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martes, 31 de agosto de 2010
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domingo, 29 de agosto de 2010
LOS NINIS UN INVENTO DE LOS ENCUESTÓLOGOS
NAZLY ESCALONA
Hay una crítica constante que se le hace a los dirigentes de oposición: “¡Ellos creen que los Ni-Ni no existen!”; esta crítica es una bandera de los encuestólogos, y no me refiero precisamente a las encuestadoras sino a la gente que se aferra a las encuestas como base única de cualquier análisis. Ya han dicho que en las candidaturas a la Asamblea Nacional hay pocos candidatos independientes que atraigan el voto Ni-Ni, y no faltan quienes vociferan que los partidos reunidos en la Mesa de la Unidad olvidaron que sólo 8% de los venezolanos encuestados asumen identificarse con alguno de ellos.
Lo que no se sabe con exactitud es ¿Qué es un Ni-Ni?, y de entrada debo decir que dudo que esta palabra sea utilizada en otros países para referirse a los independientes o a los abstencionistas de siempre; es lugar común en muchas democracias del mundo la crisis de los partidos políticos y, por ende, difícilmente podríamos encontrar un país donde los que se identifican con un partido político constituyan la mayoría de la población electoral. Entonces, ¿por qué hablamos en Venezuela del Ni-Ni? La mejor explicación está, obviamente, en nuestra propia polarización, hablar de Ni-Ni supone que una persona no es NI de un bando NI de otro, lo cual hace presumir que sólo hay Ni-Ni en países con sistemas bipartidistas o donde hay tanta polarización que, de hecho, domina la tensión oficialismo-oposición.
Sin embargo, la categoría del Ni-Ni no se puede construir sólo porque lo digan los números resultantes de una encuesta, se le critica a los dirigentes partidistas de oposición el negar la existencia de los Ni-Nicuando esta noción es una mezcla confusa de conceptos que no pueden intercambiarse como simples sinónimos, a saber: el independiente es una persona que no milita ni simpatiza con un partido político; el abstencionista es una persona que no acude a votar, bien sea porque nunca se ha interesado en la política o, porque interesándole la política, no se identifica con ninguna de las opciones disponibles; y un ciudadanoecuánime y crítico es el que sopesa los argumentos y procura tomar sus decisiones sin dejarse cercar por las gríngolas de la polarización.
Decir que los Ni-Ni son gente independiente, que no le gusta ninguno de los dos bandos y que además es gente ecuánime y crítica que está agobiada por la polarización, no es más que una forma deficiente de ocultar que muchos independientes siempre han tenido una firme posición pro-gobierno o pro-oposición, que hay independientes radicales, que en los partidos políticos militan personas ecuánimes que también están hastiadas de la polarización, entre otras combinaciones posibles. Cuando se dice que “nueve de cada diez Ni-Ni no simpatiza con partidos políticos” se intenta hacer coincidir a un Ni-Ni con un independiente, pero sabemos que no todo independiente es abstencionista, incluso, un independiente puede tener inclinaciones firmes y esto es lo que realmente le interesa a la dirigencia partidista de oposición.
Con respecto a este punto, leí en un artículo de periódico que las encuestadoras más importantes del país coincidían en que los Ni-Ni representan entre 45% y 55% de la población y que esta cifra supera a la de los chavistas y la de los opositores. Ahora bien, la abstención en elecciones recientes no ha sido 50%,inclusive en las elecciones regionales de 2008 la abstención promedio por Estado fue 34.16% y en esas elecciones la mayor parte de la votación se emite a través de tarjetas de partidos. Es aquí donde se entiende que los dirigentes partidistas de la oposición asuman, al igual que algunas encuestadoras, que en los supuestos Ni-Ni hay personas que sí tienen posiciones, sí toman decisiones y por lo tanto es más práctico pensar en electores independientes, en abstencionistas, en electores críticos por separado y no en una neocategoría confusa llamada Ni-Ni. Vale la pena apuntar que los inventores del Ni-Ni, ante la inconsistencia de esta noción, ahora hablan de “no alineados”, yo me pregunto: ¿No alienados con qué? ¿Ni con el chavismo ni con la oposición? Si la respuesta es sí, entonces el tal “no alineado” tiene el mismo supuesto conceptual del Ni –Ni, y con cambiar el nombre no cambia la imprecisión de la idea.
En virtud de lo expresado, considero que el Ni-Ni es un invento de los encuestólogos en su afán por reforzar el discurso anti-partido que no es nada novedoso, todo esto tiene como manual de estilo hacer pasar por nuevo lo que es viejo, descubrir el agua tibia y convencernos de que un buen candidato a cargos públicos debe ser una cara nueva independiente, intentando borrar de nuestras mentes que hoy gobierna en Venezuela una promesa independiente engañosa de fines del siglo XX, quien habiendo denostado de los partidos creó un movimiento que hoy exige con vehemencia disciplina partidista.
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sábado, 28 de agosto de 2010
13 de junio de 2008
por Alberto Benegas Lynch
Alberto Benegas Lynch es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina.
En el Manifiesto Comunista de 1848, se sostiene que "la burguesía es incapaz de gobernar" porque "la existencia de la burguesía es incompatible con la sociedad" ya que "se apropia de los productos del trabajo. La burguesía engendra, por sí misma, a sus propios enterradores. Su destrucción es tan inevitable como el triunfo del proletariado" (secciones 31 y 32 del segundo capítulo).
Y mas adelante Marx y Engels escriben que "pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada" (sección 36 del capítulo tercero), para concluir en la necesidad de que el proletariado se ubique en el vértice político : "los proletarios se servirán de su supremacía política para arrebatar poco a poco a la burguesía toda clase de capital para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, en las del proletariado organizado como clase gobernante" (sección 52 del mismo capítulo, el cual concluye con la necesidad de la revolución en la sección 54).
Lenin era mas sagaz que sus maestros ya que nunca creyó que el llamado proletariado podía dirigir y mucho menos gobernar una revolución (ni en ninguna circunstancia). Por eso escribió lo que aparece en las páginas 391-2 del quinto tomo de sus obras completas en el sentido que el vehículo de lo que denominaba "la ciencia socialista", a su juicio, "no es el proletariado sino la intelligentsia burguesa: el socialismo contemporáneo ha nacido en las cabezas de miembros individuales de esta clase". Por esto también es que Paul Johnson en su Historia del mundo moderno destaca que Lenin "nunca visitó una fábrica ni pisó una granja".
Todas las revoluciones de todas las épocas han sido preparadas, programadas y ejecutadas por intelectuales. Los obreros han sido carne de cañón y un adorno para los distraídos. Por esto es que resulta tan importante la educación, los estudiantes y los intelectuales porque, para bien o para mal, de esa formación depende el futuro.
De todos los dirigentes comunistas el que mejor vislumbró este punto crucial fue Antonio Gramsci en sus escritos desde la cárcel fascista. Denominaba "guerra de posición" a la tarea de influir en la cultura y "guerra de momento" a la toma del poder. Creía en la trascendencia de la educación en todos los niveles, especialmente en las faenas realizadas en las familias de obreros para entrenarlos y formarlos como intelectuales defensores de los principios comunistas.
Es muy común al indagar en las experiencias de antiguos socialistas convertidos al liberalismo, que se advierta que el autor que mas atrajo atenciones en cuanto a sus posturas intelectuales anteriores era precisamente Gramsci. Pensadores de fuste no son atraídos por los métodos violentos sino por las tareas de la educación y la cultura. Por otra parte, en mis conversaciones con estas personas he comprobado que, en general, el campo de conocimiento que los ayudó a transitar el cambio de una posición a otra ha sido el de los mercados competitivos, al percibir que, además de la falta de respeto a la dignidad humana, la prepotencia estatal no puede contra los arreglos libres y voluntarios en el contexto de los marcos institucionales de una sociedad abierta.
El conocimiento está disperso y fraccionado, lo cual se pone de manifiesto a través de los precios de mercado que tramiten información a los operadores para asignar factores productivos a las áreas más requeridas. En la medida en que aciertan obtienen ganancias, en la medida en que se equivocan incurren en quebrantos. Los megalómanos de turno, con la intención de "dirigir la economía", están, de hecho, concentrando ignorancia y apuntan a sustituir el conocimiento de millones de personas es sus respectivos "spots" por directivas ciegas emanadas desde el vértice del poder, puesto que resulta imposible contar con la información presente en los millones de arreglos contractuales simplemente porque no está disponible antes que las operaciones se concreten.
Por otra parte, al arremeter contra la propiedad privada se debilitan hasta desaparecer las antes mencionadas señales, es decir, los precios, con lo que nadie sabe como proceder con los siempre escasos factores productivos. En otros términos, además de la falta de respeto a las libertades de las personas, las distintas vertientes del régimen de planificación estatal constituyen un imposible técnico. Sin precios o con precios falseados se desvanece la posibilidad de la evaluación de proyectos y la misma contabilidad. Se puede mandar, ordenar y decretar por puro capricho con el apoyo de la fuerza bruta, pero no puede conocerse la marcha de la economía allí donde se bloquean las señales que permiten asignar económicamente los recursos disponibles.
Entre otros, estos han sido los errores fatales de Marx y sus seguidores de todos los colores y constituyen las razones del derrumbe del Muro de la Vergüenza en Berlín y de los reiterados y estrepitosos fracasos de la planificación estatal de las haciendas ajenas. Por eso los almacenes están rebosantes de mercancías cuando se permite que funcionen los procesos de mercado y quedan anémicos y vacíos cuando se entromete la arrogancia y la soberbia inaudita del planificador gubernamental.
En un contexto más general respecto del aparato estatal, vale la pena tomar nota de las crudas observaciones de Hanna Arendt en Truth and Politics, en cuanto a que "nadie, que yo sepa, ha contado la veracidad entre las virtudes políticas" y, en esa misma línea por cierto alarmante, Talleyrand había escrito mucho antes en correspondencia dirigida a Madame de Staël que "no se puede confiar en un político a menos que sea corrupto puesto que, en ese caso, hay un pacto personal y directo en el que sostenerse".
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de América (EE.UU.) el 12 de junio de 2008.
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UN NUEVO HORIZONTE PARA
Hay que ser muy mezquino para no reconocer el crucial logro alcanzado por los partidos de oposición y otras organizaciones en el tema de la unidad electoral para las elecciones parlamentarias, a menos que se esté jugando otro juego.
A pesar de unos pocos descaminados que pretendieron torpedearla infructuosamente, diferentes visiones políticas e ideológicas culminaron en un acuerdo electoral en el cual algunos no tenían esperanzas.
Así las cosas, salimos adelante con candidaturas únicas, que no siendo todas del agrado de todos, los demócratas, de partidos e independientes, las apoyamos, sobre todo, porque es una grave exigencia de las circunstancias políticas de cara a las amenazas que se ciernen sobre la democracia y las libertades de las que hemos gozado en las últimas décadas.
Si fue difícil y arduo el esfuerzo de convergencia en el tema de las candidaturas, no lo es menos en la materia de campaña y su diseño.
Es natural que haya muchas opiniones, ópticas y propuestas. En el adversario esto no es un problema, el tirano decide de qué forma se hace y sus adláteres imponen a su militancia y dirigencia todo lo que tienen que hacer; para ello le sobran los recursos del Estado, que con toda impudicia utilizan.
De modo que en este campo, los encontronazos afloran naturalmente cuando son fuerzas democráticas distintas las que deben conciliarse en función de sus objetivos.
Desde la organización de campaña, el mensaje electoral, pasando por los responsables, las finanzas, hasta las consignas, todo se discute a lo interno de los partidos y desde fuera de ellos. Y cada quien quiere opinar, unos con buena intención, y otros, muy pocos, lamentablemente, con el propósito de señalar fallas de manera malsana y con objetivos políticos subalternos, deseando en el fondo el fracaso para después decir que tenían razón.
Los que creen que estos asuntos se resuelven con puro desprendimiento y disposición desinteresada, permítanme que desde mi modesta opinión, los desilusione. La política es un campo de acción humano y social muy complicado, de choque de intereses y aspiraciones, de enfoques encontrados, y de pasiones intensas, algunas muy bajas. Esto ha sido así, como decía el tango de Discépolo, “en el 506 y en el 2000 también”.
Por supuesto, que la política se ha refinado y las sociedades han ido avanzando en términos de control democrático y legal, para que los políticos no se desmadren; pero en lo sustantivo aquellos intereses y pasiones siguen allí. Por eso hay que vigilarlos y controlarlos permanentemente. Sólo del debate y la competencia pueden salir los equilibrios y consensos.
Pero volviendo a lo que nos ocupa en estas líneas,
Mucho se ha hablado de las triquiñuelas de que se ha valido el gobierno para sacar más diputados en las regiones de menor población en que él cree tener mayores posibilidades electorales, restando el número de ellos en las circunscripciones más populosas. Es una desventaja con la que tenemos que contar, sin mencionar el abuso en la utilización de los dineros públicos que tendrá lugar, frente a una Contraloría y un CNE parcializados con el oficialismo.
Iniciada la campaña, este opinador se siente muy optimista. Si las cosas las hacemos bien, si la estrategia unitaria aprobada se ejecuta y afirma (ya no hay tiempo para estar inventando mucho, es un solo mes), si focalizamos y hacemos esfuerzos mayores en las circunscripciones donde es necesario dar un no muy grande salto cuantitativo, el resultado será el que todos queremos que se de.
Con seguridad avanzaremos, debemos tener claro que ésta no es la confrontación final, y el que tenga más resistencia es el que triunfará.
EMILIO NOUEL V.
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