jueves, 23 de diciembre de 2010

ENTREVISTA A GENARO ARRIAGADA



El ex Ministro de la Presidencia, y uno de los creadores de la Concertación chilena, Genaro Arriagada, conversó en exclusiva con EcoSocial21 sobre la fortaleza de Venezuela y modelos económicos viables: “Yo creo que no sería difícil recuperar la industria petrolera venezolana, pero, naturalmente eso significa políticas coherentes y de inversión muy fuertes”, expresó.Arriagada fue Secretario Ejecutivo de la Concertación de Partidos por la Democracia, y jefe de la campaña por el “No” en el plebiscito de 1988, que derrocó la dictadura de Augusto Pinochet. En calidad de analista y observador internacional tiene mucho que decir, ha sido consejero de ministros y presidentes, y hoy ofrece sus análisis a gran cantidad de Gobiernos latinoamericanos. No deja de ser un observador agudo e informado de lo que sucede en distintas latitudes.
-¿Cómo fue el proceso de unidad en Chile?
-Lo primero que uno debería decir es que el punto de partida era una sociedad altamente fragmentada. En los veinte años anteriores al golpe militar, Chile fue descrito por muchos analistas como el país de los tres tercios irreconciliables: marxista-leninista -comunistas y socialistas; la derecha -partidos liberales y conservador- que luego van a dar origen al Partido Nacional y la democracia cristiana. Entre estos tres tercios había solo conflicto y ninguna colaboración, en consecuencia eso hizo también que los gobiernos estuvieran caracterizados por el fracaso, en particular, los gobiernos de Jorge Alessandri, de Eduardo Frei Montalva –que tuvo mucha realización pero que no pudo prolongarse- y el de Salvador Allende que confrontó muchas dificultades, muy pobres resultados y terminó en el golpe militar. Entonces, la sociedad chilena empezó a darse cuenta, particularmente la democracia cristiana y la izquierda, de que no había país posible si no se restablecía el criterio de colaboración entre estos tres tercios. En ese camino los chilenos miramos muchas experiencias de lo que la ciencia política a veces llama la democracia consociativa. Por ejemplo, Alemania -después de la Segunda Guerra Mundial con la gran coalición entre los cristianos demócratas y socialdemócratas- Bélgica, en un momento determinado Francia y después la democracia venezolana. El Pacto de Punto Fijo de 1958 nos parecía un ejemplo porque la sociedad venezolana, que estaba profundamente dividida bajo la dictadura de Pérez Jiménez, encuentra un acuerdo entre las fuerzas dominantes de la época. Así, empezamos a caminar y armar un acuerdo unitario.
-¿Qué aspectos del otrora proceso de Concertación Chilena considera usted que le hacen falta a la unidad en Venezuela?
-Yo creo que Venezuela y Chile somos países muy distintos, pero, aun reconociendo esa diversidad hay cosas similares. La democracia venezolana, si somos francos, no la botó Hugo Chávez sino que venía herida de mucho antes, producto de la falta de compromiso de las instituciones democráticas. Otra característica o similitud es que la reconstrucción de la democracia venezolana parte de la creación de un grado muy alto de respeto y consideración entre las fuerzas políticas que estaban profundamente separadas. Este proceso de unidad debiera dar una salida democrática estable y en la cual haya un lugar para todos.
-¿Cuál es la mayor fortaleza de la concertación?
-Van a ser 30 años de una coalición que es la más exitosa que haya conocido la historia chilena en siglo y medio. Esa coalición ganó 4 presidentes de la república sucesivos: Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Acudió a todas las elecciones durante 20 años unidos y lo más importante es que la unidad derrotó a Pinochet en el plebiscito de 1988, eso desde el punto de vista político y electoral. Y desde el punto de vista de sus resultados, la concertación chilena en sus 20 años de Gobierno triplicó el ingreso per cápita de Chile, redujo la pobreza en un 30% (de 42% a 13%), triplicó el parque automotriz en el país e hizo esfuerzos bastante grandes por perseguir los pasados abusos de Derechos Humanos, Chile es una democracia que funciona, esa es la gran fortaleza.
-¿Cómo ve usted la situación económica actual de Venezuela, tomando en cuenta que somos un país dependiente de la renta petrolera?
-Si uno mira la situación del petróleo en el mundo, Venezuela en los últimos 10 años ha sido una potencia petrolera de primer rango, pero en decadencia, y los indicadores en esa materia son muy claros. Venezuela, hoy día está produciendo unos 900 mil barriles menos que hace 10 años. Si en algún momento determinado llegó a producir unos 3 millones 300 mil barriles, hoy día está produciendo 2 millones 4 mil barriles, la verdad que eso es una caída de la producción muy brutal. En segundo lugar, la industria petrolera venezolana ha tenido muy pobre inversión en áreas que son fundamentales, como por ejemplo: la refinación, no ha habido nuevas refinerías. Después de eso viene una caída muy fuerte de la inversión para producción; la verdad es que una inversión razonable no debiera ser menos de unos 9 mil millones de dólares anuales y lo que tuvo en el año 2009 no debe haber sido más que unos 3.500 mil millones de dólares; este año ha habido un esfuerzo, pero éste es algo más de los 6 mil millones de dólares. Para tener una idea: en Brasil, la inversión es de 22 mil millones de dólares anuales; Venezuela, con suerte, no está invirtiendo ni la tercera parte de eso. Resulta ser que Venezuela está en una situación en la cual ha tenido una fuerte caída en la producción y tiene una política de precios internos que hace que, como hoy día dicen los diarios, llenar el tanque de gasolina sea bastante más barato que tomarse un marroncito, es 28% más caro un café que llenar el tanque. Naturalmente es una política que provoca antiextorsión, es un política de subsidio, que algunos creen que representa entre 6% y 8% del Producto Interno Bruto, lo que es una enormidad. Basta recorrer las estaciones de gasolina y darse cuenta que la mayor riqueza petrolera de América Latina tiene unas estaciones de servicio pobres y desarticuladas.
-¿Qué le recomendaría usted a la Alternativa Democrática con relación a un modelo económico viable?
-Sería pretensioso de mi parte dar recomendaciones, sobre todo en este país donde hay una larga tradición de técnicos en petróleo que son muy eficientes y muy respetados. Hoy día parte de la prosperidad petrolera que está viviendo Colombia, que subió alrededor de un 8% el año pasado, se debe a la contratación de técnicos venezolanos que alguna vez estuvieron en PDVSA. Yo creo que no sería difícil recuperar la industria petrolera venezolana, pero, naturalmente eso significa políticas coherentes, políticas de inversión fuerte y yo creo personalmente que una política petrolera en Venezuela no se hace sobre la base de la privatización de su petróleo, eso sería un gigantesco error e iría contra la corriente de la historia de la industria. Pero sí hablo de la creación de un sistema de participación donde puedan ser socios de PDVSA empresas nacionales de petróleo. Yo no creo que el problema de Venezuela esté en la riqueza de recursos, no debiera ser difícil poner en pie la industria petrolera venezolana, pero, si no hay seguridad jurídica, si hay políticas contradictorias, falta de inversión, si hay políticas de precios equivocadas, y una política de subsidios excesiva, naturalmente no puede haber un progreso. También hay que tener presente que Venezuela no puede centrar su política de desarrollo sobre el petróleo, una política económica coherente requiere políticas macroeconómicas prudentes, equilibrio fiscal, un sistema cambiario claro y transparente, políticas de desarrollo en otros sectores como el aluminio, el acero, el cemento y la agroindustria.
-Usted alguna vez dijo que: “el socialismo aplicado en Venezuela es ineficiente”. ¿Existe un modelo eficiente que seguir, si el modelo socialista ha sido condenado por la historia?
-No cabe la menor duda que el socialismo real tal como lo conocimos fracasó y sus modelos fueron condenados por la historia. El único régimen auténticamente socialista que queda es Cuba, económicamente no lo es China y creo que Corea del Norte difícilmente sea socialista: es una dictadura brutal, no más que eso. La vida tiene más matices, al comienzo se pensó que la caída de los socialismos reales significaba el triunfo del mercado y la verdad es que no ha sido así. Hoy en día imperan regímenes en los cuales hay una vieja antinomia: más mercado significa menos Estado o más Estado significa menos mercado, y se ha demostrado que eso es falso. Hoy día, hay colaboración, no hay mercado sin Estado y en consecuencia mercados fuertes significan mercados regulados donde hay un rol fundamental del Estado. Hay cosas que ninguna sociedad debe entregar enteramente al mercado: el medio ambiente, la situación de los pobres, parte importante de la salud y la educación, eso es rol del Estado. De la empresa privada está la innovación y la investigación científica, el mercado es la mejor fórmula para la asignación de los recursos y la asignación de los precios. Pero el mercado no es la mejor fórmula para establecer la justicia social, para la salud, la cultura, la educación nacional. Por ello, sería un simplismo decir que el camino es la privatización del petróleo, ningún país en desarrollo lo ha hecho, tienen que pensar en cómo dar fortaleza a la empresa estatal de petróleo. Los venezolanos no tienen que pensar en blancos y negros, sino en unos grises y que después de eso hay unas políticas que no va producir el mercado, por ejemplo: políticas de seguridad, la asistencia a los pobres en materia de salud y buscar visiones no ideologizadas.

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