toque con dispositivos eléctricos (chicharra), generalmente en los genitales; asfixia con bolsa de plástico, introducción de agua con un trapo en la boca, desnudez forzada, suspensión, amenazas, insultos”.
Todo ello puede durar días. A veces, indica el relator, las torturas acaban en la muerte, y esta viene seguida de la desaparición. En el caso de las mujeres, al catálogo de horrores descrito se suma la violencia sexual: “Desnudez forzada, humillaciones verbales, manoseos en los senos y genitales, introducción de objetos en los genitales y violación reiterada y por varias personas”.
La persecución de estos abusos no ofrece para el relator de la ONU resultados tranquilizadores. El informe destaca que entre 2005 y 2013 solo hubo cinco sentencias condenatorias por torturas. El motivo es que, a su juicio, ni los registros de detención ni los exámenes médicos recogen bien los abusos. A partir de ahí, todo rueda cuesta arriba. “No existe control adecuado sobre la legalidad de la detención ni del plazo para la presentación al ministerio público; no se accede a una defensa adecuada en forma inmediata; las declaraciones se prestan sin intervención judicial ni presencia del abogado; no se inician investigaciones de oficio ni se excluyen de oficio pruebas obtenidas bajo tortura; y se hace una interpretación restrictiva e incorrecta del Protocolo de Estambul”, sostiene el informe.
El informe destaca que entre 2005 y 2013 solo hubo cinco sentencias condenatorias por torturas
Pese a este deterioro de las garantías, el relator admite que, en los últimos años, se ha avanzado en la lucha contra esta lacra. Las leyes han empezado a sacar de la jurisdicción militar las violaciones de derechos humanos cometidas por soldados contra civiles, se ha ampliado el perímetro de protección de los detenidos y se han establecido protocolos que “fortalecen las salvaguardias”. Todo ello no ha logrado, sin embargo, “revertir la imperante impunidad”.
En este contexto, el relator muestra su extrema preocupación por la “inaceptable tragedia de Iguala”, donde “las autoridades municipales en colusión con el crimen organizado hicieron desaparecer forzadamente a 43 estudiantes normalistas, ejecutaron a otros seis, algunos con torturas, e hirieron a más de 20 personas”. Para el enviado de la ONU esta matanza ha de servir de aldabonazo y propiciar una reforma estructural en seguridad.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, anunció en diciembre pasado un amplio paquete de medidas legislativas y ejecutivas para acabar con la impunidad. Entre ellas figuraba la desaparición de la Policía Municipal, profundamente infiltrada por el narco, la intervención en ayuntamientos corruptos, y una legislación especial contra la tortura y los malos tratos. Este periódico trató sin éxito de recabar la versión de la subsecretaria de Derechos Humanos, Lía Limón.
“Coincidimos con el informe. La tortura sigue siendo generalizada y se da en el periodo entre la detención y la puesta a disposición judicial. Y aunque ha habido un descenso, los casos siguen siendo seis veces más que en 2003”, señaló el director de Amnistía Internacional en México, Perseo Quiroz.
AYUDAR A VENEZUELA

EDITORIAL EL PAÍS, ESPAÑA

La sociedad venezolana merece que se ponga fin lo más pronto posible a la situación de inseguridad, física y jurídica, que atraviesa el país y que empeora día a día. Gobierno y oposición tienen la responsabilidad —no en la misma medida, obviamente— de encauzar la situación cuanto antes. No es admisible la degradación material e institucional de un país que por sus recursos materiales y humanos debería estar en los puestos de cabeza en lo que respecta a prosperidad económica y política de Latinoamérica. En este contexto, el Ejecutivo de Nicolás Maduro y los políticos de la oposición (que necesita unirse sin más dilaciones) deben hacer un ejercicio de realismo que les lleve a aceptar algún tipo de iniciativa internacional —como la mediación propuesta ayer por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos— que abra una nueva perspectiva a la dificilísima situación del país.
El asesinato el martes del joven estudiantil de 14 años Kluvier Roa es la demostración del punto de tensión al que han llegado las cosas. Roa murió durante una manifestación opositora en el Estado de Táchira cuando un policía le disparó en la cabeza. Se trata de la quinta muerte de un adolescente por disparos en la cabeza acaecida en las diferentes zonas del país en las últimas semanas; muertes que no han sido aclaradas y generan entre los ciudadanos una sensación de indefensión absoluta. Solamente el miedo sujeta la ola de indignación —de consecuencias difíciles de prever— que todo ello está causando.
Es muy preocupante que Maduro haya dado muestras de estar perdiendo el control de la situación, porque debería ser uno de los interlocutores para desbloquear la gravísima crisis. Con la opinión pública todavía encrespada por la arbitraria y brutal detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, el presidente abandonó el habitual tono desafiante, se apresuró a condenar el crimen y añadió que “en Venezuela está prohibida la represión armada”. Pero este es el tipo de juego retórico que no calma los ánimos: hace apenas unos días el mismo Maduro aprobó y justificó la utilización de armamento letal contra las manifestaciones opositoras.
Venezuela necesita una salida con urgencia. Si los actores internos son incapaces, no ya de alcanzar una solución sino de ponerse en el camino correcto para lograrlo, al menos deberían escuchar propuestas y atender a los gestos que les llegan desde el exterior.
THE ECONOMIST: UN GOLPE EN CAMARA LENTA


El régimen “bolivariano” venezolano va dando tumbos desde el autoritarismo hacia la dictadura. El 19 de febrero arrestó al alcalde electo de Caracas, Antonio Ledezma. Luego ha buscado la expulsión de la Asamblea Nacional de Julio Borges, un dirigente opositor moderado -un destino padecido por su colega María Corina Machado, expulsada el año pasado-. Leopoldo López, otro dirigente opositor, ha estado preso por un año y hace frente a un juicio. Casi la mitad de los alcaldes opositores enfrenta acciones legales. La acusación favorita del régimen contra los políticos hostiles es conspirar para derrocar al gobierno, a menudo en complicidad con los Estados Unidos. Pero es más bien el presidente, Nicolás Maduro, quien está escenificando un golpe contra los últimos restos de democracia. Los venezolanos lo llaman “autogolpe”.
Hugo Chávez, quien fuera el creador y líder máximo del sistema bolivariano de Estado socialista hasta su muerte en 2013, fue electo repetidamente por los venezolanos, gracias a ingresos petroleros imprevistos, y a su compenetración con los pobres. Él consideró su mayoría como un mandato para asfixiar la democracia venezolana, asumiendo el control de las cortes y de la autoridad electoral, y suprimiendo los medios de comunicación opositores. Los gobiernos de América Latina lo consintieron, en parte debido al apoyo popular que Chávez tenía.
El señor Maduro, sin embargo, no posee el carisma y la habilidad política de Chávez, así como su suerte en materia de precios del petróleo. Políticas económicas descabelladas han generado escasez de alimentos, una inflación galopante y una pobreza en aumento. El apoyo popular al presidente y su gobierno se ha desplomado hasta cerca de un 20%. En una contienda justa, la oposición previsiblemente ganaría las elecciones parlamentarias que deben realizarse este año. Podría luego celebrarse un referendo en 2016 para revocar el mandato de Maduro.
TIEMPO DE HABLAR FUERTE
En un aspecto -reprimir a la oposición- Maduro ha rebasado a su antiguo jefe. Chávez le permitía a sus rivales retarlo en votaciones más o menos libres. Maduro los encarcela. El pasado 24 de febrero un niño de 14 años fue asesinado en una manifestación anti-gubernamental, por la bala de un policía. Este último fue arrestado. Pero tales incidentes aumentan la probabilidad de que la confrontación entre el régimen y sus críticos se torne violenta, dando excusas para más represión. Con ese fin, el arresto de Ledezma pudo haber tenido la intención de provocar una repetición de las manifestaciones del año pasado contra el gobierno, en las cuales 43 personas de ambas partes del conflicto fueron asesinadas. Ello sólo sirvió para fortalecer a Maduro.
Maduro tiene la principal responsabilidad a la hora de evitar tal violencia. Tanto la oposición como los vecinos de Venezuela tienen el papel de intentar mantener la paz y rescatar la democracia. Enfrentada con la deriva del gobierno hacia la ilegalidad, la respuesta opositora debería ser redoblar su compromiso con el Estado de derecho. El señor Ledezma ha hecho un llamado a favor de la no-violencia. La oposición está presionando a la autoridad electoral para que establezca una fecha para las elecciones parlamentarias.
La oposición merece ser ayudada. Por demasiado tiempo América Latina ha tolerado el abuso de Venezuela a las normas democráticas. Los últimos escándalos han generado la preocupación de Brasil, la OEA, etc. Tienen que hacer más. Deberían exigir la liberación de Ledezma y López y exigir garantías de que las elecciones serán justas. Si fallan en el intento, deberían entonces suspender a Venezuela de las instituciones regionales, como la Unión de Naciones Sudamericanas, que exige de sus miembros que sean democracias. La amenaza de convertirse en un paria podría hacer reflexionar al señor Maduro.
Traducción: Marcos Villasmil

jueves, 26 de febrero de 2015

TRANSICIÓN SOMOS TODOS

LUIS UGALDE

El plan era eliminarme a mí simultáneo al ataque a Siria para anular
este portento moral y político que es Venezuela” (N. Maduro, 2014).
“…sintió pena por la gente que se veía obligada a sembrar plátanos en sus jardines, esperanzados de comer un poco más de lo que la pobreza del racionamiento permitía. (…) no era el bloqueo el que producía la escasez de viandas, que se cultivaban en el país, sino la burocratización total del país que convertía a los plantadores en empleados del Estado y hacía que éstos se despreocuparan por completo de las cosechas (…) el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, (…) no podía explicar la escasez general de alimentos que antes el país no sólo producía lo suficiente sino que llegaba a exportarlos. Se dio cuenta de que este pensamiento, de ser expresado de viva voz, sería tildado enseguida de contrarrevolucionario en cualquier centro oficial”.
No es Venezuela, es la Cuba de hace medio siglo en la pluma del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, recordando su esquizofrenia en 1965 y la de sus compañeros, funcionarios atrapados entre los restos del entusiasmo revolucionario de ayer y la brutal pobreza y dictadura de hoy, donde el fuego de la esperanza se volvía cenizas. Rodeados de creciente miseria, a escondidas y en susurros, iban enterándose de cómo unos compañeros revolucionarios eran delatados por otros y sepultados en la cárcel de La Cabaña, si no lograban escaparse al exilio antes de que se cerrara la última puerta. Lo que soñaron como vida, al amanecer lo reconocieron como cenizas de muerte, cárcel, silencio y servidumbre, con doble moral institucionalizada.
Ya -ni allá ni aquí- nadie cree en el idealismo socialista, todo se reduce a sobrevivir en el poder al precio que sea, asediados por la propia incapacidad, demagogia y cinismo “revolucionarios”, millonarios armados que entronizan la pobreza nacional. La represión, las armas y el militarismo suplen la falta de apoyo de la gran mayoría; película estalinista repetida en la “revolución cubana” donde al inicial sueño de la libertad y justicia le nacen rejas por todas partes.
¿Alternativa? Sincerarnos con la realidad y tomar en serio y con indignación los derechos humanos perdidos, y reafirmar activamente la vida digna, el amor a Venezuela y a la violada Constitución, renunciando a un modelo “socialista-estatista” que necesariamente lleva a la miseria y cárcel nacional. Es la vía para que la muchedumbre cerque a una minoría aferrada al poder que endurece los golpes dictatoriales, inventa magnicidios, convierte a los opositores en criminales, apresa a líderes como Ledezma, amenaza a María Corina Machado y Julio Borges…, mantiene arbitrariamente preso a Leopoldo López y a decenas de jóvenes luchadores por la democracia, los maltrata en las mazmorras y los criminaliza con acusaciones inventadas. Todo esto rodeado de miseria creciente reflejada en las colas y en los estantes vacíos…
¿Alternativa democrática? La unión de una inmensa fuerza sin armas; unión para denunciar, para romper el cerco comunicacional y para actuar. Las armas, la represión y la manipulación comunicacional las tiene el régimen, pero ya carece de gente y de esperanza. Enfrente el nuevo camino de esperanza realista, basada no en promesas al viento de la ilusión, sino en la dura realidad actual y las potencialidades productivas y el espíritu creativo hoy reprimidos. Transición somos todos en esta catástrofe nacional, excepto quienes se aferran a su represivo poder dictatorial. Unir a Venezuela (85% de los venezolanos, víctimas en uno y otro lado) en torno a las denuncias y a las propuestas alternativas y un triunfo electoral en las parlamentarias de este año, tan contundente que al gobierno decadente se vea obligado a reconocer que él y su modelo están derrotados. Es el camino que hay que presentar con coherencia, claridad, sin mezquindades ni dobles rostros que confunden, y con la puerta abierta a muchos que del lado del gobierno vienen con la esperanza perdida.
La cuaresma cristiana es camino de austeridad y cruz, centrado en la esperanza de la Resurrección y nueva vida. Muerta la esperanza en el falso paraíso marxista afirmemos la esperanza en nuestra dignidad, capacidades, unión y creatividad para abrir un nuevo camino para una nueva Venezuela.