martes, 31 de diciembre de 2013

10 puntos sobre el comunicado del BCV

Ángel Alayón



1. Los números. Luego de veinte días de retraso, el Banco Central de Venezuela, en conjunto con el Instituto Nacional de Estadísticas, rompe el silencio y publica la cifra de inflación de noviembre y adelanta la de diciembre. La cifra de inflación de noviembre es 4,8% y la de diciembre es de 2,2%. Esto permite afirmar que la inflación de 2013 termina en 56,1%, una de las más altas del mundo. No olvidemos que, de acuerdo con el artículo 318 de la Constitución, el objetivo del BCV es “lograr la estabilidad de los precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria”.

2. La posición política. El comunicado se refiere al fallecido presidente Hugo Chávez como “nuestro líder”. Hasta donde alcanza mi conocimiento, los Bancos Centrales no tienen líderes. Los Bancos Centrales son instituciones públicas que deben regirse por la Constitución, independientemente de las preferencias políticas de los miembros que la conforman. Darle perfil político al BCV es perjudicar su credibilidad, pues nada impedirá que una parte de la opinión pública considere que sus acciones corresponden a los intereses de un sector político del país y no a los intereses de la República.

3. Lo que no se dijo. En este comunicado no se informó sobre el índice de escasez y el de diversidad para los meses de noviembre y diciembre. Hay un gráfico de escasez en el que se puede inferir que ese factor aumentó. La escasez ha estado sobre el 20% de forma consistente durante todo el 2013 y es, sin duda, una de las consecuencias más perniciosas de los controles de precios y del manejo cambiario. Siembra muchas dudas el hecho de que no se hayan hecho públicas las cifras de estos indicadores. Cuando hay escasez, los índices de precios subestiman el verdadero costo de adquirir un producto para el consumidor y uno de los efectos más obvios de la disminución forzada de precios es la caída de los inventarios, sin cuya reposición efectiva afectará la diversidad y escasez en el futuro.

4. La teoría de la formación de precios. El comunicado asocia la formación de precios con las variables políticas, dando a entender que la inflación es un fenómeno que responde a una intención política de personas o empresas que pretenden perjudicar al gobierno. El comunicado obvia cualquier explicación de la inflación que se relacione con la expansión de la liquidez monetaria, la disminución de las importaciones, el financiamiento del BCV a PDVSA y a otras empresas estatales, la devaluación del Bolívar o la eliminación del SITME, por ejemplo. También el BCV adopta del gobierno la explicación de las ganancias exageradas para explicar el crecimiento de los precios, cuando en todo caso las ganancias extraordinarias son un problema microeconómico mientras que el crecimiento de los precios se corresponde con un fenómeno macroeconómico.

5. El lenguaje. El comunicado adopta la narrativa y el lenguaje que ha utilizado el Gobierno Nacional para explicar los desequilibrios económicos del 2013. Se habla de ataques especulativos del sector privado, de guerra económica y de la ofensiva contra la guerra económica, frases y conceptos posicionados desde el Gobierno para explicar la actual situación económica y sus acciones. Esto es inusual en los Bancos Centrales, quienes mantienen un discurso independiente del Ejecutivo, a pesar de que se compartan objetivos y se coordinen acciones. Contrasta el lenguaje utilizado en este comunicado con el que usualmente el mismo Banco Central de Venezuela utiliza para comunicar la variación de la inflación, un lenguaje sobrio y técnico, alejado de lo político.

6. Lo contrafactual. El comunicado intenta vender como un éxito las cifras de 4,8% de inflación en noviembre y de 2,2% en diciembre. Lo hace preguntándose cuáles hubieran sido los precios sin ofensiva contra la guerra económica. De acuerdo con el BCV, de no haberse producido las fiscalizaciones del gobierno, la inflación en noviembre habría sido de 6% y la de diciembre de 4,2%. ¿Puede considerarse un éxito la llamada ofensiva contra la guerra económica? Nunca ha sido fácil comunicar un éxito basado en lo contrafactual, y menos cuando los resultados siguen siendo lamentables.

7. Sobre el impacto de las medidas. El BCV le da peso a la opinión pública sobre las medidas. Dice que 7 de cada 10 venezolanos las apoya. Pero, posteriormente, dice que “No obstante, las principales medidas de intervención y fiscalización se focalizaron en rubros cuya ponderación en la canasta del IPC es relativamente modesta en la estructura del indicador”. El BCV advierte que no se tomaron acciones en rubros como alimentos y bebidas, transporte y restaurantes y hoteles, rubros que representan el 64,8% del IPC y agregan que “se requiere calibrar y ponderar el tipo de acciones a desarrollar para contener y rebajar los precios que la conforman”.

Este punto es central: la categoría de Alimentos y Bebidas Alcohólicas tiene sus precios regulados desde el año 2003 y representa 41,09% del IPC. El Gobierno no tiene mucho margen de maniobra para bajar los precios allí donde ya los regula y donde ya hay escasez.

8. Acciones correctivas y prospectivas. El comunicado termina con un llamado genérico al gobierno a “seguir promoviendo e incentivando a la producción nacional de alimentos”. Luego llama la atención que en tres párrafos diferentes habla de la construcción de nuevos indicadores y cambios metodológicos, por ejemplo:

a. “El BCV seguirá aportando todas sus capacidades institucionales y su apoyo metodológico a los 
efectos de construir nuevos indicadores que permitan reflejar analizar e interpretar la nueva 
realidad económica y social que vive el país”

b. “En cuanto al INPC, el 2014 será un año propicio para medir aspectos no recogidos con la metodología convencional”

c. “En conjunción con el INE, es conveniente explorar nuevas herramientas que permitan apreciar el impacto social de las actividades del Gobierno en el bienestar de la población, para evidenciar el efecto de compensación que ha generado la política social ante las perturbaciones económicas”.

¿Qué significan estos cambios? ¿Pretenden alejar la medición de precios en Venezuela de la metodología estándar internacional? Argentina lo hizo… y ahora está trabajando con una comisión del Fondo Monetario Internacional para adaptar una nueva metodología que realmente refleje los cambios en los precios.

9. La política, una vez más. El comunicado cierra con una declaración política e ideológica: “El BCV reafirma su posición al lado del pueblo venezolano, sumando esfuerzos para la construcción protagónica del socialismo como nuevo orden económico nacional”. ¿Debe el Banco Central de Venezuela trabajar por la “construcción protagónica del socialismo”? Eso no es lo que dice la Constitución.

10. Sobre la reputación. “La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo” es una máxima que Plutarco le atribuyó a Julio César, quien alguna vez mandó y supo de reputaciones lastimadas.

http://prodavinci.com/blogs/10-puntos-sobre-el-comunicado-del-bcv-por-angel-alayon/
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UN FUTURO PRÓXIMO INCIERTO

Víctor Rodríguez Cedeño

2013 llega a su fin, entre dudas y frustraciones. La oposición habría ganado algunos espacios, dicen los más optimistas; mientras que otros menos animados consideran que el fraude y una aplanadora cargada de violencia impidieron avances y que los resultados impuestos por el ente oficialista reflejan una derrota que traspasa lo electoral. Entre comunistas, militaristas y beneficiarios, el oficialismo no está menos confundido. Triunfos pírricos en medio del camino incierto de un nefasto proyecto que anuncia su fin.

La oposición y el oficialismo ganaron y perdieron, es cierto; pero la democracia como sistema y espacio de vida no gano nada, más bien perdió y mucho, si no todo, según un balance que no se puede circunscribir a lo electoral, punta de la estrategia de legitimación constante de un régimen que destruye las reglas democráticas con su proceder para establecerse para siempre. Los derechos de los venezolanos, sus libertades, fueron disminuidos ante pocas reacciones, muchas veces no combativas, otras complacientes. 

El 2014 será un año más difícil aún y no por una simple postura pesimista, mucho menos por radical, etiqueta que los cubanomaduristas pretenden asignar a todo aquel que critica el “acercamiento” en forma de guillotina que propone el régimen, sino porque ello responde a la realidad que se refleja en las malas intenciones de los que hoy mandan. 

En lo económico, según los economistas serios del país, de no haber profundas rectificaciones el país se hundirá en una crisis sin precedentes. Se anuncia la estocada final a la producción nacional para sustituirla por una política de importaciones que persistirá mientras las reservas aguanten, en medio de un endeudamiento externo que destruye la soberanía y la independencia del país; una inflación que anulará los ingresos de todos; desinversiones nacionales e internacionales que huyen ante el acoso, la ocupación de empresas y las imposiciones totalitarias muchas veces caprichosas, siempre basadas en el odio y el ánimo de venganza; y, entre otras la quiebra de las empresas del Estado, PDVSA al frente.

En lo social, evidentemente, de no introducirse los correctivos que exige la lógica de las cosas, las consecuencias del desastre económico estarán a la vista. Mayor empobrecimiento, aunque se maquillen las cifras; inseguridad indiscriminada; crisis en los sectores de la vivienda, de la educación y de la salud que se escapa del manejo y de las posibilidades del régimen. 

La muerte del sindicalismo democrático e independiente y la intención de acabar con el sector empresarial productivo y no parasitario, darían paso a la dominación de las fuerzas sociales por un ejecutivo cívico-militar dinosaurio, reposición del fracasado modelo comunista. Protestas, huelgas, reivindicaciones, reclamos mostraran el sentir del venezolano en la calle, ahogado por la crisis provocada por un grupo de irresponsables.

En lo político, el régimen ha propuesto un dialogo limitado, con una agenda impuesta, en medio de amenazas directas e indirectas. Pocos esperan resultados positivos de esa aplanadora, aunque consideren que es un “gesto” del régimen que se encuentra ahogado y que podría traer beneficios en los espacios a proteger.

Se habla de dialogo y de respeto, pero ni lo uno ni lo otro. Un dialogo sin agenda negociada y desprovisto de intereses mutuos es simplemente imposible; mas aun si persisten las sistemáticas violaciones de derechos humanos, las restricciones a la propiedad, el ataque a los medios y el apartheid político, parte del plan de la patria que pretenden imponernos. 

Las declaraciones al unísono, como lo ordena la estricta cartilla cubana, de Maduro, de sus portavoces Farías, Arreaza, Cabello, Ameliach y de cuanto servil funcionario en cumplimiento de sus instrucciones, en contra de los alcaldes y de la dirigencia democrática, reducen cualquier posibilidad de un diálogo serio y constructivo. Un simple encuentro sin considerar los presos políticos, los Simonovis que somos todos, podría significar rendición y sumisión. Democracia y dictadura son conceptos excluyentes, aunque tienen un elemento en común: no son negociables y de allí la mayor dificultad para establecer algún dialogo. 

El país se acaba y desaparece. Es responsabilidad de todos salir adelante, pero más de quienes mandan hoy cumpliendo erróneamente los mandatos de un decadente régimen extranjero que se rinde ante su fracaso y que espera, junto al desplome bolivariano, su momento para abandonar el barco de la infelicidad. 

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¿QUIEN GANÓ?
CARLOS MACHADO ALLISON |  

EL UNIVERSAL
El 8D los triunfadores indiscutibles fueron el populismo, el abuso del poder, la intimidación, la violación de la libertad de prensa, radio y televisión, el empleo ilimitado de los recursos del Estado, la corrupción, el hampa y ese extraordinario aliado que agrupa indiferencia, estupidez, rencores personales e ideas bizarras, que definen la abstención. ¿Fraude en las mesas? Quizás aquí y allá, donde no hay testigos o donde alguna banda de facinerosos logró intimidar a los electores, pero no creo que eso tenga un peso significativo como lo tuvo el 40% de abstención. El 8D era un juicio con 15 jurados: 5 dijeron que el Gobierno era inocente, 4 lo culparon y 6 otorgaron el beneficio de la duda.

No voy a criticar a la MUD, pienso que con escasos recursos hizo lo que podía hacer, pero si me parece criticable que algunos comiencen a buscar culpables en lugar de fortalecer la unión. Que los resultados llaman a una reflexión y cambios en la estrategia, pues siempre y en cualquier país ocurre tal cosa, no sólo en la oposición, sino también entre los seguidores del Gobierno. Los primeros deben buscar soluciones para alcanzar la mayoría a nivel nacional, el Gobierno concentrará ahora su atención donde perdió, es decir, en nueve de las ciudades más grandes del país. Ya el alcalde de Libertador mostró cuál será el estilo: no asistió a la reunión de coordinación con los restantes y el alcalde mayor. El Gobierno central seguirá creando instancias paralelas, les negará recursos a los municipios donde fue derrotado, desacreditará y perseguirá a los alcaldes y concejales y, dirá, como hizo el presidente hace unos días, que quien manda es solamente él. 

La culpa

Muchas encuestas ilustran una gran paradoja. La mayoría está descontenta con el Gobierno, lo culpa de la escasez que supera el 22%, la inflación que cerrará por encima del 40%, la inseguridad personal, el desorden, la basura y los apagones, pero temen que un cambio les quite las misiones, las becas, el subsidio a los alimentos, los precios regulados y otras dádivas de la apuesta gubernamental. Gana el Gobierno donde falta comida, trabajo, vivienda y servicios, pero donde también se benefician de los programas sociales y sueñan con una vivienda. Pierde donde existen más recursos, ingresos, trabajo, educación y servicios. 

Gobierno y oposición deben mirar hacia fuera, cerca de nosotros donde gobiernos de izquierda, centro o derecha están haciendo las cosas mejor. Lula y ahora Rousseff, preservaron las reformas económicas de sus predecesores conservadores; Humala no ha sido, como se temía, otro Evo y Perú progresa. A Uruguay, Paraguay y Colombia, tampoco les ha ido mal. En Chile regresan los socialistas, pero seguirán la misma ruta que les ha dado 20 años de progreso; en Ecuador el discurso presidencial es radical, pero circula el dólar y casi no hay inflación. Aquí no habrá Feliz Navidad y en el 2014 no habrá prosperidad. Así lo ha decidido el partido más poderoso, el que suma al 40% de los venezolanos que no fueron a votar.

Carlosmach2013@gmail.com

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DECLARACIÓN DE LA MESA DE LA UNDAD DEMOCRÁTICA SOBRE LA POLÍTICA EXTERIOR DE VENEZUELA. DICIEMBRE 2013
Un flaco y desacertado balance en política exterior

Culmina el año 2013 con resultados muy poco alentadores para el país en sus relaciones internacionales. Hemos presenciado la profundización del debilitamiento de la imagen de Venezuela en el concierto mundial; un país crecientemente aislado de las modernas corrientes de progreso político-institucional, económico y tecnológico del globo; con una economía cada vez menos competitiva, poco diversificada, que continúa reduciendo sus exportaciones no petroleras y desalentando las inversiones extranjeras; una política dispendiosa en regalos al exterior que ya comienza a hacer estragos entre los beneficiarios de esas medidas. Como si esto fuera poco, la calificación de riesgos del país se deteriora aceleradamente, y ocupamos los últimos lugares en los más importantes índices globales de desarrollo y desempeño.
Las alianzas con países de escasas credenciales democráticas nos desacreditan aún más como interlocutor internacional serio y confiable, o como sociedad potencial para establecerse, destinar inversiones o para turismo. 
En materia de comercio internacional, nos hemos sumado al reducido grupo de países que boicotean las negociaciones internacionales que propician la eliminación de las barreras comerciales y fomentan los flujos de inversión y de comercio. En la OMC, recientemente, en un acuerdo que ha sido considerado histórico, el gobierno de Venezuela jugó un triste papel al lado de sus aliados.
Por otra parte, es preocupante la tendencia a la fragmentación y desintegración que se aprecia en la región, entre otros, por la acción excluyente de los miembros de la ALBA, la creación de organismos regionales que duplican sus acciones e incluso generan contradicciones   y por el incumplimiento de los compromisos particularmente en el caso del Mercosur
Muy poco puede ofrecer el gobierno en materia de promoción, defensa y garantías de los derechos humanos. Este año, violando los principios constitucionales, se materializó la salida de Venezuela del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos luego de la nefasta decisión de denunciar la Convención Americana de Derechos Humanos.
No menos delicado ha sido la irresponsable conducta asumida por el gobierno en la defensa de la soberanía nacional en particular en lo que tiene que ver con nuestra reclamación sobre el territorio Esequibo y la creciente penetración cubana en los asuntos internos de Venezuela.
En materia institucional, se ha acentuado la desprofesionalización del Servicio Exterior. Con la recién aprobada Ley del Servicio Exterior se profundizan ideologización, el clientelismo, la militarización y la utilización de los cargos diplomáticos como prebendas políticas.

Caracas, 30 de diciembre de 2013


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DECLARACION DE LA MUD SOBRE ESTADO LA ECONOMIA VENEZOLANA-DICIEMBRE 2013

Una economía estancada con elevada inflación y falta de divisas
De acuerdo con la información disponible, la actividad económica medida por el PIB, registrará en 2013 una significativa desaceleración al pasar de un crecimiento de 5,6% en 2012 a un menguado 1,0% en el año que termina. Este comportamiento es totalmente atribuible a la política económica que ha seguido el gobierno y en ningún caso puede imputarse a factores externos, toda vez que los precios petroleros se han mantenido en niveles similares a los de 2012. De esta manera, no ha sido por una perturbación proveniente del exterior que la economía nacional acusó tan marcado deterioro. En particular, en 2013 la menor actividad de la economía se explica por las restricciones de divisas al sector privado y además por un esquema de controles de precios y de cambios que han afectado los sectores más dinámicos de la economía, en particular la industria manufacturera. Ello se ha traducido en una declinación del ingreso por habitante y en una caída de las remuneraciones reales de los trabajadores, estimada en 12,0%.
El menor crecimiento de la economía estuvo acompañado por una aceleración de la tasa de inflación cuyo registro superior al 55,0% denota la gestación de un potencial proceso de hiperinflación. Esta elevación de los precios ha ocurrido en un entorno de controles de precios y de cambio, que en condiciones normales hubiesen actuado elementos para contener la inflación. El alza de precios se ha sentido con mayor fuerza en el renglón de alimentos al alcanzar el 80,0%, con lo cual se ha afectado con mayor intensidad al estrato más pobre de la población.
Con un esquema de control de precios desgastado y agotado, el empuje de la inflación ha obedecido esencialmente a dos factores, vinculados a las acciones del gobierno. En primer lugar, a la devaluación del bolívar que acordó el Ejecutivo Nacional el 8 de febrero de 2013. Con una devaluación de 46,0% era de esperarse que los precios registrasen presiones al alza como efectivamente sucedió. Sin embargo, el aumento de los precios excedió con creces el monto de la devaluación, lo que sugiere la presencia de otro factor determine del aumento de los precios.
Así, en segundo lugar, puede aseverase que la impresión de dinero por parte del BCV para financiar el déficit fiscal ha contribuido de forma clara a agravar el cuadro de elevada inflación que sufre la economía venezolana. En efecto, cifras hasta 13 de diciembre de 2013, consignan un aumento de la liquidez monetaria de 57,7% que en momentos de menor actividad económica se ha traducido en mayores tensiones inflacionarias, a pesar de los controles de precios. De esta manera, la política financiera adelantada por el BCV ha contribuido a socavar el poder adquisitivo del bolívar.
Aunque el gobierno no ha publicado la información fiscal, estimaciones confiables permiten afirmar que el déficit de la gestión financiera del sector público se situó en 14,0% del PIB, equivalente a US$ 45.000 millones, aproximadamente. Buena parte de ese déficit se origina en la crisis por la cual atraviesa PDVSA, signada esta por el estancamiento de la producción y la baja en las exportaciones que le generan flujo de caja a esa empresa. Como el déficit fiscal se refleja en acumulación de deuda, al cierre de 2013, la deuda total del sector público alcanza a US$ 210.000 millones, monto que representa el 60,0% del PIB.
El déficit fue financiado mayoritariamente con dinero, todo lo cual ha creado una masa de bolívares en circulación que el público no desea mantener en vista de la elevada inflación. Al repudiar los agentes económicos la moneda nacional, el resultado ha sido una fuerte presión sobre la cotización del bolívar en el mercado de cambio, tanto oficial como paralelo, que se ha expresado en depreciación de la moneda nacional y las consiguientes alzas de precios.
La experiencia internacional es concluyente al revelar que el abuso del financiamiento monetario del déficit fiscal ha sido el principal responsable de todas las experiencias de hiperinflación que se conocen en el mundo. Para tratar de contener el impulso que han tomado los precios, el gobierno optó por aplicar rebajas compulsivas de precios, que lejos de resolver el problema de la inflación amenaza con potenciarlo en la medida en que se ha profundizado la escasez. No obstante que las cifras de este indicador marcaron un aumento considerable en octubre hasta situarse en 22,4%, es probable que al cerrar 2013 el índice de escasez se acerque al 30,0% en vista de las pronunciadas ausencias de varios alimentos y artículos de aseo personal.
De esta manera, es evidente que en un ambiente de escasez se recrean las condiciones para que los precios sigan aumentado, más aun si se toma en consideración la caída de la producción nacional de alimentos, situación que ha obligado a incrementar las importaciones en un contexto donde los alimentos y las materias primas que se emplean en su elaboración han acusado notables alzas en sus precios en los mercados internacionales.
El aumento de las importaciones, conjuntamente con la caída de más de 30,0% en el precio del oro, condicionó la pérdida de reservas internacionales del BCV. Aunque las importaciones privadas han declinado por la retracción de la actividad económica, las compras externas reflejan un aumento importante. Ello se deduce de la declinación de 12,0% en las importaciones del sector privado y del aumento de 5,2% en las importaciones totales. Así, convertido el sector público en virtualmente el principal importador de Venezuela, era de esperarse mayores presiones sobre las reservas del BCV.
Entre finales de 2012 y el 20 de diciembre de 2013, el BCV perdió US$ 8.808 millones, monto que equivale al 30,0% de los activos externos del ente emisor. Ello configura una situación de crisis de balanza de pagos en la medida que resulta muy difícil para el BCV poder sostener por más tiempo el drenaje de sus reservas sin que se produzca una fuerte devaluación del bolívar. A ello se suma el hecho que la fracción liquida de las reservas internacionales a mediados de diciembre de 2013, se situaron en apenas US$ 1.200 millones.
Venezuela actualmente está pagando el riesgo excesivo que tomó el Directorio del BCV cuando decidió concentrar en tenencias de oro el 75% del total de las reservas. Eso fue un error, al contravenirse normas internacionalmente aceptadas que recomiendan a las autoridades monetarias diversificarlas posiciones en el manejo de los activos externos. Hoy Venezuela paga muy caro ese error.
Deterioro institucional
En 2013 se vivió en Venezuela un año aciago desde el punto de vista de las instituciones que formulan y ejecutan la política económica. Actualmente, la política económica no la dirige ni el Ministerio de Finanzas ni el de Planificación. Esa responsabilidad recae sobre Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de PDVSA. Todo ello refleja la falta de coordinación de la política macroeconómica.
Conjuntamente con esto, atestigua Venezuela un grave y peligroso proceso de ocultamiento de información estadística vital para analizar la economía. Así, el BCV ha demorado injustificadamente la entrega de las cifras de inflación y de sus boletines mensuales. El Ministerio de Finanzas dejó de publicar los datos de la gestión fiscal y CADIVI ya no emite información sobre las asignaciones y liquidaciones de divisas. Todo ello merma la credibilidad y hace opaca la gestión pública.
Un 2014 complicado
Con la situación fiscal y monetaria anteriormente descrita, resulta obvio que el modelo económico está haciendo aguas. No es posible seguir financiando una gestión fiscal crónicamente deficitaria sin que ello acabe liquidando la estabilidad monetaria del país, tal como ha venido sucediendo con especial fuerza en 2012 y 2013. Un país sin estabilidad de su moneda está propenso a sufrir altas tasas de inflación.
Esa política fiscal y monetaria ha resultado inconsistente con el régimen cambiario que pretende fijar el tipo de cambio. Por tanto, se ha acumulado un desequilibrio cambiario que se va a traducir en una significativa devaluación del bolívar. Pero, con las capacidades del sector exportador no petrolero destruidas, el evento más probable es que tal devaluación contribuya a exacerbar la inflación y a contraer la economía debido a la pérdida del poder de compra de los salarios que la misma acarreará. Por tanto, en 2014 Venezuela sufrirá un ajuste contractivo signado por caída del PIB, elevada inflación y déficit en la balanza de pagos.
No es esa una situación fácil de manejar y resulta todavía más complicada si se adiciona la acentuación de la escasez debido a los controles de precios y cambio, la consiguiente declinación de la producción nacional y el deterioro de los canales de comercialización. Todos estos elementos se expresarán en una contracción de las remuneraciones de los asalariados.
Como elemento propagador de la inflación actuará el alza del precio de la gasolina y demás combustibles que ha anunciado el gobierno nacional para completar una situación crítica desde el punto de vista inflacionario y también de la situación social del pueblo venezolano.
Propuestas de la Unidad para salir de la crisis
La Unidad reitera los seis ejes de políticas para ordenar la economía nacional. El primero consiste en un aumento de la producción petrolera para generar mayor actividad económica y mayor cantidad de divisas para el país.
El segundo es un programa para disminuir la inflación, lo que implica detener la impresión de dinero inorgánico por parte del BCV con el objeto de financiar el déficit fiscal.
El tercero consiste en adoptar medidas en el campo productivo para elevar la producción nacional, especialmente la de alimentos.
El cuarto es implementar un programa de protección urgente para los 3 millones de personas que se encuentran en situación de pobreza extrema. Tememos que con la inflación de 2013 esta cifra aumentará.
El quinto tiene que ver la unificación de los tipos de cambio para detener la corrupción, estabilizar el bolívar e incentivar las exportaciones no petroleras y, finalmente, el sexto es la aplicación de un plan nacional de infraestructura para mejorar y potenciar la red de carreteras, autopistas, hospitales y escuelas. Esto a su vez se convierte en un plan de empleo para ocupar a más de un millón de venezolanos actualmente desempleados.

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lunes, 30 de diciembre de 2013

CATALUÑA, LA ESPIRAL DEL SILENCIO


Francesc de Carreras
Según los sondeos y, sobre todo, según la percepción de quienes vivimos en Cataluña, el independentismo gana adeptos día a día. No sé si esta percepción es la misma en el resto de España. En todo caso, el Gobierno Rajoy, que sin duda está seriamente preocupado por el asunto, no adopta políticas visibles para contrarrestar esta acelerada inclinación de la opinión pública catalana hacia la secesión. Todo parece indicar que su estrategia consiste en que sean las propias contradicciones en el seno de la sociedad catalana quienes le solucionen el problema. ¿Acierta o se equivoca? No es fácil responder taxativamente pero sí cabe hacer algunas reflexiones para intentar contestarla.
Las razones que esgrime el Gobierno de la Generalitat, y los partidos que le dan soporte, para pretender la independencia, son conocidas pero no está de más dar un breve repaso a las mismas. En el trasfondo de todo, encontramos las viejas ideas del nacionalismo de siempre: la identidad colectiva de Cataluña —debida a sus hechos diferenciales por razón de lengua, historia, cultura y derecho civil— la configura como una nación y, de acuerdo con el principio de las nacionalidades según el cual a toda nación le corresponde un Estado, Cataluña tiene derecho a separarse de España para constituirse su propio Estado.
Podría argüirse con poderosos argumentos que el actual Estado de las autonomías protege perfectamente estos hechos diferenciales que distinguen a Cataluña. Por un lado, la lengua catalana nunca ha tenido mayor desarrollo que en estos años de democracia: no sólo es oficial sino que es ampliamente conocida y hablada. Por otro, en ningún momento de la historia el territorio de Cataluña se ha constituido como organización política independiente, sea cual fuere la época de la que hablemos: a lo más disfrutaba de autonomía dentro de una entidad más amplia. Por último, las competencias de la Generalitat en cultura y derecho civil —esta última interpretada con la máxima amplitud— permiten decir que ambas están más que garantizadas.
Pero los nacionalistas, como ya hemos dicho, siempre aspiran a un Estado propio y consideran a la autonomía como un mero peldaño para acceder a él. A fines de los años 70, ya en época democrática, los militantes de CiU coreaban en las manifestaciones a favor del Estatuto de autonomía el siguiente lema: “Avui paciència, demà independència”. La paciencia —la etapa autonómica— debía aprovecharse para edificar lo cimientos del mañana, de la independencia. Con esta finalidad se crearon unas instituciones autonómicas lo más semejantes posibles a un Estado e inmediatamente se aprovechó cualquier ocasión para subrayar su insuficiencia e, implícitamente, reclamar la necesidad de un Estado propio. Ahí empezó el proceso que ahora está llegando a su punto culminante.
El inmenso error de los socialistas fue proponer a Esquerra reformar juntos el Estatuto de 1979
En la última década este proceso se ha acelerado por varias razones. En primer lugar, por el inmenso error de los socialistas catalanes al proponer a Esquerra Republicana reformar conjuntamente el Estatuto de 1979. Con ERC se pueden pactar, por ejemplo, políticas de vivienda, medio ambiente o servicios sociales, pero nunca la reforma de un Estatuto en el que, como partido independentista, ni creen ni creerán nunca si son consecuentes con su ideario, que lo son. Pues bien, esa insensatez la llevó a cabo el partido dirigido por Maragall y por Montilla. Ciertamente con ello consiguieron derrotar a CiU y acceder al Gobierno de la Generalitat, presidencia incluida, pero desataron todas las furias: hicieron subir a los nacionalistas varios peldaños de golpe, la paciencia se había acabado y llegaba el momento de la independencia.
La reforma estatutaria supuso no sólo la devaluación del anterior Estatuto sino también de la propia Constitución ya que al aprobar un nuevo texto claramente inconstitucional, tuvo que ser declarado nulo en muchas de sus preceptos esenciales por el TC. Naturalmente, desde los sectores nacionalistas se aprovechó la ocasión para decir que las aspiraciones de Cataluña no cabían en esta Constitución manejada por un Tribunal partidista que dictaba sentencias políticas. Junto a ello se orquestó una campaña basada en una manipulación de las llamadas balanzas fiscales para intentar convencer a los catalanes que estaban financieramente discriminados, llegándose a utilizar términos —“España nos roba”, “expolio catalán”— que eran un puro insulto al resto de españoles. Todo ello en medio de una gravísima crisis económica que fue aprovechada por los nacionalistas para argumentar que la única salida viable era la independencia.
En definitiva, el clima político creado en Cataluña a lo largo de estos años ha alcanzado sus fines: ampliar el número de partidarios de la independencia. Se ha partido del lema “el Estatuto de 1979 ya no nos sirve” para llegar al “España no nos sirve”, pasando por “en la Transición nos equivocamos al ceder demasiado”, “la Constitución se hizo bajo presión del franquismo”, “el TC es un órgano político y no jurisdiccional”, “con los impuestos que pagamos los catalanes vive media España”, “la situación de la lengua catalana está peor que nunca”, “España es un Estado centralista”. Esta pedagogía del odio ha hecho mella en el ciudadano: escuela, medios de comunicación, instituciones de la sociedad civil (entre ellas las distintas directivas del Barça), partidos políticos (incluidos los no oficialmente nacionalistas) y hasta sondeos demoscópicos manipulados, han contribuido a ello, todos a una. La hegemonía cultural ha pasado del paciente catalanismo político autonomista al independentismo más impaciente: “España está débil: ahora o nunca”.
Este es el actual momento político catalán. Mírese por donde se mire, la salida ya no puede ser buena: será mala o muy mala. A eso hemos llegado porque durante varias décadas se ha producido lo que la socióloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann denominó, en un libro del mismo nombre, “la espiral del silencio”.
Los individuos cambian de opinión cuando son amenazados con el aislamiento y la exclusión
¿En qué consiste tal fenómeno? Consiste en que un punto de vista llega a dominar la escena pública cuando los demás —aunque en el punto de partida fueran mayoritarios— enmudecen. En efecto, ganan aquellos que tienen “energía, entusiasmo, ganas de expresar y exhibir sus convicciones” y pierden quienes callan. En la naturaleza humana hay una inclinación a formar parte del bando vencedor, nadie quiere quedar aislado. Ya lo observaba Tocqueville al referirse a la Revolución Francesa: “Temiendo más la soledad que el error, [los contrarios a la Revolución] declaraban compartir las opiniones de la mayoría”. Años después, el sociólogo Tarde advertía que las personas tienen miedo al aislamiento de los demás y desean ser respetados y queridos por ellos.
“Si lo dice la mayoría… es que es verdad”: esta es la consecuencia de la espiral del silencio. La mayoría, naturalmente, está compuesta por quienes hablan, no por quienes callan. Y, como dice Noelle-Neumann, para que en una sociedad se produzca el fenómeno de la espiral del silencio es preciso que previamente se infunda miedo, que los individuos tengan la percepción de que si se desvían del clima de opinión que se supone mayoritario están amenazados con el aislamiento y la exclusión. Es en ese clima que los individuos cambian de opinión: no tras un proceso en el que han sido convencidos mediante argumentos razonables sino debido a la presión social que amenaza al díscolo con el aislamiento y la expulsión.
En Cataluña, durante más de treinta años, ha habido y hay miedo a la soledad y a la exclusión. Miedo en las personas, en los grupos y en los partidos políticos. Miedo en la sociedad. El nacionalismo ha dominado la escena y ha excluido, cuidando de que no se notase, las voces críticas. Los callados, para autojustificarse, se van pasando al independentismo que creen está a punto de triunfar. Es la espiral del silencio. Frente a esta realidad, alguien con autoridad, en Cataluña y en España, debería superar el miedo y empezar a hablar.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.

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HUGO CHÁVEZ O LA TRADICION DEL SUPERHOMBRE



    Álvaro Vargas Llosa

A mediados del siglo XIX, Tomás Carlyle desarrolló una teoría, que luego se volvería famosa, sobre la historia como un proceso dirigido por superhombres, a los que los demás tienen la obligación de reverenciar porque son los que permiten renovar el organismo social. La dinámica que va del apogeo a la decadencia y de la decadencia al apogeo es un proceso -simplifico groseramente su teoría- que tiende hacia el progreso de la humanidad gracias a los héroes.
Esta idea estaba instalada en la magín de Hugo Chávez aunque no hubiese leído a Carlyle, como lo está en todos esos caudillos providenciales que creen que el mundo -las instituciones, las personas- se deben moldear con el barro de sus caprichos. La marca que dejó en su país al morir en marzo pasado fue de tal naturaleza, que un año después su régimen sigue en pie, prolongándolo a él a través de Nicolás Maduro, la persona a la que en su última aparición había ungido como sucesor con el mismo método expeditivo con el que había convertido la desprestigiada democracia en una nueva dictadura.
Ese es el legado de Chávez: la nueva dictadura. No puede decirse, estrictamente hablando, que fue él quien inauguró la nueva modalidad del régimen autoritario latinoamericano, consistente en usar los ropajes democráticos, incluyendo la vía electoral, para disimular la demolición de los contrapesos republicanos, porque Alberto Fujimori se le adelantó algunos años. Pero Chávez es quien simbolizó esta nueva variante del hombre fuerte latinoamericano más que nadie y el que logró algo que nadie anticipaba: que su régimen lo sobreviviese. Cuando Maduro consiguió, muy probablemente por medio de un fraude electoral, superar a Henrique Capriles en abril, el chavismo dio un salto cualitativo. De allí en adelante, pasó a ser un sistema cuya permanencia no depende de quien lo fundó (aunque sí de factores, incluida la penetración cubana, que siguen allí). Es la terrible verdad que esa mitad de Venezuela que ve al chavismo como Sarmiento veía a Rosas o Facundo en el siglo XIX, es decir como un regreso a la barbarie, no ha encontrado todavía la forma de desmentir.
No puede decirse que Chávez haya logrado el mismo “éxito” póstumo en lo relativo a su influencia internacional, que sí ha decaído pronunciadamente. Una parte del billón y medio de dólares que el petróleo le redituó a la Revolución Bolivariana entre 1999 y 2012 pudo sostener, mediante subvenciones y la financiación de grupos, un “sistema” regional de alianzas y sumisiones. Pero se está desmoronando porque la crisis traumática que vive Venezuela ha obligado a recortar las transferencias y debilitado la autoridad sobre los países del Alba y de Petrocaribe. Allí están todavía los gobiernos inspirados en Chávez, pero no son más de un puñado; los otros, que seguían a Caracas en política exterior a cambio del dinero que recibían, van hoy por la libre. El impacto en los organismos de integración o de coordinación regionales no será en los años venideros el que fue hasta la muerte de Chávez.
Es necesario recordarlo: Chávez no cayó del cielo; fue un producto de la democracia elitista e institucionalmente débil del “puntofijismo”, esas cuatro décadas que median entre la recuperación de la libertad en 1958 y la elección del comandante en 1998. Sólo si lo tienen muy presente podrán los venezolanos, cuando recuperen su libertad, lo que por desgracia no ocurrirá pronto, hacer un nuevo intento republicano sobre bases más permanentes.
Para acabar de una vez por todas con los superhombres.

Publicado originalmente en La Tercera (Chile)

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PRONÓSTICOS PARA LA ECONOMÍA VENEZOLANA EN EL 2014

2014 será un año económicamente complicado, a juicio de los analistas. Consideran que los indicadores mostrarán resultados negativos, opuestos a los que promete el Gobierno.
Expertos aseguran que el Ejecutivo preparó un presupuesto para el próximo ejercicio fiscal con base en premisas que no van a cumplirse en materia de inflación, tipo de cambio, Producto Interno Bruto (PIB) y precios del petróleo.
Mientras el gabinete económico sostiene que la inflación se ubicará entre 26 y 28 por ciento en 2014, expertos coinciden en que el índice de precios estará por encima de 40 por ciento.
Otra oferta difícil de cumplir será la de mantener en 6,3 la tasa de cambio de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), la cual se limitará para rubros específicos. Prevén que la paridad que se utilizará para la mayoría de las operaciones será la del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), que estará de 12 en adelante.
La meta de un crecimiento económico de cuatro por ciento estará lejos de concretarse, según afirman analistas, quienes advierten que el comportamiento del PIB podría ser negativo.
Una estimación favorable es la de los precios del petróleo, que se mantendrán cerca de los 100 dólares por barril, aunque el Gobierno calculó una premisa conservadora de 60 dólares.
Estimaciones
José Guerra, exdirector del Banco Central de Venezuela.
Tipo de cambio: Estima que el tipo de cambio que se maneja a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) se ubicará entre nueve y 11 bolívares por dólar.
Inflación: Asegura que la inflación será alta en 2014, muy similar a la de 2013, por encima de 40 por ciento.
PIB: No visualiza crecimiento para el año próximo. Prevé que la economía se estancará. Desde su punto de vista en el mejor de los casos el PIB avanzará máximo uno por ciento.
Precio del petróleo: Respecto a los precios del petróleo considera que se mantendrán por el mismo orden de 2013, en torno a los 100 dólares por barril.
Orlando Ochoa, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.
Tipo de cambio: Calcula que el tipo de cambio oficial estará entre nueve y 11 bolívares por dólar el año próximo, es decir, entre 42 y 74 por ciento mayor al de 2013.
Inflación: Con relación a la inflación, considera que será muy similar a la de 2013, por el orden de 50 por ciento.
PIB: Prevé que el PIB no mostrará un crecimiento significativo, incluso considera que es posible que cierre en negativo el año que viene.
Precio del petróleo: En los precios del petróleo estima una leve caída, que llevará la cotización promedio a 90 dólares por barril.
Gustavo Machado, profesor de la Universidad del Zulia
Tipo de cambio: Prevé que la tasa que se utilizará para la mayoría de las operaciones será la del Sicad, por el orden de 12 bolívares por dólar. Mientras la de Cadivi se aguantará en 6,30, pero sólo para alimentos y medicinas.
Inflación: Calcula que en 2014 será alta, como la de 2013. Avizora que estará por encima de 40 por ciento, acompañada de una elevada escasez.
PIB: Visualiza un escenario similar al de este año. "Si hay un crecimiento, será anémico". 
Precio del petróleo: Espera un promedio cercano a los 100 dólares por barril, pero advierte que el mismo es volátil, pues depende de mercados financieros.
Thessaly González, miembro de la Academia de las Ciencias Económicas del Zulia
Tipo de cambio: Considera que el Gobierno tratará de dejar la tasa de Cadivi en 6,3 o aumentarla máximo a 7, pero sólo para alimentos y medicinas. Cree que el resto de los rubros se enviarán al Sicad, con una paridad de 12.
Inflación: Calcula que será similar a la de este año, en torno a 50 por ciento, igualmente acompañada de una alta escasez.
PIB: Asegura que la economía no crecerá más de uno por ciento, tal y como lo estima la Cepal.
Precio del petróleo: Prevé que el precio se mantenga alrededor de 100 dólares por barril, similar al promedio de este año.
Luis Oliveros, profesor de la Universidad Metropolitana
Tipo de cambio. Estima que habrá dos tipos de cambio, uno en 11 a través de Cadivi y otro en 18 por el Sicad.
Inflación: Prevé que la inflación será incluso superior a la de 2013, por el orden de 57 por ciento.
PIB: No contempla muchas probabilidades de crecimiento. Cree que el resultado estará entre -0,5 por ciento y +0,5 por ciento.
Precio del petróleo: Advierte que habrá un leve descenso en los precios del petróleo, que estarán en un promedio de 95 o 97 dólares por barril.
Jesús Casique, profesor de la Universidad Central de Venezuela
Tipo de cambio: Prevé que la tasa de Cadivi subirá a 9,5, pero sólo para medicina y alimentos. El resto de las transacciones se harán con la paridad de Sicad, por el orden de 12.
Inflación: Cree que la inflación estará en 48 por ciento, si no se aplican medidas contra la escasez. Si se toman decisiones para mejorar el abastecimiento, subirá al menos a 60.
PIB: Considera que el comportamiento será negativo. Estima que en el mejor de los casos la economía crecerá uno por ciento.
Precio del petróleo: Prevé que el precio del petróleo se mantengo en torno a los 100 dólares por barril.

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domingo, 29 de diciembre de 2013

DOS DIÁLOGOS Y EL TERCERO

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Elías Pino Iturrieta

La situación era crítica en 1845. Los conservadores pedían la prohibición del Partido Liberal, en medio de murmuraciones que anunciaban la proximidad de una guerra civil. Viene el comunismo y hay que cerrarle el paso, escribía Juan Vicente González. Los godos van a sembrar la violencia y los hombres humildes están dispuestos a defender sus derechos, se leía en las páginas cada vez más consultadas de El Venezolano y en periódicos de provincia. Las “gentes de orden” se encerraban en sus casas y los habitantes del campo buscaban la familiaridad de sus predios, en resguardo de vidas y propiedades. Se esperaba lo peor de la combustión de cinco años de polémicas en la prensa y en el seno del Congreso, acompañadas de señales de hostilidad cada vez más frecuentes. Para buscar un desenlace pacífico, ciertos líderes pidieron a las dos figuras fundamentales de la época, José Antonio Páez y Antonio Leocadio Guzmán, que se encerraran a solas a hablar de los problemas.
Páez era el heraldo del gobierno y Guzmán representaba a la oposición. Guzmán no le sacó el cuerpo al encuentro, pero con el Centauro hubo que rogar. El general Santiago Mariño, cargado de negros presagios, por fin logró su aceptación de la entrevista, para la cual se tomaron previsiones y se fijó fecha. El general se arrepintió mientras Guzmán marchaba a la reunión con una nutrida comitiva. Antes de llegar al sitio se le informó de la retirada del “Esclarecido Ciudadano”, quien se había marchado sin dar explicaciones. Guzmán regresó entonces a la casa de su partido, mientras muchos miembros de su séquito, entre ellos Ezequiel Zamora, partían a hacer la guerra. “Lástima que no se reunieron, se hubieran evitado muchas muertes y tragedias”, dijo Mariño al enterarse de una posibilidad de paces que jamás sucedió.
En 1863 el país era un holocausto, como consecuencia del desarrollo de la Guerra Federal iniciada en 1859. El gobierno ya tenía las de perder, debido a la cadena de victorias que inclinaban la balanza hacia la campaña encabezada por Juan Crisóstomo Falcón. Sin embargo, el conflicto todavía no llegaba a su conclusión y se temía por un mayor número de muertes en los dos bandos, y por el crecimiento de las pérdidas materiales. La situación aconsejó la necesidad de un encuentro sigiloso de emisarios de los jefes de los ejércitos –Páez otra vez, y Falcón– con el objeto de aliviar penalidades. Se trabajó entonces en círculos herméticos en torno a la posibilidad.
El 24 de abril, se encerraron en una casona para laboriosa transacción los enviados de los generales: Antonio Guzmán Blanco, como voz del futuro Mariscal, y Pedro José Rojas en defensa de los intereses del anciano que estaba a punto de retirarse de la vida pública. En breve los venezolanos recibieron la novedad de un auspicioso corolario: la Guerra Federal se terminaba, debido a la suscripción de los Tratados de Coche que ponían fin a la matanza. Sólo Guzmán y Rojas sostuvieron el diálogo, situación que provocó numerosas críticas, pero esa plática de dos personas sin consejeros ni testigos acabó con la conflagración más dura de nuestra historia.
En 2013 Venezuela se ha convertido en un antagonismo que, sin parecerse a las situaciones esbozadas, no lleva a pronósticos tranquilizadores. Durante quince años se ha negado la posibilidad a las tratativas propias de la política entre los voceros de los partidos, o entre representantes de sectores sociales cuya opinión debe considerarse a la hora de pensar en los remiendos de un capote deteriorado por el peso inclemente de una manera de entender el bien común que no acepta la posibilidad de que varias agujas se ocupen del zurcido. El desaparecido presidente Chávez se impuso como pontífice del entendimiento de la república, cerrando puertas y postigos a quienes no compartieran su visión de la colectividad o no congeniaran con sus caprichos de hombre fuerte. Hoy, por primera vez en tres lustros, vemos señales orientadas a la liquidación de ese nefasto proceder unipersonal. Ahora puede cesar una discriminación terrible y riesgosa para la supervivencia de la nación.
Para hacer historia no hacen falta las angustias de Mariño, ni sufrir las candelas federales. Hay que enfrentar con responsabilidad el desafío de cada época, sin meter gato por liebre.

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QUE SERÁ TERRIBLE, DICEN

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Milagros Socorro

Cada vez más frecuentes en Venezuela son las campañas de recaudación de fondos para costear la enfermedad de un intelectual, profesor universitario, trabajador de todas las horas, cuyos pares en cualquier otro país (no tiene que ser del mundo desarrollado, quedémonos en México, Colombia, Chile o Brasil) disfrutan de una situación holgada, cónsona con el alto nivel de sus habilidades, lo prolongado y persistente de sus años de servicio y lo destacado de su figuración.
Otro día llega un mensaje de texto donde se avisa que una historiadora rifa unos tapetes tejidos en soles de Maracaibo, una primorosa técnica observada por poquísimas cultoras. Se trata de un objeto extraordinario, una delicada urdimbre destinada a almas sensibles que pueden solazarse en el encaje que filtra la luz e intenta imitarla. Alguien ha tenido que desprenderse de ellos para juntar un dinerito… después de décadas de trabajo incansable, que hoy se diluyen como la luminosidad filtrada por el fino bolillo.
Muchas veces las solicitudes no encuentran respuesta porque el apelado no está en capacidad de ayudar a otros, ni siquiera en una mínima medida, porque su propio salario y medios están tan menguados que se ha visto obligado a sobrevivir gracias a la prestidigitación de las tarjetas de crédito.
Nuestros salarios se han evaporado. Son innumerables los recortes que hemos debido hacer para acomodarnos a la actual economía venezolana, que parece estar diseñada para castigar a la clase media y torturar con especial saña a los profesionales universitarios, reos de no ser buhoneros (no todavía).
Si la Navidad de 2013 nos ha ofrecido el impactante paisaje de unas calles desiertas al anochecer, incluso los viernes y fines de semana, incluso los días de quincena, incluso las grandes ciudades… sobre todo Caracas. El año nuevo que avizoramos no traerá sino penurias y recrudecimiento de los males que ya han caído sobre nosotros en los últimos años, como son la escasez, la horrible devaluación, las colas para adquirir productos de primera necesidad, los equipos y electrodomésticos arrumbados porque no hay repuestos, la opresión que supone llevar una vida cotidiana completamente invadida por un Estado que todo lo controla, todo lo dificulta y todo lo empeora.

Llagamos al fin del año 2013 asediados por avisos terribles. Que la siguiente tarea del régimen será completar el arrase de los servicios privados de salud (después de haber destrozado el aparato público). Que no quedará un solo medio de comunicación fuera del poder de los voraces boliburgueses (lo que terminará de demoler el mercado laboral para los periodistas, hoy herido de muerte). Que las tiendas castigadas con la orden de “no dejar nada en los anaqueles” no podrán reponer sus inventarios, o se tardarán en hacerlo, o no lo harán del todo. Que las líneas aéreas se irán de Venezuela, con lo que no solo quedará muy limitada nuestra posibilidad de salir del territorio, sino que nuestros familiares que marcharon a la emigración no podrán venir. Que la inflación seguirá aumentando, al tiempo que la oferta seguirá cayendo con el consecuente énfasis de la escasez y la aparición de mercados negros. Que cada vez habrá menos bienes importados y, si tomamos en cuenta que absolutamente todo debe adquirirse en mercados extranjeros, la perspectiva es más que sombría.
Que Venezuela sigue el camino de Zimbabue, dice José Guerra, porque se están aplicando las mismas políticas que convirtieron a ese pobre país en el epítome del desastre económico; básicamente, imprimir dinero sin respaldo para financiar el déficit fiscal, como se viene haciendo aquí, pero también perseguir a los productores locales y arrebatarles sus propiedades para transferirlas al Estado, que en todos los casos las arruina.
Que vamos a tener un primer trimestre en 2014 bastante malo en inventarios de productos, escasez e inflación, dice Jorge Roig, presidente de la Fedecámaras, quien se caracteriza por su sobriedad y por su talante positivo. Que Venezuela va directo a la hiperinflación, dice la prensa española. Que el gobierno nos está llevando por un camino muy viejo y conocido, que va a dar al barranco del desastre económico, del que, por lo general, toma décadas recuperarse: el camino de la hiperinflación, dice la revista Forbes México.
Este es el espíritu de fin de año. Venezolano que albergue alguna esperanza es un tonto o es un subversivo.

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sábado, 28 de diciembre de 2013

Bergman, Eichmann y los justos


                    

¿Qué tienen en común un genio del bien y un genio del mal? ¿Hay algo que une, aparte de su condición de humanos, a Ingmar Bergman y a Adolf Eichmann, a uno de los mayores talentos de la historia del cine y uno de los mayores criminales de la historia de la humanidad, el ingeniero nazi del exterminio de los judíos europeos? ¿Puede existir un vínculo relevante entre la visión del mundo de un hombre que se dedicó a crear y la de otro que se dedicó a destruir, la de un hombre que iluminó el mundo y dejó tras sí un reguero de belleza y de irresolubles complejidades y la de otro que oscureció el mundo y que dejó a su paso un reguero de simplicidad letal y de inconcebible destrucción?
Estas preguntas me asaltaron mientras veía no hace mucho Un especialista, un documental de Rony Brauman y Eyal Sivan realizado con las imágenes grabadas por Leo Hurwitz durante el juicio que, a finales de 1961, se le instruyó a Eichmann en Jerusalén. Poco antes había visto otro documental, éste titulado La isla de Bergman, obra de Marie Nyreröd. Allí, un Bergman crepuscular habla a tumba abierta de todo o de casi todo, y en algún momento la entrevistadora menciona a los nueve hijos que el cineasta tuvo en sus diferentes matrimonios y le pregunta: “¿No tienes remordimientos por haberlos abandonado?”. Bergman responde casi sin pensarlo, como si hubiera reflexionado mucho sobre el asunto. “Los tenía”, reconoce. “Hasta que descubrí que tener remordimientos por algo tan serio como abandonar a tus hijos es puro teatro, una forma de vivir con un sufrimiento que no es comparable al sufrimiento que has causado”. La respuesta me impresionó. Volví a recordar a Spinoza, que afirma que el remordimiento es uno de los dos peores enemigos del género humano (el otro es el odio), una cosa repugnante y triste que a larga nos destruye, y me dije que la de Bergman es la respuesta de un hombre libre, valiente y honesto, que conoce a los hombres y sabe que es indigno añadir al pecado de haber cometido un error el pecado de sufrir por haberlo cometido. Esto explica que días más tarde, mientras veía el documental de Brauman y Sivan, sintiera un escalofrío al oírle pronunciar a Eichmann unas palabras parecidas a las de Bergman. En efecto, hacia el final del juicio el fiscal le pregunta al reo si se siente culpable del asesinato de millones de judíos. “Desde el punto de vista humano, sí”, responde Eichmann. “Porque soy culpable de haber organizado las deportaciones”. Y añade: “Pero los remordimientos son inútiles, no resucitarán a los muertos. Los remordimientos no tienen ningún sentido. Los remordimientos están bien para los niños. Lo que importa es encontrar la forma de evitar estos hechos en el porvenir”. ¿Tenía razón Eichmann? ¿Cómo es posible no sentir remordimientos por haber provocado la muerte de millones de personas? Salvando por un momento la insalvable distancia entre el error de Bergman y el crimen de Eichmann, ¿unía de verdad ese rechazo del arrepentimiento al genio del bien y el del mal? ¿Cómo? ¿Un mismo precepto ético puede ser honesto y valiente en labios de una persona y abyecto y cobarde en labios de otra? ¿O todo depende de la diferencia entre un crimen horrendo y un simple error moral? ¿Quedaba en el antiguo SS algún rastro de decencia?
Una respuesta a esos interrogantes (o lo que entonces me pareció una respuesta) llegó acto seguido, en el mismo documental, cuando, poco después de aceptar que era culpable del exterminio de los judíos, Eichmann lo negó, recuperando su línea de defensa habitual en el juicio: consideraba lo ocurrido con los judíos un crimen monstruoso, pero él sólo pudo obrar como obró, porque no era más que un técnico y estaba obligado por su juramento de obediencia a hacer lo que hizo; por tanto, en su fuero interno se sentía “libre de toda responsabilidad”. La primera diferencia entre Bergman y Eichmann es, claro, el tamaño de sus errores; la segunda tampoco es banal: Bergman acepta del todo su responsabilidad; Eichmann, solo en apariencia: en realidad la rechaza. Pascal observó que sólo existen dos clases de hombres: los unos, justos que se creen pecadores; los otros, pecadores que se creen justos. Bergman quizá era un pecador, pero, a diferencia de Eichmann, no se creía un justo. Esa es quizá la primera condición para ser un justo.

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