La crisis económica, que acumula ya dos años consecutivos, tuvo efectos directos sobre los hogares venezolanos. El impacto golpeó con mayor fuerza a los estratos sociales más bajos, no solo porque se registró un incremento en el número de familias en esa situación, sino también porque ahora consumen alimentos básicos en menor proporción.
Las estadísticas que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que al cierre del primer semestre del año pasado 69,48% de la población, equivalente a 4.744.175 familias, pertenecían a los estratos IV y V, es decir aquellos que registran las peores condiciones en cuanto al estado de sus viviendas, educación de los jefes de familia y formalidad laboral.
Justo un año antes el porcentaje se situaba en 68,32%, 1,16 puntos porcentuales menos. El ente oficial reportó 4.563.641 hogares en situación de exclusión al culminar la primera mitad de 2009, 180.534 familias menos que el año pasado.
Ese aumento se alimentó de dos situaciones puntuales. Por un lado, se registró una mejora entre los más vulnerables de la escala. El estrato V pasó de 17,32% en el primer semestre de 2009 hasta 14,63% de la población al cierre de igual lapso del año pasado.
Pero a la siguiente franja social no le fue tan bien: absorbió a los que abandonaron los máximos niveles de exclusión, pero también a las 32.057 familias que dejaron atrás sus buenas condiciones de vida.
De esta manera, el INE señaló en su reporte que el estrato social IV pasó de representar a 51% de la población en la primera mitad de 2009 hasta 54,85% en igual periodo del año pasado.
Los estratos I, II y III -que, a diferencia de los otros, el INE los mide unificados- concentraron un menor número de familias. Según los datos oficiales, 2.084.427 hogares cuentan con condiciones favorables para vivir, lo que se traduce en 30,52% de la población venezolana. Hace un año, señala el organismo en su reporte, representaban 31,68%.
Menos alimentados
La encuesta de seguimiento al consumo de alimentos que realiza el ente estatal cada semestre indica que las personas que integran el estrato V -el que registra un mayor nivel de exclusión social- bajaron la ingesta de varios de los productos básicos de su dieta.
Entre enero y junio del año pasado el consumo diario per cápita de harina de maíz fue de 81,35 gramos en promedio, pero un año antes era de 84,69 gramos. También bajó el consumo de pollo (de 81,16 en 2009 a 68,13 gramos en 2010), de arroz (de 84,69 a 57,68 gramos) y pasta (de 51,02 a 45,42 gramos). Otros alimentos cuyo consumo se redujo entre las familias más vulnerables fueron plátano, pan, azúcar y carne de res.
En el caso del estrato IV se repitió la historia, pero las caídas fueron menos pronunciadas. Incluso se incrementó el consumo per cápita diario de alimentos como la carne de res, cambures y pan.
En los estratos sociales I, II y III fueron pocos los productos tradicionales con un consumo menor, aunque se registró una caída leve en la ingesta promedio de harina de maíz.
En contraposición, el consumo por persona de arroz, carne de res, pan, lechosa y pasta subió en el primer semestre del año pasado con respecto a igual lapso de 2009.
Para diciembre un salario mínimo -devengado por 20% de los trabajadores- alcanzó para cubrir 89,3% del costo de una canasta alimentaria, calculada por el INE en Bs. 1.370,93.
viernes, 21 de enero de 2011
Crecen hogares vulnerables mientras bajan su consumo
SUHELIS TEJERO PUNTES | EL UNIVERSAL
21 de enero de 2011
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