Me dirijo a todos mis
compatriotas en esta hora tan crítica de Venezuela.
Hablo en nombre de la Fundación
Alberto Adriani que preside el doctor Román José Duque Corredor, en nombre de
la Fundación Punto de Encuentro que preside Rafael Simón Jiménez y en nombre de
la Fundación Arístides Calvani, IFEDEC, que tengo el honor de presidir.
Las políticas equivocadas del
gobierno y el clima de polarización que esas políticas han generado amenazan
seriamente la paz de la República y el bienestar de los venezolanos.
La convocatoria a una Asamblea
Nacional Constituyente en contra de lo dispuesto en la Constitución Nacional agrava
todavía más la situación y contribuye a incrementar el clima de confrontación
política.
Se está condenando a Venezuela y
a los venezolanos al hambre, a la desesperación, a la violencia y al
empobrecimiento creciente.
Se destruye la democracia.
Se destruye la economía.
Se incrementa el hambre, el
desabastecimiento de alimentos y medicinas y la pobreza.
Se está conduciendo al país a una
situación de ingobernabilidad.
La violencia condena al país a la
anarquía y al vandalismo.
En el clima de confrontación que
prevalece en el país, ningún gobierno podrá hacerle frente a la situación con
éxito.
El propósito de destruir al
adversario conspira contra el interés nacional. Es decir, hace imposible la
solución de la tremenda crisis que estamos atravesando.
Más de cien venezolanos han
perdido la vida en los acontecimientos de los últimos meses.
La crisis económica y la
destrucción del aparato productivo condenan a miles de compatriotas al hambre.
Es toda una generación que está
en riesgo de sufrir las consecuencias físicas e intelectuales de la
desnutrición.
Venezuela producía diariamente,
en el año 2012, más de tres millones de barriles de petróleo y los vendíamos a
más de 100 dólares cada barril.
En este año 2017 la producción de
petróleo está disminuyendo aceleradamente. A finales de año estaremos
produciendo menos de 2 millones de barriles y los estamos vendiendo a menos de
40 dólares por barril.
Como las políticas del gobierno
han acabado con la producción interna de alimentos, de medicinas y de los
bienes y servicios que necesitamos para tener una vida decente, todo habrá que
importarlo del exterior y lo que estamos percibiendo por el petróleo no
alcanzará para comprar todo lo que hace falta.
Esta es la realidad que enfrenta
este gobierno y que enfrentará cualquier gobierno que venga a sustituirlo.
Esta realidad nos impone la
búsqueda de un clima de entendimiento que nos permita superar la crisis
política y la dramática situación económica y social.
Mantener el ambiente de
confrontación y de polarización extrema nos conduce a más violencia, más
inestabilidad, más anarquía y más hambre.
Estamos frente a tres escenarios:
1.
Que el gobierno ignore la protesta de la inmensa
mayoría de los venezolanos que nos oponemos a la Asamblea Constituyente y lleve
adelante su propuesta.
El gobierno no
ganará nada con esa maniobra. Al contrario, se agravará la crisis política y
por tanto la crisis económica y la crisis social.
En este
escenario pierde Venezuela y perdemos los venezolanos.
2.
La protesta popular logra derrocar al gobierno.
En esta hipótesis la Fuerza Armada tomaría el control de la situación en un
escenario de impredecibles consecuencias. En este segundo escenario tampoco se
resuelve la crisis nacional. Se agravará la crisis económica y aumentará el
hambre y la inestabilidad.
3.
Es el escenario de un gran entendimiento
nacional que permita conformar un gobierno de unidad nacional que tenga el
apoyo indispensable para tomar de inmediato las medidas que permitan resolver
la crisis y atender a las urgentes necesidades populares.
El llamado que hacemos es al sentido común, a la razón, a
la inteligencia y al patriotismo.
Hagamos lo que
más le conviene a Venezuela y a los venezolanos.
Son treinta
millones de venezolanos que estamos esperando que prevalezca la inteligencia,
el patriotismo y el pragmatismo de nuestros líderes políticos.
Los intereses
de Venezuela tienen que estar por encima de intereses partidistas o de
proyectos personales y por encima del odio y del deseo de venganza.
Las tres fundaciones
aquí representadas estamos promoviendo un gran Movimiento de Unión Nacional sin
exclusiones de ninguna especie. Un Movimiento que contribuya a la solución de
la crisis.
Son tres
nuestros objetivos en esta hora:
1.
Recuperar la institucionalidad democrática y la
plena vigencia del estado de derecho.
2.
Resolver el problema económico para acabar con
la inflación, el alto costo de la vida y el desabastecimiento.
3.
Poner en marcha un ambicioso programa social
para atender las necesidades de los sectores más vulnerables, de los que más directamente
están sufriendo las consecuencias de la crisis.
El gobierno tiene la principal
responsabilidad en la crisis que estamos viviendo tiene también la obligación de procurar una
solución inteligente y patriótica.
Treinta millones de venezolanos
estamos esperando una respuesta a nuestra angustia y a nuestra desesperanza.
Nos
toca a los ciudadanos venezolanos, en ejercicio del derecho de vivir en paz y
en democracia, reclamar, al gobierno y a todos los agentes políticos, el máximo
esfuerzo de patriotismo para el logro de una solución que nos conduzca a la
democracia verdadera que aspiramos.
Ese
camino exige la defensa de nuestra Constitución, en la cual se encuentran consagrados
los valores de la Unión Nacional.
Muchas gracias.
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