LA CRISIS MIGRATORIA
OSCAR HERNANDEZ BERNALETTE
Los países miembros de la Organización
Internacional de Migraciones han reconocido el fenómeno como una
característica inevitable de nuestro mundo contemporáneo y coinciden en
la necesidad de la cooperación internacional para encauzarla
efectivamente. Por ello la importancia de la resolución de la CIDH, que
reconociendo la crisis política, económica y social que sufre Venezuela
insta a que los países miembros faciliten la entrada, la integración y
la regularización en los países en los cuales los ciudadanos se
encuentren.
El caso venezolano se convierte en un
desafío para la comunidad internacional y para organismos como la OIM y
Acnur. Los emigrantes y los países receptores, especialmente los de la
región, necesitan de ayuda para encauzar esta tragedia. Ya no es
suficiente reconocerla sino actuar en el marco de un programa holístico,
que incluya a los gobiernos receptores, los organismos internacionales y
al gobierno venezolano, quien no debe continuar obviando una realidad
tan evidente.
Vergonzoso escuchar los testimonios
que relatan sobre la displicencia en nuestros consulados, el abuso de
autoridades fronterizas con los venezolanos que deciden, por necesidad,
beneficiarse de un derecho consagrado en la declaración universal del
hombre como es el derecho de trasladarse de su país de origen. No hay
duda de que la situación de miles de venezolanos tipifica todas las
modalidades establecidas, sean la de emigración, refugiados o
desplazados. Los testimonios sobre las dificultades en los procesos de
traslados e inserción son dolorosos. Es una tragedia que más de 3
millones hayan tenido que tomar una decisión tan dura y los números
seguirán creciendo en la medida que las condiciones que los impulsa se
mantengan en el país.
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