domingo, 12 de febrero de 2017


 Realismo Político
Gonzalo González

A la dirigencia opositora, a unos más que a otros, les hace falta una cierta  dosis de realismo político; me refiero a entender que en Venezuela no hay democracia. Que con la cancelación sine die de cualquier proceso electoral se han terminado de dinamitar los restos de institucionalidad y vigencia de la Constitución que permitían expresarse al pueblo mediante el voto. Sus más importantes voceros se ocupan de puntualizar: mientras haya emergencia económica no habrá elecciones.

 El chavismo decidió, fiel a su ADN dictatorial, instaurar la dictadura, su última carta y recurso para conservar el poder. El objetivo es el control total de la sociedad y por eso insisten en la misma política económica sin importarles sus consecuencias negativas para la sociedad. Además se sienten con fuerza para llevar adelante sus propósitos.

Esta nueva realidad obliga a las fuerzas democráticas a actuar con realismo: a leer correctamente la realidad y apartarse del voluntarismo, el simplismo, el apresuramiento y la división. Desafortunadamente eso no es lo que ha ocurrido desde finales del año pasado: la declaratoria de Abandono del cargo, la convocatoria a marchar el 23 de enero y la ausencia de una discusión sería sobre lo ocurrido en el 2016 son ejemplos de lo que afirmo.

La oposición democrática tiene que superar la falsa dicotomía entre calle y diálogo. Ni una ni la otra son excluyentes y por si solas no garantizan nada. Sin presión popular  no habrá posibilidad de doblarle la mano al oficialismo e ir con fuerza a un eventual proceso de diálogo. El cual debe ser asumido unitariamente, con otro formato, con una integración más equitativa de los facilitadores y con una agenda centrada en recuperar la vigencia de la Constitución. Presión y diálogo mientras sea posible.

La MUD debe ser reconstruida en dos sentidos: convertirse en una auténtica Dirección Política como lo demanda la nueva situación e integrarse de manera más plural y representativa sin desmedro de la eficacia necesaria.

Actuar con realismo es desechar la idea de que el Gobierno solo necesita un empujoncito para caerse,   de que sin unidad  es posible derrotar al régimen y asumir con seriedad y responsabilidad que la lucha será más difícil porque es contra una tiranía.



                                            Caracas, 7 de febrero de 2017

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