Emilio Nouel V.
No hay que hacer mucho esfuerzo para
percatarse de que quienes gobiernan desastrosamente a Venezuela no creen en la
democracia.
Lo hemos experimentado más de tres
lustros, y ya lo estamos observando en las reacciones que han tenido ante la
zurra electoral recibida.
Que el pueblo les haya propinado el
6D un fenomenal varapalo, les tiene sin cuidado. Su irrespeto al pueblo
venezolano lo reiteran, y pretenden continuar su burla hacia él anunciando
obstaculizar a la nueva Asamblea Nacional.
Al gobernante autoritario le importa
poco o nada el voto expresado mayoritariamente, sobre todo, cuando le es
adverso. Para él, su voluntad es la que debe imponerse por encima de lo que
opine todo un pueblo, independientemente de si tiene o no legitimidad. Su
desprecio por la voz del colectivo es proverbial.
La experiencia histórica confirma ese
proceder arbitrario, totalitario, sobre el cual no hay que abundar demasiado.
El militarismo cabello-madurista no
entiende en qué consiste la democracia, ni es ésa su intención. La reducción de
su cuota de diputados en el parlamento a una tercera parte parece no indicarles
nada. Perdieron la legitimidad que confiere el apoyo popular y siguen pensando
en actuar a espaldas del pueblo, como si no hubiera acaecido un cataclismo político-electoral
que lo obliga a rectificar y/o acordarse con quienes disponen ahora del
respaldo expresado inequívocamente en los comicios. Poco caso hacen a un deseo
de cambio de una gestión económica disparatada, inflacionaria y hambreadora, de
una forma de gobernar arrogante, sectaria y atropelladora de los derechos
humanos.
En unas deleznables y deprimentes intervenciones
televisivas, Maduro, de nuevo, amenaza con desconocer las leyes que sancione la
Asamblea opositora, poniéndose así al margen de la Constitución Nacional. No cesa de decir
embustes y disparates, de repetir un discurso risible sobre las causas de la
derrota, y en el que ya nadie cree, como se demostró el 6D.
Amenaza, bluffea, sabiéndose débil, noqueado, no sólo ante el país y el
mundo exterior que vigila lo que ocurrirá en lo sucesivo, sino ante sus propios
correligionarios, vapuleados, deprimidos, desmoralizados y divididos, buscando
cada uno sobrevivir después del huracán electoral que arrasó a ese mondongo
político indigesto que llaman PSUV y su proyecto obsoleto.
La oposición sabía de antemano que
ése era un escenario probable.
Esperar una conducta racional del
gobierno no es la regla, sino la excepción.
Creer que se van a comportar
responsablemente, una vez que no cuentan con el favor de la ciudadanía, es no
ver que estamos ante unos gobernantes antidemocráticos, incivilizados,
bárbaros.
Han dicho que van a designar a nuevos
magistrados del Tribunal Supremo y eso está por verse, conocido como es el
sordo rifirrafe que en esa institución hay.
Quién sabe qué otra iniciativa adelantaran antes de entregar el poder legislativo, además de regalar demagógicamente ese bodrio que es la televisora de la Asamblea, a sus trabajadores, cuyo futuro financiero, me atrevo a pronosticar, será muy corto.
Quién sabe qué otra iniciativa adelantaran antes de entregar el poder legislativo, además de regalar demagógicamente ese bodrio que es la televisora de la Asamblea, a sus trabajadores, cuyo futuro financiero, me atrevo a pronosticar, será muy corto.
Hasta un desquiciado decreto de
inamovilidad laboral por 3 años más ha ofrecido Maduro, que, estoy seguro, sólo
producirá mayor desempleo, menor actividad económica, más desabastecimiento,
más inflación, en fin, más caos social.
Dicho lo dicho, sin
embargo, estamos obligados a
tener alguna esperanza -pequeña, claro- de que al gobierno
se le encienda una luz que le haga ver que por el barranco nos podemos
precipitar todos. Ellos y nosotros, todo el país.
Si se niegan a reconocer el resultado
del 6D, si no aceptan que la MUD hoy encabeza el poder popular más
representativo de la Nación, si no se avienen a dialogar y concretar un acuerdo
político y económico mínimo que impida el derrumbe, y se empecinan en
profundizar unas políticas equivocadas que han conducido al grave crisis
actual, entonces la salida de ésta será la peor.
@ENouelV
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