El Universal, 29 de agosto de 2009
Bariloche.- El presidente colombiano, Álvaro Uribe, acaparó el protagonismo de la Cumbre de Unasur, en la que el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva logró salvar el modelo de integración, pero no frenar las divisiones internas que sacuden a la región, potenciadas por el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos. El pacto, que permite a Estados Unidos utilizar bases colombianas, provocó una crisis regional que ha acentuado los viejos conflictos bilaterales, especialmente entre los países andinos. Los socios de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) no lograron avances sustanciales, pero consensuaron un documento de mínimos que mantiene vivo el proceso de integración y avanzaron en la consolidación del Consejo de Defensa del organismo, ente impulsado por Lula, y que no es bien visto por Estados Unidos, informó Efe. Será el Consejo de Defensa el encargado de diseñar una estrategia para garantizar la soberanía y la estabilidad de la región en una reunión convocada para el próximo septiembre. Brasil, respaldado por Argentina, había desarrollado una intensa actividad diplomática en los últimos días para garantizar que la Cumbre celebrada en la ciudad argentina de Bariloche no terminara en un fiasco, como ocurrió a principios de mes en Quito. Lula telefoneó incluso la pasada semana al presidente Barack Obama para invitarle a un próximo encuentro aunque, según reconoció él mismo hoy, no tuvo respuesta positiva del inquilino de la Casa Blanca. Sus intentos por evitar que las aguas se salieran de su cauce incluyeron una reunión a contrarreloj, previa a la Cumbre, con el venezolano Hugo Chávez, el más beligerante contra el acuerdo de Colombia y Estados Unidos, para tratar de convencerlo de que bajara el nivel de sus críticas y colaborara en la salvaguarda de la integración regional. El brasileño logró solo parcialmente sus propósitos, ya que la Cumbre empezó en un tono tenso, pero correcto, y se fue complicando con ataques directos entre los presidentes durante siete horas de debate. Tampoco logró que el colombiano Álvaro Uribe respondiera a las insistentes peticiones de sus socios de Unasur para que presentara el acuerdo cerrado con Obama ni consiguió que atendiera a su pedido explícito de "garantías jurídicas" de que el pacto no afectará la estabilidad de la región. Visiblemente molesto por la decisión, adoptada a petición de Uribe, de transmitir los debates en directo, el líder brasileño terminó por perder los papeles y enfrentarse al ecuatoriano Rafael Correa, presidente en turno de la Unasur. A Lula le preocupaba la imagen del organismo cuando los presidentes comenzaran a lavar sus "trapos sucios en público" y, efectivamente, ofrecieron un espectáculo poco alentador y por momentos ridículo. Chávez, más moderado que en ocasiones anteriores, enarboló como arma principal de sus ataques a Uribe un informe militar de EE.UU que resultó ser un documento público colgado en Internet y esquivó las acusaciones sobre la supuesta protección de Caracas a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) insistiendo en sus denuncias contra la estrategia bélica de Washington para la región. Uribe plantó cara también a los ataques de Evo Morales, que volvió a pedir un referéndum sobre el acuerdo militar, y terminó enzarzándose con Correa por los temas pendientes que llevaron a la ruptura de relaciones entre Colombia y Ecuador en 2008. Para la anfitriona, Cristina Fernández, "preservar la unidad era uno de los objetivos de la reunión de hoy, unidad que tal vez ponga nerviosos a algunos". Tras su enfrentamiento con Uribe y su polémica con Lula, Correa, que se tomó muy en serio su papel de presidente en turno de la Unasur, descalificó la propuesta brasileña de pedir garantías jurídicas a Colombia sobre el uso de las bases por considerar que, en la práctica, solo cuentan las garantías de las relaciones de fuerza equilibradas. Entretanto, Uribe, que había advertido que no serviría como reo en el banquillo, salió más airoso de los esperado: sin presentar el acuerdo y sin una declaración final que suponga una traba significativa a su alianza con Washington. Colombia volverá a insistir en la inocencia de su pacto con Estados Unidos en septiembre, en la reunión del Consejo de Defensa de la Unasur, que abrirá un proceso que se promete largo.
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