¿Qué se ganó?
SIMÓN GARCÍA
Hay motivos para celebrar. La Toma de Caracas fue un éxito antes de su realización. Algunos hechos así lo indican. El primero es que ese evento, durante la última semana se convirtió en el punto principal de la Agenda país. El mismo gobierno, por primera vez en mucho tiempo, se dedicó casi exclusivamente a frenar, desestimular y adulterar una iniciativa proveniente de la MUD. Pero lo más relevante es que la Toma de Caracas se volvió un sentimiento nacional, posibilitó exteriorizar el hartazgo colectivo con el gobierno y logró que cada persona asumiera como propia la determinación de salir de él por una vía electoral y pacífica.
Quienes cuestionan la ganancia política que produce haber movilizado más de un millón de personas para exigirle al CNE una fecha y un cronograma para votar en un referendo revocatorio, parecen esperar un logro mágico e ignorar avances en objetivos importantes como el mostrar que hay un pueblo que no se resigna a entregar sus derechos o el fortalecimiento de las esperanzas de cambio y la reducción de la franja de los que dudan.
La respuesta a la pregunta sobre lo que se ganó el 1s es distinta si se hace en un régimen totalitario o en una democracia. ¿Alguien interroga a las Damas de blanco qué cambio concreto logran en la dictadura cubana, cada vez que salen a que las atropellen? Los Castro ni pestañean, pero sin duda que ellas no se han sentado a ver pasar el cadáver de su adversario.
Por eso la interrogante está formulada en un tiempo incorrecto y debería ser sustituida por otras como, ¿Hacia que aspectos y hacia cuales metas se puede avanzar a partir de un triunfo tan espectacular de las fuerzas democráticas? En especial porque el 1s fue convocado como el punto de partida para intensificar y diversificar las luchas a favor del revocatorio en el 2016.
En la contabilidad de las ganancias, hay logros intangibles que deben sopesarse. Uno de ellas, aunque disguste a quienes esperan un nuevo caudillo salvador, es que esta victoria de la gente fortaleció a la MUD y afianza a los partidos políticos como ejes a través de los cuales puede expandirse y coordinarse la resistencia de la sociedad al inconstitucional plan continuista de Maduro y su cúpula. El comején de la antipolítica se redujo y eso es triunfo neto.
Se le ganó al clima de violencia que instaló el oficialismo, aunque con su arbitrariedad haya fabricado “pruebas” para detener a dirigentes como Carlos Melo de Avanzada Progresista y Yon Goicochea de Voluntad Popular. Se desbarató el absurdo guión oficialista de criminalizar la toma como la cubierta de un golpe o como un plan terrorista. La gente marchó para ratificar con su presencia que va a perseverar hasta lo imposible para obligar al gobierno a que admita una solución pacífica y constitucional.
Son muchos más los ciudadanos que no se resignan. Pero al menos un millón de ellos están llenos de optimismo, de esperanza y dispuestos a encontrar caminos para salir de este infierno social. Se niegan a pensar y repetir las ideas con las que el régimen quiere llenar nuestros cerebros. Y esa actitud, está filtrándose hacia seguidores de una cúpula que ya es incómoda para las bayonetas donde se sienta. Se hace evidente, cada día para más venezolanos, que el Referendo Revocatorio es la línea corta fuego para evitar que prosiga la destrucción de la vida y del funcionamiento del país.
Ahora hay que subir la victoria al cerebro. Someterla, en contra de la costumbre, a un análisis de fortalezas y debilidades. No dar por sentado que todo se hizo bien. Sobre todo, dedicarse a examinar el abanico de posibilidades que ella abre para intensificar, diversificar y mejorar la lucha. Un solo éxito no hace montañas.
@garcíasim
No hay comentarios:
Publicar un comentario