AFONSO BENITES
EL PAÍS
Una comisión especial en el Senado de Brasil ha dado este viernes un paso más hacia la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Por 15 votos a favor y 5 en contra, los senadores han aprobado el informe a favor del segundo impeachment de la democracia brasileña. El resultado era el esperado, tanto por la oposición como por el Gobierno
Ahora, el proceso irá al pleno del Senado, donde está previsto que sea votado el próximo miércoles 11 de mayo. Si 41 de los 81 senadores apoyan la destitución, Rousseff será alejada temporalmente de sus funciones, por un máximo de 180 días, mientras la Cámara alta toma la decisión definitiva. Durante ese tiempo, el vicepresidente, Michel Temer, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PMDB), asumirá el cargo.
Rousseff es acusada de por maniobras fiscales y presupuestarias durante su gestión. El informe presentado este viernes en la comisión deja abierta la posibilidad de incluir nuevas acusaciones, referentes al caso de corrupción Petrobras. El Gobierno mantiene el mismo discurso desde que el proceso de impeachment arrancó, en el mes de diciembre: que las acusaciones no se sostienen, que se trata de un "golpe contra la democracia" y de una venganza del entonces presidente del Parlamento, Eduardo Cunha (PMDB).
Cunha, un poderosísimo diputado sobre el que pesan sospechas de corrupción, se posicionó abiertamente contra el Gobierno el año pasado, después de que el Partido de los Trabajadores (PT) no lo apoyase frente a las investigaciones internas del Parlamento. Después de meses de bloquear iniciativas y forjar alianzas contra Rousseff, Cunha dio luz verde al impeachment en diciembre. Este jueves, la Justicia brasileña le quitó el cargo de diputado y el de líder de la Cámara. Es el primer diputado de la historia de Brasil apartado por el Tribunal Supremo. El juez lo ha acusado de "intimidar" a políticos, testigos de procesos judiciales y abogados para escapar de las acusaciones de corrupción, y de no tener la altura moral necesaria para presidir el Parlamento.
El 60% de los brasileños apoya la destitución de Dilma Rousseff, según una encuesta reciente del instituto Datafolha (del periódico Folha de S. Paulo). Sin embargo, el rechazo a la presidenta no se traduce en un apoyo a su sustituto. Según una encuesta del instituto Ibope, Temer apenas cuenta con el apoyo del 8% de los ciudadanos como futuro jefe de Estado, frente al 25% que todavía tiene Rousseff.
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