JEAN MANINAT
Como era de esperarse, a raíz de los desencuentros vividos en el campo de la oposición democrática, la UNIDAD es reclamada por todos, con juramentos encendidos y profusión de actos de fe, sobre todo por parte de quienes hasta ayer eran especialistas en dinamitarla desde afuera. Ante tanta energía unitaria no queda más que alegrarse y suponer que, de ahora en adelante, todos marcharán asidos de las manos en pos de la recuperación democrática del país.
Pero sucede que a los portadores del sarpullido antiMUD, entre sus compungidos y cabizbajos "ruega Señor por la UNIDAD" se les escapa el suspiro de "y acaba pronto con la MUD y los partidos que la conforman". Los viejos argumentos del antipartidismo y la antipolítica van cambiando de ropaje, se transmutan en máximas benefactoras afiladas como punzones. Y, en ese acto de prestidigitación, quien más esfuerzos ha hecho por la UNIDAD, la MUD, termina siendo acusada de fracturarla. ¿Hay recuerdo de la feroz campaña en contra de Henrique Capriles, luego de lograr la votación presidencial más alta para la oposición en estos 16 años? ¿No? Fue una ignominia similar a la realizada en estos días en contra de Chúo Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD. Claro, siempre en nombre del "pueblo" opositor.
Hay muchas y valederas razones para fortalecer más aún el proceso unitario: una situación económica caótica, una presión social contenida, el hampa propietaria de las calles y un gobierno incapaz y sin voluntad de cambiar; y por primera vez, una comunidad internacional cada vez más atenta con el tema de los derechos humanos en el país. El mejor acto de solidaridad que merecen los presos políticos en Venezuela, es que de una vez y por todas se presente un acuerdo mínimo conjunto de la oposición -para todo el país y no sólo para los convencidos-, sellado herméticamente en contra del o se montan o se encaraman por la convicción de que no habrá sorpresas por parte de ninguno de los socios unitarios, en base al cual se ganen contundentemente las elecciones parlamentarias.
Ya hay un acuerdo -logrado por primarias y consenso- sobre las candidaturas de la oposición a las elecciones parlamentarias. Quienes no fueron favorecidos por ninguno de los dos métodos utilizados, están obligados a respetar los resultados con lealtad. Exigir, a estas alturas, una modificación de lo acordado sería suicida. Las elecciones parlamentarias -el gobierno las elude porque presume lo que le viene- requerirán de un esfuerzo titánico por parte de la UNIDAD para ganarlas con contundencia. Las diferencias en su seno seguirán existiendo -y eso es saludable como el oxígeno- pero deben ser tramitadas con prudencia, porque para una parte muy importante del país poco le importan, y cuando importan es por el ruido que hacen.
De ganar la oposición las elecciones parlamentarias y obtener la mayoría en la Asamblea Nacional, vendrá un período sumamente complicado que requerirá de mucha cohesión y pulso firme. Se seguirá enfrentando a un contendor poderoso y aferrado ciegamente al poder. Lograr que la oposición constituya un bloque unitariamente sólido es más que una consigna de buena voluntad: es un recaudo que garantizará una recuperación democrática sostenible en el tiempo. La MUD es un logro de la oposición democrática y de todos los partidos que la conforman. Es una pieza imprescindible del cambio.
A por la MUD, a por la MUD, sí, pero para fortalecerla... no para destruirla. Que se guarden las antorchas y los mastines.
@jeanmaninat
Pero sucede que a los portadores del sarpullido antiMUD, entre sus compungidos y cabizbajos "ruega Señor por la UNIDAD" se les escapa el suspiro de "y acaba pronto con la MUD y los partidos que la conforman". Los viejos argumentos del antipartidismo y la antipolítica van cambiando de ropaje, se transmutan en máximas benefactoras afiladas como punzones. Y, en ese acto de prestidigitación, quien más esfuerzos ha hecho por la UNIDAD, la MUD, termina siendo acusada de fracturarla. ¿Hay recuerdo de la feroz campaña en contra de Henrique Capriles, luego de lograr la votación presidencial más alta para la oposición en estos 16 años? ¿No? Fue una ignominia similar a la realizada en estos días en contra de Chúo Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD. Claro, siempre en nombre del "pueblo" opositor.
Hay muchas y valederas razones para fortalecer más aún el proceso unitario: una situación económica caótica, una presión social contenida, el hampa propietaria de las calles y un gobierno incapaz y sin voluntad de cambiar; y por primera vez, una comunidad internacional cada vez más atenta con el tema de los derechos humanos en el país. El mejor acto de solidaridad que merecen los presos políticos en Venezuela, es que de una vez y por todas se presente un acuerdo mínimo conjunto de la oposición -para todo el país y no sólo para los convencidos-, sellado herméticamente en contra del o se montan o se encaraman por la convicción de que no habrá sorpresas por parte de ninguno de los socios unitarios, en base al cual se ganen contundentemente las elecciones parlamentarias.
Ya hay un acuerdo -logrado por primarias y consenso- sobre las candidaturas de la oposición a las elecciones parlamentarias. Quienes no fueron favorecidos por ninguno de los dos métodos utilizados, están obligados a respetar los resultados con lealtad. Exigir, a estas alturas, una modificación de lo acordado sería suicida. Las elecciones parlamentarias -el gobierno las elude porque presume lo que le viene- requerirán de un esfuerzo titánico por parte de la UNIDAD para ganarlas con contundencia. Las diferencias en su seno seguirán existiendo -y eso es saludable como el oxígeno- pero deben ser tramitadas con prudencia, porque para una parte muy importante del país poco le importan, y cuando importan es por el ruido que hacen.
De ganar la oposición las elecciones parlamentarias y obtener la mayoría en la Asamblea Nacional, vendrá un período sumamente complicado que requerirá de mucha cohesión y pulso firme. Se seguirá enfrentando a un contendor poderoso y aferrado ciegamente al poder. Lograr que la oposición constituya un bloque unitariamente sólido es más que una consigna de buena voluntad: es un recaudo que garantizará una recuperación democrática sostenible en el tiempo. La MUD es un logro de la oposición democrática y de todos los partidos que la conforman. Es una pieza imprescindible del cambio.
A por la MUD, a por la MUD, sí, pero para fortalecerla... no para destruirla. Que se guarden las antorchas y los mastines.
@jeanmaninat
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