sábado, 11 de febrero de 2012


ELTIEMPO DE BOGOTÁ: EL ÚNICO CONTRA CHÁVEZ

Mañana, más de 18 millones de venezolanos están convocados a las urnas para escoger el candidato que enfrentará al presidente Hugo Chávez en las elecciones de octubre próximo. La jornada, conocida como el 12-F, está organizada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD), coalición opositora de más de una veintena de partidos.
La celebración de estas primarias constituye expresión del alto nivel de cohesión política y programática de las organizaciones contrarias al régimen bolivariano. Tras un acuerdo entre todos los contendientes para apoyar al ganador, la MUD ha presentado al electorado una plataforma de 175 páginas para terminar con “el legado destructivo de 14 años de confrontación social y política, promovida desde arriba”.
Son cinco los aspirantes a representar las banderas antichavistas en los comicios generales: dos gobernadores, Henrique Capriles, del estado Miranda, y Pablo Pérez, del Zulia; la diputada María Corina Machado, el exembajador Diego Arria y el sindicalista Pablo Medina. Los más recientes sondeos muestran a Capriles con una cómoda ventaja sobre Pérez, su inmediato seguidor. De darse este resultado, la oposición contaría con un joven, pero experimentado líder, capaz de marcar diferencias en forma y en fondo con el actual mandatario .
La MUD llega al 12-F en buena forma. Después de crasos errores, como el llamado a la abstención en el 2005 y el pobre resultado en la contienda presidencial del 2006, la coalición se estrenó en el 2010 con una victoria sobre las fuerzas chavistas en las elecciones parlamentarias.
Esta presencia legislativa se complementa con el esfuerzo de ofrecer a los venezolanos una alternativa política que trascienda el rechazo visceral al actual ocupante del palacio de Miraflores. Por ejemplo, el gobernador Capriles, favorito en las encuestas, insiste en los resultados de su gestión estatal en áreas como educación y vivienda.
Simultáneamente con el ejercicio de unidad de los opositores, el presidente Chávez arranca el año electoral con dudas sobre su verdadero estado de salud y crecientes críticas sobre el manejo de la criminalidad y la economía. La galopante inflación y la escasez crónica de productos de la canasta básica han golpeado severamente la calidad de vida de los habitantes de la nación vecina.
A lo anterior se añade un imparable deterioro de los indicadores de seguridad ciudadana. Los homicidios, robos y secuestros son pan de cada día en las urbes venezolanas y aumentan las denuncias sobre participación de las fuerzas policiales en esta oleada de crímenes.
La falta de claridad del mandatario bolivariano sobre su enfermedad impacta, asimismo, la dinámica electoral. Dado que los seguidores chavistas están acostumbrados a una presencia activa de su caudillo en época de campaña, una convalecencia larga o un empeoramiento evidente minaría su aura de invencibilidad.
Aun con todos esos factores en contra, el candidato único de la oposición no la tendrá fácil. El régimen de Caracas controla una abultada chequera petrolera, así como una multitudinaria clientela asociada a los programas sociales. Hugo Chávez sigue siendo el político más carismático de su país y a quien un buen porcentaje de sus compatriotas le agradece por el acceso a servicios básicos y salud. Tampoco se pueden ignorar las denuncias sobre intimidaciones para evitar que los empleados públicos voten, y el control oficial de todos los poderes públicos, incluido el electoral.
Mañana y el 7 de octubre, los venezolanos se juegan el futuro no solo del chavismo sino también de su democracia.

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