Caída de 30% en PIB metalúrgico arriesga Plan Socialista Guayana
BsF 3.090 millones se deben invertir en empresas básicas para aplicar socialismo
BsF 3.090 millones se deben invertir en empresas básicas para aplicar socialismo
El Universal, 30 de agosto de 2009
Ni bien el Gobierno nacional le ha terminado de dar luz verde, el Plan Socialista Guayana 2019 ya enfrenta su primer obstáculo de gran envergadura. La estrepitosa caída de la producción metalúrgica que se reportó en el segundo trimestre de este año, y que alcanzó a -30,1%, amenaza la posibilidad financiera de concretar el programa. En esa industria, precisamente, es que el Gobierno espera desarrollar su esquema productivo socialista como una vía para irradiar al movimiento obrero de izquierda hacia todos los puntos del país, según destacó el presidente Hugo Chávez a principios de este mes. El esquema que el Ejecutivo planea para la región guayanesa pasa, no sólo por el hecho de entregarles la dirección de las empresas a los trabajadores, sino también por el financiamiento de un listado de proyectos que forma parte del programa de inversión para su primera etapa, comprendida entre 2009 y 2012. Primer paso amenazado Pese a que el ministro de Planificación y Desarrollo, Jorge Giordani, aseguró hace meses que "el socialismo se ha construido a partir de la escasez", el sector metalúrgico fue invadido por una profunda contracción que comenzó a dar señales de desaceleración a partir del tercer trimestre del año pasado, según reveló el Informe Económico 2008 del Banco Central de Venezuela (BCV). El ritmo de producción perdió fuerza en ese momento y, en el marco de la caída de los ingresos por los bajos precios de las materias primas en un entorno de crisis mundial, el sector terminó por desplomarse. Los datos correspondientes al primer trimestre de este año no son del dominio público, pues el BCV no los ha suministrado. La mayoría de las empresas básicas ha estado tradicionalmente plagada de problemas financieros, pero la estatización de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) ofreció un alivio al resto de la metalurgia estatal. Fue así como se completó el núcleo productivo en Guayana que permitirá, de acuerdo con las expectativas del Ejecutivo, crear una zona productiva socialista de aquí a 2019. La primera etapa debe alimentarse de tres factores: la definición de los lineamientos estratégicos, las políticas sectoriales, así como las inversiones para darle cabida a la transición hacia el esquema izquierdista. En el marco de los documentos que han definido los trabajadores y los representantes del Ejecutivo sobre el proyecto que se espera implantar en Guayana, esos tres pasos resultan fundamentales para lograr la "praxis de la transición" hacia el socialismo, el estadio anterior al control directo de la producción por parte de la masa laboral, tal como lo indica el propio Plan Socialista Guayana 2019. Entre los proyectos iniciales se encuentran el reimpulso de la Corporación Siderúrgica de Venezuela, lo que implicará la creación de seis unidades dedicadas a actividades productivas relacionadas con minería, briquetas, pellas, acerías, laminación y comercialización. Sólo en el caso del aluminio, de acuerdo con lo indicado en el esquema socialista definido entre los trabajadores y el Gobierno, se requieren inversiones por 2.030 millones de bolívares fuertes, la mayor parte de ellos destinados a la ampliación de la capacidad instalada de las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). En lo que se refiere a la cadena de hierro-acero, las necesidades de recursos apuntan a 1.060 millones de bolívares fuertes, según lo estimado en el Plan Socialista Guayana 2019. Pruebas fallidas Hace unos cuatro años el Gobierno intentó reiteradamente implantar el sistema productivo socialista, aunque sin éxito. Las empresas inactivas que fueron estatizadas y que luego se transformaron en Invepal, Invetex e Inveval, entre otras; se convirtieron en un freno para los planes socialistas del Gobierno. La burocracia y el retraso o extravío de recursos para reactivar esas industrias paralizadas generaron un obstáculo para la aplicación del modelo productivo que el Ejecutivo desea adelantar en el país. El ritmo de avance de esos proyectos ha sido demasiado lento y, en algunos casos, las empresas ni siquiera han arrancado operaciones. Entre las que se encuentran activas, la toma de decisiones no ha pasado a los trabajadores, la titularidad de las acciones tampoco y sólo en una de ellas -Inveval- la dirección se trasladó hacia los trabajadores y se aplica la igualdad salarial, independientemente del cargo que cada obrero o empleado tenga en la empresa productora de válvulas.
Ni bien el Gobierno nacional le ha terminado de dar luz verde, el Plan Socialista Guayana 2019 ya enfrenta su primer obstáculo de gran envergadura. La estrepitosa caída de la producción metalúrgica que se reportó en el segundo trimestre de este año, y que alcanzó a -30,1%, amenaza la posibilidad financiera de concretar el programa. En esa industria, precisamente, es que el Gobierno espera desarrollar su esquema productivo socialista como una vía para irradiar al movimiento obrero de izquierda hacia todos los puntos del país, según destacó el presidente Hugo Chávez a principios de este mes. El esquema que el Ejecutivo planea para la región guayanesa pasa, no sólo por el hecho de entregarles la dirección de las empresas a los trabajadores, sino también por el financiamiento de un listado de proyectos que forma parte del programa de inversión para su primera etapa, comprendida entre 2009 y 2012. Primer paso amenazado Pese a que el ministro de Planificación y Desarrollo, Jorge Giordani, aseguró hace meses que "el socialismo se ha construido a partir de la escasez", el sector metalúrgico fue invadido por una profunda contracción que comenzó a dar señales de desaceleración a partir del tercer trimestre del año pasado, según reveló el Informe Económico 2008 del Banco Central de Venezuela (BCV). El ritmo de producción perdió fuerza en ese momento y, en el marco de la caída de los ingresos por los bajos precios de las materias primas en un entorno de crisis mundial, el sector terminó por desplomarse. Los datos correspondientes al primer trimestre de este año no son del dominio público, pues el BCV no los ha suministrado. La mayoría de las empresas básicas ha estado tradicionalmente plagada de problemas financieros, pero la estatización de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) ofreció un alivio al resto de la metalurgia estatal. Fue así como se completó el núcleo productivo en Guayana que permitirá, de acuerdo con las expectativas del Ejecutivo, crear una zona productiva socialista de aquí a 2019. La primera etapa debe alimentarse de tres factores: la definición de los lineamientos estratégicos, las políticas sectoriales, así como las inversiones para darle cabida a la transición hacia el esquema izquierdista. En el marco de los documentos que han definido los trabajadores y los representantes del Ejecutivo sobre el proyecto que se espera implantar en Guayana, esos tres pasos resultan fundamentales para lograr la "praxis de la transición" hacia el socialismo, el estadio anterior al control directo de la producción por parte de la masa laboral, tal como lo indica el propio Plan Socialista Guayana 2019. Entre los proyectos iniciales se encuentran el reimpulso de la Corporación Siderúrgica de Venezuela, lo que implicará la creación de seis unidades dedicadas a actividades productivas relacionadas con minería, briquetas, pellas, acerías, laminación y comercialización. Sólo en el caso del aluminio, de acuerdo con lo indicado en el esquema socialista definido entre los trabajadores y el Gobierno, se requieren inversiones por 2.030 millones de bolívares fuertes, la mayor parte de ellos destinados a la ampliación de la capacidad instalada de las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). En lo que se refiere a la cadena de hierro-acero, las necesidades de recursos apuntan a 1.060 millones de bolívares fuertes, según lo estimado en el Plan Socialista Guayana 2019. Pruebas fallidas Hace unos cuatro años el Gobierno intentó reiteradamente implantar el sistema productivo socialista, aunque sin éxito. Las empresas inactivas que fueron estatizadas y que luego se transformaron en Invepal, Invetex e Inveval, entre otras; se convirtieron en un freno para los planes socialistas del Gobierno. La burocracia y el retraso o extravío de recursos para reactivar esas industrias paralizadas generaron un obstáculo para la aplicación del modelo productivo que el Ejecutivo desea adelantar en el país. El ritmo de avance de esos proyectos ha sido demasiado lento y, en algunos casos, las empresas ni siquiera han arrancado operaciones. Entre las que se encuentran activas, la toma de decisiones no ha pasado a los trabajadores, la titularidad de las acciones tampoco y sólo en una de ellas -Inveval- la dirección se trasladó hacia los trabajadores y se aplica la igualdad salarial, independientemente del cargo que cada obrero o empleado tenga en la empresa productora de válvulas.
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