FERNANDO RODRIGUEZ
EL NACIONAL
Seguro que la noche del 22 de abril todos estaremos pegados del
televisor viendo el balcón infame. Confieso, por mi parte, que ese acto
en que la sacerdotisa mayor es Tibisay me parece vomitivo. La atención
centrada por lo menos una hora antes; el inútil carómetro (los “actores”
ya saben qué cara poner); y de repente el alto mando que aparece no se
sabe con qué objeto, probablemente muy bajo; el tío diputado que ya
sabe, pero nunca pega una…Esta vez habrá expectativas especiales por la
abstención porque esas calles estaban vacías como un Viernes Santo
versus el pueblo que se volcó multitudinariamente. O cuántos votos
sacará “el oportunista de…” o el evangelista de los paraísos fiscales.
Porque esta película tendrá un devaluado suspenso, pues ya sabemos quién
va a ganar por forfait, incluso si tienen el valor de clausurar la
Asamblea Nacional como pide el infame Cabello, el segundón. Nos iremos a
dormir deprimidos. Algunos tendrán sueños de diversa índole con ese
extraño pasillo y sus parcas.
El día siguiente habrá cansancio,
trabajo, poco tráfico y algunas clases. Y si no han pasado conmovedores
sucesos antes, durante y después del notable acontecimiento, la vida
continuará, con sus rutinas y, sobre todo, con la tragedia nacional que
no cesa: colas, hambre, muertes por falta de antibióticos, caras largas
y apesadumbradas. Y el gobierno dando gritos por sus medios en honor
del nuevo prócer, que por lo visto ya el de los ojos fisgones se lo
están comiendo las termitas de la historia. Si a ver vamos no habrá
pasado mucho políticamente porque tendremos el mismo tirano del día
anterior, con sus mismos amigotes y su misma esquizofrénica retórica.
Eso pasa, mi general Pérez Jiménez, Q.E.P.D., fue el último que hizo
entre nosotros dos rubicundos fraudes y la cosa siguió como si nada
hasta que llegó Larrazábal y mandó a parar. Y todo dictador, de estos
tiempos, hace uno de esos simulacros.
Por tanto, obviamente, la pregunta
más importante es qué vamos a hacer nosotros hoy y mañana. Además de
sobrevivir, claro. Bueno, habrá que esperar instrucciones de la MUD o el
nuevo frente ampliado o el sindicato o el centro de estudiantes o la
junta de vecinos…ojalá que la mayoría juntos. Y que sean certeras y
eficaces las directrices. Pero por ahora no se me ocurre otra cosa que
lo primero que hay que hacer es recuperar y robustecer los gestos más
elementales. Por ejemplo hablar, sí, hablar. Porque cuánto hemos
padecido de silencios de un tiempo a esta parte, el último el que
originó el fracaso dominicano y la convocatoria del CNE, inexplicable,
porque se ha terminado por decir lo que parecía obvio desde pocos días
posteriores, que no se podía participar en esa siniestra trampa
electoral. Que era una obligación ineludible con los venezolanos no
entregárselos al Cancerbero, pero también con el mundo democrático que
nos apoya. Pero si esto ha sido evidente y escandaloso no es nuevo,
pareciera que a los líderes opositores les ha dado por callarse desde
hace un buen rato, desde que hemos acumulado derrotas y pareciera que es
mejor sacarle el cuerpo y no denunciar su canallesca naturaleza. Hasta
se andaba buscando un líder, o candidato embozado… que no sería, en
principio, sino alguien que hable en serio. Como el arzobispo de
Caracas y el estupendo comunicado de la MUD del miércoles.
Luego juntarse y de la única manera
posible, cuando son unos cuantos, en la calle. No necesariamente para
guerrear, que eso hay que explicar cómo se hace en las actuales
condiciones, contra fuerzas armadas duchas en disparar contra civiles.
Pero sí, al menos, para darnos ánimo y demostrar que somos mayoría y que
podemos desafiar al poder mafioso. Que no hay condiciones, pues habrá
que comenzar sin condiciones porque sentados no vale. Que van a
reprimir, pues es seguro que riesgos habrá que correr, hay que ser
hábiles al respecto pero no medrosos. Sí llegamos a ser muchos les será
más difícil.
Por último, además de hablar y
amontonarse, en la unidad y en la calle, digamos que vamos a vencer,
porque lo haremos si juntamos el dolor del pueblo, nuestra capacidad de
pelear y la mano amiga internacional. Si alguien tiene ideas más
complejas, bienvenidas.
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