Enrique Viloria Vera
Lo
importante no es curarse, sino vivir con sus males.
Fernando
Galliani
No se trata de una equivocación, sé que en castellano la
expresión adecuada es “hacer de tripas corazón” cuando DRAE - de por medio - : alguien se esfuerza para disimular el miedo,
dominarse, sobreponerse en las adversidades. Nada más apropiado en estos
tiempos de troika y default personalizar un poco la expresión para referirla a
la realidad política y económica griega que tanta atención ha concitado en los
últimos meses.
Es que verdaderamente Alexis Tsipras no tuvo que otro
recurso que hacer de tripas corazón, porque después de un aspaventoso referendo
en el que el NO, el ÓXI, dominó en las
urnas electorales de un decisivo domingo helénico nada pasó, Tsipras y su
gobierno tuvieron que bajar el tono y la guardia, para, muy a regañadientes, terminar aceptando lo
inevitable. El referendo se volvió nugatorio y un verdadero bumerán que se
devuelve para exigirle coherencia a un desesperado gobierno que igualmente tuvo
que entender otra castiza expresión: la necesidad tiene cara de hereje, y no de
izquierdista ortodoxo griego.
Idas y venidas desde Atenas a toda Europa para que al
final el temido Grexit resultara más
una advertencia que una real amenaza; firmes y solidarios los dirigentes
comunitarios hicieron prevalecer los compromisos y la necesidad de respetarlos,
es decir, aplicar el viejo precepto romano del pacta sunt servanda, convertido en verdadero baluarte de los
creyentes en el Estado de Derecho.
Mientras el gobierno heleno se debilita y pierde parte de
su credibilidad, además de su Ministro de Finazas, el culpable euro de
estabiliza y las capitalistas bolsas europeas mejoran su desempeño, y no queda
otra que aceptar, ceder, consentir, someterse, morderse la lengua, agachar la
cabeza, reconocer y enmendar, y por supuesto el sempiterno derecho al pataleo.
No las tiene todas consigo el bisoño Primer Ministro, a quien debe recordársele
que para tener orgullo - y más nacional - hay que disponer de una buena tesorería.
Décadas de despilfarro, de franco populismo, de
malversación y corrupción, de subsidios generalizados, de complacencia laboral,
de dispendio gubernamental y de indolencia política se tradujeron en esta
dramática realidad que afecta, como de costumbre, a los más necesitados, a los
pobres que deben soportarlas largas colas y el
inevitable corralito, esos que poco disfrutaron de una ilusoria bonanza
basada en el financiamiento externo, en la sujeción financiera a las potencias
occidentales. Ahora Grecia entiende además lo dicho por Truman “los países no
tienen amigos, sino intereses”. Cualquier parecido con la realidad bolivariana
es dolorosa y tristemente cierto, así que queridos camarados y camaradas,
compatriotos y compatriotas a poner las barbas en remojo que lo que viene es
sirtaki y krepis.
Querido Alexis tanto nadar en el mar Egeo para morir
arponeado en el Mediterráneo.
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