DEMOCRACIA DE PARTIDOS
EDUARDO FERNANDEZ
Una democracia bien organizada requiere de la existencia de partidos políticos. Los partidos son articuladores y agregadores de los intereses colectivos.
La democracia requiere partidos fuertes, representativos y bien organizados. Un partido político es, por encima de cualquier otra consideración, un mensaje, una propuesta, una visión.
La propuesta debe ser la que mejor interprete los sueños, los anhelos y las esperanzas de los ciudadanos. Hoy, en Venezuela, la oferta partidista más realista tiene que ser la invitación a un cambio político, económico y social.
Los ciudadanos venezolanos queremos cosas muy sencillas. Queremos más y mejor democracia. Es decir, una democracia que respete el Estado de Derecho, que respete los derechos humanos, que respete el derecho que nos asiste a tener un calendario confiable de convocatorias electorales. Es decir, que las elecciones sean cuando corresponda y no cuando el capricho de los que mandan consideren conveniente hacerlas.
Además de más y mejor democracia, los venezolanos queremos un cambio económico. Las políticas del actual gobierno han producido inflación, recesión, devaluación de la moneda, desabastecimiento y alto costo de la vida.
Queremos un cambio que produzca inversiones, que surta los anaqueles de los mercados con los artículos que necesitamos para una vida decente y que nos permita disponer de recursos suficientes para poder hacer el mercado sin angustias.
Los ciudadanos, además del cambio político y económico, queremos un cambio social. Es evidente que la población venezolana se ha empobrecido como consecuencia de las políticas equivocadas del Gobierno. Hoy, en Venezuela, hay más familias pobres, y los pobres son más pobres que antes. Esa situación hay que revertirla. Resolver el problema de la pobreza es un deber moral, pero, además, es una necesidad política y una exigencia de la racionalidad económica.
La solución de fondo del problema de la pobreza está en lograr más y mejor educación. Sobre todo, educación para el trabajo. Educación que capacite a los jóvenes de las familias más pobres a conseguir un trabajo bien remunerado que le permita sostenerse a sí mismos y colaborar con los gastos del grupo familiar.
Ojalá de todo este proceso de validación de los partidos salgan organizaciones partidistas más fuertes y más útiles para la democracia venezolana.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
La democracia requiere partidos fuertes, representativos y bien organizados. Un partido político es, por encima de cualquier otra consideración, un mensaje, una propuesta, una visión.
La propuesta debe ser la que mejor interprete los sueños, los anhelos y las esperanzas de los ciudadanos. Hoy, en Venezuela, la oferta partidista más realista tiene que ser la invitación a un cambio político, económico y social.
Los ciudadanos venezolanos queremos cosas muy sencillas. Queremos más y mejor democracia. Es decir, una democracia que respete el Estado de Derecho, que respete los derechos humanos, que respete el derecho que nos asiste a tener un calendario confiable de convocatorias electorales. Es decir, que las elecciones sean cuando corresponda y no cuando el capricho de los que mandan consideren conveniente hacerlas.
Además de más y mejor democracia, los venezolanos queremos un cambio económico. Las políticas del actual gobierno han producido inflación, recesión, devaluación de la moneda, desabastecimiento y alto costo de la vida.
Queremos un cambio que produzca inversiones, que surta los anaqueles de los mercados con los artículos que necesitamos para una vida decente y que nos permita disponer de recursos suficientes para poder hacer el mercado sin angustias.
Los ciudadanos, además del cambio político y económico, queremos un cambio social. Es evidente que la población venezolana se ha empobrecido como consecuencia de las políticas equivocadas del Gobierno. Hoy, en Venezuela, hay más familias pobres, y los pobres son más pobres que antes. Esa situación hay que revertirla. Resolver el problema de la pobreza es un deber moral, pero, además, es una necesidad política y una exigencia de la racionalidad económica.
La solución de fondo del problema de la pobreza está en lograr más y mejor educación. Sobre todo, educación para el trabajo. Educación que capacite a los jóvenes de las familias más pobres a conseguir un trabajo bien remunerado que le permita sostenerse a sí mismos y colaborar con los gastos del grupo familiar.
Ojalá de todo este proceso de validación de los partidos salgan organizaciones partidistas más fuertes y más útiles para la democracia venezolana.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
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