PRIMARIAS Y REGIONALES
TRINO MARQUEZ
Las primarias de la oposición, además de poco
concurridas, dejaron algunas grietas entre Acción Democrática y Primero
Justicia, dos de los más importantes partidos de los que integran la Mesa de la
Unidad Democrática.
La baja participación
hay que entenderla en el marco del desánimo general que ha invadido a la
oposición. Luego de cuatro meses de enfrentamientos abiertos con el gobierno y
más de ciento treinta asesinatos, la mayoría de ellos de jóvenes, no se logró
ninguno de los objetivos fundamentales planteados. Nicolás Maduro se mantiene en el poder, la
asamblea constituyente se instaló y está funcionando, no se fijaron las
elecciones generales adelantadas y el régimen ha dado un giro aún más represivo.
Este saldo negativo no ha podido ser contrarrestado por los efectos positivos
obtenidos en ese ciclo de luchas: la destrucción de la democracia en Venezuela
se convirtió en el centro de atención de la comunidad internacional, el
gobierno de Maduro se encuentra aislado y desprestigiado, los crímenes de lesa
humanidad y las constantes violaciones a los derechos humanos han sido condenados
por el mundo y la crisis económica y social sigue agravándose, sin que el
gobierno tenga ni la más remota idea de cómo resolverla. Las medidas que
propone –más controles de precio, la cesta de monedas y la operación conejo,
además de necias solo contribuyen a acentuar el descalabro.
A la raquítica
participación de los electores también contribuyó el desconcierto que crearon dos hechos que deben separarse. La
decisión de acudir a las elecciones para gobernadores, que dieron origen a las
primarias, se adoptó sin que hubiera un debate transparente previo. A Henry
Ramos Allup le pareció obvio que debía participarse, se fue al programa de
Vladimir Villegas en Globovisión y fijó su posición. Le impuso una situación de
hecho a la MUD. Como en los viejos tiempos. La audacia de Ramos Allup le salió
bien a AD. Obtuvo doce de los veintitrés cargos en disputa. Esperemos
que le salga bien también a la MUD y al país en la cita de octubre.
Los francotiradores que
usualmente apuntan hacia la MUD aprovecharon para sembrar cizaña. Sin
proporcionar ningún argumento sólido, acusaron a quienes decidieron acudir a
los comicios regionales de “colaboracionistas”. Después de cuatro meses de
lucha para salir del régimen, todo concluiría, según esos detractores, en la
participación en unas simples votaciones para gobernadores. ¡Una traición
inaceptable! Participar era claudicar, sobre todo después del fraude
constituyente denunciado por Smarmatic. El desconcierto entre los electores fue
mayúsculo. La inhibición en las primarias era una forma de quejarse.
Me anoto entre quienes
defienden la importancia del voto y de las elecciones, no importa cuán adverso
sea el ambiente. Sin embargo, creo que a la gente hay que tratarla con más
respeto del que manifiestan algunos dirigentes, especialmente cuando se han
alimentado expectativas situadas más allá de las fuerzas reales.
De lo ocurrido hay que
extraer algunas lecciones que permitan llegar al 15 de octubre en las mejores
condiciones posibles. Las fisuras que se
abrieron entre AD y PJ, que tienen como escenario lo ocurrido en Aragua,
deberían quedarse allí: un impasse surgido entre dos organizaciones que se
disputaron las preferencias del electorado en un estado del país. Las
posiciones hegemónicas y la arrogancia no son convenientes. Ismael García,
difícil de digerir para una buena parte del electorado opositor, hasta hace
pocos días fue un activo militante de PJ, donde aterrizó después de haber transitado por algunas agrupaciones,
entre ellas, del chavismo, donde llegó a ser el jefe del Comando Maisanta. Si AD quiere obtener el triunfo con ese
candidato en Aragua, donde el oficialismo siempre ha triunfado, tendrá que desplegar
sus virtudes persuasivas con toda la oposición, no solo con PJ. Debería
despojarse de su arrogancia habitual. Irse a la televisión o a la radio a
regañar a los dirigentes de PJ porque no respetan la “voluntad de los votantes”
no hará más que ahondar las diferencias entre dos organizaciones que la nación
necesita para alcanzar la victoria en esa entidad tan importante.
La polémica entre AD y PJ afortunadamente se circunscribió
a Aragua. En el Zulia y otros estados donde las diferencias entre los
candidatos vencedores y el resto de los aspirantes fueron estrechas, las
heridas se sanaron con rapidez y sensatez. El enemigo madurista es demasiado
poderoso e inmoral para estar peleando entre aliados. La tesis del enemigo
principal debe prevalecer sobre cualquier disputa secundaria.
El Gobierno está
haciendo todo lo posible por evitar que la derrota en las regionales sea
catastrófica. Ya exigió que los nuevos
gobernadores se sometan al mandato de la constituyente fraudulenta. Solicitud
intrascendente, pues todos los poderes están
subordinados a ese aquelarre. Vendrán nuevos y más poderosos misiles. Lo
fundamental es que la oposición se mantenga cohesionada en torno a los
candidatos electos, los programas que propongan y las organizaciones que se
formen para impulsar esas candidaturas. Propinarle una severa derrota al
gobierno debe ser el objetivo primordial.
@trinomarquezc
No hay comentarios:
Publicar un comentario