"Sí: la insolencia con que Chávez acaba de dudar de las atrocidades cometidas por Idi Amín en la Uganda de los años `70 es una extravagancia más que se suma a su prontuario de excentricidades descocadas. Pero si le vemos desde el prisma de las tentaciones ante las que pudiera sucumbir, si se consolidara el riesgo de perder el poder, los elogios dirigidos al "carnicero de Kampala" representan una advertencia preñada de símbolos sobre el modelo al que admira y una amenaza contra los venezolanos.
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