VENEZUELA Y LA SOBERANA INDIFERENCIA
Emilio Nouel V.
El novelista judío
austríaco, Joseph Roth, hacia 1937 criticaba la “soberana indiferencia” de muchos gobiernos de la época ante los
desmanes que estaban siendo perpetrados bajo el régimen nazi.
Escribía entonces: "No se me puede seguir prohibiendo la
entrada a casa de mi vecino si éste está matando a sus hijos con un hacha. No
puede haber moral europea, europea y cristiana, mientras subsista el principio
de no intromisión”.
Roth no hacía otra cosa
que cuestionar el “sacrosanto” principio de soberanía externa de los Estados que
servía de freno a cualquier acción que impidiera la tragedia de persecución y
exterminio en los campos de concentración contra opositores políticos, judíos y
otras etnias que estaba teniendo lugar en Europa.
A este horror
desencadenado por el gobierno de Hitler nadie oponía un freno; sólo voces
aisladas se oían en contra, denunciando masivas violaciones de los derechos
humanos. Los gobiernos de los países del entorno seguían siendo escrupulosos defensores
del intocable principio de la soberanía externa absoluta. Y las matanzas a su
alrededor, por muy espeluznantes que fueran, no eran asunto que les
concerniera.
En efecto, estaba claro
lo de la soberana indiferencia. Pero
muy pronto conocerían amargamente las consecuencias de su
indolencia.
Obviamente, la dimensión
y las aberraciones de aquella situación no son comparables con el cuadro de
violaciones a los derechos humanos que presenciamos en la Venezuela de hoy.
No obstante, no deja de
ser grave lo que nos está ocurriendo. Los múltiples casos de atropellos
cometidos, incluso algunos inéditos en nuestro país, no deberían ser
desatendidos o esquivados por la opinión pública nacional e internacional, y
los gobiernos democráticos extranjeros. La documentación de ellos es amplia.
La firme protesta de
amplios sectores nacionales, especialmente, una clase media harta de ver sus
condiciones de vida deteriorarse más y más desde hace algunos años, frente a un
gobierno militar incompetente y corrupto que en lugar de resolver los problemas,
los agrava día a día, ha desencadenado una represión gubernamental brutal, sin
parangón en nuestra historia.
Esta crisis política ha
trascendido nuestras fronteras y sensibilizado a mucha gente. Sin embargo,
vemos cómo en las instancias de gobierno de la región, con sus excepciones, por
supuesto, se mantiene la soberana
indiferencia de que hablaba hace 85 años, Joseph Roth.
Y el gobierno militar
venezolano se aprovecha de ella, y logra bloquear en organizaciones
internacionales como la OEA cualquier pronunciamiento o medida que ponga coto a
sus arbitrariedades.
Esta indiferencia de la
región latinoamericana, en no pocos casos no es más que el pago de favores
recibidos, pero también es expresión de un apego absurdo a concepciones
anacrónicas sobre la soberanía externa, reñidas con la moral y los valores
democráticos universales.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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