Campaña presidencial en Venezuela
Ganando terreno
THE ECONOMIST
Ago 24 2012, 18:27 by P.G. | CARACAS
Fallas técnicas, los acosos de sus propios partidarios, multitudes cada vez más reducidas y malas noticias en los sondeos. Con poco más de seis semanas para las elecciones presidenciales de Venezuela, Hugo Chávez puja por otros seis años en el cargo, y ya no luce con el gran empuje de otrora.
Un autoproclamado socialista radical, que lideró un fallido golpe de Estado en 1992, Chávez ha sido casi imbatible en las urnas desde que optó al poder por la vía electoral a finales de la década de 1990. La gran duda sobre su reelección, al principio, era su salud: después de someterse a tres operaciones en menos de un año por un cáncer abdominal no especificado, el presidente parecía estar en necesidad urgente de un sucesor.
Pero el Presidente, ya con 58 años de edad, se ha vuelto cada vez más móvil -incluso cantando y bailando en algunos eventos- su supervivencia física se desvaneció como tema de campaña. La pregunta hoy es si su carisma, su billetera llena de petrodólares y su férreo control sobre las instituciones del Estado le alcanzarán para superar el descontento general con su gobierno y una campaña enérgica de Henrique Capriles de la coalición de oposición Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Gran parte de la campaña de Chávez se ha desarrollado en la televisión y la radio. Frecuentemente ha violado la ley electoral al hacer comentarios político-partidistas durante los discursos presidenciales que todos los medios de comunicación están obligados a difundir. En los pocos eventos presenciales, ha lucido fuera de contacto con sus propios partidarios. En el estado Carabobo, a principios de agosto, fue abucheado por la imposición de un impopular candidato a gobernador impopular en su Partido Socialista Unido de Venezuela.
El punto más bajo llegó el 20 de agosto, cuando el presidente se vio obligado a interrumpir una transmisión a nivel nacional de la hidroeléctrica Caruachi planta en Bolívar, al sur del territorio, un estado que ha sido un bastión del sentimiento chavista. En primer lugar, su audiencia, cuidadosamente seleccionada de los trabajadores de las industrias estatales pesadas, exigió el restablecimiento de sus derechos de negociación colectiva. Chávez se vio obligado a ceder y a atender la demanda fuera del aire. De repente, el micrófono de Chávez falló y el seguridad del sistema interno de sonido dejó escuchar los gritos de "justicia"-posiblemente de trabajadores disidentes que lograron romper el cordón de seguridad.
Aunque oficialmente no se trataba de un acto de campaña, la reunión abortada dio un indicio de la ira sentida por muchos sindicalistas por el colapso de las industrias de hierro y acero, carbón, aluminio y electricidad bajo control gubernamental. La explicación oficial de la suspensión de la transmisión se ha basado en un corte de energía, lo que genera dudas considerando que en el lugar funciona una planta hidroeléctrica.
Mientras Chávez promete "construir el socialismo", "preservar la vida en el planeta" y "salvar a la raza humana", el señor Capriles, ex-gobernador del centrista estado Miranda, se ha enfocado en temas básicos como el crimen, el desempleo, los apagones y la inflación; promete crear 3 millones de empleos, construir mil nuevas escuelas y duplicar la producción de crudo. Estos mensajes de Capriles se dirigen a la base de poder del presidente: empleados públicos y ciudadanos pobres, en particular de pequeñas, a menudo remotas, ciudades en las que la oposición ha sido tradicionalmente débil.
Incluso las encuestas realizadas por empresas pro-gubernamentales muestran el avance del apoyo del retador, mientras que el de Chávez se ha mantenido estable. Aunque la mayoría de las encuestas siguen dando al presidente una ventaja de dos dígitos, dos estudios recientes han puesto la contienda cabeza a cabeza. Un sondeo de Varianzas, llevada a cabo durante la primera quincena de agosto, encontró que el 49,3% de los encuestados planeaba votar por el presidente y el 47,2% por el retador. Otra encuestadora, Consultores 21, pone a Capriles adelante, con el 47,7%, por 45,9% de Chávez.
Sea cual sea la cifra real, parece indiscutible que Chávez está estancado, mientras que la oposición se va abriendo camino. El resultado del 7 de octubre es probable que sea mucho más cerrado de lo que se esperaba.
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