Manifiesto de la Fundación Espacio Abierto ante la grave situación del
país.
Venezuela está sumergida en una crisis política, económica, social y
cultural sin precedentes. Estamos en presencia de una involución colosal como
nación y como sociedad consecuencia de la imposición de un fracasado
modelo en el que confluyen una concepción estatista de la economía con un
autoritarismo que transita los senderos de una dictadura de corte caudillista y
militarista inspirado en el castrismo. La ineficiencia, el sectarismo, el
clientelismo y la corrupción son la impronta de la gestión del régimen iniciado
en 1999.
Los efectos más visibles y negativos de la mala gestión de gobierno y de
la crisis son: la creciente anarquía y anomia en la que vivimos, la escasez de
medicamentos que ha alcanzado la cifra del 90%, así como de la mayor parte de
los productos de primera necesidad, la desbocada inflación, la violencia, la
inseguridad y el colapso de los servicios públicos fundamentales.
Adicionalmente el Gobierno ha potenciado la crisis al desconocer los
resultados de los comicios parlamentarios y boicotear la actuación del
recién electo Poder Legislativo, provocando un enfrentamiento entre poderes del
Estado apoyado en el Tribunal Supremo de Justicia que utiliza como un bufete
del oficialismo en lugar de un Poder al servicio del Estado y garante del
Estado de Derecho y la Justicia tal como lo establece la Constitución.
Los venezolanos hablaron con su voto a favor de un cambio de gobierno y
las políticas públicas. Ante la inacción del régimen y la profundización de los
desajustes, la necesidad de producir la sustitución del Poder Ejecutivo se ha
incrementado, tal como se siente en las calles y lo reflejan las mediciones de
opinión.
Los venezolanos no aguantamos más este desastre, el país reclama
cambios, es tiempo de empinarse sobre la cotidianidad para avistar los nuevos
horizontes.
El presidente Maduro debe dejarle paso a este torrente de cambio. Su
renuncia tendría un profundo contenido ético y sería una contribución
invalorable para comenzar a despejar el horizonte.
La talla del triunfo electoral de diciembre le confirió a la coalición
agrupada en torno a la Mesa de la Unidad Democrática la condición de
alternativa real de cambio y le encomendó la responsabilidad histórica de
conducir la transformación que necesita el país y desea la mayoría
abrumadora de los venezolanos.
Diciembre marcó la pauta de una agenda victoriosa: una dirección
unida y unitaria, con un programa común, fuertemente organizada, con
objetivos, a la cabeza de un masivo movimiento nacional.
La MUD tiene la obligación de ejercer cabalmente su rol de
alternativa de cambio y eso significa en la presente circunstancia proponerle a
Venezuela la vía constitucional más eficaz para adelantar la salida del
presente gobierno. Acompañada de una estrategia coherente y armonizada,
amalgamado con nuestra más poderosa argamasa: la Unidad.
Cualquier otro objetivo político, por más importantes que sean las
razones, regionales, partidarias, sectoriales o personales es secundario. De
hecho la dirección opositora ha comunicado públicamente y en varias ocasiones
que su prioridad es la sustitución del gobierno nacional. Un cambio de
políticas o de prioridades debe proponerse, comunicarse y explicarse de manera
exhaustiva y no adelantarse de forma subrepticia e inconsulta.
Consideramos que la decisión adoptada por la MUD de utilizar todas las
formulas previstas en la Constitución para acortar la vigencia del gobierno
Maduro no es la mejor ni la más conveniente y ajustada en términos de
calendario y eficacia para lograr el objetivo planteado. Proponer todas es en
la práctica, no proponer ninguna. Si se utilizan todas a la vez lo más
probable es que los enormes esfuerzos de movilización y organización necesarios
para lograr el necesario y pronto relevo en la Presidencia se dispersen y se
anulen, cuando el tiempo es escaso y el oficialismo jugará con todas las cartas
y recursos de que disponga – legítimos e ilegítimos – a favor del
continuismo.
Los partidos democráticos agrupados en la MUD están en la perentoria
obligación de arribar a un acuerdo en torno a un procedimiento constitucional a
adoptar. La hora les exige dejar de lado las diferencias y los intereses
particulares para cumplir cabalmente con el papel de alternativa histórica de
cambio.
En la Fundación Espacio Abierto después de haber oído y considerado
todas las opiniones al respecto consideramos que la fórmula más conveniente y
eficaz para lograr el inminente relevo de Maduro es el Referéndum
Revocatorio porque para su activación y materialización demanda una masiva
participación popular y la eficacia de su resultado no depende de la aceptación
e injerencia de ningún Poder del Estado sino de la soberanía popular
manifestada mediante el voto.
Estamos conscientes de que todos los caminos contienen
grandes dificultades debido a los propósitos continuistas del oficialismo
y al secuestro de las instituciones del Estado.
Démosle al pueblo el protagonismo que le permita cambiar su dura
realidad, sentemos las bases de un cambio duradero.
Junta directiva de la Fundación Espacio Abierto.
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