jueves, 11 de junio de 2015

LA BOLIVARIANA DISTRIBUCIÓN DE LA POBREZA
Enrique Viloria Vera

 

                   No es vergonzoso nacer pobre,
 lo es el llegar a serlo por acciones torpes.
                                                                               Menandro

 
A pie juntillas, a rajatabla, tercamente y con torpeza, los dirigentes de la  hablachenta e ineficiente Revolución Bolivariana han seguido la prédica del Eterno, del Supremo, según la cual ser rico es malo. Con voluntad asombrosa y pretendidamente igualitaria han hecho todo lo posible para que la pobreza alcance niveles de cuarto mundo y se extienda a todos los estratos de la sociedad venezolana, con excepción de los enchufados, de los bolichicos, de los privilegiados del Proceso.
Hoy el país y sus gentes son cada vez más pobres; la inflación, la corrupción, la desidia gubernamental, las políticas públicas obsoletas y decimonónicas, un socialismo fallido y una ineficiencia inconmensurable, han logrado que seamos cada vez más pobres, menesterosos, indigentes en potencia, no sólo materialmente sino también de espíritu y dignidad. Ciertamente somos el hazmerreír de la comunidad internacional.
Empresas expropiadas y quebradas, producción industrial y agrícola por el suelo, hospitales en emergencia, éxodo del talento, escasez de lo esencial, ausencia de escuelas y liceos bien mantenidos, trabajadores mal pagados,  PDVSA quebrada, carreteras y puentes sin mantenimiento, niños de la calle, bachaqueo y buhonerismo, carros sin repuestos, líneas aéreas casi desahuciadas, falta de divisas, disminución de las reservas internacionales, las dádivas generosas a países supuestamente amigos, y paremos de contar, son el ejemplo palmario, palpable, constatable y visible de la creciente pobreza que nos define en esta malhadada V República.
Pero no es sólo la pobreza física la que ha socavado una otrora feliz y tolerante patria, a ésta se añade otra más peligrosa y dañina: la moral. Somos cada vez más pobres en un país donde la vida no vale nada, donde un engorilado te quiebra en un santiamén sin que se imponga la justicia. Los secuestros, el tráfico de drogas, los embarazos precoces, la lenidad generalizada, la malversación de los fondos del Estado, la ineptitud, la exclusión, los insultos, los presos políticos sometidos al vejamen gubernamental, el aislamiento internacional, los desvaríos de nuestros mandatarios, los cientos de miles de asesinados en la última década, los motoatracadores, nos han transformado en un verdadero país malandro, forajido, bandido,  ladrón, cuatrero, en fin, delincuente, donde los valores de la justicia, la libertad y la tolerancia -  base de la convivencia humana  - brillan por su ausencia.
En fin triste y desconsoladamente somos más y más pobres, y con toda razón el viejo proverbio sentencia: El pobre es un extranjero en su patria. 

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