CHARLIE HEBDO Y “LOS LOCOS DE DIOS”
Emilio Nouel V.
“Ustedes lo van a
pagar, han insultado al profeta”, gritaron al irrumpir en la sala de
redacción de Charlie Hebdo. Acto
seguido, los terroristas islamistas, sin ningún miramiento, lanzaron su ráfaga
de kalashnikov y asesinaron a los
periodistas que dirigían la publicación humorística francesa. A su salida, con
toda la sangre fría rematan a un policía herido tendido en el suelo de la calle
que les había hecho frente, por cierto, musulmán.
Una operación siniestra que, por los videos, deja claro que
los asesinos han tenido un entrenamiento previo.
En otras ocasiones he comentado estas acciones monstruosas de
grupos fanatizados por la religión. Las más recientes son las de ISIS en Siria
y Boko Haram en Nigeria.
No tengo dudas de que estos movimientos son una amenaza a la
seguridad colectiva y la convivencia pacífica en el mundo, amen de ser, en el
fondo, una impugnación violenta inaceptable
a los valores democráticos occidentales. No es un problema aislado, que
atañe a un solo país. Como todo terrorismo, el islamista, formado por personas
impregnadas de odio, resentimiento y de una ideología de la destrucción, es una
de las muestras más claras de aquella amenaza.
Es tema de muy difícil solución por su
complejidad. Muchos son los
factores que los generan, y en ellos, sin duda, juegan papel importante las
ideologías, particularmente, las visiones e interpretaciones religiosas
medievales cargadas de intolerancia, como las que estamos viendo, por ejemplo,
con la reacción intolerante frente a las caricaturas que se refieren a Mahoma.
De cara a tales hechos criminales no
podemos permanecer imperturbables o inmóviles. Como humanos que valoramos la
vida y aspiramos a un mundo mejor sin exclusiones y de respeto al libre pensamiento,
estamos obligados a actuar y defender nuestros valores.
Estamos obligados moralmente a enfrentarlos
con todo los instrumentos democráticos a la mano, desde el diálogo, pasando por
acciones preventivas de disuasión, hasta con medios de fuerza, antes de que su
proliferación o desbocamiento nos lleven a la destrucción de las sociedades
libres. En los organismos internacionales se imponen políticas concertadas para
combatir este nefasto fenómeno que amenaza destruir las bases sobre las que se
levanta los valores de la libertad.
“Hemos vengado al
profeta” se lee en las web de la “jihadósfera”.
No pocos de estos desadaptados han celebrado la acción criminal en Paris y
llaman héroes a los 3 desalmados. Han llegado hasta decir: “Ustedes creen en l libertad de expresión sin
límites, nosotros creemos en la libertad de nuestras acciones”.
Estas acciones van a provocar una reacción cuyas
consecuencias políticas son impredecibles. No es de extrañar que las posiciones
xenófobas y/o racistas de ciertos grupos políticos en Europa, particularmente,
se refuercen. Ya éstos han cobrado mayor fuerza y presencia desde las últimas
elecciones al Parlamento europeo.
Lo que queda claro de estos hechos repudiables es que las
sociedades libres están obligadas a defenderse de quienes persiguen destruirlas
inspirados en ideologías intolerantes y mortíferas.
Los que amamos la libertad debemos gritar con fuerza: JE SUIS
CHARLIE, YO SOY CHARLIE, I AM CHARLIE.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
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