martes, 27 de noviembre de 2012


La defensa de la fachada atlántica


Sadio Garavini di Turno

La reciente sentencia de la Corte Internacional de Justicia, en el caso de Colombia y Nicaragua, falló a favor de Colombia en cuanto a la soberanía sobre los cayos en discusión, pero limita los derechos sobre los espacios marítimos que le corresponderían ya que sólo les otorga mar territorial y los priva de su plataforma continental y zona económica exclusiva. Colombia, por tanto, en comparación con lo acordado en el Tratado bilateral Esguerra-Bárcenas de 1928, pierde decenas de miles de kilómetros cuadrados de plataforma continental y zona económica exclusiva. La fuerte reacción negativa de todos los sectores de la sociedad colombiana subraya la justa relevancia que Colombia le da a la defensa de su soberanía y sus intereses en las áreas marinas y submarinas. El gobierno de Venezuela debería cuidar mucho su reacción pública frente a esta sentencia, no vaya a ser que la acostumbrada ceguera ideológica y la alianza “estratégica” con Nicaragua le haga olvidar nuestro interés en la zona económica exclusiva proyectada por la Isla de Aves. Pero, lo que me interesa destacar en esta nota es la falta de capacidad  con la cual el gobierno ha manejado no sólo la reclamación del Esequibo y su proyección en áreas marinas y submarinas sino la misma fachada atlántica del delta del Orinoco. Están en juego enormes espacios marítimos con inmensos recursos energéticos y pesqueros, además de nuestra salida libre al Atlántico.La defensa de la soberanía venezolana  está siendo irresponsablemente descuidada por un gobierno que subraya falsamente su condición de nacionalista y defensor de la soberanía nacional. La solicitud de Guyana de ampliar su plataforma continental, presentada en septiembre del 2011, ante la  Comisión de Límites de la Convención de Derecho del Mar de la ONU, afecta considerablemente  nuestros derechos soberanos no sólo en el territorio  del Esequibo, sino en la fachada atlántica que proyecta tanto la Zona en Reclamación como el Estado Delta Amacuro. La defensa  eficiente de nuestros derechos e intereses requiere el urgente nombramiento de un funcionario  a dedicación exclusiva, con un pequeño, pero capaz, equipo de apoyo, para que no sólo pueda negociar bilateralmente con Guyana, en el marco del proceso de los “buenos oficios” del Secretario General de la ONU,  previsto en el Acuerdo de Ginebra de 1966, sino  también hacer  el necesario “lobby” entre  los miembros de la Comisión de Límites de la ONU en Nueva York  y con otros miembros influyentes de la comunidad internacional  interesados en el tema, empezando por los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Recordemos a este respecto que la Comisión de Límites anunció pasar el análisis de la solicitud de Guyana y la posición contraria de Venezuela a una subcomisión, que todavía no ha sido nombrada. Por eso es irresponsable, y evidencia  además  la escasez de personal profesional calificado en la Cancillería, que el Embajador Roy Chaderton, diplomático de carrera formado en tiempos de la República Civil (1958-1999), sea al mismo tiempo: “facilitador” por Venezuela en las negociaciones con Guyana y, por tanto,  encargado del seguimiento del tema en la ONU ,  Embajador ante la OEA y  representante de Venezuela en las negociaciones de paz en Colombia,  además de diputado al PARLATINO y miembro del Consejo de Estado. En un gobierno serio y responsable, por  lo menos los tres primeros cargos, deberían ser ejercidos por tres diferentes personas a dedicación exclusiva.
Es significativo que un presidente militar y un marino ministro de la defensa en un gobierno, en buena  parte integrado por militares, estén descuidando la defensa de la soberanía y los intereses permanentes del Estado. Desgraciadamente, eso siempre  pasa cuando una FAN profesional, institucional y apolítica se va transformando en una guardia pretoriana de un  régimen caudillista, que interpreta la realidad a la luz de unas “ideas muertas”, solo vigentes todavía en Cuba y Corea del Norte, que como dice Vargas Llosa son:”dos anacronismos vivientes, países de museo, que no pueden servir a nadie de modelo.”


@sadiocaracas

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