JOSÉ JUAN RUIZ (BID): "VENEZUELA AFRONTA UN DEFICIT FISCAL INSOSTENIBLE"
PEDRO CIFUENTES
EL PAÍS
El conquense José Juan Ruiz dirige desde 2012 a los 70 economistas que forman el Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
una de las organizaciones financieras de desarrollo regional más
antiguas del mundo. Ruiz atiende por teléfono desde México, uno de los
“perdedores” en esta “guerra silenciosa” que mantienen los principales
países productores de petróleo. La bajada de los precios del crudo en
Latinoamérica, explica Ruiz, “afecta especialmente a cuatro países en el
que el porcentaje de ingresos por exportación que tienen los
hidrocarburos es alto”. Venezuela es el más afectado: las exportaciones
netas suponen el 24% del PIB. Después están Ecuador (9%), Trinidad y
Tobago (9%) y Colombia (7%).
Ruiz asegura que un 10% de caída del precio del petróleo
supone un 0,7% de caída del PIB en los cuatro trimestres siguientes
para el conjunto de la economía latinoamericana. El impacto, de
cualquier manera, “depende de la cantidad de subsidios a la energía que
haya en ese país y cuántos absorba el Estado. Lo importante, a la larga,
es transferir renta a quienes tengan propensión marginal al gasto para
elevar el crecimiento a través del consumo”. Le preocupa más la huella
de este desplome de precios sobre las cuentas fiscales de los “cuatro
principales perdedores” ya mencionados, y particularmente Venezuela,
atada en sus ingresos fiscales al petróleo, que acumula “según los
últimos datos un déficit del 14% y en sus presupuestos para 2015 ha
estipulado un barril a un precio de 60 dólares”. “Con un precio más
bajo”, afirma el economista, “Venezuela pierde 10 puntos del PIB de
ingresos fiscales. Si no recorta nada o no genera ingresos nuevos (que
es francamente difícil), podría alcanzar un déficit de 24 puntos del
PIB, que es insostenible”.
El panorama ecuatoriano le alarma menos, explica, tras el anuncio del
Gobierno de Rafael Correa de un programa “de ajuste fiscal que compensa
tres de los cinco puntos que perdería del PIB”. Tampoco la economía de
México se asoma a ningún precipicio “por disponer de una operación
financiera por la que se garantiza un precio mínimo a cambio de una
prima”, explica Ruiz. “Este año está establecido en 76 dólares”, dice.
“Esto disminuye mucho su impacto fiscal, aunque no lo elimina, y de
hecho ya ha anunciado recortes en el gasto. Su déficit subirá
temporalmente”.
En toda crisis hay oportunidades, y el economista jefe del BID
destaca el capítulo de los subsidios fiscales a la energía, “muy comunes
en Latinoamérica”, y “que son negativos para el bienestar, sobre todo
de los más pobres”. Según Ruiz, los países importadores de petróleo, que
aparecen como los “ganadores” en esta tesitura, tienen una “enorme
oportunidad para eliminarlos. Sería, sin duda, lo más inteligente:
evolucionar hacia una estructura de precios que refleje la escasez y
volatilidad del recurso, que avance hacia la sostenibilidad
medioambiental. Y además sería una medida hecha para los pobres, que
consumen mucha menos energía que las clases medias y altas, sectores
claramente beneficiados” por estas subvenciones.
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