miércoles, 31 de octubre de 2018

CONTRA LA BARBARIE RESERVA MORAL

MARTA DE LA VEGA

Los hechos de barbarie y robo al equipo de la líder demócrata María Corina Machado, ocurridos en Upata con brutal violencia, ratifican que el horror se ha convertido en política de Estado. Los personeros del régimen construyen su poder desde el resentimiento y la venganza social. Se aprovechan de la inmediatez e ignorancia ética y cultural de mayorías que han crecido con la mentalidad de que el mejor líder es un guapetón de barrio malandro y corrompido.
Histórica equivocación que ha facilitado anomia y anarquía, que ha costado la involución hacia el desastre actual ante los avances de una modernización e institucionalización que no se ancló en el sentido del logro, la producción eficiente, el esfuerzo y los méritos como palancas de movilidad y ascenso social sino en la cultura rentista dominada por un Estado interventor y populista.
María Valiente, como se la ha llamado por sus acciones y discursos consecuentes con una visión de país que aspira a la prosperidad por el trabajo, la preparación intelectual, la probidad y ética públicas, escogió luchar para construir la Venezuela deseable sin clientelismo, forjando futuro cerca de la gente más desasistida, contribuyendo a formar una mentalidad basada en valores y decencia, en una democracia exigente y en el llamado a los mejores. Liderazgo sin probidad es un azote, lo sabemos. Prefirió la lucha a favor de la dignidad de muchos y construir el poder como servicio público en lugar de estar cómodamente, sin penurias, como un porcentaje mínimo de gente que en Venezuela vive sin sufrir los estragos de la necesidad y del hambre.
Desde afuera, muchos están con el corazón en Venezuela y se preparan cada día mejor, trabajan en las más disímiles tareas, incluso que no tienen que ver con su formación profesional, porque siguen apostando por el país
La educación superior recibida y los valores morales y cívicos que practican estas verdaderas élites que honran su gentilicio, los protege frente al sometimiento y el envilecimiento atroces de más del 80% de una población sumisa o resignada, con mentalidad inmediatista, acostumbrada a que un Estado aún todopoderoso, concentrador del poder, mentiroso, con una estructura amiguista a la que le es inherente la corrupción, asistencialista y paternalista, domine a las mayorías en grave precariedad mediante coacción económica, miedo y chantaje.
Desde afuera, muchos están con el corazón en Venezuela y se preparan cada día mejor, trabajan en las más disímiles tareas, incluso que no tienen que ver con su formación profesional, porque siguen apostando por el país para volver a aportar, cuando se recuperen decencia, Estado de derecho y democracia, en el arduo
proceso de reconstrucción indispensable en todos los ámbitos.
En el país, muchos también siguen luchando pese a las adversidades y a la barbarie de un Estado forajido. Contra la demagogia, el facilismo y la mentalidad pícara y tramposa como mecanismos de participación, toda esta gente que no pierde la esperanza a pesar de la zozobra, constituye una gran reserva moral, intelectual, profesional, cívica, cultural y económica, dispuesta a tomar las riendas de la responsabilidad, el trabajo, el sentido del logro y los méritos. Se puso en evidencia con el respaldo unánime y multitudinario a una dirigente que no se doblega. Lamentablemente para una mayoría cada vez más despojada hasta de su dignidad, la desolación no tiene límites y se puso también en evidencia con el ataque bajo y vil contra María Corina Machado de grupos manipulados por un régimen sin escrúpulos.


lunes, 29 de octubre de 2018

DICTADURA A TIEMPO COMPLETO
 
CARLOS CANACHE MATA
La dictadura que sojuzga y azota a Venezuela practica la represión a tiempo completo. Asesina a opositores, como ocurrió con el concejal Fernando Albán, y asalta asambleas y manifestaciones en las que se reclama libertad y democracia, como acaba de suceder en Upata, con el resultado de la cobarde agresión física contra María Corina Machado. Estamos de vuelta al tiempo de las cárceles  con presos políticos, de las torturas, y  de los venezolanos que son compelidos a abandonar el país por el hambre o por decisión de los que detentan el poder.
   Desde agosto del año pasado, una espuria Asamblea Nacional Constituyente (ANC) pasa continuamente con saltos de garrocha por encima de la Constitución vigente con la complacencia de un Tribunal Supremo de Justicia, el que está aquí, que, para sentenciar, espera la orden que baja del Palacio de Miraflores. Esa ANC usurpa las funciones de la Asamblea Nacioanal que el pueblo eligió con una votación tan alta que la integró con una mayoría calificada de diputados de oposición. No creo que hayamos tenido una ANC de más larga duración y que le haya inferido más daño al país.
   La situación que vivimos es tan grave y desconcertante que los presidentes de las Academias Nacionales (Inés Quinterto, Sary Levi, Leopoldo Briceño Iragorri, Gabriel Ruán, Horacio Biord Castillo, Gioconda Cunto de San Blas y Gonzalo Morales)  hicieron, en documento público de fecha 24 de este mes de octubre, dos planteamientos: a) que el colapso de la nación se manifiesta en “la destrucción del aparato productivo, tanto público como privado, y también a través del establecimiento de una política de Estado orientada a reprimir, perseguir, amedrentar e incluso aniquilar físicamente cualquier expresión de disidencia, desconociendo abiertamente los derechos humanos y contraviniendo la Constituciín vigente”; b) que, ante esa tenebrosa realidad, formulan “un llamado especial a todas las instituciones y organizaciones democráticas del país, a fin de actuar todos unidos en una sola dirección y bajo una misma orientación, con el OBJETIVO SUPREMO (las mayúsculas no son mías, son de las Academias) de logar un cambio político que permita recuperar y conducir al país hacia un gobierno democrático y respetuoso del Estado de Derecho”. Son palabras de quienes saben lo que dicen.
   En un foro, celebrado en Miami la semana pasada, por la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), que contó con la presencia del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ex-presidentes de 21 países analizaron “la institucionalización del narcotráfico en Venezuela”, y, en documento público, refiriéndose a Venezuela, Cuba y Nicaragua, señalaron que representan una amenaza porque “conculcan las libertades y diseminan sus nocivos efectos hacia otros países de la región afectándoles en su gobernalidad y estabilidad social”. Voces, altas voces, del continente y de España.
   La Unión Europea, por su parte, en reunión del Consejo de Asuntos Exteriores, discutió la profundización de la crisis que “ha tenido un efecto devastador en el pueblo de Venezuela y ha afectado negativamente la estabilidad de la región en general”. Es la preocupación que nos llega desde el otro lado del Atlántico.
   Aquí en Venezuela, el Observatorio de Conflictividad Social, informó que, por motivos políticos y sociales, se registraron en el mes de septiembre pasado 983 protestas, lo que equivale a unas 33 por día.
   La mesa está servida para la última cena.
 

domingo, 28 de octubre de 2018

La crisis migratoria de Venezuela es una amenaza regional que exige acción conjunta, alerta la OEA

EFE
La crisis migratoria venezolana es una amenaza para todo el continente americano que requiere una respuesta coordinada de los países de la región, aseguró a Efe Betilde Muñoz-Pogossian, directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos (OEA).
“Esta migración es un tema de riesgo regional y representa una amenaza a la seguridad, la paz, la tranquilidad y la salud del hemisferio entero. Si no tomamos el control y proveemos medicinas y vacunas, podemos tener brotes epidemiológicos”, señaló la representante de la OEA.
Muñoz-Pogossian es una de las coordinadoras de un grupo técnico creado por el secretario general del organismo, Luis Almagro, que visitará los países que reciben inmigrantes venezolanos y luego elaborará un informe en el que se definirán los mecanismos de cooperación.
Este sábado concluyó su visita a Chile, después de pasar en las últimas semanas por Colombia y Brasil, concretamente en las zonas fronterizas con Venezuela, donde se concentra una mayor cantidad de inmigrantes.
Según cálculos de la ONU, cerca de 2,3 millones de venezolanos han abandonado su país debido a la crisis política, social y económica y, de ellos, casi un millón se han instalado en Colombia.
Muñoz-Pogossian explicó que en la ciudad colombiana de Cúcuta y en ciudades fronterizas con Brasil como Roraima constató en primera persona las precarias condiciones de miles de migrantes venezolanos que huyen de su país con sus escasas pertenencias y padecen desnutrición y enfermedades.
En Chile, la cifra de migrantes venezolanos es significativamente inferior -casi 150.000 ingresaron al país en los siete primeros meses de 2018, según la Policía- y, en general, son jóvenes profesionales, aunque la agudización de la crisis ha ampliado el perfil de quienes deciden probar suerte en el país austral.
Un punto clave de la respuesta a esta crisis, apuntó la coordinadora del grupo de la OEA, es la diferencia en el estatus de migrante y refugiado, categoría esta última que obliga al país receptor a ofrecer garantías y protección.
Por ello, una alternativa que propone la OEA para mejorar la atención a los migrantes venezolanos es declarar una crisis regional de refugiados, aunque Muñoz-Pogossian aclara que una medida así debe tomarse de manera coordinada y respetando las decisiones soberanas de los Estados.
“Somos muy respetuosos de la decisión soberana de los países que están recibiendo venezolanos sobre qué categoría quieren otorgarles, pero la situación es tan atípica que amerita que pensemos en soluciones también un poco más flexibles”, señaló.
En su opinión, el “principio de solidaridad regional” ha predominado en la respuesta de los países que han recibido el éxodo venezolano, aunque la magnitud de la crisis ha desbordado la capacidad de reacción de algunos gobiernos.
Después de reunirse con autoridades de gobierno y migrantes en Colombia, Brasil y Chile, algunos de los retos para encarar la crisis migratoria que ha identificado el grupo de la OEA son impulsar medidas para regularizar su situación migratoria en los países de acogida y facilitar la homologación de títulos universitarios.
Muñoz-Pogossian subrayó que la prioridad de la mayoría de los migrantes es encontrar trabajo, por lo que es necesario elaborar planes de inclusión laboral a mediano y largo plazo.
“El común denominador de lo que dicen los venezolanos donde hemos ido es que quieren un trabajo. Agradecen la caridad y la solidaridad, pero quieren autonomía económica”, indicó.
El informe final del grupo de trabajo de la OEA analizará la situación de todos los países del continente americano que han recibido a la diáspora venezolana, como Ecuador, Perú, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Panamá y pequeños Estados insulares del Caribe anglófono.
Gerard Soler/EFE
HISPANIDAD ¿MALA PALABRA?
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MARIO VARGAS LLOSA
En un artículo muy bien escrito, como suelen ser los suyos, Antonio Elorza explica el disgusto que le causa la palabra Hispanidad, que asocia al racismo nazi y al franquismo (EL PAÍS, 17 de octubre, 2018). A mí su texto me recordó a los indigenistas, que la asociaban sobre todo a los “horrores de la conquista española”, es decir, a la explotación de los indios por los encomenderos, a la destrucción de los imperios inca y azteca y al saqueo de sus riquezas.
Quisiera discutir esos argumentos negativos y reivindicar esa hermosa palabra que, para mí, más bien se asocia a las buenas cosas que le han ocurrido a América Latina, un continente que, gracias a la llegada de los españoles, pasó a formar parte de la cultura occidental, es decir, a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento, el Siglo de Oro y, en resumidas cuentas, de sus mejores tradiciones: los derechos humanos y la cultura de la libertad.
La conquista fue horrible, por supuesto, y debe ser criticada, al mismo tiempo que situada en su momento histórico y comparada con otras, que no fueron menos feroces, pero que, a diferencia de la que integró América al Occidente, no dejaron huella positiva alguna en los países conquistados. Y es preciso también recordar que España fue el único imperio de su tiempo en permitir en su seno las más feroces críticas de aquella conquista —recordemos sólo las diatribas del padre Bartolomé de las Casas— y de cuestionarse a sí misma sobre ese tema, estimulando un debate teológico sobre el derecho a imponer su autoridad y su religión sobre los habitantes de aquellos territorios.
La situación de los indígenas es bochornosa en América Latina, sin duda, pero, hoy, las críticas deben recaer sobre todo en los Gobiernos independientes, que, en doscientos años de soberanía, no sólo han sido incapaces de hacer justicia a los descendientes de incas, aztecas y mayas, sino que han contribuido a empobrecerlos, explotarlos y mantenerlos en una servidumbre abyecta. Y no olvidemos que las peores matanzas de indígenas se cometieron, en países como Chile y Argentina, después de la independencia, a veces por gobernantes tan ilustres como Sarmiento, convencidos de que los indios eran un verdadero obstáculo para la modernización y prosperidad de América Latina. Para cualquier latinoamericano, por eso, la crítica a la conquista de las Indias tiene la obligación moral de ser una autocrítica.
Las civilizaciones prehispánicas alcanzaron altos niveles de organización y construyeron soberbios monumentos. Desde el punto de vista social, se dice que los incas eliminaron el hambre de su vasto imperio; que en él todo el mundo trabajaba y comía. Una formidable hazaña. Pero, no nos engañemos; pese a todo ello, eran todavía sociedades bárbaras, donde se practicaban los sacrificios humanos y donde los fuertes y poderosos sometían brutalmente y esclavizaban a los débiles.
Gracias a la Hispanidad varios cientos de millones de latinoamericanos podemos entendernos porque nuestro idioma es el español, una lengua que nos acerca y nos enlaza dentro de una de las muchas comunidades que constituyen la civilización occidental. Qué terrible hubiera sido que todavía siguiéramos divididos e incomunicados por miles de dialectos como lo estábamos antes de que las carabelas de Colón divisaran Guanahaní. Hablar una lengua —haberla heredado— no es sólo gozar de un instrumento práctico para la comunicación; es, sobre todo, formar parte de una tradición y unos valores encarnados en figuras como las de Cervantes, Quevedo, Góngora, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, y de aportes nuestros tan singulares a ese legado como Sor Juana Inés de la Cruz y el Inca Garcilaso de la Vega, para nombrar sólo a dos clásicos.
Yo no soy creyente, pero muchos millones de hispanoamericanos lo son, y la religión, o el rechazo de la religión, son dos maneras de prolongar en América unas formas de ser y de creer que proceden de Occidente y refuerzan nuestra pertenencia a la civilización que —hechas las sumas y las restas— ha contribuido más a humanizar la vida de los seres humanos y a su progreso material y social. También forman parte de la tradición occidental las satrapías y el fanatismo, y esas siniestras dictaduras como las de Hitler y de Franco, pero sería mezquino y absurdo considerar que es esa deriva del Occidente —como el antisemitismo— la que se encarna en la Hispanidad, un concepto que esencialmente se refiere a la muy rica lengua en la que nos expresamos más de quinientos millones de personas en el mundo de hoy.
La Hispanidad es un concepto muy ancho, por supuesto, y aunque sin duda los conquistadores se cobijan en él, y también los inquisidores, y los dictadorzuelos de toda índole que ensucian nuestra historia, en él están presentes los mejores pensadores y poetas y luchadores por las buenas causas —la libertad, la más importante de ellas— que hemos tenido en España y en América, y los héroes civiles y anónimos que dedicaron su vida a ideales que siguen siendo actuales y admirables. Sería aberrante creer que España es sólo Franco; también lo son los millones de demócratas que sufrieron por serlo persecución, cárcel y fusilamiento, o un exilio de muchos años.
La Hispanidad en nuestros días es la transición pacífica que asombró al mundo por la sensatez que mostraron los dirigentes políticos de todos los partidos y tendencias y la Constitución más admirable de la historia de España que ha garantizado las instituciones democráticas y el extraordinario progreso que ha vivido el país en estos cuarenta años de libertad. Soy testigo de esto que digo. Llegué a Madrid como estudiante en agosto de 1958 y España era entonces un país subdesarrollado, con una dictadura severísima y una censura tan estricta que tenía a la sociedad como embotellada en una atmósfera de sacristía y cuartel, donde había que sintonizar todas las noches la radio francesa para enterarse de lo que estaba ocurriendo en España y en el resto del mundo. Viajar en aquellos años por ciertas regiones era encontrarse con pueblos sin hombres —se habían ido a trabajar a Europa—, de pésimas carreteras y unos niveles de pobreza que se parecían mucho a los de América Latina. La transformación de este país en pocas décadas ha sido poco menos que prodigiosa, un verdadero ejemplo para el mundo de lo que es posible hacer cuando se trabaja y se vive en libertad y se aprovechan las oportunidades que permiten el ser parte de una Europa en construcción.
En aquellos dos primeros años de mi estancia en Madrid sólo soñaba con terminar las clases en la Complutense y partir a París. Muy ingenuamente asociaba Francia con un paraíso de las letras y las artes y los debates políticos de ese elevado nivel que permitían y estimulaban una alta cultura y la libertad. Buscando eso mismo, hoy llegan a España muchos jóvenes de toda América Latina, artistas, escritores, músicos, bailarines, que vienen aquí buscando aquello que hace unas décadas buscábamos nosotros en París. El 12 de octubre celebra, no los años oscuros y la pesada tradición de censura, represiones, guerras civiles y oscurantismo, sino que la España de hoy día haya dejado atrás todo aquello y ojalá que sea para siempre. No hay razón alguna para avergonzarse de lo que representa la palabra Hispanidad, la que, dicho sea de paso, ahora rima con libertad.
Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2018. © Mario Vargas Llosa, 2018.
Secuestro de la democracia, captura del Estado
HECTOR SCHAMIS 
 
Fui parte de una jornada de discusión sobre el tema en el Miami-Dade College. Expertos y expresidentes de la región fueron convocados por la Iniciativa Democrática de España y las Américas, IDEA, con una pregunta: “¿El crimen organizado secuestra las democracias en América Latina?” Mi respuesta breve fue “sí, sin ninguna duda”.
La larga incluye una elaboración de la historia reciente. Sugiere que el secuestro de la democracia, una metáfora, es consecuencia de una no-metáfora, la captura del Estado. Capturado para ser fragmentado, esto es, desde el punto de vista del ejercicio de la soberanía territorial y de su funcionamiento burocrático. Como en México, la ilustración más dramática de la penetración de los carteles en el Estado subnacional, una suerte de “federalismo del narcotráfico”.
Es que no hay Estado, en el estricto sentido del término, sin centralización política y administrativa. Ello como condición necesaria para impartir justicia, recaudar impuestos y monopolizar los instrumentos de la coerción. Capturarlo y fragmentarlo, entonces, para constituirse en Estado paralelo, léase controlar el territorio, imponer su propia tributación y usar la violencia con impunidad.
Y sin Estado no puede haber democracia. Allí tiene el lector el manual de instrucciones del crimen organizado en la región.
Es una historia que comienza en los primeros años de este siglo con el súper-ciclo de precios internacionales. La región encontró términos de intercambio que no había tenido en toda su historia. El boom de las commodities puso una descomunal cantidad de recursos a disposición del Estado, especialmente en aquellos exportadores de petróleo y minerales. El monto de dinero en la política, en consecuencia, fue igualmente exorbitante.
Fue una época de redistribución de ingresos, las nuevas clases medias. En la mayoría de los casos por medio de políticas procíclicas—gastarse la afortunada bonanza a expensas del ahorro y la inversión—que además fueron implementadas de manera clientelar: dádivas del fisco, decisiones discrecionales de un líder más o menos carismático. O sea, el carisma de una billetera abultada.
Así se alimentó el sueño de la perpetuación. De un periodo a dos, de dos a tres, de tres a la reelección indefinida; una idea que hubo que financiar. Eliminada la norma de la alternancia en el poder, el régimen político de esta postdemocracia ha estado definido por la corrupción. Un sistema nuevo en competencia con los partidos políticos en su misión específica: controlar el territorio, seleccionar candidatos y financiar campañas.
Se trata de la colusión de la política con el crimen, sino de la captura de la política por el crimen. Una estrategia hemisférica, debe subrayarse, hecha política exterior. Es decir, plasmada en organizaciones multilaterales, por ejemplo ALBA, CELAC y Unasur, y creando espacios de divulgación en la sociedad civil, por ejemplo el Foro de São Paulo. Los fondos originaron en PDVSA y Odebrecht, ascendieron a miles de millones de dólares y llegaron a casi todos los países de la región, según las confesiones de los 77 ejecutivos arrepentidos.
Esa es la cara desagradable de la globalización. Las fronteras abiertas y el libre comercio permiten la circulación de bienes y servicios pero también de un sinnúmero de ilícitos. La corrupción se fusiona así con el propio Estado. No es casual que las platas de la obra pública terminen junto a las del narcotráfico y el terrorismo en la misma lavandería. No hay más que recordar los pasaportes venezolanos que Tareck El Aissami le vendió a Hezbollah. Piénsese en términos de modelo de negocios: es un conglomerado industrial sectorialmente diversificado.
Todo esto, a su vez, anclado en un discurso progresista, una narrativa manufacturada en La Habana que por más de medio siglo ha cautivado a una buena parte de la intelectualidad y la izquierda, aun la democrática. Pues es pura hipocresía, para la dictadura más antigua del continente solo se trata de evitar otro periodo especial—la recesión de los noventa—ahora financiándose con petróleo venezolano y negocios conexos.
Ello mientras subcontrata el trabajo sucio, la corrupción y el crimen organizado, en el exterior. La casa propia la mantiene muy pulcra. Allí el sistema de partido único conserva el férreo control del Estado, en especial de sus funciones represivas. Si eso es el progresismo, pobres aquellos de nosotros que nos decíamos progresistas.
DEL DICHO AL HECHO

CARLOS ROMERO

La Fundación Rosa Luxemburgo ha editado recientemente un libro excepcional. Venezuela desde adentro (Quito, 2018). Esta obra contiene ocho artículos que son el resultado de sendas investigaciones realizadas por un conjunto de jóvenes universitarios y activistas sociales venezolanos que dan cuenta de la contradicción existente entre el proyecto chavista y sus realidades cotidianas. 

En los estudios sobre la situación venezolana, escasean las publicaciones que están dedicadas a comprender y a analizar el comportamiento de la gente y el entorno de lo común; es decir, la vida día a día de los sectores medios y más pobres de la población. Se han presentado libros, artículos, reportajes, notas de prensa y comentarios que analizan la política a nivel de las elites y del comportamiento macro-económico, pero que no han detallado la vida en comunidad, sus proyectos, sus ilusiones y sus compromisos. 

Hugo Chávez llegó al poder en 1999 con la bandera de ser el líder de los pobres y de sus reivindicaciones. A casi veinte años del inicio de esta experiencia se tienen unos resultados contrarios a sus promesas que no han logrado el cambio estructural esperado por muchos. En verdad, el país sigue teniendo un perfil rentista y populista. Pero no solo es eso: la población en un 80 por ciento ha disminuido su calidad de vida. Hoy el venezolano promedio presenta un retroceso general en todos sus espacios y mentalidades. 

De igual forma, el venezolano común ha visto como los proyectos alternativos de fundamentación ecológica, popular y comprometidos con el pensamiento progresista y anti-capitalista se han venido arrimando en la práctica a un lado, para así favorecer un sistema político cerrado y profundamente injusto. En Venezuela desde adentro se estudian estos temas con bastante seriedad y por ello invito a leer este testimonio dado por unos destacados miembros de las nuevas generaciones de estudiosos de nuestro pasado y de nuestro presente. 

romecan53@hotmail.com
SUPUESTOS PARA LOS ESCENARIOS

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                    LUIS VICENTE LEÓN

En este momento es absurdo realizar proyecciones lineales, como si tuviéramos claras todas las variables que determinarán el futuro del país. Estoy de acuerdo con quienes plantean que la política es relancina y podría ocurrir casi cualquier cosa en los próximos meses o años, por lo que proyectar se convierte en un ejercicio con alto riesgo de equivocarse. Aún así, asumimos el reto de jerarquizar variables y construir la mínima cantidad posible de escenarios potenciales y para eso arranco con algunos supuestos que limitan las incertidumbres. 

El primero es que no estamos frente a un cambio económico profundo, completo y determinante hacia la apertura y la globalización modernizadora, aunque sí cerca de un flexibilización presionada por la hiperinflación. 

El segundo es que no estamos esperando un cambio de gobierno hacia la oposición convencional en el corto y mediano plazo, pese a la condición que tiene Maduro de aislamiento internacional y su minoritaria en términos de soporte popular. 

Finalmente, no compartimos la tesis de que el país está al borde de una acción internacional “final” que signifique la salida abrupta del gobierno revolucionario. Ni está cerca una invasión militar, ni el resultado de las negociaciones, que seguramente se activarán, tendrá como resultado el cambio de gobierno a corto plazo, aunque podríamos esperar algún cambio de conducta. ¿Me puedo equivocar? Por supuesto que sí y además me encantaría, pero no estoy aquí para decir lo que deseo sino lo que el análisis racional lleva a pensar objetivamente. 

Pero entonces, ¿cuáles son las incertidumbres que definen los escenarios a futuro? 

La primera tiene que ver con el modelo económico. Con hiperinflación, es difícil imaginar que el gobierno pueda mantener el status quo, pero no nos debatimos entre primitivismo y modernidad, sino sobre qué tipo de primitivismo vamos a tener: 1) impermeable, radical, comunizante, que saca del juego las posibilidades reales de acción del sector privado o 2) flexible, que nos lleva al primitivismo permeable, con margen de maniobra privada, aunque limitado, caracterizado por la dualización de la economía, en la que el gobierno da espacios restringidos a la inversión privada y al mercado conviviendo con segmentos totalmente controlados por él. Es decir, dos tipos de economía: la pública, controlada, cerrada y populista y la opción de un mercado más abierto, donde los privados pueden servir a los consumidores con acceso a moneda extranjera, incluyendo ahorros externos, remesas, exportaciones, turismo, operaciones fronterizas o compensaciones salariales en divisas. 

La segunda incertidumbre se ubica en el plano político. Si bien no estamos esperando cambio de gobierno de la revolución a la oposición, esto no indica que Maduro no corra riesgos de ser sustituido. Sólo que su real enemigo no está en la acera del frente, ni en los Marines, sino dentro de su propia revolución. 

Parece que hay una probabilidad más alta de que en el caso supuesto de producirse un cambio de gobierno, sea hacia un movimiento disidente interno en el chavismo, con conexión militar y con disposición a negociar con la comunidad internacional, en mejores condiciones que las que podría negociar Maduro. 

La incertidumbre crítica sería entonces si en los próximos dos años vamos a ver a Maduro manteniendo el poder o si se puede producir un cambio post implosión hacia un líder chavista disidente y negociador que inicie un proceso de transición, con soporte militar. 

Definidos entonces los predeterminados y las incertidumbres, solo nos quedan por construir los escenarios venezolanos de mediano plazo, que compartiremos con ustedes la próxima semana. 

Luisvleon@gmail.com
LA MAGIA Y LO FANTÁSTICO

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                Carlos Raul Hernandez
Será el nuevo flogisto o el éter de los que se pensó en diversas épocas estaba hecho el Universo, o la nueva piedra filosofal que convierte las materias viles en oro? Es la fecha mágica: 10 de enero de 2019. No hay nada que pensar, ni recoger vidrios rotos ni trazar estrategias ni desarrollar la inteligencia para aprender a pelear en la política ni reorganizar las fuerzas ni trabajar como bueyes para reconstruir lo que perdimos por razones conocidas. No hay que enmendar errores ni reconquistar la conciencia de la gente hoy poseída por los fantasmas del radicalismo prepolítico, sino sentarnos a ver el eclipse y esperar el prodigio que anuncia la astrología. 
Solo aguardar la fecha mágica. El reportaje de mi queridísimo Alonso Moleiro en El País del 23 de octubre, certifica el derrumbe de lo que hasta hace poco fue la esperanza de futuro. Al nacer 2016, la discusión eufórica, triunfante, era sobre cuál sería el método para salir del gobierno rápidamente, y en dos años y tanto, fantasía tras fantasía, se arruinó la fuerza que el pueblo otorgó con sacrificios y votos. El gobierno aplastó a la oposición, o ésta se aplastó a sí misma, y hoy doblan las campanas de un sueño, retazos de ilusiones esparcidos en el barro. 
Es el efecto de haber vivido una fantasía tras otra. En 2016 la catástrofe del RR, que se recordará como una de las más trágicas puerilidades de la historia política venezolana. Después siguieron más fantasías en 2017: elecciones ya, trancones, Maduro vete ya, 350, el referéndum popular y hora cero. La oposición había exigido elecciones en abril de 2018, se pautaron para el 20 de mayo, pero los solicitantes decidieron que la deslegitimación inexorable se lograría gracias a la abstención. Eso traería las liberadoras tropas extranjeras o el golpe democrático. 
El regreso de Dorian Grey
Al final están fracasadas todas las quimeras, perdido el norte, desintegrada la fuerza, publicadas series completas de documentos ingenuos con procedimientos de autoayuda para triunfar. Pero nadie asume la responsabilidad de la derrota y lo que es terrible, nadie tiene la bizarría de señalar los errores (no aprendieron bien del maestro Hugo Chávez). Y lo peor de lo peor: aparece otra vez la vía fácil, rápida e imaginaria, la nueva fábula infantil salvadora: el 10 de enero, día del milagro de la transubstanciación al revés cuando el gobierno pase a ser “ilegítimo. Se produce así una pirámide financiera de ilusiones y artificios, unas sobre otros. 
Resulta que el gobierno hasta ese día habrá sido legítimo, prístino, estricto cumplidor de la Constitución, falso que haya convocado “la constituyente cubana”, “que haya sido una dictadura” o atropellado a la A.N. Falso que haya desconocido la propiedad. No nos equivoquemos. Hasta ese día tendremos un gobierno normal y todo lo que hemos dicho hasta ahora son calumnias. El 10 de enero como Dorian Gray, se pudrirá violentamente y el joven lozano, seductor, se convertirá en un despojo. Ese día sonarán las campanas, sesenta países retirarán sus embajadores y romperán relaciones con Venezuela. 
Y la última maravilla: habrá un ataque cibernético masivo. Josué hará sonar las trompetas, se derrumbarán las murallas, el gobierno caerá estruendosamente. Esto podría ser una simple entelequia más, pero hay unos cuantos que hacen lobby en EEUU para que procedan a la asfixia financiera de Pdvsa, lo que desencadenaría ni más ni menos que la hambruna. Las migraciones masivas se exasperarían por el tiempo que dure la horca petrolera. Es una idea tan bárbara como la que tuvieron algunos líderes internacionales luego de la Segunda Guerra Mundial. 
La rebelión de las máquinas
Pretendían destruir la infraestructura industrial y moderna de Alemania derrotada para que regresara a ser un país campesino y agrícola, devolverla al siglo XVII, sin importar las consecuencias para su población y más bien para castigarla por Hitler. Por fortuna esa genialidad del estrangulamiento por hambre de las mayorías la rechazan sectores muy poderosos en los propios Estados Unidos. Tales extravíos solo pueden ser elucubraciones de los que no pudieron cumplir con su trabajo y ahora juegan al holocausto, siempre que ellos puedan venir en el portaviones y caminar al poder entre los cadáveres. 
Con ella se quiere disimular el desastre que llevó a gente a la muerte, a otros a la cárcel, al exilio (unos con el apoyo de la familia bien fondeada, otros no), dejó los partidos deshechos, perdidos los cargos representativos “que no valen la pena” como dice la inconsciencia. Es la nueva estafa fantástica para volver a perder, otra vez advertidos, porque nuevamente reconocemos nuestra incapacidad frente al adversario y esperamos que alguien nos resuelva el problema, saque a los malos y nos llame a gobernar. 
Pareciera que esta vez la comunidad internacional no se dejará hipnotizar. Declara Federica Mogherini que hay que crear condiciones para un entendimiento porque no hay interlocutores del lado opositor y que es inconcebible una invasión a Venezuela. Y por otro lado, luego de las demostraciones de los negociadores previos, está claro que no hubo una buena representación. Es necesario que aparezcan nuevos factores con responsabilidad e inteligencia para contribuir a dar un chance de salida a la deriva que conduce a un Estado fallido. 
@CarlosRaulHer

sábado, 27 de octubre de 2018

“La traición…”

   

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        Eduardo Fernandez

…presentamos en el Centro Cultural Chacao un libro de conversaciones con Manuel Felipe Sierra. Al libro lo titulamos: “La Traición de los Mejores”… tiene la intención de proponer una agenda para sacar a Venezuela de la pesadilla que representa el socialismo del siglo XXI y avanzar hacia una nueva esperanza.

El jueves presentamos en el Centro Cultural Chacao un libro de conversaciones con Manuel Felipe Sierra. Al libro lo titulamos: “La Traición de los Mejores”. Ese título lo tomamos prestado de un ensayo escrito por Briceño Iragorry en 1953. Lo del maestro Mario Briceño se subtitulaba: “Esquema interpretativo de la realidad política venezolana”. El nuestro lleva como subtítulo: La Agonía del Rentismo Petrolero.

El acto de presentación fue una excelente reunión prestigiada por la presencia del Nuncio Apostólico, Aldo Giordano y también por la de Monseñor Ovidio Pérez Morales, figura relevante del episcopado venezolano. Las palabras de presentación estuvieron a cargo de Rafael Arraiz Luca, figura distinguida del mundo intelectual venezolano. El prólogo lo escribió Rafael Simón Jiménez y, finalmente, hablamos Manuel Felipe Sierra, y yo.

En la introducción de su ensayo, Briceño Iragorry nos dice: “Estas páginas no constituyen acusación directa contra persona alguna, sino un examen fervoroso de nuestra conciencia nacional”.

Y agrega: “Venezuela, más que de acusaciones personales, está urgida de un “mea culpa” colectivo. Hasta tanto no adoptemos una actitud humilde y serena frente a los problemas de la Nación, no alcanzaremos la claridad requerida para entender nuestra propia realidad como país. Se necesita abrir un proceso de sinceridad y de austeridad capaz de llevarnos a la salvación de nuestro destino histórico”.

En un ensayo anterior “Mensaje sin destino” publicado en 1950 decía Mario Briceño: “Acaso nadie niega hoy, ni en Venezuela ni fuera del país, que existe una delicada situación en todos los estratos sociales, agravada por innumerables circunstancias que han degenerado en la mayor de las crisis por la que pudiera verse afectada nación alguna: la crisis humanitaria. Así las cosas, hay quienes dicen, y no les faltan razones para afirmarlo, que la actual es la peor época en la historia de nuestro país, pues sin estar en guerra nos encontramos incluso peor que si estuviéramos en una guerra”

Las frases de Briceño Iragorry escritas en la década de los cincuenta del siglo pasado tienen una extraordinaria vigencia y actualidad.

Nuestro libro tiene la intención de proponer una agenda para sacar a Venezuela de la pesadilla que representa el socialismo del siglo XXI y avanzar hacia una nueva esperanza.

Eduardo Fernández
@EFernandezVE


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RUIZ PINEDA
 
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CARLOS CANACHE MATA

Fue el 21 de octubre de 1952, empezando la noche. “”Ruiz Pineda quedó tendido en la calle, con el cráneo atravesado por un proyectil…quedó boca arriba, con las manos extendidas hacia abajo y la boca antreabierta, por la que manaba un hilillo de sangre”. Así describe Ramón J. Velásquez el asesinato de Leonardo cometido por los agentes de la Seguridad Nacional de la dictadura perezjimenista en una calle de San Agustín del Sur. Tenía 35 años de edad.
   He escrito muchos artículos sobre el rol protagónico y esencial de Ruiz Pineda durante la Resistencia contra la penúltima dictadura, la de Pérez Jiménez, vivida por el país. Ahora, cuando se acaban de cumplir 66 años del crimen contra el líder que se transmutó en héroe, quiero solo  hacer algunas precisiones históricas y evocar una remembranza.
    En primer lugar, aclaremos la posición que él, Leonardo, y su partido AD, del cual era Secretario General, adoptaron ante las elecciones, para escoger los integrantes de una Asamblea Nacional Constituyente, del 30 de noviembre de 1952. Es cierto que al principio, como lo escribió en el prólogo del Libro Negro en julio de ese mismo año, el propio Leonardo denunció que se trataba de “una farsa electoral” con la que la dictadura esperaba lavarse la cara “con el agua lustral de los comicios”. Y argumentaba que “con el pueblo amordazado, sin garantías, con AD ilegalizado y hostilizados los partidos de vida legal, con las cárceles llenas de secuestrados políticos, con centenares de ciudadanos en el exilio, con torturas y campos de concentración, no puede haber elecciones legítimamente soberanas”.                                       
   En segundo lugar, lo que interesadamente algunos omiten en citar es que al ocurrir posteriormente el fracaso de las rebeliones militares en la Base Aérea de Boca del Río y en el Cuartel “José Gregorio Monagas” de Maturín, y el asesinato del propio Leonardo el 21 de octubre, la situación cambió radicalmente, por lo que AD también cambió la línea abstencionista. En cordial carta de fecha 22 de enero de 1953, Rómulo Betancourtle dice a Alfredo Tarre Murzi                , que la conjugación de los factores arriba mencionados, aunados a los problemas internos de la dictadura,  posibilitaron que “nuestra gente, a última hora, votó por URD, y aun por Copey en Táchira y Mérida” y  a renglón seguido señala que “estuve de acuerdo con ese viraje, adoptado en vísperas mismas de los comicios” (Ver texto completo en Antología Política, Volumen Sexto, pág. 51-52, Fundación Rómulo Betancourt).
   La remembranza. Tres días antes de las elecciones, en el mitin de clausura de campaña en el Nuevo Circo el 27 de noviembre, cuando Jóvito Villalba pronunció el nombre de Leonardo Ruiz Pineda, un mar de pañuelos blancos y aclamaciones flotó en el aire por varios minutos, ¿tres?, ¿cinco?, ¿más?, no sé cuántos.                                                                                                                                                                                                                                                       
Entre dialogantes te vea
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               Jean MANINAT
Que alguien que ha hecho parte importante de su prédica política la descalificación moral de quienes han intentado dialogar con el gobierno -para encontrar salidas de difícil acuerdo- admita públicamente que ha tenido sus conversas con representantes del entorno gobernante es ya ganancia. Quienes se mostraban irreductiblemente opuestos a cualquier tipo de diálogo -que no fuera para pautar el desalojo inmediato de Miraflores- se estarán rascando la cabeza, preguntándose a qué se debe el súbito cambio de seña. Otros, más dispuestos, se dirán que hay diálogos buenos y diálogos malos y el confesado recientemente tendría olor a santidad.

La política, como cualquier otro emprendimiento humano, transmite su know-how a cuenta gotas, a medida que los traspiés y resbalones enseñan que hay que avanzar un pie primero y luego el otro. Suponer que se podría establecer una transición -en este caso rotundamente hipotética- sin tener que entrar en el toma y dame de toda negociación es de una ingenuidad conmovedora. Pero, albricias, aun cuando se trata de un ejercicio de gran imaginación -pues una “transición” no parece estar en los planes inmediatos de la nomenclatura gobernante- que se reconozca que dialogar con el oponente puede ser necesario, es un brinquito para la humanidad, pero un gigantesco salto en la evolución política del sector más intransigente de la oposición venezolana.

Todos tenemos derecho a redimirnos, de hacer votos de nueva vida, (de hecho solemos ser muy comprensivos con nuestras propias caídas, e inclementes con las de los demás), incluso a denegar mérito alguno a quienes ya hace un buen rato habían descubierto el agua tibia que ahora recién se descubre. Lo que hasta hace nada era motivo de anatema, de las más terribles condenas morales, hoy es absuelto de sanción alguna por los mismos que ejecutaban reputaciones en nombre de la integridad política. Such is life.

Convengamos que tiene su lado divertido, no se hagan los duros. Veremos a sus valedores intelectuales dando pataditas en el vacío, colgados de la brocha, tratando de explicar su propia incongruencia política: ¡Ese sí que es un diálogo no jose! ¡Así se impone la transición, caracha! Quienes disparaban a granel colaboracionistas, vendidos, comprados, como argumento intelectual, tendrán una ardua tarea para explicarse y explicar tan inesperada deriva. Pero lo lograrán, sin duda alguna, son expertos en la materia.

Tan solo esperamos que el reconocimiento de la necesidad de dialogar -en algún momento- sea el síntoma de una evolución política y no una picardía más a las que nos tienen acostumbrados. Suponemos que los encuentros seguirán, y en algún momento -cuando se juzgue apropiado- se informará de sus resultados, ya que no son secretos ni personales, ni de Estado. ¿O no?

¡Entre dialogantes te vea!

@jeanmaninat