Por Robert Rapier en Forbes |
Traducción libre del inglés por lapatilla.com
El Wall Street Journal informó la semana pasada que la producción de petróleo de Venezuela en diciembre cayó un 11 por ciento, a 1,62 millones de barriles por día (BPD). Eso coronó un declive del 29 por ciento en 2017 y representa una disminución general del 53 por ciento desde que Hugo Chávez fue elegido presidente por primera vez en 1998.
Para poner esto en perspectiva, las reservas probadas de los EE. UU. son de 48 mil millones de barriles, frente a 301 mil millones de barriles para Venezuela. (Explico aquí por qué las reservas de Venezuela son exageradas, pero sin duda, son mucho más grandes que las de los EE. UU.)
Sin embargo, la producción de petróleo de los EE. UU. está un poco por debajo de los 10 millones de BPD, seis veces la producción de Venezuela. Y a diferencia de Venezuela, EE. UU. ha visto su producción aumentar en casi un 60% desde 1998.
Cubrí la ahora en desaparición industria petrolera de Venezuela por más de una década. En 2007 advertí que las acciones que Hugo Chávez tomaba en ese entonces, llevarían en última instancia a la ruina de la industria petrolera del país:
“Entonces, ¿puede Chávez invertir poco en la industria [petrolera] mientras desvía el dinero para su proselitismo político? Puede hacerlo por un tiempo, pero se verán los resultados. A pesar de tener enormes reservas de petróleo, él y sus compinches están llevando la industria petrolera de Venezuela directamente al piso. Su generosidad con los pobres solo ha sido posible porque tenía una gallina que ponía huevos de oro porque constantemente reinvertía dinero en el negocio. Una vez que mate a la gallina, ¿de dónde sacará el dinero para continuar sus programas?”
En resumen, una fracción significativa de los fondos que Chávez gastó en programas sociales fue el resultado de los miles de millones de dólares que las compañías petroleras occidentales invirtieron en Venezuela. Una vez que esas inversiones comenzaron a dar sus frutos, Chávez obligó a las empresas a renunciar a gran parte de sus ganancias , o abandonar el país y renunciar a todas sus ganancias.
ExxonMobil y ConocoPhillips hicieron lo segundo, y Venezuela le expropió los activos. Un tribunal del Banco Mundial falló en contra de Venezuela en ambos casos, pero ninguna compañía ha logrado a la fecha recuperar dinero.
Cuando Venezuela comenzó a derrumbarse bajo el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, expliqué con más detalle cómo Venezuela arruinó su industria petrolera .
En pocas palabras, la industria petrolera es increíblemente intensiva en capital. Las ganancias trimestrales de miles de millones de dólares solo son posibles gracias a las inversiones multimillonarias de capital. Cuando Chávez comenzó a desviar esas ganancias a programas sociales, no dejó lo suficiente sobre la mesa para que las compañías petroleras invirtieran nuevamente en el negocio. El resultado fue predecible e inevitable.
No pretendo sugerir que no sea apropiado usar los ingresos de las compañías petroleras para fines sociales. Estados Unidos ciertamente lo hace con los impuestos que recauda de la industria petrolera. Pero Chávez se volvió codicioso y finalmente mató a la fuente de ingresos más importante para Venezuela. Sus políticas hacia los negocios son una razón importante para los problemas actuales del país.
La caída de la industria petrolera de Venezuela refleja una historia de dos enfoques para la industria petrolera. En los EE. UU., alentamos a las compañías petroleras a reinvertir en producción adicional a través de varias deducciones impositivas. Si empleáramos los esquemas del impuesto a las ganancias extraordinarias que a menudo se hacen populares cuando la industria petrolera está disfrutando de un ciclo ascendente, entonces daríamos un paso hacia la forma en que Chávez dirigió la industria petrolera de Venezuela hacia el piso.
Venezuela continuará produciendo petróleo durante muchos años, pero su importancia entre los productores de petróleo del mundo ha disminuido drásticamente. La cuenca del Pérmico ahora produce 1.2 millones de BPD más que Venezuela , una situación que hubiera sido inimaginable hace una década.
Salvar a la industria petrolera de Venezuela requerirá de grandes reformas que de nuevo alienten y atraigan la inversión en el país. Dudo que eso esté en la agenda hasta que el desastre actual se resuelva solo. Hasta entonces, podrás considerar acabada a la industria petrolera de Venezuela. No será mas una superpotencia petrolera.
Robert Rapier es un ingeniero químico con 25 años de experiencia en la industria energética. Actualmente se desempeña como Director de Ingeniería de ZHRO Power, con sede en Arizona. Es autor de The Energy Strategist at Investing Daily, y del libro Power Plays: Energy Options in the Age of Peak Oil
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