MÁS ALLÁ DEL CAMBIO POLÍTICO
Mensaje al liderazgo del país
El Grupo Orinoco se ha pronunciado recientemente sobre algunos de los problemas que aquejan a Venezuela, cuyas soluciones requieren de un cambio político
que abra paso a la democracia y al manejo transparente de los asuntos públicos1,2,3,4
. Dicho cambio es indispensable, pero no será suficiente para asegurar el
progreso y la expansión de las libertades que anhelan los venezolanos, a menos
que superemos el estilo rentista de desarrollo y su cultura de lo público.
Este llamado al liderazgo lo invita a promover esos cambios y las estrategias para
lograrlos.
I. El nuevo estilo de desarrollo a asumir y la cultura rentista a superar
Para hacer sostenibles en el futuro la democracia, las libertades y el progreso, más
que políticas y proyectos concebidos para inaugurar un nuevo gobierno, requerimos de un nuevo estilo de desarrollo, que sea sustentable porque asegure:
• El incremento permanente de las capacidades humanas de todos los venezolanos, para que cada quien pueda hacerse agente de su propia vida;
• Un crecimiento económico vigoroso y sostenido del que se beneficien todos
los hogares, que no dependa del protagonismo del Estado y que ocurra en
armonía con la naturaleza;
• Una cohesión social creciente, sustentada en que todos progresemos y en el
reconocimiento mutuo y la cooperación entre grupos sociales; y
• Unas instituciones que apoyen la lógica anterior y defiendan los derechos de
todos.
Por otra parte, si bien muchos venezolanos reconocen que el estilo rentista de desarrollo no tiene ya vigencia, persisten aún en la sociedad rasgos de su cultura que
deben ser borrados. Debe erradicarse el populismo clientelar, sistema de relaciones
basado en la captura de rentas en que participan muchos actores y comunidades
de interés, pues él favorece la corrupción y la pérdida de dinamismo de toda la
sociedad y propicia la manipulación y el estancamiento social de sus miembros
más vulnerables.
II. Tres estrategias para la implantación del nuevo estilo de desarrollo
El nuevo estilo de desarrollo debe implantarse empleando estrategias que apuntalen una nueva lógica de creación sostenida de capacidades, aseguramiento del
progreso de todos e innovación institucional continua. La implementación de
estas estrategias requiere el apoyo de los liderazgos de la política y de las organizaciones sociales, de la empresa, de la educación y de las esferas de las artes, la
cultura y la ciencia.
II.1. La estrategia para la creación permanente de capacidades
para el desarrollo sostenible
Una estrategia que promueva la robustez de los sistemas responsables de generar
capacidades en Venezuela, que deben estar en interacción entre ellos mismos y
con el resto del mundo, para aprovechar lo más valioso de las tendencias globales
y lo mejor de nuestros valores y nuestra cultura.
• Un sistema educativo de calidad en todos sus niveles, que se renueve continuamente para mantenerse a la altura de los mejores del planeta proveyendo formación de excelencia, tanto en valores trascendentes como en
contenidos instrumentales, para la realización de las personas y su inserción
productiva en la sociedad, para la protección de la naturaleza y para la convivencia ciudadana en democracia.
• Un sistema productivo de protagonismo privado, de actividades competitivas, diversificadas e interconectadas, acoplado beneficiosamente con la
economía global, el cual progrese en equilibrio sostenible con la naturaleza
y cree muchas oportunidades de trabajo decente, apoyándose en el conocimiento y la innovación.
Un sistema nacional robusto de ciencia, tecnología e innovación, que apoye la
mejora de la calidad de vida de los venezolanos, la excelencia y la pertinencia
de la educación y el progreso competitivo de la economía, proveyendo insumos de conocimiento y prácticas innovadoras a todas las actividades de la
sociedad.
II.2. Una estrategia para asegurar el progreso de todos y la reducción
de la pobreza
Un pacto de políticas públicas dirigido al progreso de todos y a la superación de
la pobreza, con duración no menor de 20 años, cuya ejecución por el Gobierno
tenga un seguimiento permanente por parte del Poder Legislativo y de la sociedad civil, que dé prioridad a:
• Las reformas de la economía que favorezcan en mayor grado la pronta derrota de la inflación y la recuperación de la inversión y el empleo;
• La creación de un sistema efectivo de seguridad social que amplíe progresivamente su cobertura en materia de servicios de salud de calidad, pensiones
de vejez y protección ante riesgos de desempleo e invalidez;
• Una pronta elevación de la calidad de la educación pública, a través de iniciativas en las que participen planteles estatales y no estatales y organizaciones
de la sociedad civil, y
• El mejoramiento integral de los barrios populares, para contribuir al ascenso
de la calidad de vida de sus pobladores y a la ampliación de oportunidades
de trabajo decente en la ejecución de las obras de mejoramiento.
• Un programa inmediato de corta duración, focalizado en subsidiar a las familias pobres más vulnerables, particularmente en materia alimentaria y de salud.
II.3. La estrategia de reforma institucional y la transición al nuevo estilo
de desarrollo
Implementar prontamente una reforma institucional que soporte al nuevo estilo
de desarrollo planteado, porque el ejercicio de la nueva democracia, la justicia y
la rendición de cuentas del Estado; el funcionamiento de los sistemas educativo,
productivo y científico-tecnológico; y el éxito del pacto para el progreso de todos,
dependerán desde sus inicios de las reglas y las políticas propias de la nueva institucionalidad.
Y adicionalmente, la estrategia institucional de la transición debe incluir políticas
activas para superar rápidamente el rezago que hemos acumulado ante tendencias mundiales de cambio de las cuales dependerá nuestro éxito en implantar el
nuevo estilo de desarrollo.
Una de esas tendencias es la transición energética, que lleva a sustituir los combustibles fósiles por energías alternativas, proceso al cual Venezuela deberá adaptarse para optimizar el empleo de sus variadas fuentes, con miras a mantener ventajas como exportador y a garantizar el suministro seguro y sostenible de energía
dentro del país.
Otras tendencias globales de cambio ante las cuales debemos superar nuestro rezago, son la digitalización acelerada que tiene lugar en el mundo y el progreso de
las tecnologías de la cuarta revolución industrial en general. Debemos aprovechar
sus procesos, que el mundo ya está aplicando a todas las actividades humanas,
para el éxito de las estrategias que nos permitirán implantar el nuevo estilo de desarrollo de Venezuela.
Conclusión
Venezuela requiere de un nuevo estilo de desarrollo que sea sostenible y de las
reformas institucionales y el cambio cultural que lo hagan viable, pues son indispensables para recuperar el país de la ruina en que se encuentra y conducirlo
a nuevos destinos. Todo ello demanda esfuerzos individuales y colectivos, pero
sobre todo, exige modificaciones ejemplares en la calidad de la conducción que
ejercen los líderes de la política, la empresa, las academias y los mundos del arte,
la cultura y la ciencia, a quienes invitamos a promover discusiones y consensos
sobre estos asuntos, que nos preparen como sociedad para iniciar la transición a
la democracia con una perspectiva trascendente de desarrollo.
La mayor responsabilidad estará en los líderes políticos, de quienes se espera su
mejor formación, la mayor lucidez posible y especialmente el cumplimiento de
estrictos cánones éticos de conducta en el camino que debemos recorrer.
El Grupo Orinoco | Caracas, julio de 2020
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