NI REPÚBLICA NI BOLIVARIANA
NELSON CHITTY LA ROCHE
EL NACIONAL
“Sí algunas personas interpretan mi modo de pensar y en él apoyan sus errores, me es bien sensible pero inevitable; con mi nombre se quiere hacer el bien y el mal, y muchos lo invocan como texto de sus disparates”, Simón Bolívar
¿Qué nos dejó Chávez como legado? Regreso caminando de la marcha con la que este miércoles 19 de abril cientos de miles y en cada una de las ciudades importantes del país rechazaron entre sangre, sudor, lágrimas y asfixia el liderazgo y el gobierno de Nicolás Maduros y sus acólitos. Negarlo es mentir y mentirse o acaso, otro acto de cinismo y puerilidad que se comparte en la piara cupular del chavismo.
Entre la fiesta de Serrat y el ímpetu de Fuenteovejuna, transité como ciudadano con amigos, adversarios de otrora, familia y el espíritu siempre ocurrente de mis compatriotas. A ratos entre voces, cantos, gritos y arrancadas de caballo y paradas de burro, diría alguien coloquialmente, conversábamos y confieso que el péndulo emocional iba de alegrías, simpatías, empatías a tristezas, frustraciones y amarguras. Comenté que cada marcha era una vida, no había tiempo sin embargo para fabricar demasiados recuerdos, vértigo tras vértigo, de ahogo en ahogo llegaba a su fin y mañana será otro día, otra marcha quizá.
Las noticias vuelan y la instantaneidad de las redes sociales nos hace protagonistas y testigos de la realidad que por lejana ya no es remota. Comenzamos el día con el asesinato del joven de San Bernardino que ascendió sin saberlo desde la plaza La Estrella y algo de nosotros agonizó. Luego San Cristóbal y se juntaron los de Lara, Guayana, San Antonio de los Altos en estos días previos, para mostrarnos que sostenerse en el poder supone para el chavismo, un atentado permanente contra la tolerancia, pluralidad, libertad de los venezolanos. Nuevamente regreso aquel día de la masacre del 11 de abril del 2002 y las decenas del 2014 y los centenares de dirigentes sindicales ultimados en oriente y occidente. La herencia del difunto y en mala hora presidente nacido en Sabaneta no es la vida sino la muerte que se acompaña de desastre, atraso, hambre, fracaso y envilecimiento.
Vivimos un régimen pseudo constitucional porque desde el poder se viola, desconoce, manipula y trasgrede la carta fundamental. Eso lo inició el paracaidista y lo siguen ahora sus espalderos cayéndole al país todas las pestes y especialmente me refiero al odio y a la patética mediocridad de los dignatarios públicos. Una forma de gobierno que ensaya entre la anomia y la servidumbre. Una pobreza que en su abundancia alcanza para todos, carecemos de lo más elemental, alimentos, medicinas, repuestos, insumos, ilusiones y esperanzas desaparecieron en la experiencia de los legos, ignaros que nos gobiernan.
La teoría constitucional se legitima racionalmente, en la evidente necesidad de ponerle frenos al poder. Controlarlo desde los otros órganos y entre ellos, constituye la esencia de una ingeniería republicana. Sin separación entre los que hacen la ley, los que la ejecutan y aquellos que cuidan de su regular aplicación puede la libertad verse conculcada o al menos comprometida. En Venezuela si, una sucesión abrió Chávez y administran sus epígonos y sucesores, fue la de prescindir de toda forma de control del poder y justificarlo todo hasta el asalto de la soberanía con el discurso demagogo populista. En el inventario de lo que deja este período es menester mencionar la perdida de la república siendo que las instituciones que la hacen posible, fueron vaciadas de su thelos, resultando en el diagnóstico, declaradas con muerte cerebral o peor aún, desalmadas, desnaturalizadas, inficionadas de ambición, gula, engreimiento.
Bolívar nos enseñó en Angostura que era pernicioso forzar la permanencia en el poder y, si algo resalta a la vista del mundo y de nosotros los venezolanos es que los que ocupan la cima de la cadena, sabedores de sus felonías y fechorías, han hecho de mantenerse cual oligarquía de sicofantes y concupiscentes su razón del porqué. Por eso agreden, disparan, intoxican al pueblo y se vanaglorian de hacerlo para su beneficio. Resuena en mi la advertencia de que el que quiere tu miedo solo tiene su temor.
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