CARMEN DE CARLOS
ABC
Era la noticia más esperada por los argentinos. El nuevo ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, anunció oficialmente este miércoles el fin del «cepo al dólar», como se conoce la imposibilidad de comprar y vender libremente divisas. Una de las principales promesas de campaña de Mauricio Macri se hace así realidad apenas seis días después de llegar a la presidencia. El jefe de Estado de Argentina se había comprometido a terminar con la prohibición (parcial) de adquirir la tan preciada moneda estadounidense (favorita de los argentinos) «el primer día» de su mandato.
La escasez de reservas en el Banco Central (prácticamente sin fondos tangibles de envergadura ) y la imposibilidad de reponerlas de forma inmediata impidieron concretar una decisión que, hasta que se conozcan los detalles, se estima que se aplicará de forma gradual.
El «cepo» -como se cansaron Mauricio Macri y sus ministros Rogelio Frigerio (Interior) y Prat Gay de repetir- fue un «invento argentino» que ha dado pésimos resultados desde que se implantó en octubre de 2011. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lo impuso con el fin de evitar que salieran dólares de Argentina. Pero su efecto, tal y como el tiempo demostró, fue exactamente el contrario. Desde entonces la sangría de divisas ha sido constante. En simultáneo, el valor del peso, la moneda local, fue cayendo en picado y la inflación llegó a trepar hasta el 40 por ciento (en la actualidad se estima que está por encima del 25 por ciento).
Efecto en las empresas
Las restricciones de compra de moneda no afectaron únicamente a los ciudadanos. La industria las sufrió y afectó de manera considerable a su producción. Empresas y fábricas se encontraban en situaciones límite al no poder pagar a sus proveedores del exterior. En este escenario tuvieron que recurrir a fórmulas ingeniosas, como comprar bonos o acciones en Buenos Aires y venderlos en el mercado de valores de Nueva York para poder saldar sus deudas. Es lo que se denomina «contado con liquidación».
El dólar, en rigor, tiene una decena de diferentes valores en función de si se compra en el mercado negro, eufemísticamente rebautizado «blue», se hace en el oficial (sumas restringidas en función del salario) o se utiliza para exportar maíz, cebada, trigo u otras materias primas. En este contexto los productores de soja retenían el mayor tiempo posible sus cosechas ya que estas, como todos los bienes exportables, estaban gravados con «retenciones»; unos impuestos previos que esta semana, por decisión del Gobierno de Macri, han quedado sensiblemente reducidos en la mayoría de los casos y en algunos directamente suprimidos. A la soja, conocida como el oro verde, le bajaron cinco puntos las retenciones. Por estas razones, el Gobierno argentino confía en que los «sojeros» liquiden la que tiene almacenada (en «silobolsas») y entren divisas que ayuden a tener un colchón de reservas en el Banco Central frente una previsible demanda de « billete verde».
Subida del dólar
En las horas previas al anuncio, el precio del dólar estadounidense en el mercado negro experimentó un avance de nueve centavos, hasta los 14,63 pesos por unidad, según informó Efe. En el mercado oficial, el dólar aumentó ayer dos centavos, hasta los 9,835 pesos, con lo que la brecha entre uno y otro tipo de cambio era del 48,7 por ciento.
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