miércoles, 30 de abril de 2014

¿QUIEN MATÓ A OTAYZA?


         César Miguel Rondón

 

Ha impactado la noticia del asesinato de Eliecer Otayza. El titular del 2001 dice: “Asesinato de Otayza conmocionaEl cuerpo del constituyente y actual presidente del Concejo Municipal de Libertador, fue hallado el sábado en Turgua, sin identificación. Ayer lograron determinar que se trataba de él. Presenta cuatro tiros.” Y además, según hemos leído en otro diarios, con signos de tortura.
Correo del Orinoco, la Artillería del Pensamiento: “Presidente Maduro ordenó investigar el asesinato del dirigente Eliecer Otayza. “He dado la orden de que se haga una investigación por la extraña circunstancia en que apareció asesinado el mayor Eliecer Otayza. Héroe del 27 de noviembre. Honor y gloria a Eliecer Otayza”. Luisa Ortega Díaz de inmediato informó que el Fiscal 19 con competencia nacional, Daniel D’Andrea, asumirá las investigaciones.
El Nacional: “De cuatro balazos asesinaron a Eliecer Otayza”. Y agrega: “57 cadáveres llevaron a la morgue de Bello Monte el fin de semana pasado. El más violento en lo que va de añoSolo en abril han ingresado 375 cuerpos en la dependencia.” 57 cadáveres asesinados y al señor Maduro sólo le llama la atención la “extraña circunstancia” en la que apareció Eliecer Otayza.
Obviamente es un hecho lamentable, no se puede aceptar este asesinato, como no se pueden aceptar los miles de asesinatos que han ocurrido en estos quince años de negligencia frente al hampa desatada. Ojalá se pueda investigar a fondo. Pero así como Luisa Ortega Díaz ha designado un fiscal para investigar el caso Otayza, los otros 56 cadáveres que ingresaron a la morgue en el fin de semana merecen igual tratamiento e interés. Pero, ya lo sabemos, no todos somos iguales.
Me llaman la atención los tuits de altos personeros del gobierno:
Delcy Rodríguez: “El Presidente de la República ha ordenado una investigación a fondo de las circunstancias en torno a esta terrible pérdida”
Diosdado Cabello: “Qué tristeza por el asesinato de nuestro hermano Eliecer Otaiza, camarada fiel a sus principios, compañero inquebrantable en la batalla”
Gabriela Ramírez: “Que la violencia nunca reduzca a un pueblo que ama la paz. ¡Adiós Eliecer!”
Señorita Defensora del Pueblo, usted también debería ocuparse de los otros. ¿O sólo le duele Eliecer Otayza?
Tareck El Aissami: “Que este dolor y la terrible indignación que nos embarga por el asesinato de Eliécer Otaiza, se convierta en FUERZA para continuar su LUCHA.”
¿Qué le decimos a los deudos y familiares de los otros cadáveres? ¿Les decimos que conviertan esa muerte en fuerza, señor El Assaimi?
General Carlos Alcalá Cordones: “Camarada de lucha los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos! Vive! Carajo hermano!”
Según esto, pareciera que Eliecer Otayza murió en una acción política o en una acción en defensa de la revolución. Qué ceguera para no entender que Otayza, por lo que luce, falleció como fallecen tantos y tantos venezolanos en circunstancias sencillamente inaceptables.
Juan Carlos Loyo: “Rectitud Bolivariana y Revolucionaria. Digno hijo del Comandante. Tu muerte Camarada deberá ser aclarada. Eliecer Otaiza hermano de lucha!”
Claro que hay que aclarar esa muerte. Pero hay que aclararlas todas.
Elías Jaua, mucho más parco: “Camarada Eliecer Otayza hasta la victoria siempre”
Y con estupor leemos el tuit de María Iris Varela: “Debemos decirlo, Eliecer camarada tu muerte será vengada”
¿La venganza es contra quién, Ministra Varela? Curioso que usted que es ministro, es abogado y es representante del régimen no diga: exigimos justicia, se hará justicia, se hará una investigación. No. Usted promete es venganza. ¿Venganza contra quién? ¿Quién mató a Eliecer Otayza? ¿Quién?
Ojalá esta lamentable muerte, este inaceptable asesinato, de pie para que se puedan investigar en firme, en serio, todas las demás muertes violentas y asesinatos que arrasan y diezman nuestra población.



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martes, 29 de abril de 2014

LOS PEORES JUECES DE LA HISTORIA

Emilio Nouel V.

 

  
Lo he dicho unas cuantas veces y lo vuelvo a repetir: la actuación del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela es de vómito. Su obsecuencia ante la bota militar es repugnante. La visión política perversa y aberrante que inspira a sus integrantes no solo es anacrónica. Es también canallesca, patibularia.
Los fundamentos de las sentencias, por su postración ante el poder,  nada tienen que envidiar a los de aquel juez en tiempos del nazismo, Roland Freisler, célebre por su asqueroso “método sumarial”, humillante e inhumano para los que caían en mala hora en su tribunal, que le hizo acreedor del título de “el peor juez de la historia”. Como se sabe Freisler llegó a condenar a muerte a gente por escuchar radios extranjeras, repartir panfletos antibélicos o criticar al Führer en privado.
De un tiempo a esta parte hemos podido leer, impactados, decisiones insólitas de ese bajo tribunal que llaman TSJ en Venezuela. Las que tienen que ver con el pisoteo a los derechos humanos son las que más llaman la atención. Juristas extranjeros que las han analizado no salen de su estupor, no las pueden creer.
Cómo un Tribunal pudo haber caído tan bajo en el descrédito, no sólo en el ámbito de lo jurídico, sino también en el moral, es la pregunta que nos hacen.
Y la respuesta no está sino en una ideología demencial y en un talante antidemocrático, que, al fin de cuentas, son las dos dimensiones que dictan tales sentencias, en nuestro caso.
Jean-François Revel escribió que hay en toda sociedad, incluso en las democráticas, una proporción importante de hombres y mujeres que odian la libertad, y por consecuencia, la verdad. “La aspiración a vivir en un sistema tiránico bien sea para participar en el ejercicio de esa tiranía, o más extrañamente, para sufrirla, es una causa sin la cual serían inexplicables el advenimiento y la duración de los regímenes totalitarios en países considerados los más civilizados”, afirma el escritor francés.
Cuando un personaje de éstos que ostentan el cargo de magistrado en el TSJ, escribe que la distinción entre el Estado, por un lado, y por otro, la sociedad civil y los ciudadanos, sería “una construcción ideológica liberal, en la cual hay reminiscencias censitarias, de desprecio a las clases populares y de odio al Estado como unidad política” y que sólo existe una “totalidad social que es inescindible” (Delgado, Arcadio "Reflexiones sobre el Estado político y el Estado social"), queda claro cuál es la ideología estatista-totalitaria-colectivista a la que adhiere. Es una visión en la que el individuo es anulado y diluido en una masa informe que lo sería todo, como era en la URSS y es en CUBA. 
Cuando otra magistrada, como la inefable Luisa E. Morales, dice que "No podemos seguir pensando en una división de poderes porque eso es un principio que debilita al Estado", ya se apunta de manera impúdica a la eliminación de los contrapesos de todo sistema plural democrático, con vista a una uniformidad también colectivizante en la que un poder omnímodo se imponga. 
Por otra parte, cuando desde ese mismo tribunal se desconocen las sentencias vinculantes de la corte Interamericana de los DDHH, aduciendo la inejecutabilidad de ellas, también se hace gala de una perspectiva atrasada, inconstitucional e inmoral, propia de los tiranos que hacen lo que les viene en gana enarbolando el principio de soberanía.
Sentencias como la reciente, en la que el TSJ  pretende regimentar y penalizar el derecho constitucional a la protesta, interpretando erróneamente la Carta Magna, es otra muestra adicional de una conducta condenable que se aparta de un enfoque jurídico, político y moral consistente con los principios y valores de la libertad y la democracia.
Estas barbaridades perpetradas por jueces confirman en nosotros la convicción de que en nuestro país  se ha entronizado un régimen político que ha pretendido fundir al Estado con un parcialidad política y su visión ideológica, lo que va contrapelo de toda democracia plural en la que las libertades estén garantizadas.
Esta reiterada conducta del TSJ, despreciable a mi juicio, es una manifestación clara de la degradación política y ética de la democracia venezolana, que hemos experimentado en los últimos años.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com



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La MUD entregó análisis sobre "Plan de Pacificación" al Gobierno

EL UNIVERSAL

Caracas.- La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) entregó a la Vicepresidencia de la República, un análisis del "Plan de Pacificación", tal y como fue acordado en el Diálogo Político que se sostiene entre el gobierno nacional y esa alianza de partidos.
Con una carta suscrita por Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la MUD, esa organización da cumplimiento a lo acordado con el gobierno nacional de hacer llegar su opinión y recomendaciones sobre el mencionado "Plan de Pacificación", haciendo énfasis en la disposición que tiene el equipo técnico que apoya a la Unidad, en materia de seguridad ciudadana, de hacer llegar cualquier otro aporte que se requiera.
En la correspondencia, Aveledo ratifica el deber que tienen los alcaldes venezolanos, elegidos en la plataforma de la Unidad, tanto con la Constitución como con los ciudadanos de sus respectivos municipios, de coordinar con las autoridades nacionales y estadales, por el bien de la seguridad, la tranquilidad y la paz de las comunidades.
El Análisis Técnico que hace la MUD, destaca que este el plan número 22 que realiza el gobierno en los últimos 15 años, al tiempo que lamenta que la ciudadanía no haya sentido mejoría alguna durante la aplicación de los 21 planes anteriores, pues "nunca se han ejecutado realmente. Sería muy negativo que esta vez ocurriera lo mismo".
Recuerdan que de conformidad con lo expuesto por el Gobierno el plan de Pacificación se divide en 10 puntos, que evaden por completo lo que la MUD considera "es la causa principal del aumento de la inseguridad en Venezuela: un 98% de impunidad que se deriva de un sensible deterioro en el sistema de justicia en los últimos quince años, el cual ha agravado notablemente el cuadro, de por sí deficiente de 1998".
La MUD considera que la Fuerza Armada Nacional "no debe participar en labores cotidianas de seguridad ciudadana, ya que sus efectivos no se encuentran formados para el cumplimiento de esta tarea"; sin embargo, subrayan que el Gobierno insiste en mantener el operativo "Patria Segura", sin aplicar los correctivos que esa organización demanda.
Se suman al llamado del gobierno para consolidar "la política de desarme de las bandas violentas", para lo cual hacen una serie de recomendaciones entre las que destacan priorizar el desarme en "agrupaciones paramilitares o ‘colectivos' armados" y "las bandas armadas que funcionan en nuestros penales, encabezadas por los denominados ‘pranes'".

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EDUCAR ES SEMBRAR OTRA VEZ

        Leandro Area

 

Educar es sembrar otra vez, acunar la golosa semilla, alimentar su sed de árbol dilatado acompañando al enjambre nutriente que la abona o le ofrece su sombra protectora. Enseñar es saber esperar, creer, ayudar, desbrozar; es derramar otra vez y hasta el cansancio, la convicción madura de que formar alberga un horizonte desmedido y esquivo.

Sembrar no es recoger, es distanciarnos libres para mirar emancipados nuestro esfuerzo. Educar requiere de la convicción de sabernos íngrimos, pasajeros en tránsito. Enseñar es repartir desde adentro  y de allí para todos, que es casi como decir ninguno, ya que no hay ni posesión ni hacienda en lo entregado. Recoger es no sólo después, es más allá, es volver a empezar y observar ese fruto vedado  será esparcir en la conciencia que se puede partir y compartir. Nada se pierde todo se disimula.

Multiplicar es después de sumar, aunque sembrar sea sumar multiplicando. “Sueño que siembro”, debería ser la ambición que acompaña el camino del vivir, que es el dejar a veces apartándose. Cada paso que doy es una entrega aunque no se distinga,  mi sombra es su vereda y mi fragmento está para soñar que pienso. Y si llego a sentir que “luego existo”,  ya estaré dando gracias a los que tal vez sin saber me hicieron el que soy para que recogiera el bien regalado de su heredad tan próxima e incomprendida. Y puede que los que transitan por el mismo camino de los que ya pasaron se reúnan en homenaje de los que no sabemos aún, que somos todos. O insistimos o erramos.

Educar será siempre un corazón errante y  saber que ese fruto logrado no es propio y sí efímero, y se irá sin sentir que fue sembrado por tu siembra como tú lo olvidaste en su momento y ahora por fin tal vez comprendes, es florecer. Porque sentir amor o filo de rechazo sólo se puede apreciar después de muchas talas y de quemas que diste o que te dieron. A veces aprender a sentir no es tarea fácil, requiere de tanto fruto recogido que se pudrió a la vera sin poder entregarse a su reconocimiento de luz ensimismada. Que eres al ser tragado no es fácil de digerir y cuando vienes a darte cuenta eres, en sorprendida perplejidad, abono transportado por ángel disfrazado de pájaro. Ser es caminar descalzo sobre seco que necesita de húmedo para dar de vivir. Tú eres el puente sobre el que tendrán que andar tantos viajeros que no recordarán su travesía ni la tuya mientras cubrían su intemperie sin brújula en las rendijas de tu conciencia vaga y de su viaje presuroso hacia quién sabe dónde.

Eres al fin y al cabo la semilla que abonará  el terreno que tienes a tus pies y a lo mejor florezcas en tiempo que pasó o en el futuro, ya que educar no es un límite sino una aventura del espíritu. Y mientras más me resumo en la semilla, más me dispongo al ayuno, más me despacho satisfecho de origen. A lo que vine y aún no sé completo es que no tengo sino el sol que se avecina, el cielo que me cubre y la tierra que se abre y se cierra contigo de testigo.

Leandro Area 



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POMPEYO

 

FERNANDO RODRIGUEZ
28-4-2014

Pompeyo Márquez cumple hoy 92 años. Y sus innúmeros amigos vamos a celebrarlo. A mí, será porque lo quiero mucho, me cuesta armar estas líneas. Los homenajes, decía Julio Cortázar, son la puerta grande a la cursilería y yo agregaría que se hace más grande cuando hay mucho sentimiento de por medio.
Para empezar, será porque ya lo he hecho más de una vez, a lo que se suma lo reducido de este espacio, no quiero elaborar una lista de sus méritos, de su huella imborrable en nuestra contemporaneidad.
Tampoco voy a hacer el elogio de la vejez porque creo que ésta es cruel y absurda, el hombre es un árbol impulsado a crecer y hacerse frondoso para luego, al final, ser demolido y anonadado. Es el absurdo fáustico. Lo digo, sin rodeos, porque yo también hace ya rato pasé la línea de la tercera edad. Pero como la vejez pertenece al reino de lo ineluctable no queda sino soportarla y vivirla de la mejor manera, con estoicismo, serenidad, generosidad…
Porque también puede decirse fáusticamente que es en esa etapa final de la vida que se pueden encontrar en su forma más diáfana muchas de las virtudes morales. Somos más tolerantes porque hemos visto vivir y morir muchas ideas, algunas que se creían eternas. Somos generosos porque se alivia la finitud por la intensidad de la fraternidad con los que nos seguirán. Somos humildes porque sentimos en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu la fragilidad y la endeblez que nos constituye. Y así. Claro que como los vinos algunos se añejan bien y noblemente y otros se vuelven ácidos y tóxicos. En el fondo la vejez continúa la vida precedente.
Bueno, a donde quería llegar es que yo he visto pocas vejeces tan hermosas como la de Pompeyo, en más de un sentido única para mí. A su avanzada edad sigue siendo un luchador contra todos los límites que le ha puesto su cuerpo y que son muchos y dolorosos. Dicta sus artículos porque ya no puede escribirlos. Le leen los periódicos y los libros porque ya él no puede hacerlo. Ha ido en silla de ruedas a muchas manifestaciones.
Mantiene, por fortuna, una lucidez mental asombrosa y una pasión sin descanso por este país al que le ha dado su vida entera sin pedirle nada. Un día me dijo, candorosamente, yo he estado siempre tan atareado que a diferencia de casi todos mis camaradas me olvidé por pendejo que tenía que juntar unos centavos para la vejez.
Pero además no se queja y tiene una sonrisa permanente para los suyos y para quienes lo visitamos, una sonrisa y una palabra cálida y agradecida por estar en compañía de los que quiere. Y es la tolerancia misma. En estos días Mayita, Víctor y yo le rebatimos algunas de sus posiciones políticas recientes y terminó la fraterna discusión diciéndonos: está bien, seguramente ustedes ven mejor las cosas porque están en la calle y no encerrados como yo, de diálisis en diálisis. Por último diría que es admirable su voluntad de vivir, voy para 93 nos dijo la última vez, como los carajitos que quieren que llegue la adultez. Estoy seguro que sin esa tenacidad no hubiese sobrevivido a todas las desgarraduras de su cuerpo.
Bendita sea esa fiereza que nos permite tenerlo. Hay una belleza en la vejez, decía Víctor Hugo, la belleza de la luz plena, la de la vida vivida, la obra realizada, distinta a la del fuego de la juventud, desordenada y ansiosa. Esa es la que nos conmueve en la risa jovial del gran capitán, esa es la que amamos. Como este periódico lo reparten de madrugada tengo el honor, Pompe, de ser el primero en desearte cumpleaños feliz.
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Petkoff no le tiene miedo al tiempo


        Ibsen Martinez

 


Cuando Teodoro Petkoff escribió el primer editorial del matutino Tal Cual, a comienzos de 2000, no vaciló en titularlo: ¡Hola, Hugo!
No era el saludo de un editor simpatizante, logrero y adulador, sino el juguetón anuncio de que una de las voces más autorizadas y valientes de la oposición venezolana volvía a la brecha.
Pocos meses atrás, Hugo Chávez, entonces en la primavera de su largo y vociferante mandato, pudo ufanarse de haber acallado una de las voces más autorizadas de la prensa de oposición. Teodoro Petkoff se había estrenado, apenas el año anterior, como director de El Mundo, una de las “marcas” de la Cadena Capriles, el más poderoso grupo editorial venezolano, hoy propiedad de empresarios afectos al régimen chavista.
Ya entonces sesentón, Petkoff, que había sido comandante guerrillero en los años sesenta del siglo pasado, dirigente político de raza donde los haya y polémico ensayista de temas políticos de rango internacional, no había estado nunca al frente de un diario. “Acabo de darme cuenta de que nací solo para esto”, me dijo un día, risueño y orgulloso.
Era verdad: la circulación del diario, otrora un vespertino insoslayable, andaba ya por los suelos cuando la directiva de la Cadena pensó que designar como director a una personalidad política opositora, a la vez prestigiosa y controvertida, quizá pudiese insuflarle algo de aliento. Pero ni ellos mismos imaginaron el boom que experimentaría El Mundo bajo la dirección del catire, como en Venezuela llamamos a los rubios.
Petkoff no iba a ser, sin embargo, la figura tutelar de un diario que hace enroques en la plantilla y sugiere inconducentes cambios en la diagramación. Su infatigable espíritu desafiante e innovador llevó a aquel diario en apuros no solo a aumentar espectacularmente su circulación, sino a ser el posgrado de una generación de jóvenes periodistas de investigación que hoy brillan con luz propia en la batalla del periodismo independiente venezolano contra las arremetidas del régimen de Maduro.
Movió cielo y tierra y, con ayuda de sus muchos amigos, en poco tiempo apareció Tal Cual, el influyente matutino de periodismo interpretativo que hoy circula en medio de los ataques más violentos a la libertad de expresión que haya visto Venezuela en los últimos cincuenta años.El mejor propagandista que jamás tuvo El Mundo fue el propio Hugo Chávez. Más de una vez, iracundo y tonante, mostró en televisión los flamígeros titulares de Petkoff o leyó algún, para él, urticante fragmento de sus editoriales. Fue solo cuestión de tiempo el que la Cadena Capriles cediera a las presiones de Chávez y Petkoff no tuviese más camino que renunciar. Pero el catire no se fue a casa.
Durante quince años no ha cejado un solo día el designio de Chávez y sus herederos políticos de estrangular la libertad de expresión en Venezuela, sin contemplaciones y por todos los medios a su alcance.
Comenzó, ya en vida de Chávez, por la expropiación y el cierre arbitrario de emisoras de televisión, la asfixia casi total de la radio y la aprobación de tiránicas leyes que, junto a descabelladas sentencias judiciales, estimularon la autocensura en todos los medios. Últimamente se ha añadido el hostigamiento financiero al suministro de papel y la “compra de censura” gracias a la adquisición de medios por capitales afectos al régimen, sin que haya faltado la paliza pura y dura y el encarcelamiento de periodistas.
Desde que la protesta llegó a calles y plazas, hace más de dos meses, con un saldo que sobrepasa ya cuarenta muertes violentas, diversas organizaciones venezolanas, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa y el Observatorio Penal Venezolano, contabilizan 111 periodistas heridos durante los disturbios y despojados de sus equipos, que, a menudo, han sido luego destruidos por las fuerzas antimotines. Tal Cual no podía salir indemne de una arremetida semejante contra la libertad de expresión.
Esta vez, el ataque cobra la forma de una acción judicial que invoca algo muy socorrido por el autoritarismo neopopulista latinoamericano, desde Correa en Ecuador hasta Cristina Kirchner, en Argentina: el delito de prensa contra el honor de un alto funcionario.
EL PAÍS reseñó, el pasado 18 de marzo, la acción contra el tabloide emprendida por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y tenido como segundo hombre fuerte del régimen: “Un juzgado de Caracas admitió hace casi dos semanas una demanda en la que Cabello acusa al diario de haber cometido ‘difamación agravada’ contra su persona. Además de compensaciones pecuniarias, el jerarca oficialista pide penas de prisión para Petkoff, para los integrantes de la junta directiva del diario y para el autor de la nota en la que presuntamente se habría expuesto a Cabello al descrédito, Carlos Genatios, un exministro de Chávez y ahora disidente del bolivarianismo”.
De ancestro búlgaro, Petkoff rápidamente se convirtió en icónico modelo para el revisionismo marxista latinoamericano cuando, en 1971, junto con un distinguido grupo de antiguos camaradas, se separó del Partido Comunista para fundar un nuevo partido, de orientación moderada. En aquella época, Gabriel García Márquez donó todo el dinero del premio literario Rómulo Gallegos, ganado por su obra Cien años de soledad, para la compra de la rotativa del joven partido. En el proceso, Petkoff se ganó las fulminaciones de pesos completos del estalinismo internacional, como el premier soviético Leonid Brézhnev y el filósofo francés Jean-Paul Sartre.Petkoff no ha perdido tiempo en contraatacar, y en una denuncia presentada ante la Fiscalía General hizo notar que Cabello otorgó poderes a su representante legal 23 días antes de que el matutino Tal Cualpresentara el artículo que supuestamente vulnera la reputación del presidente del Parlamento. Suficiente para sospechar de una emboscada preparada de antemano y que aprovecharía cualquier excusa, por nimia que fuese. Ya en 2007, Tal Cual debió pagar el equivalente a 20.000 dólares de multa por una nota humorística que mencionaba a la hija del extinto presidente Chávez.
Treinta años más tarde renunció a su propio partido cuando su dirección decidió apoyar a Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de 1998. Admirador confeso de Clint Eastwood y de sus dotes para lareingeniería personal, Petkoff inició entonces una segunda carrera como editor. Hoy, ante la escasez de papel que maneja interesadamente el Gobierno, ha dispuesto que Tal Cual migre por completo a la Red. “No nos callarán”, afirmó tajante, en un editorial.
Durante el tiempo en que mi propia generación fue joven, tuvo en Teodoro Petkoff el mentor emulable que llamó nuestra atención no hacia el mayo francés, sino hacia la primavera de Praga, dando así empuje a una disposición de “centro-izquierda liberal” que no nos ha abandonado.
“Ha sido uno de esos personajes que se confunden con su leyenda”, escribe de él, recientemente, el venezolano Jean Maninat, destacado exfuncionario de la OIT, “que se exponen por lo que creen y, con el mismo valor, pueden reconocer que estaban errados. La modestia de sus costumbres contrasta con la escandalosa ostentación del poder que hacen quienes hoy pretenden acallarlo en nombre de un socialismo del siglo XXI que no es más que un espantapájaros relleno de petrodólares y la cabeza vacía de ideas”.
Hace poco, en el programa de televisión que condujo en Globovisión hasta poco antes de que fuese adquirido por capitales adictos al Gobierno, Petkoff afirmó: “Cada vez que un corresponsal extranjero me pregunta por el socialismo del siglo XXI, respondo que no rompí con un totalitarismo del siglo XX para terminar tolerando cualquier otra forma de tiranía en el actual”.
En 1983, comentando la candidatura presidencial de Petkoff, Gabo, su amigo, escribió de él: “Teodoro no le tiene miedo al tiempo, y eso es tal vez lo que mejor define su vida: le alcanzará para todo”.
Tal cual.
Ibsen Martínez es escritor.

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Nicolás, a un año de tu luz….

Pedro Luis Echeverria

 

Ha transcurrido un año desde la entronización de Maduro en el poder, pero parece que hubiese transcurrido un siglo, habida cuenta de la profundidad del grado de destrucción  que acusa el país, bajo su mandato. Un año en el poder y los grandes males que, desde hace 16 años nos laceran a diario,  aceleran  su escalada de daños debido a los errores y la  inacción e ineficiencia gubernamental. El alto costo de la vida, la escasez de los bienes básicos para la dieta diaria, la inseguridad que permite a los delincuentes segar la vida de inocentes en total impunidad, la perversa corrupción rampante y la brutal represión en contra de los disidentes, caracterizan los “logros” de la administración de Maduro en lo que lleva de gestión.
Hay algunas cifras oficiales que analizadas concienzudamente revelan, sin ambages, el pésimo desenvolvimiento  de Maduro y la secuela de la pavorosa herencia que le legó el  finado. Veamos: La inflación que fue de 20,1 % en 2012, creció a 56,2% en 2013 (una de las más altas del mundo). La inflación del mes de Marzo de 2004 de 4.1%, es mayor que la inflación anualizada de varios países latinoamericanos. El rubro de más alto índice inflacionario acumulado (80%) entre 2013-2014 es el de alimentos (La cifra más alta en 17 años y muy superior al último incremento de salario otorgados por el régimen, 35.5%).
La devaluación acumulada del signo monetario, durante 2013 y lo que va de 2014, es de 694 %  más de la mitad de la acumulada en los catorce años precedentes  (1.270 %).
El déficit fiscal fluctúa entre 15 y 18 % y se financia irresponsablemente con endeudamiento externo e interno y con emisión inorgánica de dinero. El  financiamiento inorgánico del BCV a PDVSA, representa alrededor de 85% del financiamiento total concedido por el ente emisor. De mantenerse esta práctica en el tiempo, entraremos en la indeseada espiral de la hiperinflación.
El crecimiento del Producto Interno Bruto cayó de 5.6 % en 2012 a 1.6 % en 2013, según cifras del gobierno. Sin embargo, el Banco Mundial calculó el PIB venezolano en 2013 en un 0,7% con lo que se evidencia como se ha acentuado dramáticamente la caída operada en la producción interna de bienes y servicios. Obviamente, esta situación del PIB es la fatal consecuencia de los controles, amenazas, irracionales y absurdas leyes y regulaciones con las que el gobierno ha venido acosando a la iniciativa privada.
El nivel actual de las reservas internacionales totales, además de situarse por debajo del óptimo determinado por las autoridades, acusa una merma de 33 % respecto al nivel que tenían a principios de 2013 y ha continuado disminuyendo en 2014 (2 % hasta Abril de este año). Si a ello le agregamos que el Gobierno debe cancelar las divisas aprobadas y no liquidadas, a los importadores, aproximadamente US$ 13 mil millones y que los recursos financieros depositados por el gobierno en  fondos como el Simón Bolívar y Fondem están agotados y que se espera que las reservas sigan bajando por caída del precio internacional del oro, hay que convenir que la situación del país, en lo que a reservas internacionales se refiere, es sumamente crítica.
Adicionalmente los subsidios que el gobierno otorga al consumo de gasolina y diesel significan una pérdida para PDVSA de aproximadamente US$ 12.000 millones anuales; no obstante, el régimen aprobó un incremento de 40 % de las tarifas del transporte que utiliza el individuo de a pie al tiempo que  ha mantenido un precio irrisorio de los combustibles que únicamente favorece a los poseedores de vehículos, generando con ello la mayor injusticia social de este régimen.
Asimismo, la deuda pública total creció de US$ 29.502 millones en 2004 a US$ 95.981 millones a fines de 2013, sin que se conozca a fe cierta el destino y uso de los recursos obtenidos. Asimismo, la incesante  búsqueda por parte del gobierno de nuevas fuentes de endeudamiento externo para financiar los desequilibrios ocasionados por las erradas políticas públicas, incrementa exponencialmente el monto anual que debe satisfacer la Nación por  el servicio de la deuda,  compromete seriamente la capacidad de repago de la deuda pública externa total e hipoteca irresponsablemente el futuro de los venezolanos de hoy y de mañana. Debe destacarse que la deuda pública actual no incluye litigios –pagos de expropiaciones- que cursan en contra de Venezuela en tribunales internacionales. Por ejemplo, Angloamerican, empresa inglesa de Minería, recientemente ha demandado a la Nación por US$ 45.000 millones.
Finalmente, el salario mínimo de los trabajadores, expresado en dólares calculados a la tasa de cambio de de Sicad II es de US$ 65.6. Ello, sitúa la remuneración del venezolano desposeído en niveles inferiores a las de otros países latinoamericanos, entre otros,: Haití US$ 89; Bolivia US$ 150.
Con esas desesperantes cifras, puede ser éste un régimen que procura la mayor suma de felicidad posible? Puede ser éste un modelo económico que garantice el progreso y la modernidad del país? El marcado deterioro económico y  social que evidencia el país permite visualizar un futuro para nosotros y para nuestros jóvenes?  Se puede creer en un régimen que, con un discurso vacío y falaz, descaradamente le miente a los ciudadanos?
 Amigo lector, usted tiene la última palabra
     



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domingo, 27 de abril de 2014

ENTREVISTA | Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la MUD

"Si Maduro lo que quiere es pararse de la mesa, que lo diga"


ELVIA GÓMEZ |  EL UNIVERSAL

 


Antes de ir a la recolección de firmas para el proyecto de Ley de Amnistía que se inició ayer en varias regiones del país de forma simultánea, Ramón Guillermo Aveledo respondió a las declaraciones del presidente Nicolás Maduro, en las que acusó a la MUD de "chantajear" al Gobierno, por exigir resultados concretos de los encuentros bilaterales iniciados el 10 de abril.

"Lo que la gente nos da es un crédito de corto plazo y a eso yo me refiero cuando hablo de que hay que mostrar resultados, y eso no es chantaje, es una cosa práctica. Si hay resultados la gente renueva el pagaré, extiende el crédito, y eso va a hacer mucha falta en todo este camino por venir", dijo Aveledo. 
El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad dejó claro que si el Gobierno es el que no quiere continuar con el proceso -que cuenta con la facilitación de tres ministros de exteriores y el Nuncio- "pues que lo asuma". "¿Será que el Gobierno no comprende la gravedad de la situación? Para mí no tiene ningún atractivo ir a Miraflores o a la Vicepresidencia. Voy porque me parece que la Mesa hizo lo correcto al tomar esa decisión, que comporta riesgos, pero también pienso en los riesgos de no hacerlo". 
-¿A qué atribuye lo dicho por Maduro en el 23 de enero?
-Maduro está equivocado. Se equivoca conmigo, con nosotros, pero sobre todo se equivoca en cuanto a su responsabilidad como Presidente de la República. Nosotros conversamos, no gritamos. Él es el Presidente de todos los venezolanos y aquí está el nudo: este diálogo avanzará en la medida en que el Gobierno comprenda que no puede priorizar hablarle a los suyos, tiene que priorizar la situación del país. Si el Gobierno se comporta como una dirección de partido el diálogo no va a avanzar. Si alguien se ha engañado con nosotros, en el Gobierno o fuera de él, que no se engañe. Nosotros actuamos dentro de la Constitución y en esa materia ni pedimos ni damos rebaja. La Ley de Amnistía la planteamos dentro del diálogo y allí ese camino se cerró, pero se mantiene abierto en la calle. Tenemos derecho por la Constitución a suscribir popularmente un proyecto de ley para presentarlo en la Asamblea Nacional o en un referéndum. No nos paramos de la mesa por eso, pero no renunciamos a eso.

-Admite que el "crédito" que dan los ciudadanos es a corto plazo. La gente se impacienta, ¿qué decir ante desplantes como los de Maduro?
-Lo primero es que el diálogo comenzó y cuando uno se sienta empiezan a aflorar las diferencias y estamos acordando los mecanismos para tramitarlas. En Venezuela venimos de 15 años donde la lógica del poder era la lógica de la hegemonía y ellos no han dejado de ser lo que son, ni nosotros lo que somos. Hay un reconocimiento de que hay cuestiones muy serias qué resolver, por eso la primera sesión del diálogo fue pública y en cadena nacional, para que el rayado de la cancha, las materias a discutir y la magnitud de las divergencias quedaran claras. Y que para eso se haya convenido la presencia de un tercero es importante. La presencia de esos cancilleres: Colombia, Brasil, Ecuador y el Vaticano, nos indica que hay en la comunidad internacional el reconocimiento de que la situación en Venezuela requiere de un trabajo excepcional. 

-Usted ratificó el jueves que al diálogo no se le puede poner plazos. Pero tampoco puede ser indefinido sin que se vean resultados.
-Después del 10 de abril se nos atravesó Semana Santa y llegamos a la conclusión de que a ese ritmo no se va a avanzar, y acordamos lo que habíamos propuestos nosotros originalmente: grupos de trabajo que avancen en las materias y haya reuniones plenarias que vayan haciendo anuncios, para que no estemos en esa situación de anuncios que no son suficientes, así lo admitimos. Pero el suponer que los anuncios van a salir rápido sería subestimar la magnitud de las divergencias, que son muy serias. 

-¿Y qué dice sobre las divergencias en el seno del Gobierno ante el diálogo?
-Ahí creo que hay dos asuntos. Uno ya lo dije: mientras el Gobierno priorice su público interno eso va a dificultar el diálogo. El otro aspecto es cómo el Gobierno ve esto. ¿Lo que estamos buscando es ganar la guerra o ganar la paz? Si concebimos el conflicto político venezolano como una guerra, entonces el Gobierno lo que quiere es exterminarnos. Esa es una aproximación que usa al diálogo como táctica para ganarnos la guerra y esa aproximación es equivocada y está condenada al fracaso. Es al revés, es conquistar la paz en la cual los venezolanos, en medio de nuestras diferencias, podamos convivir y resolverlas con los mecanismos de la democracia: votando, discutiendo. Mientras el Gobierno tenga dudas en eso el paso va a ser lento y la gente se impacienta. Lo que pasa es que la gente que está acostumbrada a pensar en términos de conflictos cualquier cosa que uno diga la toma como si fuera un ultimátum. No, es que es un hecho real, en la calle ocho de cada diez personas quieren diálogo y resultados. Que hay allá gente enemiga del diálogo... hay unos que no lo ocultan, y que todos los días ponen inconvenientes y que están ligando que eso fracase, pero el fracaso de eso es su fracaso. A Maduro le conviene que el diálogo tenga éxito y le convienen al país, por lo tanto nos conviene a nosotros. Y en el mundo opositor hay gente que piensa que el diálogo no sirve para nada, que es un error. Si nosotros hemos sostenido como política de la Mesa de la Unidad desde el 23 de enero de 2013, promover el diálogo nacional permanente, y hay un momento en que el interlocutor te dice: "vamos a hablar", y la comunidad internacional te dice: "hablen", con qué explicación vamos a decir que no hablamos. Nosotros tenemos argumentos, razones y motivos, y la protesta, la calle y los presos injustos son motivos de refuerzo a la necesidad de buscar soluciones.

-¿Maduro, como individuo, quiere dialogar o no?
-A mí él me recuerda aquella canción de Julio Iglesias: "a veces sí, a veces no". En el Gobierno el monólogo es idiosincrásico y su intervención del 10 de abril estuvo bien armada. Le reconozco que esa medianoche aguantó como un varón, porque eso fue fuerte, aunque nadie le faltó el respeto. Pero el país vio el contraste de los dos modelos. Y él estuvo allí y escuchó, y el diálogo continuó, eso hay que reconocerlo. Pero luego emite unas señales que uno se confunde, por eso es muy importante que él asuma su papel como Presidente de todos y asuma él y todo el Gobierno, a conciencia, la gravedad de la situación. 

-¿El desplante de Maduro le eleva el costo político a la Mesa que debe extremar su llamado a la paciencia?
-Yo creo que se lo elevó él. Él es quien está al volante y quien está al volante no alborota a los pasajeros. Nosotros queremos que llegue el autobús a la parada y haya la oportunidad constitucional de cambiar el chofer. 

-¿Van ustedes a ignorar ese tipo de desplantes públicos?
-Yo estoy obligado a no caer en la tentación, y además lo digo. Lo invito, de verdad, a que no se equivoque con nosotros. Gritando no sirve. Y si lo que él quiere es pararse (de la mesa de diálogo), que lo diga, que lo asuma.
-Sobre los facilitadores de la Unasur hubo temor de que intervinieran a favor del Gobierno ¿Cómo los evalúa?

-No actúan ni a favor del Gobierno ni a favor de la oposición. Han actuado facilitando. La canciller de Colombia conoce bien Venezuela y es muy sensible a todo. Del canciller de Brasil me ha impresionado su profesionalismo, su objetividad, y el ecuatoriano es un hombre muy inteligente y ha sido siempre como un lubricante para que la cosa se destranque. La presencia de ellos es una buena garantía del cumplimiento de los compromisos. Son tres ministros de relaciones exteriores que están viniendo todas las semanas y en cualquier momento viene el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín, él quiere venir. Pensemos en lo que eso significa en cuanto a la visión que el mundo tiene de la situación de Venezuela.

-¿Qué le dice a un simpatizante del Gobierno sobre cómo le beneficia el diálogo?
-El Gobierno gana cuando todos los venezolanos ganan y los simpatizantes del Gobierno ganan cuando todos los venezolanos ganamos. Si esto avanza tendremos 3/5 nuevos del Poder Electoral y será más creíble. Eso fortalece el camino pacífico, el cambio por la vía electoral. Eso ya es un compromiso público, dicho en cadena el 10 y ratificado el 15 con todas sus letras. El acuerdo es renovarlo con las 2/3 partes de la AN y eso significa que vamos a votar nosotros y ellos y para eso hay que ponerse de acuerdo.

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EL DIÁLOGO Y LAS BALAS

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              Hector Schamis

 

Mientras una vez por semana dialoga con la oposición, el gobierno venezolano continúa reprimiendo a aquellos opositores que se niegan a abandonar la calle. Curiosamente, la represión parece haberse intensificado desde el inicio de las conversaciones. El mensaje no podría ser más claro: el gobierno juega el juego, dialoga—tal vez así le guiñe el ojo al Vaticano y a The New York Times—pero al mismo tiempo fija las reglas de ese juego por medio de la fuerza. O sea, no marca la cancha con cal, lo hace con plomo.
De hecho, es en los días cercanos a cada encuentro semanal cuando el aparato legal y coercitivo del estado se despliega con mayor vehemencia, una doble estrategia hecha explícita esta semana. La misma noche de la tercera ronda del diálogo, un fallo del Tribunal Supremo de Justicia reinterpretaba el derecho a la manifestación pública, condicionándolo a la autorización de los alcaldes. Restringiendo ese derecho, el tribunal se reserva así la capacidad de legislar y al mismo tiempo suspender un componente constitucional esencial. Para ratificar esa normativa, al día siguiente un combinado de fuerzas militares y colectivos armados aterrizó en Mérida, con un despliegue tan excesivo que las imágenes eran propias de un ejército de ocupación, no de una fuerza anti-disturbios.
La simultaneidad de estos hechos con las reuniones tiene el valor simbólico de recordar quien manda, a los allí sentados, a los que están en sus casas y a los que están en la calle. Con esta iniciativa legal y represiva, Maduro parece haber recuperado protagonismo y exhibe mayor capacidad de administrar su propio horizonte temporal, importante frente a opositores tanto como a rivales internos. Pero más importante aún es el aparente control del relato que ha recuperado el gobierno, es decir, la narrativa que interpreta, comunica y re-crea el dialogo frente a la sociedad, con lo cual le da significado. Nótese que lo ha denominado “Conferencia de Paz”, que es un nombre adecuado porque persigue la paz—es decir, que se vacíen las calles—pero obvia la reconciliación, el otro componente habitual de estos procesos.
El nombre dado al diálogo, y lo omitido en él, sirve para resaltar la disonancia cognitiva, o al menos unas cuantas ambigüedades conceptuales, especialmente en el caso de la MUD. El gobierno continúa haciendo referencia a “la violencia de ambas partes” como si fueran dos ejércitos comparables, o facciones contendientes en un proceso de fragmentación nacional. Así se las arregla para legitimar esa falacia, sin que nadie le señale que una de las partes es la población civil, con piedras, y la otra es el estado venezolano, con todo el aparato represivo a su disposición.
Pero aun en el absurdo de tratar a esas partes como equivalentes, tal razonamiento habría requerido acordar un previo alto el fuego, un armisticio, el ABC de cualquier manual de negociaciones de paz, resolución de conflicto o similar. No solo eso no sucedió, sino que se dialoga mientras continúan las hostilidades—siguiendo con la metáfora de dos ejércitos equivalentes—tal como la ocupación militar de Mérida lo indica. En estos términos, si se logra la paz, no vendrá acompañada de la reconciliación.
Tampoco es claro por qué no se pusieron condiciones tales como la liberación de los detenidos durante las protestas, el cese de la represión y el desarme de los colectivos, como propusieron los líderes del movimiento estudiantil—obtener algo antes de legitimar la negociación. La mala noticia es que cualquier concesión era posible previo a comenzar las conversaciones. A todas luces, la efectividad de la primera reunión, cuando los políticos de la Mesa le gritaron las cuarenta al gobierno en la cara y por televisión con el mundo de testigo, se ha ido diluyendo en las semanas siguientes.
Sobre esta base, un economista diría que este diálogo es un negocio de utilidades marginales decrecientes. Pero la explicación puede tener que ver con la oposición en sí misma, más que en el diálogo en cuestión. En estas pocas semanas, de hecho, se han profundizado las divisiones dentro de la oposición, exacerbándose las recriminaciones y las acusaciones cruzadas. La cuestión central es la confianza. El diálogo entre adversarios en situaciones de conflicto intenso se predica sobre la base de su potencialidad para construir confianza. En esto ha habido un problema cognitivo adicional: el de un diálogo necesario y previo que no ha ocurrido, el diálogo al interior de la oposición.
Lo que hay que resaltar es que esta negociación en curso no es entre dos, en realidad es entre tres. El gobierno va ganando este juego—en una cancha además marcada con plomo en vez de cal—porque parece ser el único que realmente lo ha entendido.
Héctor Schamis es profesor en Georgetown University. Sígalo en Twitter @hectorschamis

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