¡Vivan nuestros golpes de Estado!
Por: Teodoro Petkoff
Tal Cual
General Rangel Silva, usted se la comió. Usted ha sorprendido y desconcertado a un país que tiene más de un decenio viendo pasar por la pantalla nacional cualquier cantidad de gorilas, del más diverso pelaje, diciendo barbaridades de gorila.
Pero ninguno llegó a donde usted ha llegado. Lo que usted ha dicho es simplemente que los golpes de Estado son una figura muy legítima cuando a uno no le gusta el gobierno que el soberanísimo elige por el voto mayoritario. La barbarie puede aplastar a la democracia cuando le venga en gana.
Testimonio que habría que ponerlo en la antología de citas de Gómez, Chapita, Tarugo, Pinochet, Videla… para no irnos muy lejos porque esa exaltación de la violencia como razón de Estado lo “casa” con Hitler, Franco, Pol Pot, Stalin…
Se diría que es una de las más rastreras jaladas de la historia contemporánea del país. O que usted está haciendo méritos para que se borren pasadas y terribles acusaciones delictivas contra usted.
Seguramente es así pero hay también la nada extraña coincidencia con unas declaraciones muy recientes de Chávez que usted retoma y amplifica.
O sea que se trata de una política de terror, terrorista, para que la gente no piense en votar, por lo que terminaría siendo un mar de sangre y la imposición de un despotismo sin límites ni disfraces.
Pero como usted no es la Fuerza Armada, así tenga sus amigotes en ella, de suyo está sentando el principio de que cualquiera de sus compañeros que acumule fuerza suficiente y tenga una consistente dosis de ambiciones puede proceder contra el orden constituido que no le gusta o no lo favorece y entre gustos y colores… ¿quién dijo que los golpes de Estado son nocivos? Lo son cuando se lo dan a uno, como aquél tan recordado por los bolivarianos, de Pedro Carmona.
Pero no cuando uno los da, como aquel heroico amanecer del 4 de febrero en que la patria despertó al futuro.
Y por último, para qué andar diciendo semejantes necedades si Chávez va a sacar 10.000.000 de votos en la próxima elección presidencial, según él mismo asegura. Pareciera lo contrario, que están esperando la derrota y, como han dicho ambos, que oficiales a los que se pueda acusar de enlodar el oficio puedan pasar más de un sofoco judicial, nacional e internacional.
Curándose en salud, lo llaman. Remember Pinochet y sus sigüíes o los milicos argentinos o Fujimori y su corte.
A lo mejor están escupiendo para arriba; consulten a los cubanos sobre este golpe de Estadoanunciado con dos años de antelación, de papel, un aporte del bolivarianismo a ese secular oficio.
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