EL MOTOR DEL AULA MAGNA
ELIAS PINO ITURRIETA
EL NACIONAL
Si tratan de ser honrados, los artículos de opinión discurren según
las señales del tiempo. Cuando son oscuras, la computadora se ajusta a
su mandato y trata de reflejarlas. Lo más probable es que sintonicen con
la sensibilidad de los lectores, quienes también sufren los mismos
agobios y los confirman cuando alguien los pone en un papel mientras
busca compañía cercana y entrañable. Influidos por las conminaciones del
entorno, los textos recientes de esta columna han marchado por una ruta
de desesperanza, pero hoy se enderezan hacia otro rumbo debido al
ascendiente de un suceso digno de especial atención que ocurrió el
pasado martes en el Aula Magna de la UCV. Allí se reunieron, con un
lleno hasta las alturas de Calder, los voceros más legítimos de la
sociedad para ofrecer un verosímil mensaje de aliento contra los
desmanes de la dictadura. ¿No es como para levantar otra vez el ánimo,
después de un desfile de frustraciones?
Entre los detalles del acto, conviene destacar en primera
instancia la importancia de la institución convocante. Pese a la asfixia
en la que malviven por la hostilidad de la dictadura, las autoridades
académicas y un grupo combativo de profesores pusieron en marcha la
iniciativa de una congregación capaz de reflejar el sentir de la
sociedad desde una perspectiva apenas visitada en los últimos años.
Pensaron una manifestación de proyección panorámica, capaz de descubrir o
resucitar fuerzas que apenas se habían manifestado antes con
contundencia, o que solo en contadas ocasiones dieron señales de vida, y
lo lograron con creces. Despertaron lo que parecía en hibernación,
comunicaron oxígeno a unos pulmones débiles por falta de trabajo,
permitieron que se manifestara una vitalidad que vivía en la
intermitencia y pusieron sonido a un silencio que clamaba al cielo, para
que se comunicaran testimonios de salvación nacional que permanecían
varados en el limbo. Que el primer paso del portento se diera en el
espacio primordial del alma máter, es el mejor pronóstico de lo que
puede ser un sendero lleno de promesas.
Nadie habló allí a título individual. Nadie fue a exhibir su
retórica personal, como ha sucedido en numerosos eventos de los últimos
tiempos. Todas las intervenciones provinieron de un seno institucional,
de un espacio formal de organización establecido desde antiguo, para
proclamar la decisión gregaria que hace falta en las horas cruciales. En
el Aula Magna de la UCV solo se escucharon las voces de los organismos
obreros y patronales, la palabra de la Iglesia católica, la preocupación
de los gremios profesionales y la angustia de los representantes
formales de los estudiantes, por ejemplo, en una escena orientada por
una coherencia pocas veces sentida y por el desprecio de las aventuras.
No hubo banderías ni poses sorpresivas para la galería ni espontáneos
lanzados de pronto en el ruedo, sino únicamente la expresión de los
intereses de la ciudadanía que se ha organizado a través del tiempo para
buscar la protección de unos derechos de naturaleza republicana. Se
habían manifestado en el pasado reciente en medio de temores y no pocas
veces desde las limitaciones propias de su ámbito de actividad, cada
cual por su cuenta y riesgo, cada cual con el peso de sus balbuceos o
cuando la dictadura lo permitía, pero fueron otra cosa sentados con sus
pares hasta mostrar la proximidad de una potencia capaz de promover una
etapa distinta de la historia. Juntos como estuvieron, unidos como se
mostraron, fuertes como parecieron, abren alternativas exitosas de
acción que no se advertían en la víspera. Le quitaron cortina espesa a
una realidad que la dictadura se ha empeñado en tapar y en dominar a la
fuerza.
Como se trata de un mensaje elocuente para los escépticos, pero
también para los partidos acorralados por la dictadura y para los que se
llevan bien con ella, hoy no hay letras sombrías en esta columna.
Cuando vuelven a la acción sus factores esenciales, la vida está
obligada a ser otra. Cuando se aprecia en su esplendor un paisaje que la
opresión ha querido ocultar, sobran motivos para el optimismo. Ojalá
podamos decir todos en breve: la rectificación tuvo origen en el Aula
Magna y republicana de la UCV.
epinoiturrieta@el-nacional.com
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