La OEA cede ante Venezuela con una resolución benevolente sobre la crisis
Eva SaizTweet
Venezuela impuso este viernes el rodillo inapelable de los apoyos que ha concitado en los últimos años entre los países del Caribe y el bloque afín al ALBA y ha logrado obtener de la Organización de Estados Americanos (OEA) una resolución sobre la de crisis en el país muy benevolente hacia su Gobierno. El texto, aprobado tras siete horas de negociación, contiene una condena genérica de la violencia, condolencias hacia las víctimas, una apelación a la no intervención y un controvertido llamado al diálogo. Las enérgicas notas al pie de página de Panamá, EE UU y Canadá, criticando la parcialidad de la redacción, demuestran el profundo desagrado con una declaración que, fuera de lo habitual, fue adoptada por votación (29-3) y no por consenso. Venezuela, que suele aducir siempre que tiene ocasión que la OEA es un reducto del imperialismo de Washington en el continente americano ha demostrado con esta reunión extraordinaria que, hoy por hoy, es Caracas quien ejerce su imperio entre los Estados miembros. Como en la primera sesión, la parte referente al diálogo volvió a ser, de nuevo este viernes, la que suscitó mayor debate. El texto declara que la OEA “reconoce, respalda plenamente y alienta las iniciativas y los esfuerzos del Gobierno democráticamente elegido de Venezuela y de todos los sectores políticos, económicos y sociales por continuar con el proceso de diálogo nacional que lleve a la reconciliación política y social”. Esta redacción respalda expresamente la gestión del Gobierno de Nicolás Maduro en la crisis venezolana, obvia cualquier mención específica a la oposición y alude a un diálogo ya iniciado es la que más ha exasperado a los tres únicos países que votaron en contra de la misma. “EE UU no puede respaldar una declaración que llama al apoyo pleno a un proceso de diálogo orquestado por un solo sector”, aduce su delegación en su nota al pie, en referencia a la conferencia de paz convocada por Maduro el mes pasadoLa declaración manifiesta “el más enérgico rechazo” por parte de la OEA “a toda forma de violencia e intolerancia y hace un llamado a todos los sectores a la paz, la tranquilidad y al respetos a los derechos humanos y libertades fundamentales, incluyendo los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica, circulación, salud y educación”. La imprecisión del seguimiento de esas negociaciones también ha sido otro de los puntos de fricción entre los Estados miembros. La declaración establece el interés de la OEA “de mantenerse informado sobre la situación y el diálogo instaurado en Venezuela”, a lo que Panamá aduce que la organización “debe tener una actitud más dinámica […] y no que solamente declare su interés en mantenerse informado”. Los países de la OEA esperan concretar en el futuro las vías e interlocutores que garanticen esa supervisión. La declaración final es fruto de las enmiendas que se interpusieron a la declaración que Bolivia presentó a lo largo de la sesión del jueves –suspendida tras ocho horas de debate- y que modificó levemente, incorporando sutiles concesiones como la eliminación de la alusión expresa a la conferencia de paz. Un ejemplo del toma y daca diplomático de la OEA que el bloque del ALBA gestionó con mano de hierro. Una a una, las enmiendas al texto presentadas por el resto de países que no se atuvieron a los intereses de Venezuela fueron desestimadas por la apisonadora de votos que forman el Caribe y el resto de países afines al chavismo.Más allá de la falta de contundencia de un comunicado eminentemente retórico en las formas y decepcionante en el fondo, la declaración evidencia la enorme fractura que reina en el seno de la OEA y su limitada capacidad para influir en la resolución de un conflicto que ya se ha cobrado una veintena de víctimas mortales. La OEA aglutina los pareceres de 34 Estados, esa pluralidad es su fuerza pero también su debilidad. La imposibilidad de actuar con una sola voz en el hemisferio ha debilitado su autoridad como organización y la forma en la ha lidiado con la crisis venezolana, tarde, dividida y sin contundencia, ha ahondado todavía más su creciente desprestigio en América Latina.
Para los países que votaron en minoría -pese a reconocer que la declaración “no es en absoluto equilibrada”, según reconoció el embajador de Panamá ante la OEA, Arturo Vallarino a la prensa tras la sesión-, la resolución es un avance en el sentido de que, al menos, se ha logrado que la OEA aborde, finalmente, la crisis en Venezuela. “Este es solo el primer paso y es un triunfo porque conseguimos dialogar sobre un asunto del que muchos países no querían tratar”, reconoció la embajadora de EE UU ante la OEA, Carmen Lomellin. Desde que se recrudecieron los enfrentamientos callejeros entre oposición y Gobierno, Washington ha apostado por que sea la OEA quien lidere el diálogo en el país, una decisión que ha soliviantado a Venezuela y que la decisión de este viernes parece avalar, en principio. Lomellin y Vallarino ya han advertido que la reunión de este viernes "es sólo el primer paso"La resolución de la OEA es el último triunfo de Venezuela en un intenso Consejo Extraordinario que se ha sucedido a lo largo de dos jornadas. El jueves, el ALBA consiguió que ni siquiera se tomara en consideración la posibilidad de una reunión de cancilleres para analizar la situación en el país o el envío de una misión mediadora, una cosecha que Maduro calificó de “gran victoria”. La inclusión en el texto definitivo del viernes del “respeto a la no intervención” o el propio título de la declaración: “Solidaridad y respaldo a la institucionalidad democrática, al diálogo y a la paz en la República Bolivariana de Venezuela” -que su delegación ante la OEA logró imponer, pese al rechazo de países como Panamá que consideraban que no expresa correctamente la intención de “brindar respaldo a la diálogo, la paz y la democracia”-, son otros ejemplos del éxito de la posición bolivariana en el Consejo extraordinario.
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