Volando a ciegas
El Minoritario está bravo, por minoritario. Y, además, por todas esas zancadillas propias de cualquier vida política: la ETA y las FARC, los amores obligados con Santos, Vargas Llosa, el submarino económico de Giordani que no hace sino hundirse, las vainas de Raúl y ahora hasta de Fidel. Cuando Chacumbele se pone bravo hace cosas insólitas y muy variadas.
Algunas bastante sádicas, que destilan bilis, generalmente acompañada de diversos rictus faciales o de risas a la moda Izarra. Por ejemplo, anunciarle a la burguesía toda, ¡oído al tambor!, que vienen nuevas expropiaciones en camino… y quién quita que sea usted el elegido. O seguirse vinculando, a pesar de las reculadas recientes, con los otros países “gamberros” como los llama el PP español, con rochelitas atómicas y todo. O las milicias vengadoras que supuestamente ahorcarán banqueros y curas y desvirgaran doncellas.
En parte son ganas de mortificar como se decía antes, paja tan desechable como sus repetidos y cansones relatos autobiográficos o sus peroratas de historia patria (por cierto, en qué andará la osamenta del Libertador).
La mayoría de los proyectos súbitos que salen del hígado alterado del jefe son incoherentes e impracticables. Véase por ejemplo, esos círculos bolivarianos infantiles, “pensados” para fraternizar y conversar, sobre todo de las familias. O sea, para hacer lo que los chamos han hecho toda la vida, una trivialidad entonces, o para que lean los centenarios manuales de Marta Harnecker, los pobres que de vaina se han aprendido la tabla del nueve, escasas reglas de ortografía y a orinar con la nariz tapada en el abominable baño de la Escuela en reparación desde el siglo XX. Por simple asociación, ¿se sabe si El Minoritario ha terminado su lectura de El Capital? Si todo se redujera a estos eructos cerebrales pues no pasaría gran cosa. Pero no es así. También está la nueva ola de expropiaciones (ahora van por Polar) que se expande sin controles ni fines, a no ser los que ponen el delirio y la hidrofobia de los que ni siquiera han querido oír a su santidad el cardenal Castro Ruz. Así quieren demostrar que su poder absoluto sigue siendo tan absoluto y armado como antes del madrugador boletín de Tibisay.Ahora bien, dice el maestro Maza Zavala y cuanto economista racional anda por ahí que esto nos puede llevar al mismísimo Averno, por cuyas adyacencias ya nos paseamos: desempleo creciente, inflación y recesión campeonas de América latina, cero inversiones, estatizaciones que son quiebras seguras, economía de puertos, caída del consumo, corrupción sin fronteras... En fin que volamos a ciegas en un avión de Conviasa, en el que todos vamos adentro. De manera que la MUD debe preparar con prisa alguna táctica para un viaje de dos años con instrumentos de vuelo dañados y para llevar a bien el aterrante aterrizaje del 2012. Que al menos quede algo de país para intentar reconstruirlo. FR
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