José María de Viana: Han transvasado agua contaminada a las fuentes de agua potable de Caracas, Valencia y Maracay
Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 7 may 2016.-
Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 7 may 2016.-
El ingeniero José María De Viana asegura que el agua que llega a Valencia, Maracay y Caracas presenta muy baja calidad, ya que las fuentes de suministro, sobre todo Camatagua, fueron contaminadas.
La afirmación la hizo en el foro que organizó el Grupo Orinoco, que coordina Arnoldo José Gabaldón, junto al Grupo Ávila e Ifedec.
De Viana dijo, al abordar las causas de la crisis de servicios públicos que agobia a los venezolanos y que considera de dimensiones "catastróficas" que el problema de fondo es el debilitamiento y destrucción de las instituciones.
"La grandes empresas de servicios públicos dieron a Venezuela niveles de calidad a escala mundial en cada una de los sectores. El sector eléctrico llegaba hasta los rincones más recónditos del país. Hidrocapital llegó a ser una empresa de referencia importante. Pero esas instituciones fueron colonizadas, fueron invadidas con un proyecto de dominación política", dijo.
Indicó que las fuentes de agua de abastecimiento del Acueducto Regional del Centro y de la Gran Caracas fueron contaminadas con trasvases construidos por el Ministerio del Ambiente de aguas contaminadas de la cuenca del Lago de Valencia.
“En el caso de Caracas, las aguas negras provienen del sistema Maracay-Turmero y en el caso de las fuentes del Regional del Centro aguas de los ríos Maruria y Cabriales, que son lo mismo que el río Güaire para nosotros”.
Explicó que se han pasado aguas servidas, no tratadas, contaminadas, a las fuentes de agua potable de esos acueductos; que, por lo tanto, cuando los habitantes de Valencia, Maracay y Caracas se quejan de la calidad de las aguas, de su color, olor, de la presencia de amoníaco, los habitantes tienen razón, pues las aguas, después de pasar por las plantas de Hidrocentro e Hidrocapital no reúnen las condiciones para ser agua potable.
“Después de que hicieron los trasvases no instalaron las plantas de tratamiento de las aguas. Las aguas que le das a la gente, para que la tome, tienen un problema de salud pública fundamental. Entonces, de todos esos problemas de contaminación lo más grave es que a través de obras hechas por el hombre contaminó las fuentes de agua, que le están entregando a la gente”.
En el caso de Camatagua, esta situación constituye un delito ya que este embalse viene a ser la fuente principal de suministro de agua a Caracas y de la más preciosa calidad. Calificó además el embalse de gigantesco y que la contaminación en esas aguas fue tan perniciosa que, incluso, los peces que vivían allí se murieron.
Según De Viana, el Lago de Valencia viene ascendiendo desde la década de 1970; que para evitar este fenómeno había que desviar los excedentes hacia cuencas vecinas y que uno de los desvíos más importantes se dirigió hacia el río Guárico.
“Camatagua era un embalse de excelente calidad. La planta con que cuenta el embalse no tiene tecnología para tratar esas aguas, y ese desvío generó un impacto de gravísimas consecuencias en el embalse, ya que ultrificó, es decir, lo convirtió en una laguna lleno de algas microscópicas. Ha habido una muerte significativa de la vida natural. Ha habido una pérdida del oxígeno en las capas inferiores del embalse. Pero lo más importante es que está llegando agua a Caracas, proveniente de ese embalse, de muy baja calidad”.
Resaltó que no se hizo ninguna mejora tecnológica en la planta de Caujarito para mejora de esa agua, y que ninguno de los embalses que se habían planificado aledaños a la Gran Caracas como complemento de Camatagua se ha terminado, en especial, el embalse sobre el río Cuira, que se trata de un embalse de agua grande y que debía estar en servicio en el 2005.
“Ya tenemos más de 11 años de retraso, cuando esa presa ha debido incluirse en el sistema de suministro de agua a Caracas. Esta constituye una de las consecuencias del problema institucional. El último embalse construido para Caracas fue en octubre de 1998. Hay un desequilibrio estructural. Lo que significa que hoy tenemos más demanda. Porque tenemos un 30% más de personas, y no tenemos ninguna fuente adicional”.
Agregó que en ese proyecto de dominación política no se respetaron las normas de gobierno corporativo; que estamos hablando de que esta crisis se agravará, hasta tanto no se haga una refundación de nuestras instituciones.
De Viana admitió que hay que retomar los postulados que Alberto Adriani y Manuel R. Egaña plantearon hace 80 años. Indicó que hay que ser responsables con las cosas que se han hecho, con las que se hacen y con las que se van a hacer. Que hay que diseñar el baremo fundamental para refundar esas instituciones.
“El gobierno tiene que ser corporativo. Olvídense que la sana administración de los dineros públicos es un problema de virtud y de los hábitos religiosos de los nuevos funcionarios. Eso no existe. El bueno uso de la administración está asociado con órganos de gobierno corporativo que impiden que usted tome decisiones mal hechas, y si llega algún a tener tentaciones, las aleja”.
Según De Viana, si un país no llega a tener órganos de control administrativo, la Madre Teresa de Calcuta se mete en ese club. A su juicio, hay una noción de tipo mesiánico, derivada de un problema de corrupción muy serio, porque nos gobierna una gente que es muy poco virtuosa y con gente así no nos podemos reunir; que hay que reconstruir los organismos de gobiernos corporativos que obligan a seguir las buenas prácticas. De modo que cuando un gerente no cumple con las buenas prácticas es sustituido por alguien que tenga más talento.
“Por otra parte, en un montón de industria la iniciativa privada debe entrar; sin duda alguna. En este proceso, que tuvimos, hubo un interés muy grande en eliminar, incluso, aquellas empresas privadas que eran profundamente eficientes. El caso de la Electricidad de Caracas fue terrible”.
Afirmó que una empresa pública con calidad puede ser muy exitosa, como lo habían sido en el pasado las de nuestro país pero que se dan casos, por ejemplo, como en el sector de las comunicaciones donde resulta muy difícil que una empresa pública produzca la tecnología que allí se maneja, tomando en cuenta que no han sido exitosas las experiencias que se han tenido en el campo internacional.
“La otra cosa es: cuando nos equivoquemos hay que corregir, y cuando nos equivoquemos hay que preguntarle a los que saben, no a los amigos”, concluyó De Viana.
La afirmación la hizo en el foro que organizó el Grupo Orinoco, que coordina Arnoldo José Gabaldón, junto al Grupo Ávila e Ifedec.
De Viana dijo, al abordar las causas de la crisis de servicios públicos que agobia a los venezolanos y que considera de dimensiones "catastróficas" que el problema de fondo es el debilitamiento y destrucción de las instituciones.
"La grandes empresas de servicios públicos dieron a Venezuela niveles de calidad a escala mundial en cada una de los sectores. El sector eléctrico llegaba hasta los rincones más recónditos del país. Hidrocapital llegó a ser una empresa de referencia importante. Pero esas instituciones fueron colonizadas, fueron invadidas con un proyecto de dominación política", dijo.
Indicó que las fuentes de agua de abastecimiento del Acueducto Regional del Centro y de la Gran Caracas fueron contaminadas con trasvases construidos por el Ministerio del Ambiente de aguas contaminadas de la cuenca del Lago de Valencia.
“En el caso de Caracas, las aguas negras provienen del sistema Maracay-Turmero y en el caso de las fuentes del Regional del Centro aguas de los ríos Maruria y Cabriales, que son lo mismo que el río Güaire para nosotros”.
Explicó que se han pasado aguas servidas, no tratadas, contaminadas, a las fuentes de agua potable de esos acueductos; que, por lo tanto, cuando los habitantes de Valencia, Maracay y Caracas se quejan de la calidad de las aguas, de su color, olor, de la presencia de amoníaco, los habitantes tienen razón, pues las aguas, después de pasar por las plantas de Hidrocentro e Hidrocapital no reúnen las condiciones para ser agua potable.
“Después de que hicieron los trasvases no instalaron las plantas de tratamiento de las aguas. Las aguas que le das a la gente, para que la tome, tienen un problema de salud pública fundamental. Entonces, de todos esos problemas de contaminación lo más grave es que a través de obras hechas por el hombre contaminó las fuentes de agua, que le están entregando a la gente”.
En el caso de Camatagua, esta situación constituye un delito ya que este embalse viene a ser la fuente principal de suministro de agua a Caracas y de la más preciosa calidad. Calificó además el embalse de gigantesco y que la contaminación en esas aguas fue tan perniciosa que, incluso, los peces que vivían allí se murieron.
Según De Viana, el Lago de Valencia viene ascendiendo desde la década de 1970; que para evitar este fenómeno había que desviar los excedentes hacia cuencas vecinas y que uno de los desvíos más importantes se dirigió hacia el río Guárico.
“Camatagua era un embalse de excelente calidad. La planta con que cuenta el embalse no tiene tecnología para tratar esas aguas, y ese desvío generó un impacto de gravísimas consecuencias en el embalse, ya que ultrificó, es decir, lo convirtió en una laguna lleno de algas microscópicas. Ha habido una muerte significativa de la vida natural. Ha habido una pérdida del oxígeno en las capas inferiores del embalse. Pero lo más importante es que está llegando agua a Caracas, proveniente de ese embalse, de muy baja calidad”.
Resaltó que no se hizo ninguna mejora tecnológica en la planta de Caujarito para mejora de esa agua, y que ninguno de los embalses que se habían planificado aledaños a la Gran Caracas como complemento de Camatagua se ha terminado, en especial, el embalse sobre el río Cuira, que se trata de un embalse de agua grande y que debía estar en servicio en el 2005.
“Ya tenemos más de 11 años de retraso, cuando esa presa ha debido incluirse en el sistema de suministro de agua a Caracas. Esta constituye una de las consecuencias del problema institucional. El último embalse construido para Caracas fue en octubre de 1998. Hay un desequilibrio estructural. Lo que significa que hoy tenemos más demanda. Porque tenemos un 30% más de personas, y no tenemos ninguna fuente adicional”.
Agregó que en ese proyecto de dominación política no se respetaron las normas de gobierno corporativo; que estamos hablando de que esta crisis se agravará, hasta tanto no se haga una refundación de nuestras instituciones.
De Viana admitió que hay que retomar los postulados que Alberto Adriani y Manuel R. Egaña plantearon hace 80 años. Indicó que hay que ser responsables con las cosas que se han hecho, con las que se hacen y con las que se van a hacer. Que hay que diseñar el baremo fundamental para refundar esas instituciones.
“El gobierno tiene que ser corporativo. Olvídense que la sana administración de los dineros públicos es un problema de virtud y de los hábitos religiosos de los nuevos funcionarios. Eso no existe. El bueno uso de la administración está asociado con órganos de gobierno corporativo que impiden que usted tome decisiones mal hechas, y si llega algún a tener tentaciones, las aleja”.
Según De Viana, si un país no llega a tener órganos de control administrativo, la Madre Teresa de Calcuta se mete en ese club. A su juicio, hay una noción de tipo mesiánico, derivada de un problema de corrupción muy serio, porque nos gobierna una gente que es muy poco virtuosa y con gente así no nos podemos reunir; que hay que reconstruir los organismos de gobiernos corporativos que obligan a seguir las buenas prácticas. De modo que cuando un gerente no cumple con las buenas prácticas es sustituido por alguien que tenga más talento.
“Por otra parte, en un montón de industria la iniciativa privada debe entrar; sin duda alguna. En este proceso, que tuvimos, hubo un interés muy grande en eliminar, incluso, aquellas empresas privadas que eran profundamente eficientes. El caso de la Electricidad de Caracas fue terrible”.
Afirmó que una empresa pública con calidad puede ser muy exitosa, como lo habían sido en el pasado las de nuestro país pero que se dan casos, por ejemplo, como en el sector de las comunicaciones donde resulta muy difícil que una empresa pública produzca la tecnología que allí se maneja, tomando en cuenta que no han sido exitosas las experiencias que se han tenido en el campo internacional.
“La otra cosa es: cuando nos equivoquemos hay que corregir, y cuando nos equivoquemos hay que preguntarle a los que saben, no a los amigos”, concluyó De Viana.
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