Lo dice hoy Argelia Ríos en El Universal:
La realidad terca del desastre bolivariano ha relajado el fanatismo. "Los actos revolucionarios" -concebidos para eludir el tipo de escrutinio al que suelen ser sometidos los gobiernos "normales"- no consiguen su propósito. La revolución comienza a percibirse como un gigantesco fiasco. El Estado socialista -transgresor e irrespetuoso- no tiene autoridad frente a los malhechores que mantienen a los venezolanos en estado de sitio. El Gobierno militar de Chávez sólo atemoriza a los ciudadanos de bien. Es una ironía que los delincuentes se sientan a sus anchas en un país donde la gente buena es víctima de fuertes controles estatales. Las prohibiciones de que somos objeto no tocan a los criminales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario