Marta de la Vega
TalCual
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) publicó un comunicado a raíz del encuentro en República Dominicana por invitación de su presidente, Danilo Medina, para iniciar un proceso de negociación a la crisis de Venezuela, que convocó también a representantes del gobierno de Maduro. En su primer párrafo la MUD declara que “no hay un reinicio del diálogo e informa a Venezuela y el mundo cuáles son sus condiciones para una negociación seria.”
El único actor que habla de diálogo es el gobierno de Maduro, cuya actuación está fuera de la Constitución pero se mantiene por el monopolio de la renta petrolera aún significativa aunque reducida, la corrupción impune, la fuerza brutal de la represión, el apoyo cómplice de militares de alto rango y la sumisión de las fuerzas del orden al mandato castrocomunista de someter a sangre y fuego cualquier disidencia o protesta. El régimen tiránico de Maduro, al hablar de avances en “el diálogo”, pretende minimizar la transgresión continuada en la cual se mantiene.
Es interesante recalcar que Medina, al anunciar lo realizado en el primer día de encuentro en Santo Domingo, también se refirió a “negociación”, no a diálogo, aunque agradeció al Secretario General de la ONU por el respaldo que ha dado al diálogo y a otros países que se han pronunciado de igual manera. E informó que lo primero que se hizo fue escuchar a las partes, que se expresaron y dieron su punto de vista acerca de la situación que vive Venezuela. Y agregó que se hallan en el proceso de la construcción de una agenda que lleve a una negociación definitiva a la crisis. Agregó que había mucha disposición para llegar a algún tipo de negociación. Por tanto, no se prevé diálogo sino negociación.
¿Qué diferencia hay entre una y otra forma de interlocución?
Fernando Savater (El País, 29/1/2007) precisa lo primero y más obvio: “se dialoga con los amigos y se negocia con los enemigos o adversarios". El diálogo supone aceptar una base común de valores, a partir de los cuales se discute para ver qué orientación común es preferible en tal o cual proyecto. En la negociación se contraponen fuerzas y se pretenden ventajas estratégicas: es un pulso, no un intercambio argumental.
Advierte la importancia de un factor no desdeñable en la circunstancia imperante en Venezuela: “En ciertos casos, los más civilizados, puede aliviarse la brusquedad negociadora con la persuasión dialogante, combinando ambos métodos. Pero la presencia de la violencia o la amenaza contra una de las partes anula dramáticamente esa posibilidad.”
Son indudables la amenaza que pende sobre los que adversan el régimen de Maduro y el nivel de violencia con el que imponen su dominación quienes forman parte de las estructuras de poder de un gobierno transgresor. No es posible un diálogo verdadero en la Venezuela martirizada no solo por el hambre o la falta de tratamientos médicos sino por los abusos desaforados de poder.
Entre ellos, destituciones abusivas de gobernadores y alcaldes, persecución, prisión y tortura sistemática de diputados a quienes se les desconoce la inmunidad de la que gozan por ley. O retención de presos políticos a pesar de boletas de excarcelación, algunas de más de un año pero ignoradas por los organismos de la policía política que pisotean así las decisiones de los jueces, exilio forzado o prisión de representantes legítimos escogidos mediante el voto.
Así no se puede creer en las palabras de los emisarios del régimen de Maduro pero es preciso presionarlos para llegar a acuerdos. Si no se trata de diálogo sino de negociación ¿cuáles son las condiciones imprescindibles que exige la MUD para que sea posible?
- La renovación equilibrada del Consejo Nacional Electoral, el establecimiento de un cronograma electoral inamovible con garantías de pulcritud, sin inhabilitados, fechas precisas, incluyendo la elección presidencial, y una calificada observación internacional.
- La liberación de presos políticos, el retorno de los exiliados y el cese de la persecución política.
- La normalización constitucional del país.
- La inmediata atención a la emergencia humanitaria que vive el país.
De estas, la tercera apunta directamente al desconocimiento de la ANC por ilegítima y fraudulenta ¿Lo aceptarán los Rodríguez y Maduro? ¿Será factible una negociación exitosa si hasta ahora el gobierno ha impuesto todo pero no ha cedido nada?
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