miércoles, 22 de febrero de 2012


Concordia (cuando la gente se hartó)

Campaña de Capriles tuvo importantes aperturas hacia el país que emerge

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Los tres millones de votos fueron un acto voluntario ENIO PERDOMO
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |  ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
miércoles 22 de febrero de 2012 
El mayor de los pragmáticos, Maquiavelo no lo es tanto y no juzga al Príncipe únicamente por el éxito, el árbol por los frutos. Es tal vez el único pensador que otorga a la suerte (la Fortuna) importancia en la política. A veces el héroe fracasa por la fatalidad. 

César Borgia, paradigma de Maquiavelo, el conductor indetenible, termina a los 27 años por efecto de un veneno destinado a otro comensal, error del mozo que servía la cena. Con él desapareció el chance de la ansiada unificación y cambió la historia de Italia. Fortuna, diosa frívola del Olimpo, se burló de él. 

Y a un papanatas al que la deidad lanza una gran posibilidad, se le puede caer la pelota. Venezuela recibió en trece años un ingreso en dólares similar al de Chile en cien, sólo para ser la vergüenza de América Latina. Otras "promesas" emergentes perdieron inexplicablemente partidas teniendo cuatro ases, la Fortuna de su lado, por no saber lo que hacían. 

El Príncipe Moderno no es Borgia ni Catalina Sforza, ni Elizabeth I, sino un ente colectivo: el partido político democrático. La sociedad compleja exige que el nuevo líder, el condotiero, sea receptor de cadenas amplias y complejas de inputs para tomar decisiones, de una red de equipos, desde múltiples perspectivas. Los caudillos solitarios son ruinas colectivas. 

La campaña de Capriles tuvo importantes aperturas hacia el país que emerge y al mismo tiempo hacia la izquierda disidente del chavismo. Un gran contenido de modernidad y orejas gigantes para el debate opositor. 

Tamizó guerrilleros de botiquín que le proponían amenazar con la guerra al gobierno, encarcelamientos, vendettas, esa quincallería mental que quedó bien enterrada bajo tres millones de votos (94.5% sumaron Capriles y Pérez, ambos "comeflores") Están entre las tres elecciones primarias más concurridas existentes. 

Capriles optó por la concordia, valor añorado por la ciudadanía, ante el deseo de revancha de los que quisieran montar una plaza de toros tras el 7 de octubre. Según la mitología los hombres originarios conocían la fecha de su muerte y vivían postrados esperándola. Uno de los regalos de Prometeo a la Humanidad fue la capacidad para olvidar. Gracias a ella salieron de la parálisis. 

Las primarias derrotaron al radicalismo (5.5%) que hizo una enorme inversión por voto. Las lenguas de fuego no quemaron a nadie. Contra los peregrinos pronósticos, lejos de manipularlas, la presencia del CNE creó un conflicto en el bloque de poder, entre el PSUV, el Tribunal Supremo y el propio CNE, acusado de "fraudulento". 

Los tres millones provienen de un acto voluntario, resteado con riesgos y dificultades, y más que duros, son votos temerarios, el comienzo del final. Según los tratadistas cada voto duro lo circundan dos blandos. Las reacciones oficiales son síntomas de derrumbamiento sicológico. 

Las causas del resultado 

Asistimos a una radical mutación, ahora con una fuerza opositora hegemónica, el Comando Tricolor, centrado en Primero Justicia, que polarizará en octubre con el Polo Patriótico. Un nuevo sistema político. 

Capriles y Pablo Pérez tienen carreras y características en varios aspectos gemelas. De edades parecidas, han llegado a la precandidatura como administradores, alcaldes y gobernadores exitosos de estados problemáticos. ¿Por qué, entonces, el deslave desmanteló la alianza en torno a Pérez y prácticamente la socialdemocracia en el país más socialdemócrata del mundo?

Una campaña no es sólo viajes incansables del candidato, sino una concepción general y un conjunto de planes, cuya existencia no se percibió. El núcleo duro de UNT y AD era la base para avanzar. La enorme expectativa de su lanzamiento después de una espera que lo debilitó, tendría que haber sido el arranque de la marcha triunfadora de la democracia social (el ansiado "proyecto de país") y de un estadista. Había que resolver técnicamente problemas de comunicación e imagen, tono y contenidos adecuados. 

Pérez debía exponerse como un líder nacional, protegido de que lo percibieran como una expresión regional, recibir los apoyos tradicionales -como Chávez en el 98- pero no hacer de eso el eje y abrirse con audacia a convocar al país. El remate de su campaña lo signaron la tarjeta única y la reelección, que sin restar su importancia, le interesan tanto al electorado como la sobrevaluación del yuan o la situación de los kurdos en Irak. 

Al candidato debían presentarlo rodeado por sindicalistas, artistas, intelectuales, periodistas, empresarios, estudiantes y líderes sociales, que estaban dispuestos a apoyarlo e impulsarlo. No hicieron actos sectoriales importantes con ellos, y si muchos recibimientos a partidos pequeños. 

Será útil para su futuro escuchar gente fuera del "círculo de hierro" que rodea al líder. Se ha estudiado la tendencia del anillo a aislarlo, monopolizarlo y quién se rodea sólo de amigos o paisanos sucumbe. 

Los resultados parecen deberse más a insuficiencias técnicas y políticas que al candidato -uno de los dos nuevos líderes democráticos. Debe ser un bastión de la campaña de Capriles y sustento esencial del próximo gobierno. 

@carlosraulher

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