domingo, 15 de junio de 2014

ENTREVISTA A LUIS CHATAING (EXTRACTO)

"Es fácil caricaturizar a alguien que habla con los pajaritos"


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ROBERTO GIUSTI , LUIS CHATAING , HUMORISTA |  
EL UNIVERSAl
El único momento en que Luis Chataing hizo gala de su condición de humorista, durante los 45 minutos que duró la conversación, fue cuando al responder a la pregunta de cuántos años tenía, respondió, claro y preciso, que 47, añadiendo, con toda seriedad, "y sin pintarme el pelo". 
De resto asumió con mesura y la gravedad su salida de la televisión, ubicándola en el contexto de una situación, en pleno desarrollo, que plantea la desaparición, no ya del humorismo crítico en los grandes medios, sino de la información como un bien al cual tienen derecho todos los venezolanos.
-¿No tenía razón el presidente Nicolás Maduro o quien ordenó el cierre de tu programa de televisión?
-Ninguna. ¿Por qué?
-Porque tú eres disolvente, crítico, incómodo. 
-En un país democrático uno tiene derecho a pensar distinto, ser analítico y hacer oposición. En mi caso se trata de utilizar el humor como herramienta que conecte a la gente con la noticia.
-¿Crees que este Gobierno es democrático?
-Este Gobierno se dice democrático. Si lo es o no, en su proceder, es algo que yo he visto desde hace mucho tiempo.
-Es decir... 
-Está disfrazado de demócrata y lo hace a través de procesos electorales en los cuales los venezolanos nos negamos a cuestionarlo hasta sus últimas consecuencias. Aquí hay un bando minoritario que está abusando de la paciencia de un bando mayoritario.
-Si adviertes que aquí no hay democracia, es fácil deducir que la presencia de alguien como tú, en un medio de comunicación, era insostenible. ¿No estabas consciente de que esto pasaría?
-Absolutamente. Por eso estoy tranquilo. Pero mi preocupación no es por mí, sino por la suerte de los comunicadores y periodistas que vengan detrás, así como por la desaparición acelerada de ventanas que nos permite conectarnos con la realidad. De manera que las fuentes confiables se están reduciendo ante el inmenso espacio que se le abre a las redes sociales, donde los rumores asumen la calidad de noticia confirmada y pueden confundir a los venezolanos acerca de lo que en realidad está pasando.
-¿No eres distinto a cualquiera de los otros comunicadores que han sufrido las consecuencias de la censura porque tú le llegas al público chavista, empezando por el Presidente y su hijo?
-Seguramente. Ahora, yo no ejerzo periodismo de investigación ni de denuncia. Soy humorista y opositor. Entonces, creo que mi condición y mi posición, que no son negociables, se han ganado las simpatías del público (chavistas y no chavistas) desde que empecé a trabajar. Probablemente los radicales, no me encuentren simpático y eso es válido. A mí me pasa lo mismo con ellos. El tema está en que mi discurso es incluyente, no descalifica. No pretendo ser simpático con todos porque el humor siempre tiene una víctima, aunque no difamo ni tampoco descalifico.
-Pero ridiculizas.
-No. Hago humor. Si ridiculizara ya estaría preso.
-Eso está por verse.
-Probablemente. Y también la película que quiero hacer.
-En tu programa hay un segmento en el cual vas ridiculizando al Gobierno tras desechar, una tras otra, las supuestas pruebas sobre un intento del magnicidio.
-Yo no estoy ridiculizando al Gobierno en ese caso, sino haciendo la parodia de un acto ridículo, que es distinto. Lo que Jorge Rodríguez presentó como pruebas, no prueban nada. Sólo un fanático se lo cree. Una prueba no se construye con un cartón, un recorte, un correo escrito en la computadora de la casa, un resaltador y unas flechitas de colores. Una prueba es algo que, inequívocamente, compromete a alguien ante los ojos de los demás. Durante años nos han hablado de magnicidio y nunca presentaron una sola evidencia convincente. Ellos mismos han ridiculizado una cosa tan delicada.
-Pero los desenmascaras, incluso ante sus seguidores y eso te hace subversivo.
-Que lástima. Me duele mucho que sea así, pero toda mi vida he trabajado, primero para mí y después para los demás. Yo hago eso para mí porque necesito desahogarme para no sentirme burlado y para que los demás sepan que no pudieron conmigo.
-Un acto de egoísmo.
-Absolutamente. Es una denuncia personal a través de las cámaras de televisión, aprovechando la tribuna que tengo, para que sepan que no me convencieron. A partir de ahí, si hay otras tantas personas que coinciden con mi punto de vista, tendré mayor o menor sintonía. Y creo que tenía bastante.
-Tanta, que te quitaron el programa.
-A Sábado Sensacional no lo han quitado y también tiene bastante sintonía.
-¿Cuándo dejaste de hacer humorismo inofensivo para meterte con el poder?
-Dejé de hacer humor más universal, basado en lo cotidiano, para dar mis primeros pasos en el humor político, en la medida en que me fue doliendo más mi país y me sentí afectado por los atropellos del Gobierno hacia los ciudadanos. Eso coincidió, además, con el avance de mi carrera en los medios. Así, fui migrando hacia un crecimiento profesional enfocado en el humor.
-Tienes 23 años en el humorismo, de los cuales 15 han pasado bajo el chavismo. De esos tres lustros, ¿cuánto tiempo dedicaste a la crítica del poder?
-Los quince años. Desde el día uno.
-¿Y por qué se demoró tanto la cosa en reventar?
-Probablemente la debilidad del Gobierno actual, en su incapacidad para atender los problemas realmente importantes, lo obliga a deshacerse de cualquiera que lo cuestione, con un mínimo grado de inteligencia, porque pone en evidencia lo mal gerente que es.
-Aunque se metió contigo Chávez no llegó a los extremos. ¿No obedece tu salida de la televisión a que Maduro, movido por su debilidad, recurre a medidas que Chávez no utilizaba sino en determinadas situaciones?
-Chávez era un personaje carismático que transmitía mucha seguridad en su incorrecto proceder.
-¿Era más difícil meterse con Chávez que con Maduro?
-Al principio me pareció más difícil meterme con Maduro. Chávez era un personaje muy bien definido con unas cualidades y un discurso...
-Más fáciles de caricaturizar... 
-Resultaba más claro establecer por dónde sacarle partido al personaje. En el caso de Nicolás, al principio, siempre me pareció un personaje un tanto gris a la hora de buscar los matices para trabajarlo. Sin embargo, a medida que ha dado pasos desacertados o ha pretendido endurecer su línea, para creerse más fuerte, ha cometido una cantidad creciente de errores.
-¿Qué tipo de errores?
-Inventar palabras, citar personajes que nunca dijeron lo que les puso a decir o echar para adelante y para atrás con una frecuencia tan vertiginosa que la contradicción se plasmaba en menos de 24 horas.
-Es decir, a Maduro es muy fácil tomarle la medida.
-Tú me dirás... Un hombre que habla con un pajarito... .
-¿No abusas, no te cebas, no te regodeas, no te ensañas con esas flaquezas?
-No lo creo. Hago mi trabajo. ¿Tú crees que Zapata lo haga? Él es un hombre inteligente que interpreta al país cada 24 horas a través de los hechos que más nos afectan y si en ellos aparece Maduro quien, por cierto, es el presidente, pues entonces hay que prestar atención a lo que hace y tratar ese tema.
-Ante lo ocurrido, ¿sientes, ahora, más compromiso con la causa democrática?
-Me siento comprometido con la causa democrática desde que ví a Hugo Chávez irrumpir con un golpe de Estado. Desde ese momento quedé marcado por toda la vida y supe que nuestro camino era muy diferente al que él había emprendido. Siempre he estado presente en los actos que reivindican el sistema democrático. Hoy en día, con todo lo que ha sucedido, soy la única persona, en Unión Radio, con cinco horas de programación. ¿A qué crees se debe eso?

-¿Por qué no caricaturizas a la oposición?
-Lo hago con menos frecuencia, entre otras razones, por la poca presencia  que tiene la oposición en los medios. Mientras  más expuesto está el gobierno, más expuesto estarán sus desaciertos. Aunque me río con Ramos Allup, con Ramón Guillermo Aveledo y con las gorras que lanza Capriles. Y me río, también con nuestros desaciertos.
-¿No resulta cada día más difícil hacer humor considerando la dramática situación que estamos viviendo?  ¿Frente a eso, no se impone una especie de....?
-De luto, de paréntesis. Lo hice en mi programa de televisión, que ya no está. Tomé la decisión de sacarlo del aire el 13 de febrero porque no encontraba espacio alguno para el humor. Ni siquiera para la repetición de programas viejos. Busqué, entonces, la manera de convertir el programa, al retornar, un lunes, en  algo completamente distinto. La intención era bajar los ánimos y adoptar un tono conciliador. Invité a Laureano Márquez y coloqué imágenes de Renny Ottolina. ¿Tú viste ese programa?
-No.
-Tienes que verlo porque fue un esfuerzo supremo por tratar de enviar un mensaje que funcionó. Estaba aquí, en la sala de mi casa, pensando que podía hacer y me encontré con Churún Merú, de Renny Ottolina. Hice el prólogo y le puse las imágenes de un pasado muy rico, potencialmente,  para que le diéramos vuelta a ese pasado e inspirados en él, marcháramos hacia la Venezuela del futuro. Ahí también participaron Alonso Moleiro y Héctor Manrique.
-¿Tienes que ser feliz para generar humor?
-El humor me hace feliz. Yo he pasado por dos divorcios y el humor me ha rescatado de esas depresiones. Mi oficio diario me obliga a servir a otros y en la medida en que lo hago, con humor, me estoy curando a mí mismo.
-¿Sientes que ya tocaste techo?
-No, chico. Eso si me deprimiría. Lo que me está pasando no me genera mayor preocupación en lo personal, pero si creyera que después de aquí no hay nada, me sentiría muy mal. La palabra retiro no la entiendo en ninguna de sus formas. Siempre he pensado que donde haya una persona que hable español ahí tengo un seguidor de mi trabajo. Imagínate todo lo que me falta
 

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