domingo, 25 de octubre de 2009

El extraño experimento de Hugo Chávez

CARLOS SALAS.

El MUNDO, MADRID

La nacionalización de bancos, eléctricas, operadoras y otras por Chavez es ineficiente. Hace 10 años, Venezuela era uno de los países más inseguros del mundo. En Caracas se asesinaban 30 personas cada fin de semana. La pobreza abarcaba casi el 50% de la población. Por culpa de la inflación, el bolívar se había devaluado tantas veces que ya no se aceptaba en los intercambios internacionales. El petróleo estaba a uno de los precios más bajos de su historia: 12 dólares por barril. Casi nadie pagaba impuestos, y sólo el 25% de los trabajadores cotizaba a la seguridad social. La economía decreció aquel año un 7%.Entonces llegóChávez. En 10 años, acabó con el analfabetismo, que abarcaba a 1,5 millones de personas (cifras Unesco). El índice de pobreza cayó al 26,4% de la población. Redujo la tasa de mortalidad infantil de 27 por mil a casi la mitad. Aumentó el acceso al agua potable del 80 al 90% de la población. Además, inició un plan de casas sociales y de beneficios sanitarios que ha disminuido las diferencias sociales, y en 2007 pagó toda la deuda externa con el FMI y el Banco Mundial que era de 3.000 millones de dólares. Hace unas semanas se supo que ha pasado del puesto 62 al 58 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.Esa es la verdad que atrae al futbolista Diego Maradona, al director de cine Oliver Stone y al actor Sean Penn. Pero hay otras cifras. Entre enero y junio de este año murieron asesinadas en Venezuela5.000 personas. Eso no sucedió en Irak ni en los peores años de la invasión de EEUU. A fines de año, habrán muerto asesinadas en el país unas 10.000 personas. El 99% de las víctimas viven en barrios pobres. ¿Para qué te sirve que te alfabeticen si te matan cuando has aprendido a leer? Con un bolívar fijado en 2,15 dólares (Chávez le quitó tres ceros por decreto) se ha creado un prodigioso mercado negro de divisas que paga el dólar a más de seis bolívares, y el euro, a casi nueve. Eso sucede porque el año pasado la inflación fue del 30%, la segunda más alta del mundo después de Zimbabue.Dado que las importaciones de coches están limitadas, y tampoco hay acceso a divisas, Venezuela es el único país del mundo donde un coche de segunda mano cuesta más que nuevo. Chávezha nacionalizado bancos, eléctricas, operadoras y ha tomado el control de haciendas, almacenadoras y hasta fábricas de café, algunas en manos españolas. ¿Pecado? Es lo mismo que han hecho EEUU, Holanda y Gran Bretaña con sus bancos. Pero Chávez las puso en manos de inexpertos, y en lugar de aumentar la producción nacional, «dejaron de ser unidades de producción para transformarse en peladeros donde crece la maleza», denunciaba en las páginas de Últimas Noticias (diario prochavista) el economista José Guerra. En el primer semestre, la economía ha caído un 1%. Esta semana, el ministro venezolano de Planificación, Jorge Giordani, admitió que la gestión del Estado es «ineficiente». Se importa la leche en polvo (de Bielorrusia), la carne, la caña de azúcar, el arroz y el café. Y encima no hay seguridad jurídica. Las academias de Ciencias Económicas y Ciencias Políticas y Sociales deVenezuela denuncian «la ineficacia del poder judicial para proteger los bienes y la integridad de las personas». El Foro Económico Mundial concedió a Venezuela el último lugar en cuanto a las garantías legales. «Yo creía que estábamos muy mal, pero nunca pensé que la comunidad internacional nos catalogara tan adversamente», dijo el economista venezolano Pedro Palma. Esa es la verdad que asusta a los empresarios. ¿Cómo explicar estas dos Venezuelas? Por el petróleo. Cuando sube el precio del barril, el Estado riega al país con gasto social. Mejoran las condiciones de vida de los pobres y suben varios peldaños en bienestar. Pero no tantos como para salir de la pobreza, que es colosal. Ese gasto social también revierte en empresas, que construyen hospitales o colegios, y por tanto ganan mucho dinero. Pero como Chávez quiere crear un Estado socialista, obliga a repartir esa riqueza de nuevo entre los pobres, nacionalizando empresas, tomando instalaciones, controlando precios o amenazando con retener los beneficios obtenidos. El resultado es la ineficacia de la que habla el ministro. ¿Qué pasa con los empresarios españoles? Chávez no les perdona el haber apoyado -con los servicios de espionaje de Aznar- un golpe de Estado contra él en 2002. Y no anda muy equivocado. Pero son los que han traído la riqueza al país, y Chávez los necesita. A su vez, los empresarios tienen miedo porque Chávez no ha cumplido su palabra. ¿Lo dudan? Rafael del Naranco, corresponsal de este periódico en Caracas, entrevistó a Chávezen un ascensor minutos después de que fuera elegido presidente. Fue hace 10 años. El militar dijo que no nacionalizaría ninguna industria ni banco porque «toda actividad, desde la más grande a las más pequeña, debe estar en manos privadas». Añadió que tendría «las mejores relaciones con esa España que también uno lleva dentro»; nunca devaluaría el bolívar porque «perjudicaría a los más necesitados»; prometió erradicar la delincuencia; y juró «devolver la esperanza y los sueños a un país que los había perdido hace mucho tiempo». Chávez sólo ha devuelto la esperanza a una parte de la población, mejorando la calidad de vida de los pobres. Por eso le votan. Pero siguen en chabolas; les matan cada día; están mal pagados; tienen menos trabajo; viven hacinados; y la cesta de la compra es cada vez más cara.Según Moisés Naim, ex ministro deVenezuela y director de la revista Foreign Policy,Chávez ha tenido todo el poder para convertir aVenezuela en el mejor país del mundo, pero se limitó a hacer «lo que le dio la gana sin que nadie le controlase, y no ha eliminado la corrupción».De aquí a fin de año vendrá la verdadera revolución. No quedará ninguna ley burguesa en el código civil. «En esa labor no pararemos», avisaba el presidente: «Llegó la hora para que las comunidades asuman poderes del Estado».Que Dios bendiga a los venezolanos.


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