Makled viene volando
Fernando Rodríguez
Tal Cual
Desde hace un rato nosotros presentíamos, y no dejamos de decirlo, que este señor Makled era una suerte de bomba de alto poder explosivo, que tarde o temprano terminaría por entrar en acción. Unos trailers del asunto, declaraciones del sujeto en cuestión, con supuestas pruebas y con nombres y apellidos, hacían presumir que los daños y damnificados podrían ser muchos: gobernadores, ministros, generales, partidos políticos, testaferros, asomados… Además por allí se dijo en EEUU, a muy alto nivel, que Makled es nada menos que uno de los mayores capos de esa colosal empresa mundial que llaman narcotráfico. Y en todos esos avances no se habla sino de millones y millardos. Y hasta del derrocamiento del régimen por corrupción y complicidad con el tráfico de drogas, sugirió el extraditable.
Total que el caso Antonini, el de Geovanny Vásquez o el de ETA parecenasuntos menores de malandros inexpertos y funcionarios bufos, matinés.
A estas alturas, la cuestión es de días y todo parece indicar que la extradiciónserá hacia Venezuela, que si no puede ser causal de divorcio de un matrimonio aparentemente bien advenido (“la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas”).
Hay la palabra empeñada de Santos y los criterios sentados por el Tribunal Supremo de Colombia que favorecen el camino hacia Venezuela. Pero de ahí en adelante no se ve nada claro. Es muy probable que ya Makled hayahablado con los gringos y el escándalo internacional sea imparable, así las acusaciones sean una pequeña porción de las anunciadas. Es también imaginable que el capo siga hablando en Venezuela, al parecer sus rencores no son pocos. Y en todo caso hay hechos públicos y tangibles que habrá que explicar de alguna manera, como las canonjías gubernamentales que recibió el singular empresario. Pasado a retiro Isaías Rodríguez no se barrunta cómo van a pasar debajo de la mesa tan voluminoso paquete.
Es probable que el festín de revelaciones, mentiras y barbaridades legales que seguramente vamos a presenciar será una dolorosa medida del nivel a que ha llegado la moral nacional. Y ciertamente son incalculables las consecuencias que puede acarrear para el país si se llegase a algunas certezas. No hay que olvidar que estamos hablando de uno de los dos o tres grandes problemas que afectan a la humanidad entera.
Posiblemente el paseíto que se dio en estos días el señor Presidente no tuvo otro objeto que maquillarse para la inminente puesta en escena. Adalid de la libertad de expresión, con todo y medalla. Apóstol de la unidad regional (no me dejen solo). Y hasta se consideró prescindible en la revolución (nada que ver con esos déspotas árabes), negando lo que era una de sus cartas de presentación más socorridas, refrendada por Fidel. Si le gustan las adivinanzas, pregúntese qué pasó con el nuevo gran amigo colombiano. Hablar de imprevisibles, por último, es lo más prudente.
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