El optimismo de Roig
Pompeyo Marquez
Compartimos plenamente el optimismo de Jorge Roig, joven empresario que llegó a la presidencia de Fedecámaras
Compartimos plenamente el optimismo de Jorge Roig, joven empresario que llegó a la presidencia de Fedecámaras. Puede decirse a nuestro juicio que la de él fue una de las principales gestiones del organismo cúpula empresarial. Una vez concluido su período, fue entrevistado por Alonso Moleiro para el semanario Tal Cual, donde expresó su optimismo sobre el porvenir de Venezuela. Lo dijo de esta manera en la entrevista: “Despertaremos pronto de esta pesadilla”.
La entrevista está impregnada de ese optimismo y se fundamenta en la profundidad de la crisis, en especial la económica. Como dijimos al comienzo, estamos totalmente de acuerdo con esa perspectiva del desarrollo de la crisis y la incidencia que tendrán las elecciones parlamentarias si las gana la oposición, como vaticinan todas las encuestas. Es indudable que se acerca un desenlace de la crisis, de eso no nos cabe la menor duda.
Toda crisis, como todo problema, tiene solución y “esta pesadilla” la tendrá. Venezuela tiene futuro y es la democracia, la República civil. Lo que avizora Roig es precisamente ese futuro. Ello permite tener una concepción muy amplia sobre la unidad: empresarios y trabajadores, gremios profesionales; en fin, todos los sectores de la sociedad. Es la unidad nacional cuyas bases están dadas y solo una política con esa visión de futuro inmediato puede entender que se plantee la Unidad en su sentido más amplio.
El papel de la Iglesia es cada día más relevante, en particular del papa Francisco y de su secretario de Estado, cardenal Pauline, conocedores a fondo de la situación venezolana. Lejos estamos de levantar las banderas negras del odio que solo conducen a la derrota; todo lo contrario, esgrimimos las banderas del optimismo, de la esperanza que está reflejada en esa frase de Roig de que pronto saldremos de esta pesadilla.
La dirección política, a nuestro juicio, debe comprender esta situación, acercarse a los más amplios sectores nacionales y como salida conquistar un gobierno de unidad nacional. Las soluciones por tomar son muy difíciles y requieren un consenso nacional, unir al país hoy fragmentado en dos grandes toletes. No puede pensarse, ni aún el más lunático de los venezolanos, que pueda arribarse a una solución a la grave crisis política, social y económica, entre otras, sin tomar en cuenta esta realidad.
Nos acercamos a un cambio de gobierno y de régimen y podemos ver con optimismo el futuro inmediato de Venezuela.
La entrevista está impregnada de ese optimismo y se fundamenta en la profundidad de la crisis, en especial la económica. Como dijimos al comienzo, estamos totalmente de acuerdo con esa perspectiva del desarrollo de la crisis y la incidencia que tendrán las elecciones parlamentarias si las gana la oposición, como vaticinan todas las encuestas. Es indudable que se acerca un desenlace de la crisis, de eso no nos cabe la menor duda.
Toda crisis, como todo problema, tiene solución y “esta pesadilla” la tendrá. Venezuela tiene futuro y es la democracia, la República civil. Lo que avizora Roig es precisamente ese futuro. Ello permite tener una concepción muy amplia sobre la unidad: empresarios y trabajadores, gremios profesionales; en fin, todos los sectores de la sociedad. Es la unidad nacional cuyas bases están dadas y solo una política con esa visión de futuro inmediato puede entender que se plantee la Unidad en su sentido más amplio.
El papel de la Iglesia es cada día más relevante, en particular del papa Francisco y de su secretario de Estado, cardenal Pauline, conocedores a fondo de la situación venezolana. Lejos estamos de levantar las banderas negras del odio que solo conducen a la derrota; todo lo contrario, esgrimimos las banderas del optimismo, de la esperanza que está reflejada en esa frase de Roig de que pronto saldremos de esta pesadilla.
La dirección política, a nuestro juicio, debe comprender esta situación, acercarse a los más amplios sectores nacionales y como salida conquistar un gobierno de unidad nacional. Las soluciones por tomar son muy difíciles y requieren un consenso nacional, unir al país hoy fragmentado en dos grandes toletes. No puede pensarse, ni aún el más lunático de los venezolanos, que pueda arribarse a una solución a la grave crisis política, social y económica, entre otras, sin tomar en cuenta esta realidad.
Nos acercamos a un cambio de gobierno y de régimen y podemos ver con optimismo el futuro inmediato de Venezuela.
Pompeyo Márquez
@fundapompeyo
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