miércoles, 21 de marzo de 2018

¿Cuál debería ser la estrategia?

Pedro Gonzalez C. 

By

En estos días resulta muy frecuente oír en cualquier coloquio entre ciudadanos que la situación económica es insoportable, que no hay medicinas y tampoco se consigue comida. La situación política es cada vez más precaria. La conclusión casi obligada es que los actores políticos responsables de la conducción del descontento ciudadano no tienen una estrategia que oriente las acciones que conduzcan a una salida de esta nefasta situación. “La oposición no tiene una estrategia definida”, es la sentencia más común que cierra todas las discusiones.
Ahora bien, si sólo se trata de la falta de una estrategia, entonces, ¿por qué no la diseñan? ¿Qué es lo que impide que se formule? ¿Quién debe hacerla? Estas son las preguntas que regularmente debe responder el análisis estratégico de cualquier organización. No quiero hacer de este artículo una tediosa clase de análisis estratégico del entorno, para formular recomendación y orientar la toma de decisiones, lo que sí me gustaría es ilustrar con un ejemplo anecdótico, de qué se trata y qué es lo que ocurre en la dinámica social que domina el entorno.
Imaginemos a una señora, líder en su comunidad. Ella observa, desde su ventana, cómo un grupo de jóvenes “sin oficio” se reúne en la esquina cercana a conversar y pasar el rato. Allí toman cerveza, fuman, fastidian a los transeúntes y piropean a las muchachas, no siempre de una forma respetuosa. Cuando se retiran del lugar, dejan un montón de basura regada, colillas, latas y botellas. Esta situación resulta muy molesta para nuestra amiga. No muy lejos de allí está una cancha de básquet abandonada.
Por definición, un problema es la declaración de insatisfacción de un actor frente a una situación presente. Entonces, la señora tiene “un problema”: “los muchachos de la esquina molestan y dañan la calidad de vida de la comunidad”.
Foto: Alba Ciudad
La señora decide ir a la alcaldía, y plantea su problema al director de Deportes. Su estrategia es que rehabiliten la cancha, pensando que si lo hacen los muchachos podrán dedicar su tiempo libre a jugar básquet y dejarán de molestar a los vecinos. El director de Deportes reconoce inmediatamente “el problema”, y le dice a la denunciante: “esa cancha abandonada es un gran problema, debemos recuperarla para estimular el deporte y luchar por una vida sana para los jóvenes”. Entonces, el director plantea “el problema” al alcalde, quien inmediatamente reconoce que una cancha abandonada le da muy mala imagen a su gestión, más aún si quiere ir a la reelección.
Inmediatamente, se ordena la rehabilitación de la cancha: piso, iluminación nocturna, tribunas y techo nuevos. Se instala una cerca perimétrica y se contrata a un conserje para el mantenimiento y seguridad de la cancha. Además, se construyó una casita  para la residencia del conserje y su familia. La “estrategia” para recuperar la imagen del alcalde y su gestión ha sido ¡un éxito! Hasta creó un empleo y una solución habitacional.
El día de la reinauguración se realiza un campeonato de básquet con otros municipios, el alcalde entrega el trofeo, se hace una gran cobertura de prensa y hasta le hacen entrega de una placa de reconocimiento a la vecina de la comunidad que se preocupó por “el problema” y presentó la idea.
Terminado el acto, todos se despiden, el conserje cierra la cancha, la limpia y la deja lista para un próximo juego. Los muchachos de la localidad, contentos por haber ganado a los visitantes, se van a la esquina, celebran, toman cerveza, fuman, fastidian a los transeúntes y piropean a las muchachas…Y colorín colorado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario