VOTAR O NO VOTAR, EL DESMADRE
LUIS VICENTE LEÓN
EL UNIVERSAL
LUIS VICENTE LEÓN
EL UNIVERSAL
Es
impresionante el nivel al que se ha llegado frente a la decisión de
votar o no. Defendiendo ambos bandos opositores la necesidad de cambio y
luchando contra el mismo problema, la intolerancia a la disidencia se
ha tornado tan agresiva que la oposición termina mostrándose como un
adolescente que no se resiste a sí mismo, inestable emocionalmente y
orienta sus recursos a destruir aliados potenciales.
Los
radicales atacan la posición de sus adversarios circunstanciales con
tanta pasión que ya no se les oye ni hablar de Maduro. Quizás convendría
proponer un día de parada semanal de ataque a otros opositores a ver si
se recuerdan quien es su verdadero enemigo. Y mientras tanto, la
mayoría está buscando guía e información para tomar decisiones que solo
podrían aclararse alrededor de una posición unitaria que luce
improbable.
Es clave que la oposición tenga una estrategia común
que pueda explicar a esa mayoría que quiere cambio. Que le envíe un
mensaje sincero, sin edulcorante, sobre lo que persigue con esa
estrategia, pero sobre todo aclare cuál es la hoja de ruta del día
siguiente. Más importante que votar o no es que lo hagan unidos para
presionar desde adentro, algo que no puede ser sustituido desde afuera.
Los
grupos en conflicto no se dan cuenta que buscan lo mismo y tienen el
mismo rollo. Ninguno ha explicado como hacer operativo su triunfo para
convertirlo en cambio. Los pro voto saben que esta no es una elección
competitiva. Entonces, si su propuesta es crear un momentum
que ponga en aprietos al gobierno, tienen que explicar: ¿Cómo se
organizarán para defender el voto ¿Hasta dónde están dispuestos a
llegar? ¿Qué hay de diferente con las elecciones previas?
Pero el
problema de los pro boicot no es distinto. Están proponiendo no votar
para deslegitimar la elección, que obviamente no es democrática. Es una
propuesta clásica de abstención, basada en argumentos lógicos. El resto
del mundo no la considera legítima y la desconfianza podría llevar a una
elección pobre de votación opositora. Pero, más allá de sentirse bien
éticamente si hubiera abstención masiva, ¿qué proponen hacer el día
siguiente? ¿Cómo actuarán frente a un gobierno ilegítimo de origen? ¿Se
enfrentarán al gobierno o esperarán sentados una acción internacional
que nunca podrá sustituir la presión interna? ¿Con qué y con quién,
antes de que la gente termine frustrada y el gobierno fresco ejerciendo
el poder… como ahora?
Siendo sincero, a estas alturas no veo un
acuerdo posible, lo que parece llevarnos al peor escenario, en el que
ninguna de las dos partes puede lograr su objetivo y al final se
culparán unos a otros del fracaso.
Solo si una de las dos partes
opositoras logra arropar a la otra en el furor de la campaña y
convertirse en un fenómeno de apoyo espontáneo puede haber algo
interesante y diferente. Ya sea con una abstención masiva total que ni
el CNE pueda cubrir inventando votos o con un Falcón que logre motivar
no solo a quienes están completamente dispuestos a votar (41%) sino a
quienes necesitan una motivación adicional, pero no están completamente
bloqueados ni enamorados con la propuesta de boicot y hacen juntos una
clara mayoría. Y entonces el sector chavista emergente, temeroso de
cruzar la frontera y caer en sanciones personales cada vez más
peligrosas, decida usar a Falcón como una vía de cambio moderado y
negociación, entonces la defensa de su triunfo puede venir de ahí
adentro y no de aquí afuera.
Pero es una lástima que en el
momento en que la oposición es más grande que nunca y la mayoría de la
población desea un cambio que oxigene su vida y su país, las
posibilidades de éxito sean “cisnes negros” que no se pueden ni
proyectar.
luisvicenteleon@gmail.com
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