"Si algo tiene esta revolución es su extraordinaria habilidad para convertir verdades en mentiras. Muy cubana esa estrategia. Pero una cosa es hacer contrainformación y otra es mentir descaradamente. Esa es otra de las fortalezas del proceso, aunque este aspecto no se puede desligar de los próceres individualmente considerados. Es decir, la revolución no miente. Mienten, y mucho, sus líderes, sus coberos de carne y hueso. Especialmente el maestro, el perfecto."
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