Daniel Raguá
(TOMADO DE PRODAVINCI)
Durante 2015 se ha detenido la publicación de indicadores económicos básicos en Venezuela, mientras el país atraviesa un visible deterioro de los fundamentos macroeconómicos. La ausencia de indicadores se suma a las dificultades para el diagnóstico y análisis de una economía altamente distorsionada, y así se agrega una complicación a la toma de decisiones de inversión, producción o empleo. Sin embargo, hay algunas certezas sobre los resultados económicos para el año, que lo ubican como uno de los peores de la historia económica contemporánea.
1. Inflación más alta del mundo y de nuestra historia. Aunque el Banco Central de Venezuela (BCV) no ha publicado el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), la cotidianidad indica que la inflación en 2015 se ha acelerado notablemente. Hasta 2014, el máximo histórico de inflación registrado en Venezuela sucedió en 1996, al ubicarse en 103%. Cabe destacar que en esa oportunidad el alza de precios fue el resultado de un plan de ajuste que buscaba restablecer los equilibrios macroeconómicos. Este plan, conocido como la “Agenda Venezuela”, incluía —entre otras cosas— la eliminación de controles de precio y el ajuste del precio de la gasolina.
Para 2015, varios estimados de inflación pronostican un incremento de precios por encima de 100% y alejado del 103% de 1996. De acuerdo a nuestro modelo de estimación (véase “Inflación 2015: Estimaciones ODH”, AnalisisVenezuela 22/2015) la inflación cerrará entre 160% y 170%. Otras estimaciones, como las de Bank of America o Barclays Capital, arrojan cifras entre 170% y 188%, respectivamente.
2. Depreciación más acelerada del bolívar. En 2015 la economía no sólo habrá sufrido la inflación más alta de su historia sino también la depreciación más acelerada de su moneda. Asumiendo que el valor del dólar de mercado se mantenga hasta diciembre en su valor actual, el tipo de cambio promedio de 2015 habrá subido 437% en relación al promedio de 2014. Esto implicaría una depreciación de 81,4% en sólo un año. De hecho, entre 2013 y 2015, el país ha sufrido las depreciaciones más fuertes: en 2013 la moneda se depreció 69% con respecto a 2012, mientras que en 2014 se depreció 61,2% con respecto a 2013. Previo a esto, la depreciación mas notable fue en 1989, cuando la moneda se depreció 62,8% con respecto a 1988.
3. Decrecimiento del PIB entre los más altos. Aunque aún se desconoce el desempeño del PIB en 2014, el comportamiento del PIB en 2015 será negativo. La recesión económica que atraviesa Venezuela tiene una naturaleza distinta a otras, debido a que comenzó en un contexto de altos precios del petróleo: en el primer trimestre de 2014 los precios del crudo estaban cerca de US$100 por barril mientras que el PIB caía en 4,8%. Esto revela que la recesión estaba asociada a la fatiga del modelo económico. Desde 2013 —año en el que la economía comenzaba a desacelerarse— diferentes gremios y cámaras empresariales empezaron denunciar retrasos en la adjudicación de divisas para la importación de insumos, fuertes controles precios, la inflación comenzaba a acelerarse, entre otros.
Bajo estas condiciones, es previsible que para 2015 —con una fuerte caída de los precios del petróleo— las condiciones económicas empeoren y esto se traduzca en peor desempeño del PIB. En ODH estimamos que para el cierre de año, el decrecimiento del PIB podría ubicarse entre 6% y 9%. Otras estimaciones como las de la Cepal y el FMI están entre 5,5% y 7%, respectivamente.
4. Caída de las reservas entre las más altas. Durante 2015 la tendencia del movimiento de las Reservas Internacionales (RRII) ha sido a la baja: mientras en enero de 2015 las RRII estaban en US$22.541, en la tercera semana de septiembre cerraban en US$16.345, una variación de -27,5%. Esta caída sólo es superada por la sucedida en 1988 y en 2013, cuando cayeron 36,2% y 28,1% respectivamente.
Aunque el comportamiento de los precios del petróleo suele ser impredecible, las estimaciones para lo que queda de 2015 es que el precio del crudo se mantenga en niveles bajos, similares a los actuales (entre US$40 y US$45 por barril). Bajo estas condiciones y con los pagos de deuda que aún le quedan por hacer a la nación, la caída de las RRII al cierre de 2015 promete ser mayor de lo que ha sido hasta ahora.
5. Indisciplina fiscal récord. Desde hace varios años el gobierno nacional se ha caracterizado por tener un manejo de los recursos altamente discrecional. Tener el apoyo de la mayoría simple de la Asamblea Nacional le ha valido para lograr múltiples aprobaciones de créditos adicionales, que han incrementado el gasto efectivo en más de 100% en relación al gasto presupuestado.
Durante 2015, esta indisciplina fiscal muy posiblemente logre un nuevo récord debido a que, entre enero y septiembre de 2015, el monto de créditos adicionales representa 99% del gasto presupuestado. Mientras el gasto presupuestado es de Bs. 741.700 millones, el gasto adicional aprobado vía créditos adicionales hasta septiembre fue Bs. 730.733 millones. En víspera de elecciones, es predecible que el gasto público experimente un aumento notable, por lo que al cierre de 2015 la indisciplina fiscal podría establecer un nuevo récord.
La inflación más alta de nuestra historia y del mundo, el mal desempeño de la economía, la fuerte depreciación del bolívar y la inacción del gobierno ante estas condiciones son la mezcla ideal para hacer del 2015 el año con el peor desempeño económico de la historia contemporánea venezolana.
El fuerte deterioro de las expectativas de la población ante el desempeño de las variables macroeconómicas han mermado la confianza y la credibilidad del gobierno en torno a llevar a cabo una reforma que restablezca los equilibrios económicos e introduzca a la economía venezolana dentro de la senda del crecimiento y el desarrollo.
2016 parece estar cargado de incertidumbres en cuanto a cuáles podrían ser los cambios en política económica. Si bien un deterioro más profundo de la situación suele conducir a medidas que corrijan las distorsiones, también es notable que, a pesar de los problemas observados hasta ahora, el gobierno nacional se ha decidido por la inacción.
Entre los extremos de la reforma o la inacción, quedan múltiples opciones de reformas parciales, posiblemente al sistema cambiario. No obstante, parece poco probable cambios en torno a las fuertes políticas de control sobre la economía que ha impuesto el gobierno en los últimos años. En la medida en que no se lleve a cabo una reforma que implique el restablecimiento de los equilibrios macroeconómicos, se elimine la política de control sobre la economía y no exista un compromiso creíble y firme de mantener la reforma, los efectos de medidas parciales serán limitados y se diluirán en el tiempo.
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